Secretos

Luego de una noche intensa y apasionada con Yoongi, me levanté antes de que él lo hiciera. No quería que, de ninguna manera, él me viera recién levantado, luciendo desaliñado. La noche había terminado tan bien, y dormir con mi esposo era tan gratificante.

Salí al baño, donde Sana me esperaba con el agua caliente.

-Príncipe -dijo Sana, haciendo una reverencia-, el agua la he preparado tal y como usted me ha ordenado.

-Puedes retirarte y preparar para mí un traje que no sea tan llamativo -le pedí, con una sonrisa.

-Sí, alteza -respondió Sana, haciendo otra reverencia antes de alejarse.

El baño estaba lleno de vapor, y el agua caliente era un alivio para mis músculos cansados. Me sumergí en la bañera, disfrutando del calor y la tranquilidad del momento. Mientras me bañaba, no pude evitar pensar en la noche anterior y en lo afortunado que me sentía de tener a Yoongi a mi lado.

Desperté sin ver a Jimin y me reí. -Jimin sigue con eso de que no lo vea feo. Si supiera que para mí nunca será feo -dije en voz alta, sonriendo ante la idea. Me levanté de la cama y fui a asearme.

El sol de la mañana entraba por las ventanas, llenando la habitación de una luz suave y cálida. Me dirigí al baño, donde el agua caliente ya estaba preparada. Mientras me lavaba, pensé en lo mucho que había cambiado mi vida; ahora me siento lleno y feliz.

Después de asearme, me vestí con un traje sencillo pero elegante, y me dirigí al comedor para encontrarme con Jimin. Al verlo, no pude evitar sonreír. Para mí, siempre sería hermoso, sin importar la hora del día.

-Príncipe heredero -dije, levantándome de la mesa y haciendo una reverencia.

-Jimin, no tienes que usar la etiqueta conmigo -respondió Yoongi, con una sonrisa.

-Pero es una forma de demostrarte respeto -insistí, queriendo mostrarle mi aprecio.

-No me siento cómodo... -No pude seguir hablando al ver a mi padre, Félix, como nunca antes lo había visto. Sus ojos estaban rojos e hinchados-. Padre, ¿ha ocurrido algo?

-No, hijo, todo está bien. Por favor, comamos -respondí, tratando de disimular mi dolor.

-¿Acaso tú has peleado con mi padre? ¿O es por mi boda? Papá, ¿qué pasa? -pregunté, preocupado.

-No, hijo, no es nada. Y sobre tu boda, Jimin, te debo una disculpa. Fui duro contigo, pero ahora te trataré como el consorte de mi hijo y parte de mi familia -hablé con sinceridad.

-Buenos días -dijo Hyunjin, entrando al comedor.

-¡Papá! Tu rostro, ¿qué pasó? -pregunté, alarmado al ver los hematomas en su cara y su labio partido. Al notar los nudillos lastimados de mi padre Félix, era evidente que algo estaba ocurriendo-. ¿No piensan decirme qué está pasando?

-Tu padre se enojó porque dejaré que mi sobrino lejano se quede en el palacio y no le avisé -explicó Hyunjin, con un tono de resignación.

-Pero, ¿por qué llegar tan lejos? -pregunté, sin entender la gravedad de la situación.

-Lo mismo le dije a Félix. Mi sobrino estará solo unos pocos días porque su madre ha muerto.

-Así como su madre murió, yo morí para ti. Y aquí, frente a mi hijo, te solicito el divorcio -hablé con mi voz llena de dolor y determinación.

-Cuidado con lo que pides, porque te lo puedo terminar concediendo -dijo Hyunjin, con una voz llena de advertencia.

-¡Es lo que más anhelo!

-Por favor, paren los dos. Todo este problema es por un sobrino lejano. Papá, sé considerado; si el joven acaba de quedar huérfano -intervine, tratando de mediar.

-Ese joven cumplirá 19 años pocos días antes que tú, Yoongi, y ese jo... -comenzó a decir Felix, pero fue interrumpido.

-¡Cállate, Felix! Es suficiente -gritó Hyunjin, con una furia que nunca antes había visto en él.

Me quedé sin palabras. Era la primera vez que escuchaba a mi padre Hyunjin gritarle a mi padre Felix.

-Padre, te estás excediendo -dije, tratando de calmar la situación.

-Yoongi, no te metas en nuestros asuntos. Ocúpate de tu matrimonio y de tener herederos pronto -respondió Hyunjin, con un tono cortante.

Me acerqué a mi hijo y lo abracé.

-Hijo, te amo más que a mi propia vida, pero no puedo seguir en este palacio ni un día más. Iré al palacio del norte y, cuando gusten, pueden venir a visitarme. Aunque quisiera decirte todo, creo que lo mejor es que mantengas tu corazón lejos de lo que yo siento. No quiero ponerte en la difícil situación de elegir entre nosotros -dijo Felix, con tristeza.

-Papá, no te vayas. Lo que sea que ocurra, podemos arreglarlo juntos.

En ese momento, entró un joven apuesto que tenía un parecido sorprendente con el emperador. Casi se podría pensar que era el emperador de joven. Con una sonrisa, se acercó a todos, hizo una reverencia y se presentó.

-Mi nombre es Shin Junghwan -dijo, con una voz suave pero firme.

Al ver que todos se quedaron en silencio, hablé:

-¿Tú eres el sobrino de mi padre?

-¿Sobrino? ¿Eso les has dicho? -preguntó Shin Junghwan, mirando a Hyunjin-. Yo soy el bastardo, hijo del emperador, quien ha vivido en el exilio para evitar un escándalo de la perfecta familia imperial. Soy tu medio hermano mayor.

-¿Y a qué has venido? -pregunté, tratando de mantener la calma.

-Pensé que el príncipe heredero era más inteligente. He venido por dinero. Ahora que mi madre ha muerto, no pienso seguir viviendo en una horrible granja -respondió Junghwan, con una sonrisa sarcástica.

-¿Cuántas riquezas quieres? -pregunté, sintiendo la tensión aumentar.

-Verás, hermano, quiero todo lo que tú tienes, la misma cantidad -dijo Junghwan, con una mirada desafiante.

-Pides mucho para ser un bastardo -respondí, con frialdad.

-Suficiente para los dos. Yo me encargaré de esto. Por ahora, procuren que nadie más sepa -intervino Hyunjin, con autoridad.

Antes de que se vayan, Príncipe consorte, me da curiosidad saber: ¿por qué echó a sus padres? -preguntó Junghwan, con una sonrisa maliciosa.

-¿Perdón? Yo no he echado a mis padres -respondí, sorprendido.

-Pero si ayer los guardias imperiales los escoltaron. Por suerte, logré hablar con ellos y te han dejado esta carta -dijo Junghwan, sacando un sobre.

Vi que el sobre tenía el sello de mi familia y lo tomé.

-Jimin, dame esa carta -dijo Yoongi, con urgencia en su voz.

-¿Por qué, Yoongi? Si es para mí -respondí, confundido.

-Por favor, dámela -insistió Yoongi, con una mirada preocupada.

-Hermano, te ves más pálido de lo que eres. No me digas que también tienes un secreto como el de Hyunjin -dijo Junghwan, disfrutando de la tensión.

-¡No me digas, hermano! -respondió Yoongi, con furia contenida.

Abrí la carta y empecé a leerla frente a todos los presentes, pero a medida que más leía, más temblaban mis manos y más lágrimas salían. La carta decía:

Querido Jimin,

Lamentamos profundamente tener que escribirte en estas circunstancias. Nos han obligado a abandonar el palacio sin darte una explicación adecuada. La verdad es que hay fuerzas en juego que no podemos controlar, y tememos por tu seguridad y la nuestra. Queremos que sepas que siempre te hemos amado, pero hay algo que debes saber.

No confíes en Yoongi. Él no es quien dice ser. Nosotros no somos tus verdaderos padres. Tus verdaderos padres están en una cárcel, junto al verdadero León Blanco. Todo lo que hemos hecho ha sido para protegerte, pero ahora debes ser fuerte y descubrir la verdad por ti mismo.

Las lágrimas caían por mis mejillas mientras terminaba de leer la carta. La sala quedó en silencio, y todos los presentes observaban con preocupación y compasión.

-Jimin, lo siento tanto -dijo Yoongi, acercándose para abrazarme.

-No entiendo... ¿Qué está pasando? -pregunté, con la voz quebrada.

-Jimin...

-¿Jimin qué? ¿Por qué echaste a mis padres? -dije, apartándome de su abrazo.

-¡Tus padres fueron condenados por traición al imperio! -respondió Felix, con voz firme-. Yoongi le pidió a los del clan Camaleón que tomaran la forma de ellos.

-¿Para qué yo renunciara a mi reino y me casara con él? -pregunté, sintiendo la ira y la confusión crecer dentro de mí.

-No, no es así, Jimin. Yo creí que tú, estando allá, no podría protegerte -dijo Yoongi, con desesperación en su voz.

-¿Protegerme en mi propio reino? Me hiciste vulnerable para así creer que te amaba y me quedara contigo -respondí, con lágrimas en los ojos.

-Jimin, no es todo así -intentó explicar Yoongi.

-¿No? Entonces, ¿cómo es, Min Yoongi? Exijo ver a mis padres y a Namjoon. Quiero la verdad y esta vez no quiero trucos -dije, con determinación.

El silencio en la sala era abrumador. Todos los presentes observaban la confrontación con expresiones de asombro y preocupación. Yoongi bajó la mirada, sabiendo que no podía ocultar más la verdad.

-Está bien, Jimin. Te llevaré a ver a tus padres y a Namjoon. Te prometo que no habrá más mentiras -dijo Yoongi, con voz resignada.

Nos dirigimos hacia las mazmorras del palacio, donde los guardias nos abrieron paso. El ambiente era frío y oscuro, y el sonido de nuestras pisadas resonaba en los pasillos de piedra. Finalmente, llegamos a una celda donde estaban mis verdaderos padres y Namjoon, el verdadero León Blanco.

-Jimin... -dijo mi padre consorte, con lágrimas en los ojos al verme.

-Padre, padre... -dije, sintiendo una mezcla de alivio y dolor al verlos.

-Hijo, lo sentimos tanto.

-Namjoon, ¿qué ha pasado? -pregunté, mirando al León Blanco.

-Jimin, hay muchas cosas que no sabes, pero ahora que estás aquí, podemos enfrentarlas juntos.

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