Engaños

Llegué al despacho con Yoongi.

—Siéntate, hijo —dijo mi padre, con una seriedad que me inquietó.

—¿Padre, qué pasa? ¿Por qué tanta seriedad?

—Yoongi, esa serpiente te está engañando. Ese hijo no es tuyo —dijo mi padre, con firmeza.

—¡Padre! Entiendo que quieres a Jimin y que Dahyun no te agrada, pero no te expreses así. Como sea, ella es la madre de mi primer hijo —respondí, tratando de mantener la calma.

—Hijo, hoy me di cuenta de cómo miraba a Junghwan. Claramente, él es el padre de su hijo —insistió mi padre.

—Papá, no juzgaré a esa mujer de esta manera. Si me engaña, entonces eso lo veremos cuando nazca el bebé —dije, intentando ser razonable.

—Hijo, escúchame. Yo puedo ver que ella miente.

—Padre, por favor. Si para esto me has pedido venir aquí, es suficiente. Dahyun no tiene por qué mentirme.

—¡Santos ancestros! ¿Pero es que acaso esa serpiente ha hecho un embrujo? Cualquiera que tiene ojos se ha podido dar cuenta de cómo reaccionó hoy —exclamó mi padre, frustrado.

—Lo único que veo es que has simpatizado tanto con Jimin que ahora te unes para destruir a Dahyun, y eso está mal, papá. Yo no haré parte de eso y te exijo que no te involucres. Antes, mira lo que hiciste en contra de Jimin y luego te agradó. Tal vez pase lo mismo con Dahyun —dije, saliendo de su despacho y dejando a mi padre con sus pensamientos.

—No dejaré que esa serpiente se aproveche de mi hijo. Hay algo en ella que no soporto. Claramente, finge ser algo que no es. Por el contrario, Jimin siempre ha demostrado quién es, y por eso decidí darle una oportunidad.

—Mi señor, perdóneme por no haber estado para protegerlo.

—Sana, ¿qué podías hacer contra un enorme dragón? —pregunté, sorprendido por su preocupación.

—Mi señor, yo soy un equidna venenoso y tal vez uno de los animales más resistentes al fuego. También puedo aumentar mi tamaño.

—¿Por qué harías algo así por mí? —pregunté, intrigado.

—Porque usted es nuestro príncipe consorte y, si a usted le pasara algo, yo no me lo perdonaría. Usted me ha enseñado tanto y me ha dado hermosos vestidos que jamás hubiese imaginado tener —dijo Sana, con sinceridad.

—Sana, eres una chica muy rara. ¿Pagaste a tus hermanos? —pregunté, cambiando de tema.

—Sí, mi señor —respondió ella.

—Sana, necesito que estemos pendientes de la serpiente de Dahyun.

—Alteza, Dahyun es muy mala y tiene una amistad muy cercana con Junghwan. El día en que ella visitó al príncipe, estaba acompañada de Junghwan y me pidieron que me retirara. Pero recuerdo que el príncipe heredero no dejaba de decir su nombre.

—Eso que me dices me da esperanza de que ese niño no sea de Yoongi. ¡Ayyyy, Sana, estoy tan feliz! Así que mantengamos a ese par vigilados. Sana, sobre tu veneno, me interesa saber más.

—Nunca lo he usado, pero mi hermano dice que la espina, en contacto con otro ser, causa dolor crónico e inflamación. Entra fácilmente, pero al querer extraer la espina, esta se abre de forma contraria, desgarrando la piel. Puede producirse dolor muscular y articular, además de erupciones y parálisis de corto o largo plazo. Todo el veneno se encuentra en mis espinas —explicó Sana, con detalle.

—¡Eres asombrosa! Y tan útil, Sana —dije, admirado.

Entré a los aposentos y vi a Sana con Jimin.

—Sana, sal. Tengo que hablar con Jimin.

—¿Qué son esas maneras de hablar, Yoongi? Has entrado aquí de una forma poco amable y mira cómo le hablas a Sana —dijo Jimin, con reproche.

—Perdón, Sana. Vengo un poco exaltado, pero déjame con Jimin —dijo Yoongi, tratando de calmarse.

Sana hizo una reverencia y salió rápidamente.

—Jimin, ¡es suficiente! Tú y mi padre paren lo que tienen en contra de Dahyun.

—Oh, pero si aquí tenemos al más defensor de las serpientes. Ya estoy harto, Min Yoongi. Desde que llegué, todo gira en torno a esa estúpida serpiente. Si tanto te importa y te preocupa, vete con ella y anda con ella para arriba y para abajo, cuidando a un hijo que no es tuyo, sino de Junghwan.

—¿Por qué me hablas así? —preguntó Yoongi, sorprendido.

—Porque no te das cuenta de que lo que quiere ese par lo están logrando. Ella quiere quitarme de tu lado y tú lo estás permitiendo —respondí, con frustración.

—No, Jimin, tú eres quien lo permite. Desde que llegaste, solo estás tramando y haciendo cosas a mis espaldas. Ella es la madre de mi hijo, y aunque tú seas el consorte, no dejaré que la dañes —dijo Yoongi, con firmeza.

Bravo, Min Yoongi. Perfecto, entonces sal inmediatamente de mis aposentos, ve con ella y cuida de tu hijo —dije, sintiendo una mezcla de rabia y tristeza.

En ese momento, Yoongi se paralizó.

—¿Me mandas con ella? —preguntó, incrédulo.

—Sí, ve con ella. No me busques ni me digas nada más. Entiendo que la prioridad siempre será el que crees que es tu hijo —respondí, con dureza.

—Pero yo no quiero dejarte solo, Jimin —dijo Yoongi, con voz temblorosa.

—¿No quieres dejarme solo? Si solo he estado aquí desde que llegué. Pero dime, ¿por qué no quieres dejarme solo? ¿Porque tienes miedo de que yo haga lo mismo? Tal vez, Min, tal vez yo busque tener a mi hijo con alguien más. Total, te encanta cuidar a un hijo que no es tuyo —dije, con sarcasmo.

—No juegues con fuego, Jimin —advirtió Yoongi.

—Sé que puedo jugar con fuego sin quemarme —respondí, desafiante.

—Yo te amo, Jimin. Te amo con todo mi ser, pero Dahyun no va a poder sola contigo y con mi padre. Sé que ustedes creen que no es mi hijo, pero esperemos a que nazca. Porque si sí es mi bebé, no me podré perdonar el haber sido injusto —dijo Yoongi, con lágrimas en los ojos.

Me di la vuelta y me dirigí a la puerta.

—Tú estás decidido a protegerla y yo estoy decidido a desenmascararla. Ya te dije, ve con ella. Después de todo, es tu concubina —dije, saliendo del cuarto.

Salí del castillo sintiendo que me sofocaba y caminé hasta que vi que anochecía. Empecé a regresar, pero mientras caminaba de vuelta, oculto entre los árboles, escuché a Junghwan y a Dahyun peleando.

—Junghwan, no puedo más con esta mentira. Tarde o temprano se darán cuenta —dijo Dahyun, con voz temblorosa.

—No tienen por qué darse cuenta. Si el niño se parece a mí, dirán que se parece a su abuelo —respondió Junghwan, tratando de calmarla.

—Jimin no va a dejarme nunca en paz —dijo Dahyun, desesperada.

—En algún momento se cansará de pelear —aseguró Junghwan.

Luego de escuchar eso, no tenía dudas: ese niño no es de Yoongi. Cuando me iba a echar para atrás, pisé una rama y escuché la voz grave de Junghwan preguntando:

—¿Quién está allí?

Me paralicé y quedé en silencio, pero Junghwan apareció detrás de mí.

—¿Príncipe, no le han dicho que es malo escuchar conversaciones ajenas? —dijo, con una sonrisa siniestra.

—¿Y a ti no te han dicho que debes hacerte cargo de tus hijos?

—Yo te quería para mí, pero no me dejas otra opción, Jimin —dijo Junghwan, acercándose peligrosamente.

Pateé su entrepierna y salí corriendo. Corrí sin mirar atrás hasta que llegué a la remodelación del puente.

—Jimin, el camino para ti ha acabado —dijo Dahyun, apareciendo de la nada.

—Aunque me mates, Yoongi sabrá la verdad cuando ese niño nazca —respondí, con determinación.

—Eso lo veremos —dijo Dahyun, empujándome.

—¡Yoongi! —grité mientras caía. Luego choqué con el agua y traté de llegar a la superficie, pero la corriente me arrastraba.

—Ve, avísale a Yoongi que Jimin cayó por el puente. Dile que tú intentaste detenerlo, pero él decidió suicidarse. Anda, corre, que cuando Yoongi llegue, él ya estará muerto —ordenó Junghwan a Dahyun.

—¡Yoongi! ¡Yoongi! —gritaba Dahyun, agitada.

—¿Qué pasó, Dahyun? ¿Por qué corres así? No sabes que es peligroso —dije, preocupado.

—Es que... —trataba de recobrar el aire—. Jimin... Jimin se suicidó.

La sangre se me heló.

—¿Pero qué estás diciendo? —pregunté, incrédulo.

—Sí, me dijo que me quedara contigo, que ya no estaría para molestarnos y que cuidara del bebé que él no pudo darte. Se acercó al puente en construcción; le dije que no, que habláramos, y él solo se tiró —dijo Dahyun, con lágrimas en los ojos.

—Entonces, está en el río —dije, sintiendo el pánico crecer.

—Sí, pero la corriente se lo llevaba —respondió Dahyun.

—Avisa a mis padres —ordené, saliendo corriendo hacia el río. Mis ojos buscaban a Jimin, pero la oscuridad dificultaba la visión. De repente, vi a mi padre, Felix, como dragón, creando una nube de fuego que iluminaba el área. Vi el cuerpo de Jimin reposando boca abajo sobre una gran piedra. Me transformé y, con mis patas de dragón, lo saqué del agua y lo llevé a tierra. Lo puse delicadamente y tomé mi forma humana, comenzando a darle respiración boca a boca.

—Yoongi, Jimin está lastimado. Mira la sangre manchando su túnica —dijo mi padre, Hyunjin.

Empecé a revisar, pero no había ningún corte ni nada visible.

—¡Llamen a la médico real! —grité, cargando a Jimin y llevándolo a mis aposentos. La doctora llegó y puso un espejo en la nariz de Jimin.

—El príncipe consorte está vivo —dijo la doctora.

—Pero no ha dejado de sangrar —dije, con desesperación.

—Salgan todos. Usted, emperador consorte, quédese —ordenó la doctora.

Todos salimos y mis manos temblaban. Antes había discutido con Jimin, pero no era para que hiciera algo así...

—Emperador consorte, Jimin está en cinta y, por el abultamiento de su vientre, es un embarazo avanzado. Por suerte, el sangrado ya se detuvo, pero no sé sobre el bienestar de la criatura —dijo la doctora, con seriedad.

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