Case Closed
- No os movais. Esto de aquí es veneno de Habus. Tres gotas son suficientes para paralizar y matar lentamente a una persona... Aquí hay 10. Imaginar lo que le sucederá si se lo inyecto.
El miedo se apoderó de Aoko que comenzó a sollozar, mientras temblaba.
Kaito quería saltar sobre aquel desgraciado. No podía tolerar lo que le estaba haciendo a Aoko. Apretó los puños con rabia. El inspector Nakamori se dio cuenta y temiendo que hiciera una locura, puso su brazo delante de su torso para frenarlo.
Ran también quería acudir en ayuda de su nueva amiga, pero su padre no estaba dispuesto a permitirlo, por si resultaba herida.
Sato preparó su arma y se puso al lado de Shinichi.
- Ahora comprendo - pensó en voz alta Sato, atando cabos - por eso de repente encontramos tan rápido la pruebas que inculpaban a Satsuke en su casa. Tú seguías de cerca la investigación y como tenías acceso a la vivienda, las fuiste dejando por delante de nosotros. Además sabías que preguntaríamos a los vecinos, y que por consiguiente, llegaríamos a Natsura y la furgoneta.
- Os diré un dato nuevo, compañeros... Esta fábrica, es de mi familia - aquello no se lo esperaban, la sorpresa se reflejó en sus rostros - La heredé de unos parientes cuando ya estaba arruinada y cerrada. Un edificio que no daría dinero nunca más. No sabía qué hacer con ello. Pero entonces una idea acudió a mí. Observé el deseo y el interés de los jóvenes de hoy día por resolver misterios y tener emociones fuertes, y pensé, ¿por qué no dárselo?
- Tú creaste el laberinto... - dedujo Takagi.
- Si. Era como una gran sala de escape de las que hay en las ciudades, como 20.000 salas todas en un mismo sitio. Me llevó un año prepararlo. Pero cuando estuvo listo, no conseguí que viniera nadie. Me desesperó mi fracaso.
- ¿Y secuestrar a los chicos era la mejor opción de superar tu fracaso? - ironizó Kogoro.
- No fue cosa mía. En ese tiempo me ví involucrado en un caso rutinario de tráfico de especies peligrosas. Así conocí a Satsuke. Estuve hablando con él en la comisaria por horas. Me habló del sueño que él y Natsura tenían, de encontrar a gente especial cuya mente superara cualquier obstáculo. Precisamente yo tenía el lugar ideal para aquella búsqueda. El sitio lleno de desafios que había creado. Me puse en contacto con Natsura, quien acababa de perder su casa y su trabajo, y decidimos asociarnos. Me dijo que si le dejaba vivir aquí, haría unas mejoras en mi laberinto que serían irresistibles para el público. Nunca esperé que se dedicaría a llenarlo de trampas mortales y que secuestraría a muchachos inocentes.
Tsukiya tragó saliva antes de seguir hablando.
- Había oído por la prefectura lo de los asesinatos en serie, pero nunca lo relacioné con mi laberinto. Natsura me decía que aún no habían terminado las reformas... Ayer me enteré de sus planes para con vosotros cuatro. Decidí intervenir. Le convencí de que estaba de su lado, y me dejó conducir en la búsqueda de Kudo. Después me dediqué a llenar la casa de Satsuke de pistas para la policia. Natsura la había usado como escondite, en lo que organizaba la partida de esta noche.
- Entonces... Los libros de acertijos y de juegos mentales que había en la casa... El plano de ésta fábrica... - comenzó a decir Megure.
- Eran míos - declaró Tsukiya - Los deje ahí para que dedujerais lo que estaba sucediendo y vinierais cuanto antes.
- Así que fuiste tú quien ocultó la llave en la muñeca para nosotros. - afirmó Shinichi.
- Sí, mientras Natsura traía a Hattori. La introduje dentro para que cuando él lo revisara todo, no la detectara... Y no sólo hice eso. Convencí a Satsuke de que te llevara a la parte de materiales para que vieras cómo utilizarla y por dónde debíais salir...
- No creo que el ayudarnos fuera tu única meta. En cada una de tus acciones está impregnado el deseo de asegurarte de tener las espaldas cubiertas, de permanecer en la sombra para que no te relacionasen en ningún momento con el caso. - dijo el detective del este muy serio - Estabas robando los discos de las cámaras de vigilancia, porque en ellos se te vería cuando la policía los estudiase.
- Además... - continuó Hattori la afirmación de Shinichi - Mataste a tu "socio" para que no te delatase, y también para que nosotros declarasemos que habías sido el héroe que nos había salvado en el último segundo.
- Y seguramente cambiaste los temporizadores de los explosivos, de 30 minutos a sólo 5 minutos y 18 segundos, para destruir el lugar y terminar de borrar cualquier rastro de su existencia - concluyó Hakuba.
Mientras los jóvenes detectives hablaban, Tsukiya iba retrocediendo aterrado, dirigiéndose hacia el edificio de nuevo, y arrastrando con él a Aoko.
- No... Yo... - intentó buscar una última justificación para sus actos.
- Me temo que desde el momento en que supiste lo que iba a pasar ésta noche y no nos lo dijiste, te convertiste en complice de todos los secuestros y asesinatos cometidos por tus socios - la voz de Shiratori cayó sobre él como una ducha fría.
Dio un par de pasos más, tembloroso.
- Te aconsejo que no des un paso más y sueltes a la chica - le dijo Sato mientras le apuntaba.
Tsukiya empezó a sudar de nuevo y apretó la jeringuilla en el cuello de Aoko, quien dio un gemido de dolor.
El tiempo pareció detenerse. Nadie decía nada, aunque todos parecían estar dispuestos a saltar en cualquier momento. Ran contuvo el aliento.
Un temblor de tierra repentino les sorprendió a todos. El suelo empezó a agrietarse y a abrirse peligrosamente.
Justo detrás de Tsukiya se abrió un agujero en la tierra. Al estar andando hacia atrás, no lo vio y el pie se le fue dentro, haciéndole perder el equilibrio debido a su masa corporal.
Sato aprovechó la ocasión y se abalanzó sobre él. Empujó a Aoko a un lado para apartarla, y con una llave de yudo le arrebató la jeringuilla. Posteriormente le inmovilizó los dos brazos a la espalda.
Aoko se alejó temblorosa mientras lo contemplaba todo, frotándose dolorida el brazo que Tsukiya había retorcido.
- Aoko - la llamó su padre, mientras se acercaba a ella. La chica dirigió la mirada en su dirección y echó a correr.
Esperando recibirla para consolarla, el inspector abrió los brazos de par en par. Cual no sería su sorpresa cuando su hija pasó a su lado, ignorandolo, para echarse en los brazos de Kaito.
- Kaitoo ... - rompió a llorar Aoko - tenía... mucho miedo...
El mago se ruborizó cuando Aoko escondió el rostro en su cuello, y su corazón comenzó a latir desbocado al sentir su respiración agitada en la piel. Pero se recompuso rápido de su nerviosismo inicial, y tras atraer más a Aoko contra él, se fusionó en un abrazo con la chica que amaba.
- Ssshh ya pasó todo, ya pasó... - la tranquilizó mientras acariciaba su pelo - Estoy aqui contigo.
Todos los presentes, que contemplaban la escena de los dos muchachos, soltaron a la vez un suspiro de alivio porque todo había terminado bien.
Un nuevo temblor y la aparición de más grietas les obligó a ponerse en guardia.
- ¿Qué está ocurriendo? - exclamó Kogoro.
- Debido a la bajada de la presión del aire por el incendio en las salas subterráneas, todo el lugar está colapsando y viniéndose abajo... - explicó Tsukiya mientras Sato le esposaba las manos y le incorporaba del suelo.
- Hay que salir de aquí - dijo Shiratori, mientras sujetaba con fuerza a Hattori para ayudarle a correr.
Sin perder tiempo, Megure y Nakamori dieron las órdenes pertinentes a sus hombres para que se retirarán. Pero se les indicó que mantuvieran un cerco de seguridad en torno a la zona por precaución.
Grandes cráteres empezaron a hacerse, y parte de la fachada de la fábrica se vino abajo.
Kogoro apartó a Shinichi justo a tiempo de la trayectoria de varios escombros, que se estrellaron contra el suelo. Tomó a Ran de la mano, y arrastró a los dos chicos hacia los coches en que habían llegado.
Kaito y Aoko permanecían abrazos uno al otro mientras seguían a Kogoro, Ran y Shinichi. Parecía que no querían separarse por nada del mundo.
Hakuba tropezó al meter el pie en una brecha y cayó al suelo. Debido al golpe, la herida de su brazo se abrió de nuevo y comenzó a sangrar. Grandes perlas de sudor cubrieron su rostro. Takagi que se hallaba cerca de él, le tomó por la cintura y le ayudó a levantarse y a correr.
Sin perder tiempo, todos subieron a los coches policiales y se alejaron de aquel lugar, mientras el edificio que había contenido aquel endemoniado laberinto, se reducía a escombros.
Los cuatro genios no pudieron evitar echar la vista atrás, para contemplar por última vez, el lugar donde había transcurrido la peor noche de sus vidas.
Apenas unas pocas columnas y parte de las fachadas quedaron en pie, resaltando contra el cielo, que se veía rojo con los primeros rayos del sol naciente. Y esa imagen quedaría grababa en su memoria, por el resto de sus vidas.
🍃🍃🍃
Hola a todos los que estáis siguiendo ésta historia.
En un principio había pensado que este fuera el último capítulo. Y terminar con alguna imagen de Google de un edificio medio en ruinas, así como muy siniestro o similar...
Pero una idea me empezó a rondar por la mente, y decidí escribir un capítulo más a modo de extra.
Pronto lo subiré
Esperar por favor
❤️
P. D por si os lo estais preguntando, la disposición de los coches es:
- Nakamori con Kaito y Aoko
- Shiratori con Hakuba y Hattori
- Megure y Takagi con Kogoro, Shinichi y Ran
- Sato y Chiba con Tsukiya
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