Un Poco De Magia
Tras la sorpresa inicial, Kaito finalmente procesó lo que acababa de suceder. El hombre, al que Kudo y él habían dejado atado en aquella habitación, de alguna manera se había escapado y ahora se había llevado al detective a la fuerza tras dispararle a Hakuba.
- Mierda - siseó, a la vez que abría la puerta de nuevo y se adentraba con precaución en el pasillo buscándole.
Mientras, Hattori se encontraba agachado comprobando el estado de Hakuba.
El detective inglés se hallaba en el suelo y respiraba entrecortadamente. Sus ojos permanecían cerrados con fuerza y de sus labios escapaban pequeños gemidos de dolor. Heiji le abrió la chaqueta, y su gesto se endureció cuando vio que en la camisa blanca que llevaba se estaba formando una gran mancha roja de sangre. Sin perder tiempo inspecciono la herida.
Kaito volvió a entrar en la habitación y se acercó preocupado al ver la sangre. El rubio no era de sus personas favoritas, pero tampoco quería verle morir ante sus ojos.
- ¿Cómo está? - le preguntó a Hattori.
- Ha perdido mucha sangre. Pero tuvo suerte ya que la bala no le dio en ningún órgano vital, sino que atravesó el hombro izquierdo de lado a lado. - le respondió Heiji, mientras rompía algunas tiras de tela de su propia camisa para hacerle a Hakuba un torniquete y cortar la hemorragia - ¿Qué sucedió con Kudo?
- No hay rastro de él. Deben haberse ido por alguna puerta lateral...
- Habrá que buscarle - suspiro Hattori, de mientras terminaba de vendar a Saguru - Hakuba, ¿puedes oírme?
- Sss...sii - murmuró Saguru abriendo los ojos lentamente - ¿Qué... que ha pasado? Me duele el brazo y siento un hormigueo en los dedos...
- Al menos eso quiere decir que la bala no ha dañado ningún nervio a su paso. Son buenas noticias. En unos días volverá a ser el encantador detective que suele ser - comentó Kaito.
Despacio, Hattori le ayudó a incorporarse. Hakuba se hallaba muy pálido y tembloroso. Intentó dar unos pasos, pero con una mueca de dolor sintió que se mareaba y tuvo que apoyarse en Hattori.
Kaito le observaba con expresión seria. Debían ir a ayudar a Shinichi antes de que aquel bruto le hiciera algo, pero Hakuba no estaba en condiciones de correr a un rescate.
- Con Hakuba tan débil no podremos ayudar a Kudo. - le dijo a Heiji muy serio.
- Si, es verdad... ¿Qué propones entonces?
- Iré a buscarles mientras vosotros dos esperáis.
- ¿¡Qué!? ¿¡Tú sólo!? Es peligroso.
- Lo sé, pero yo ya enfrente a ese tipo antes y conseguí darle una paliza. Además, alguien tiene que quedarse con Hakuba y ayudarle a ir a un sitio más seguro. Esto esta lleno de serpientes, ¿recuerdas?.
Heiji lo medito un momento. Sabía que Kaito tenía razón. No podían dejar sólo a Hakuba, uno debía quedarse.
- Está bien. Me quedaré yo. Pero asegúrate de traer a mi amigo sano y salvo o prepárate - le sonrió a Kaito.
- Kuroba... - interrumpió Hakuba con voz cansada - Si... Si vas a ir tras ellos, fíjate en las marcas del suelo...
Kaito y Heiji bajaron los ojos y observaron con detenimiento el suelo. Antes Kaito no se había fijado, pero ahora veía dos surcos hechos en el polvo y la suciedad que lo cubría. Como si hubieran arrastrado algo pasillo adelante.
- Ese... Ese tipo se llevó a rastras a Kudo... Sigue las marcas que dejaron y les encontrarás...
- Volveré con él, lo prometo. - afirmó Kaito antes de irse corriendo pasillo a través.
~~~~~~
Shinichi forcejeaba intentando librarse de la sujeción de aquel individuo. Pero su brazo le rodeaba el cuello con tal fuerza, que el detective empezó a pensar si no sería de hierro. Además, el cañón de la pistola se le clavaba en el costado, como indicándole que en cualquier momento podía recibir una bala.
¿Qué sería de sus amigos ahora? ¿Estaría Hakuba muerto? La imagen del inglés cayendo al suelo aún estaba muy vivida en su mente. Mierda. Y él no había podido hacer nada, sólo dejarse capturar como un idiota débil. Sentía vergüenza de sí mismo.
Llevándole a rastras, aquel hombre le condujo al final del pasillo donde había una puerta haciendo esquina, que quedaba algo oculta a la vista. Ésta presentaba un gran candado que la mantenía cerrada. Aquel tipo sacó una llave que llevaba en el bolsillo y lo abrió, lo que sorprendió a Shinichi ya que al fijarse en ella, vio que era muy similar a las llaves que ellos encontraron durante las pruebas. Tras quitarlo y arrojarlo lejos, penetraron en una sala muy diferente de las que habían recorrido hasta entonces.
Ésta se hallaba completamente iluminado por focos. A juzgar por su estado, los habían colocado recientemente. Las paredes estaban pintadas de blanco y había grandes espejos. No se veían cámaras de seguridad por ningún sitio. Era un sitio relativamente nuevo. De reojo, Shinichi vio varias habitaciones que parecían despachos a los lados. También había maniquíes, o mejor dicho, restos de ellos, porque a muchos les faltaban partes, y otros presentaban quemaduras y otros tipos de daños.
Aquel individuo acercó a Shinichi a los maniquíes y se río al contemplarlos.
- ¿Te gusta mi sala de prácticas, mocoso? - le susurró en el oído. Shinichi sintió un estremecimiento al notar su aliento - Aquí ensayo mis ideas con estos muñecos y luego las hago realidad en mis modelos vivientes...
Al decir esto último, pasó un dedo por la mejilla del detective.
- Pero esta vez haré algo diferente. Ensayaré contigo primero lo que después le haré a ese amigo tuyo en cuanto venga a salvarte de nuevo. He visto como se ha preocupado por ti todo éste tiempo... Vendrá.
Shinichi se sorprendió al oír esto. Así que no le quería realmente a él. Quería vengarse de Kaito. Él era un cebo.
De un brusco empujón, pegó su espalda contra una columna y tomándole de sus muñecas, las echó hacia atrás inmovilizandolas con cinta americana. También le ató los tobillos.
- No me he olvidado de tus patadas jejeje - comentó mientras terminaba de atarle a la columna y le sujetaba por el mentón - Oh, ¿estas molesto porque te considero solo un reclamo? No te preocupes, te aseguro que voy a disfrutar cada instante que te torture...
De repente las luces se apagaron, quedándose medio a oscuras ya que las únicas luces que les alumbraban eran las de emergencia. Aquel hombre preparó su pistola y miro a su alrededor buscando al responsable del apagón.
Una extraña nieve comenzó a caer sin que ninguno supiera de donde procedía. Eran como diminutos copos que al caer, se metían por todas partes, incluso en los ojos y cegaban temporalmente al irritarlos. Shinichi se dio cuenta de eso y los cerró rápidamente. Aquel sujeto en cambio no reaccionó a tiempo y exclamando una maldición se restregó con la mano, consiguiendo únicamente que se le pusieran rojos y le picasen.
¿Quien sería capaz de hacer algo así?
- "Solo un mago sería capaz de crear una nieve tan similar a la auténtica, fría y suave a la vez al contacto con la piel - pensó Shinichi. - Un mago.... ¡Kuroba!"
¿Realmente era él, realmente había venido a ayudarle como la otra vez?
- Pongamos fin a esta persecución de una vez. Está muy oscuro para seguir jugando al escondite contigo - oyó Shinichi una voz que hablaba muy cerca suya.
Abrió sus ojos de par en par. Esas palabras ya las había oído antes, en otra ocasión, en lo alto de una azotea... Y también dichas por la misma voz segura y arrogante... Vio que alguien se había situado a su lado y en su mano derecha llevaba una especie de pistola. Su rostro se hallaba medio oculto por las sombras y Shinichi solo podía ver su sonrisa. Esa sonrisa presuntuosa....
- Kaito Kid... - susurró Shinichi.
Y su consternación era tan grande que no se dio cuenta de que había pronunciado ese nombre en voz alta. Podía hablar de nuevo.
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