Revelación

—Yoongi, me estás quemando —dije, quitando mi mano de su brazo.

—Perdón, es que realmente me enojé.

—Yoongi, si te vas de esta manera, tu padre me odiará más.

—¿Por qué va a odiarte más? —preguntó Yoongi, con el ceño fruncido.

—Porque pensará que yo te estoy poniendo en su contra y no es así.

—Tienes razón, pero él también debe entender que no puede tomar decisiones sobre mi vida y tampoco quiero que te falte el respeto.

—A mí no me afectará lo que diga o haga el emperador consorte porque sé que me amas —dije, tratando de calmarlo.

El emperador consorte se acercó y yo no sabía qué decir.

—Emperador consorte, perdone lo que ha pasado —dije, haciendo una reverencia.

—No te preocupes, Park Jungkook. Yo sé que es Jimin quien ha puesto a mi hijo en mi contra, pero haré todo lo posible para que, si mi hijo se va a casar con un Park, sea contigo. Por ahora, me iré; esto debo resolverlo —respondió el consorte, con una mirada fría.

Hice una reverencia y vi al emperador consorte irse.

Después de dejar a Jungkook en el gran comedor, me fui con Hyunjin y, con lágrimas en los ojos, me acerqué a él.

—¿Qué pasa, amor? ¿Por qué lloras? —preguntó Hyunjin, preocupado.

—Yoongi me ha tratado mal delante de los Park.

—¿Cómo es eso posible?

—Te lo juro, y todo es culpa de Jimin.

—Déjame hablar con él; tal vez se malinterpretaron las cosas.

—No, no hables con él. Deja que se vaya a otro palacio y yo muera de tristeza.

—Amor, iré a hablar con él. Por favor, mantente tranquilo; él me explicará lo que está sucediendo.

—Está bien, yo trataré de acostarme. No puedo con el dolor de cabeza que esto me ha generado —dijo Felix con un suspiro de resignación.

Salí dejando a Félix y fui en busca de Yoongi, encontrándome con él afuera de sus aposentos.

—Buenas noches, príncipe Park. Déjeme hablar a solas con el príncipe heredero —dije, haciendo una reverencia.

—Sí, alteza —respondió Jimin, devolviendo la reverencia antes de retirarse.

—Padre, no quieras venir a defender la actitud de mi padre —dijo Yoongi, con un tono de frustración.

—Yoongi, ¿qué está ocurriendo? En este palacio ya no hay paz —respondí, preocupado.

—Mi padre no perdona a Jimin y entiendo que le moleste porque soy su hijo, pero si ya lo he perdonado, ¿por qué él no? Además, ha traído a Jungkook, creando un conflicto entre hermanos innecesario —expliqué lo más calmado posible.

—Hijo, en problemas de ellos no es necesario meterse. Tú no sabes cuánto soporté yo de tu padre. No podía ni voltear a ver a algún otro cambiaformas porque él enloquecía y hacía dramas. Deja que ellos resuelvan sus diferencias.

—Padre, Jimin no tiene el poder que tiene el consorte emperador. Alguien debe defenderlo; toda la cena fue un constante ataque hacia él, haciendo incluso insinuaciones.

—Entonces despídete de Jungkook y aclárale que su presencia causa problemas innecesarios. Estoy seguro de que él entenderá, y yo trataré de tener a tu padre ocupado —sugerí, con una sonrisa alentadora.

—Gracias, papá, por entenderme y comprender mi situación —dijo Yoongi, con gratitud.

—Igual entiende que tu padre solo tiene miedo y quiere protegerte. Él daría su vida por ti —respondí, con una mirada tierna.

—Lo sé, papá, y lo valoro, pero también quiero que confíe en mi buen juicio —dijo Yoongi, con una sonrisa.

Estaba peinando mis cabellos cuando Jimin entró en mis aposentos. ¿Qué haces aquí, Jimin? pregunté sin apartar la vista del espejo.

—¿A qué has venido, Jungkook?

—A buscar ayuda para resolver algunos problemas que tenemos en el reino gracias a ti —respondió Jungkook, con una sonrisa sarcástica.

—A mí no quieras engañarme; tú sabes perfectamente que eso no es verdad —repliqué, girándolo de la silla para enfrentarlo.

—Bueno, si tanto quieres saber, he venido porque el emperador consorte quiere que yo sea quien se case con Yoongi —dijo Jungkook, con una mirada desafiante.

—Lo sabía, y tú, de arrastrado, has venido a intentar algo imposible —respondí, sintiendo la ira crecer dentro de mí.

—No creo que sea imposible, y por eso estás aquí, porque tienes miedo de que Yoongi se fije en mí. Tú no lo amas; aún tienes al león blanco clavado en tu pecho. Por algo llevas ese collar de jade. ¿Sabe Yoongi que es de él? —preguntó Jungkook, con una sonrisa maliciosa.

Venía a hablar con Jungkook luego de haberme despedido de mi padre y vi la puerta medio abierta. Al ver a Jungkook con Jimin hablando, me quedé en silencio y decidí escuchar.

—Sí, yo amo a Namjoon, es la verdad, pero mi destino es con Yoongi. Nadie va a amarme como lo hace él —respondió Jimin, con una voz temblorosa.

—Eso es todo; usas a Yoongi porque sabes que, al ser alguien que no se transforma, no logrará que nadie lo acepte. Mis padres me dijeron que te convencieron diciendo eso —dijo Jungkook, con desdén.

—¿Y qué si lo uso? ¿No es él quien me dejó sin esposo? —replicó Jimin, con lágrimas en los ojos.

—Eres perverso; por eso no te transformas, porque tu corazón está podrido —dijo Jungkook, con una sonrisa cruel.

Mira quién habla. ¿Crees que no me daba cuenta de cómo mirabas a Namjoon? Siempre has buscado todo lo que yo quiero y has estado agarrando mis sobras —respondió Jimin, con furia.

—Jimin, te odio con todo mi ser —dijo Jungkook, con los ojos llenos de odio.

—Pues el sentimiento es recíproco, porque yo también te odio. Y ten algo en claro: Yoongi es mío y será mi esposo, y eso ni tú ni nadie va a cambiarlo —respondió Jimin, con determinación.

—Ya veremos, Jimin, porque aunque te cases con él, tarde o temprano se dará cuenta de que tú eres alguien despreciable —dijo Jungkook, con una sonrisa de satisfacción.

—¡Cállate! —dije, dándole una cachetada a Jungkook—. Todo lo que dije fue solo para probarte. Yo amo a Yoongi, aunque cueste creerlo, pero quería ver cuáles son tus intenciones. Sí, yo amé a Namjoon, pero con la intensidad con que lo amé, ahora lo detesto. Siempre me has tenido envidia y deseado lo que yo tengo, pero esta vez no voy a renunciar. Renuncié a mis padres por ti, a mis amigos, a mis mascotas, incluso a la corona por ti. Siempre has querido hacerme sentir menos porque no puedo transformarme, pero no pienso dejarte a Yoongi.

—Jungkook —dije, irrumpiendo en los aposentos. Jimin no sabía que estabas aquí. Ambos hicieron una reverencia ante mí.

—Alteza, ¿qué lo trae a mis aposentos? —preguntó, con una mezcla de sorpresa y temor.

—Jungkook, agradezco que hayas venido, pero te pido, por favor, que te marches a tu reino. Tu presencia es bienvenida mientras no cree conflictos, y lo de hoy es inaceptable. He tenido problemas con mi padre por tu causa —dije, con voz firme.

—Pero, príncipe, si yo no he hecho nada —respondí con incredulidad.

—Jungkook, ¿estás desautorizándome? No quiero malinterpretarte —dije, levantando una ceja.

—No, alteza. Me iré de inmediato.

—Muy bien, que tengas un feliz viaje —dije, dándome la vuelta y empezando a salir.

Salí detrás de Yoongi y lo tomé por el brazo. —¡Yoongi!

—Estoy cansado, Jimin. Hablaremos mañana —respondió Yoongi, con un suspiro.

—Está bien —dije, preocupado porque temía que Yoongi hubiera escuchado la conversación que tuve con Jungkook.

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