Determinación

—Felix, ¿ha pasado un día y ya estás viendo a quiénes invitarás?

—Sí, Hyunjin, porque mientras más tiempo pase, más se meterá Jimin en el corazón de Yoongi, y yo no quiero eso.

—¿Para cuándo tienes previsto el baile?

—Para dentro de dos semanas; cuanto antes, mejor.

—Príncipe heredero, el príncipe Jimin solicita verlo.

—Está bien, déjalo pasar —dije mientras pintaba aún a Jungkook. A pesar de que ha pasado un día, no he logrado terminar y no vi necesario ocultar la pintura de Jimin.

Jimin entró, haciendo una reverencia.

—Príncipe, gracias por recibirme.

—¿Qué se te ofrece, Jimin?

Jimin miró la pintura con curiosidad.

—¿Ese es mi hermano?

—Sí, es Jungkook.

—Dibujas muy bien sus rasgos, incluso su color, hasta el azul de sus ojos, pero perdona mi atrevimiento y curiosidad al preguntarte: ¿te ha impresionado su belleza o su devoción hacia ti?

—Nada de eso. Si lo dices por este dibujo, es solo porque fue muy amable conmigo.

Jimin asintió, aunque parecía pensativo.

—Ya sé que tu padre está planeando un baile para que elijas a tu consorte.

—¿Viniste por eso?

Jimin respiró hondo, sus ojos reflejando una mezcla de nerviosismo y determinación.

—Sí, en parte. Quería saber si realmente estás considerando a alguien más. Sé que he cometido errores, pero estoy dispuesto a demostrar que he cambiado. No quiero perder la oportunidad de estar a tu lado.

Yoongi dejó el pincel y se volvió hacia Jimin, su expresión seria pero comprensiva.

—Jimin, este baile es una oportunidad para conocer a otros nobles y ver si hay alguien que pueda ser un buen consorte para mí. No estoy descartando a nadie, pero también necesito tiempo para entender mis propios sentimientos.

Jimin asintió, aunque la tristeza era evidente en sus ojos.

—Entiendo, príncipe. Solo quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para ganarme tu confianza y tu amor.

Yoongi suspiró, sintiendo el peso de la decisión que tenía por delante.

—Aprecio tu sinceridad, Jimin. Veremos qué sucede en el baile. Hasta entonces, te pido paciencia y comprensión.

—Sí, comprendo la situación, príncipe, pero le pido que, si desea hacer esto como castigo, no lo haga con mi hermano.

—¿No crees que eres egoísta en tu petición?

—Sí, lo sé, pero es que eso sería aún más humillante para mí.

—¿Aún te doy asco?

Me acerqué a Yoongi y tomé un mechón de su cabello rojo; se sentía tan suave entre mis dedos.

—Todo lo que dije antes había sido buscando hacer que me odiaras para que me dejaras ir. Debo admitir que tu rostro me daba miedo, pero al ver tu nobleza, sentimientos y buen carácter, te he visto con otros ojos. Pero me confundes: ¿cómo de un día a otro puedes enterrar tus sentimientos hacia mí? Tal vez no soy yo el único caprichoso.

Yoongi me miró con una mezcla de tristeza y comprensión. Tomó mi mano y la puso en su pecho, donde podía sentir los latidos de su corazón.

—En mi corazón solo existes tú, desde el primer día en que te vi. Pero soy un príncipe heredero y quiero estar con alguien que sé que cuidará de mí, con alguien que me ame. Y tú aún no me amas; ahora solo te impresiona mi amabilidad hacia ti.

Sentí una oleada de emociones al escuchar sus palabras. La sinceridad en su voz y la calidez de su toque me hicieron darme cuenta de cuánto había subestimado sus sentimientos.

—Yoongi, no sé si puedo amarte de la manera que deseas, pero estoy dispuesto a intentarlo. Quiero conocerte mejor, entender tus sueños y tus miedos. No quiero que mi pasado y mis errores nos separen.

—Eso es todo lo que pido, Jimin. Que lo intentes. Que nos des una oportunidad de ser felices juntos, pero cuando realmente me ames.

Sintiendo mis mejillas arder y en contra de mis enseñanzas y principios, me acerqué aún más, cortando la distancia y rozando mis labios con los de Yoongi, dándole un beso. Era el primer beso que daba y mi corazón latía con una intensidad indescriptible.

Por instinto, Yoongi posó las manos en mi cadera y correspondió a mi beso. Luego nos separamos, ambos respirando con dificultad.

—Perdón, Jimin —dijo Yoongi, avergonzado.

—¿Perdón? Fui yo quien se acercó y lo volvería a hacer si con eso puedo demostrarte que no es solo admiración.

En ese momento, un guardia se acercó a la puerta.

—Príncipe, el emperador consorte desea verlo.

—Que pase.

El emperador consorte entró, su mirada recorriendo la habitación.

—No esperaba encontrar a Jimin aquí.

—Hablábamos de los dragones —respondió Yoongi rápidamente.

—No creo que sea eso cuando ambos están tan sonrojados, pero no quiero detalles. He venido a anunciar que el baile será en dos semanas.

—Alteza, perdón por mi atrevimiento, ¿pero y mi invitación?

—Tú no estás invitado. No tienes familia que te represente.

—¡Padre! —exclamó Yoongi, indignado.

—No hablaré más al respecto, Yoongi. Eso no está a discusión.

—Entiendo. Con su permiso, alteza —dije, sintiendo una oleada de tristeza.

—Jimin, ¡no te vayas! —interrumpió Yoongi, con determinación en su voz—. Padre, es Jimin el hombre que amo. Querías que me casara, cambia las invitaciones que has hecho y anuncia mi boda con Park Jimin.

—Pero Yoongi... —refutó el emperador consorte, enojado.

—Querías que me casara y que eligiera a alguien. Ya he hecho mi elección y es Park Jimin.

El emperador consorte miró a Yoongi, su expresión llena de conflicto. Finalmente, suspiró profundamente.

—Yoongi, si esta es tu decisión, la respetaré. Pero Jimin, debes demostrar que eres digno de mi hijo y de este reino.

Asentí, con lágrimas en los ojos.

—Haré todo lo posible para demostrarlo, alteza.

Yoongi tomó mi mano, apretándola con fuerza.

—Gracias, padre. No te decepcionaremos.

Entonces iré a hacer los cambios correspondientes. Salí de los aposentos y pensé: "Lo siento, hijo, pero solo yo sé lo que es mejor para ti, y ciertamente Jimin no lo es".

Miré a Yoongi con una mezcla de preocupación. —¿Estás seguro de que no te arrepentirás de tu decisión?

—Jimin, te amo, y aunque sé que tú aún no me amas, yo no pierdo la fe en que lograrás amarme con la misma intensidad.

—Gracias, Yoongi. Gracias, ya verás que me esforzaré y te amaré.

—¿Quieres aprender sobre los dragones?

—Sí, por supuesto que quiero, y quiero que pasemos más tiempo juntos.

Yoongi sonrió.

—Quiero cortejarte debidamente.

—Y yo acepto que me cortejes.

Ambos caminamos hacia la biblioteca real y, al llegar, saqué un gran libro que contaba nuestra historia.

—Siéntate, Jimin, y escucha. Leeré para ti.

Yo me senté y presté atención mientras Yoongi comenzaba a leer.

—Se dice que los dragones somos criaturas de mezcla de animales. Mi ancestro, hace muchos años, era un murciélago y se fijó en una mujer del clan de los cocodrilos. Al principio, todos se negaron, pero ellos vivieron su amor. Sus primeros hijos murieron y ellos acreditaron eso a la diferencia de especies. Pero hubo un hijo que nació con su cuerpo lleno de escamas. Ellos lo ocultaron por temor, pero aquel joven, en vez de ser aterrador, era amable y bueno. Hasta que, luego de una decepción amorosa, su piel se rasgó, dejando ver a un imponente dragón rojo. Lleno de ira, quemó todo a su paso y estableció lo que se conoce ahora como el único imperio. Luego se casó con alguien que no amaba y tuvo tres maravillosos hijos. Sin embargo, uno era un dragón blanco, el otro un dragón negro y, por último, un dragón gris.

Yoongi hizo una pausa, permitiéndome absorber la historia.

—Para que las generaciones siguientes supieran más al respecto, se empezó a escribir sobre todos los dragones. Pero siempre quedó en evidencia que el dragón rojo era más fuerte, más ágil, con una mayor resistencia y un poder incontrolable.

Yoongi continuó, su voz llena de reverencia.

—El dragón blanco se le dice el dragón del orgullo. Dicen que todo el que nace con ese dragón es orgulloso y despiadado, y que rara vez muestra compasión o amor. Su llama es azul y vive mejor en el frío. También tiene escamas brillantes como las de los peces.

Pensé: "El emperador consorte es ese dragón".

—El dragón negro es silencioso, tranquilo, y casi siempre evita cualquier conflicto. Sus escamas son tan duras como rocas y negras como el carbón. Son muy diplomáticos.

Pensé: "Tal y como es el emperador Hyunjin".

—Los dragones grises son traicioneros y su palabra y lealtad es muy baja. Por eso los verás llevando cargos que no puedan comprometer al imperio.

Yoongi hizo una pausa, mirándome con intensidad.

—Luego vienen los dragones rojos, los intensos, cuyo poder es tan fuerte que alguna parte de su cuerpo permanece parcialmente abierta como cicatrices desde el vientre de su progenitor. Son feroces, una mezcla de todo, pero capaces de sentir emociones con más fuerza.

Sentí una conexión profunda con la historia y con Yoongi. Su voz, su pasión por su herencia, todo me hacía admirarlo aún más.

—Gracias por compartir esto conmigo, Yoongi. Ahora entiendo tu historia.

—Quiero que conozcas todo sobre nosotros, Jimin. Quiero que entiendas y formes parte de mi vida.

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