Narran los nietos:

Sabrina:
Mientras abui sigue hablando yo solo intento mirar a Ben sin que nadie se de cuenta. Joder, ¿por que tiene que estar tan bueno? Maldito sea.. Él y su cuerpo de futbolista. Los odio tanto. A los dos, sobre todo a su cuerpo. No se que haré ahora. No puedo mirarle a la cara después de lo que pasó entre nosotros. No puedo y no quiero. Y aunque en el fondo de mi alma (muy en el fondo) cabiera la posibilidad de querer arreglar las cosas con él, no lo haría ni muerta, mi orgullo no me deja cometer tal estupidez.
- Pues váyanse. Circulen!!
La voz de mi abuelo me saca de mis pensamientos. Creo que me estoy arrepintiendo de esto. ¿Por qué tenía que tocarme con Ben? ¿Por qué con él?
Todos caminamos hasta llegar a la escalera. Siempre he amado esta escalera. Me recuerda a los viejos tiempos, cuando me sentaba con Samantha a conversar de nuestras cosas y acabábamos tirándonos del barandal y saltando de escalón en escalón. Como es de madera hacía mucho ruido y abuela venía y nos regañaba. Empezábamos a llorar y terminábamos recostadas a ella sentadas en el tercer escalón escuchando las historias de cuando Tony y el abuelo se peleaban por su amor. Era muy gracioso, hacían cosas muy raras. Amaba escuchar sus historias y amo esta escalera. El sólo hecho de que sea de madera, me recuerda a ella. Siempre tuvo una debilidad por las cosas hechas de madera de Cerezo. La extraño mucho.
Subimos en silencio. Al llegar a la planta alta nos encontramos con varias maletas. Abui piensa en todo, espero que me hayan traído todos mis zapatos, porque si no es así, juro que exploto. Cojemos las maletas que tienen nuestros nombres (en mi caso son tres, es que uso mucha ropa) Ben intenta ayudarme, pero no le dejo. Simplemente le viro la cara y camino hasta la habitación arrastrando uno de los maletines. Para cuando vuelvo a recoger los otros Ben los tenía cargados, uno en cada brazo. Sus músculos estaban abultados y se notaban demasiado. Llevaba un pulover negro sencillo y se veía tan ridículamente sexi..... Pero yo me controlé y me mostré seria como un pato. Una no puede perder los estribos por un chico. Y yo no los puedo perder por Ben.
No le doy las gracias cuando deposita las maletas en la cama. Vuelve a salir. Supongo que a recoger las suyas. Aprovecho que no está y toco mi pecho. << Maldito corazón, contrólate coño >> Siento como si mi estómago fuera invadido por un montón de maripositas.. << ¿Pero que mierda digo?>>
No se como describir lo que siento. Tal ves nervios o esa sensación que te da cuando tienes hambre. No he visto a Ben en dos años y prefería las cosas así. Abro las maletas y empiezo a acomodar mis cosas en el closet. Suerte que es enorme y cabe toda mi ropa. Supongo que quede un poco de espacio para él también.
Regresa. Pone su maleta en el piso y se para frente a mi. Yo hago como si no existiera. No me interesa que me mire, aunque mi gentil barriguita me diga lo contrario con mucha más intensidad de la que puedo aguantar.
- ¿Sabrina podemos hablar? - No respondo a su pregunta. Obviamente no quiero hablar con él. Lo sabe perfectamente.
- Te estoy hablando - Otra vez lo ignoro.
Camina hacia mi y yo retroceso. Me acorrala junto a la pared y pone ambos brazos sobre ella, impidiendo que me escape.
- Tal vez así si quieras hablar - intento forcejear pero es inútil, es demasiado fuerte y mucho más grande que yo. No hay remedio.
- No tengo nada que hablar contigo - me decido a responder. Lo hago en tono frío e indiferente, sin mirar a esos ojos caramelo que tanto me gustan.
- Se que sigues enfadada por lo que pasó. Pero creo que es hora de que lo superes de una buena vez. No puedes seguir toda la vida con eso. Ahora tenemos que hacer esto juntos, así que te propongo y trato de paz - me ofrece la mano. Lo miro unos instantes y luego miro al piso. Lo que más me duele es su mirada. Sigo sintiendo que lo que pasó nunca le importó. Que nunca le interesó que yo haya salido lastimada.
Retira la mano al ver que de mis ojos salen lágrimas. Soy patética. Estoy llorando enfrente de la persona que más daño me ha hecho. Es patético y me doy lástima. Es sólo que... Lo que sucedió fue muy fuerte para mi. Se que para él no significó lo mismo pero... Eso me duele aún más. No pienso tener paz con él, porque eso significaría perdonarle. Y no pienso perdonarlo en mi vida.
- ¿Por que lloras?
- No quiero paz, ni tregua ni la madre de los tomates. No quiero hablar contigo tampoco... Sólo.. No... No te me acerques. ¿Vale? - le digo intentado contener las lágrimas.
Retira los brazos mientras suspira.
- No pienso dejar esto así. No quiero que sigas triste por lo que pasó. Ya me disculpe como 555 veces. Siempre estás con lo mismo. Hice lo que me pediste y dejé de hablarte por 2 años pero ya me estoy empezando a cansar de tus tonterías infantiles ¿Por qué no lo superas?
- Eres un carbón - la digo mientras la doy una cachetada y camino hacia la cama. No creo que se pueda salir. Abui Lo dejo muy claro. Así que me conformo con sólo darle la espalda.
Lo miro con disimulo. Su mano derecha está sobre el lugar del golpe y tiene los ojos abiertos. Sus ojos... Son ojos marrones claros... Como el caramelo... Adoro ese color de ojos... Pero los de él no. Al menos ya no.
Continuo colgando ropa y sacando zapatos mientras el sólo mira por la ventana la maravillosa vista que da al bosque.

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¿Que sera la que paso entre sabrina y Ben?... Chan chan chan!!!(dramatismo innecesario)

En fin, si les esta gustando denle una oportunidad a la historia. Gracias ;)