El Corazón de un Asesino
Con un suspiro de tristeza, aquel despiadado asesino salió de la habitación donde había dejado a dos de sus jugadores encerrados para siempre. Lamentaba terriblemente haber tenido que llegar a ese extremo.
La partida inicialmente se estaba desarrollando tal y como él la había planeado. Bien era cierto que había surgido alguna sorpresa con la que no contaba, como que su adorado mago interviniese en el castigo corporal de Kudo o que el detective de Osaka sacara a Hakuba de la caja sin dar tiempo a comprobar si éste era capaz de hallar la salida por sí mismo. Pero eso sólo habían sido pruebas que demostraban que había encontrado a 4 muchachos muy especiales y únicos.
Era por lo que el dolor de dejar a dos de ellos fuera de juego le estaba desgarrando por dentro. Tristemente no tenía más remedio, y todo por ese cabeza idiota de Satsuke. Menos mal que ya no interferiría más.
Metió las manos en los bolsillos y echó una mirada hacia la escalera que se hallaba al final del pasillo. Había visto a través de las cámaras de seguridad que los otros dos chicos restantes descendían por ella, siguiendo el camino prefijado que él había diseñado. Luego iría a la sala de control a ver cómo les iba. Estaba seguro que no tendrían problemas, aún incluso con el inglés herido de un brazo.
Otra estupidez de su ayudante. ¿Quién le mandaba herirle sin su permiso?.
Sólo estaba autorizado a reducir un poco las posibilidades de Kudo, y ni uno más. Aunque... Bien pensado... eso haría más interesante las siguientes pruebas.
Ahora debía deshacerse de su cadaver. Con un lento caminar, comenzó a dirigirse hacia el lugar donde éste había quedado tirado.
Estaba tan perdido en sus pensamientos que no escuchó que muy despacio, por detrás de él, Hattori y Hakuba descendían las escaleras plegables que venían de la sala de control y se dirigían a rescatar a sus amigos.
Llegó a la sala de los maniquíes y tuvo que dar un rodeo para evitar pisar la sangre que se hallaba por todas partes, y que ya empezaba a coagularse, proveniente del cuerpo del que había sido su ayudante. Se acercó a él y se quedó observando el agujero que le había hecho en el pecho. El instrumento quirúrgico para extraerle el corazón que había usado aún permanecía a su lado. Lo había cogido del maletin que siempre le acompañaba. Los gritos de dolor aún resonaban en sus oidos. Estaba seguro que debían haberse oído por todo el lugar.
Se frotó los ojos con cansancio. A su mente acudió el recuerdo del día que le había conocido, hacia ya varios meses:
"Ese día estaba siendo el típico día en que uno maldice su vida, su suerte y a todos los que se te cruzan en el camino, por cualquier pequeño detalle. Pero simplemente es porque tú sientes que tu vida es una mierda y culpas al mundo de ello. Eso le ocurría a él. Había tenido una discusión a la mañana con la casera de su piso arrendado, y para colmo el jefe había llegado anunciando que igual de ahora en adelante podría producirse algunos despidos porque es que pagar tantos sueldos era demasiado gasto. Pero que eso no les impidiese continuar con su trabajo como siempre.
Maldito explotador. Ni que decir que "casualmente" su hijo adolescente había tenido el honor de ser el primer invitado a jugar.
La última entrega que tenía en su lista era la de una corona de flores funeraria. Que poco le gustaba ese tipo de repartos. Dar consuelo a los familiares destrozados, que te recibían entre mares de lágrimas.
Pero la persona que le abrió la puerta de aquella casa le dejo completamente sorprendido. En sus ojos pudo leer que estaba tan asqueado de la vida como él. Y sus palabras le dijeron que hacia mucho que había perdido todo respeto por la existencia humana, tanto propia como ajena.
Volvió a visitar a Satsuke varias veces más. Nunca creyó que pudiera encontrar a una persona que se le pareciera de ese modo. Ambos creían que el mundo necesitaba un mayor logro que le diera un nuevo sentido a la insustancialidad de su vida. Es por lo que se le ocurrió proponerle el reto de la convivencia con las serpientes y subirlo a internet. Para demostrar a la gente lo grande que uno podía llegar a ser si se tenía el suficiente control mental. Un conocido que conocía a un conocido que a su vez conocía a un conocido les facilitó crias de Habus y Satsuke se ofreció a tenerlas en su casa. Lamentablemente, un vecino les sorprendió cuando una pequeña serpiente se escapó al jardín trasero, y llamó a la policia.
A partir de ahí, tal parecía que las cosas no iban a ir a mejores. De algún modo, su jefe se enteró del incidente y le despidió días más tarde. Y tambíen su casera le dió un plazo de un mes para abandonar la vivienda. Pero algo extraño ocurrió, y le dio un nuevo sentido a su vida."
Un mensaje entrante en su móvil le hizo regresar de sus recuerdos. Cojió el teléfono de su bolsillo del pantalón y lo leyó:
"La policia está en camino. Ejecuta el plan de evacuación y deshaste de los cabos sueltos y de todas las pruebas."
¿Cómo era posible que la policia les hubiese encontrado? Eso era imposible. Algo había fallado o alguien les había traicionado. No tenía tiempo que perder entonces, se acercó a la habitación donde Satsuke guardaba los materiales que empleaba para jugar con los maniquíes y que seguramente iba a utilizar con Kudo, y tomó una lata que contenía un potente ácido.
Volvió a leer el mensaje.
"Deshacerse de las pruebas"...
Eso sólo podía querer decir una cosa. Debía hacer desaparecer del mapa todo el lugar... y a los 4 chicos con el. Tendría que matarlos.
~~~~~~
- ¿ Y ahora? - preguntó Kaito una vez que estuvieron fuera de la habitación donde les habían encerrado a él y a Shinichi - ¿Hacia donde debemos dirigirnos?
- Hattori y yo estuvimos investigando la zona - comentó Hakuba - pero sólo hay unas escaleras que descienden de nuevo a los niveles inferiores. Parece que es un laberinto sin fin.
Shinichi recordó lo que había dicho aquel hombre. Que al tomarle a él de rehen, le habían sacado del tablero. Y a él le habían llevado en sentido contrario a lo que indicaban los letreros de "exit" todo el tiempo. Por eso les había encerrado en aquel hueco de escalera. Para que no se lo contara a Hattori y a Hakuba y que ellos siguieran dando vueltas y enfrentandose a sus pruebas mentales.
- Si seguimos la ruta trazada por las señales, sólo daremos vueltas y más vueltas por el camino que ese sujeto nos ha preparado - les dijo a los demás - Se enfadó mucho porque su ayudante me llevó a mí a otro lugar diferente. Si no quería que yo lo viese, es porque quizás desde ahí se pueda llegar al exterior. Debemos volver allí. Seguirme.
Los cuatros amigos echaron a correr de regreso a la habitación de los maniquíes, siguiendo a Shinichi que recordaba la forma de llegar.
- ¿Cómo sabremos por dónde continuar desde ahí? - preguntó en voz alta Heiji.
- Hay que fijarse en las zonas donde no haya cámaras de seguridad - le contestó Shinichi - Porque ese hombre dió por hecho que ahí no entrariamos y por consiguiente no tuvo necesidad de poner vigilancia. Pero no contó conque su compinche me lo mostraría a mí. Y ahora podemos sacar ventaja de eso.
Habían llegado a la puerta que llevaba a la habitación. Pero para su sorpresa, ésta se hallaba cerrada con un candado. Que extraño. Kaito y él la dejaron abierta al marcharse. Lo que significaba que detrás de ellos había ido aquel sujeto a cerrarla. Eso sólo confirmaba su teoría de que debían cruzar por ahí.
- ¿Qué hacemos? - preguntó Hakuba.
El inglés respiraba más aceleradamente de lo normal y su cuerpo temblaba. Se apoyó en la pared para recuperar el control. Kaito le tocó la frente, tenía fiebre. Demasiado esfuerzo extra estando herido.
- Oye Kudo - le dijo Heiji - Si no tenemos la llave, no vamos a tener forma de entrar ahí. Y Hakuba necesita un médico urgentemente...
Llave... Shinichi visualizó la llave que aquel bruto había usado para abrir el candado cuando le llevaba a él a rastras. Era como las que Kaito encontró en el camino antes.
- ¡Kuroba! ¿Dónde tienes las llaves? - exclamó el detective volviéndose corriendo hacia Kaito, y poniéndose delante de él.
- ¿Lla... llaves? - Kaito estaba demasiado sorprendido por la forma tan agresiva con la que Shinichi le trataba como para entender de que le hablaba el detective.
- ¡Las llaves que encontraste antes en la cabeza de porcelana y en la chica! - le exigió Shinichi mientras empezaba con manos rápidas a tocar sus bolsillos.
- Oooo... oooyee espera un momento... - la sensación de los dedos de Shinichi tocando sus bolsillos le hizo sonrojarse.
Finalmente, Shinichi dió con las llaves y corrió a probarlas en el candado. Una exclamación de triunfo salió de sus labios cuando una de las llaves encajó perfectamente y abrió la puerta.
- "Estas situaciones tenían cierta gracia cuando eras un niño, Gran Detective. Como aquella vez en el dirigible del viejo Suzuki. Ahora es demasiado... vergonzoso" - pensó Kaito mientras ayudaba a Hakuba a seguir a Shinichi y Hattori.
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