Corazón Roto

Luego de cuatro días y tres noches de viaje, finalmente llegamos al reino de los Park. Toda la experiencia había valido la pena; jamás me imaginé que el reino donde vivía Jimin fuese tan próspero, con paisajes tan verdes y llenos de color. La gente era increíblemente amable, y los comerciantes te atendían de una manera que te daba deseos de comprar todo lo que ofrecían.

Al estar tan cerca del palacio, mi corazón latía más rápido que el andar de los caballos y seguro sonaba más fuerte que los tambores. La ansiedad y la emoción se mezclaban en mi pecho mientras pensaba en lo que debía decir cuando lo viera, pero hasta ahora nada se me ocurría.

Cada paso que daba hacia el palacio me llenaba de una mezcla de esperanza y nerviosismo; las palabras aún no llegaban a mi mente, pero confiaba en que mi corazón sabría qué decir cuando estuviera frente a Jimin.

Sonreía al ver a mi hijo nervioso; recuerdo la primera vez que lo descubrí escribiendo una carta para Jimin con tan solo once años. Espero que él corresponda a los sentimientos de mi hijo con la misma intensidad y respeto. El carruaje se detuvo y el cochero abrió la puerta.

—Altezas, ya hemos llegado —anunció el cochero con una reverencia.

—¡Alteza! —dijo el Rey Park, llegando casi corriendo ante nuestra presencia.

—Rey Park, qué bueno que haya podido recibirnos con tan poca anticipación —respondí, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

—Alteza, sea usted y el príncipe heredero bienvenidos. Por favor, entren para que reposen después de tan largo viaje —dijo el Rey Park, con una sonrisa cálida.

Yoongi, ansioso por hablar, comenzó a decir:

—Perdón, Rey Park, pero si he...

Lo interrumpí suavemente, colocando una mano en su hombro.

—Hijo, primero debes ponerte presentable y luego hablaremos con el rey. Ya estamos aquí y no hay prisa —dije, tratando de calmar su impaciencia.

Yoongi asintió, aunque podía ver en sus ojos la determinación. Este momento es muy importante para él, pero aunque quiera apresurarse, debe priorizar la cortesía y el respeto en estas situaciones.

Después de caminar con el esposo del emperador y el príncipe heredero, llegamos a los aposentos que habíamos preparado para ellos.

—Si algo no es de su agrado, solo hágamelo saber, Alteza. No piense que busco justificarme, pero casi no hemos tenido tiempo por estar con los preparativos de la boda de Jimin, y la poca anticipación con la que nos ha llegado la notificación de su visita ha hecho que no pueda preparar algo más digno.

Miré el rostro enfurecido de mi hijo, Yoongi, quien estaba a punto de hablar. Lo detuve con una mirada y me dirigí al Rey Park con calma y firmeza.

—Rey Park, por favor, me gustaría que, en la brevedad posible, pudiéramos sentarnos a conversar, y de antemano le pido que su hijo Jimin esté presente —dije, tratando de mantener la paz y la cortesía.

El Rey Park asintió, comprendiendo la urgencia en mis palabras.

—Está bien, Alteza, así será —respondió, con una leve inclinación de cabeza.

Luego de ver que el rey salió, me acerqué a mi padre. —¿Has escuchado con atención lo que dijo?

—Sí, pero debes mantener la calma. Llegaremos al fondo de esto y, si Jimin estaba jugando contigo, te juro que llevaremos esto hasta sus máximas consecuencias.

—No quiero hacerle daño a Jimin, papá; solo deseo que él sea mío.

—Eso sí que no. ¿Dónde está tu orgullo de dragón? Escúchame bien, hijo: si Jimin ha jugado contigo, debes darte a respetar; si no, terminarás en la boca de todos y serás la burla del imperio —dije con severidad.

—Papá, pero yo no sería capaz de lastimarlo —respondí, sintiendo un nudo en la garganta.

—A veces me preocupa que seas tan blando como Hyunjin. Me da miedo que en un futuro te manipulen y hagan contigo lo que quieran —continuó, su voz llena de preocupación.

—No te preocupes, Papá. Aunque no quiera lastimar a Jimin, tampoco permitiré que mancille mi honor y orgullo —dije, tratando de mostrar la fortaleza que mi padre esperaba de mí.

Asentí, satisfecho con la respuesta. —Muy bien dicho. Ahora ve a tus aposentos y alístate; nos reuniremos con ellos.

Asentí y salí de los aposentos. Caminé hasta los que estaban al lado de mi padre y busqué entre mis cosas la mejor vestimenta.

Caminaba por los jardines cuando uno de los sirvientes se acercó a mí y, dando una reverencia, habló:

—Príncipe, su padre, el rey, solicita que vaya inmediatamente al salón.

—¿Ha dicho para qué? —respondí intrigado.

—No, alteza, solo ha dicho que vaya inmediatamente.

—Está bien, retírate —dije, comenzando a caminar hacia el salón. A medida que avanzaba, noté mucho movimiento en el palacio, lo que aumentó mi curiosidad y nerviosismo. Al llegar, vi a mi padre de espaldas, dando órdenes a los lacayos. Me acerqué a él y pregunté:

—¿Padre, me has llamado?

Mi padre se volvió hacia mí, su expresión seria pero calmada.

—Sí, el consorte emperador y su hijo, el príncipe heredero, están aquí y han solicitado una reunión con nosotros. Lo primero que han pedido es que estés presente —dijo, observándome con atención.

Sentí un nudo en el estómago mientras procesaba sus palabras.

—¿Jimin, hay algo que deba yo saber? —pregunté, tratando de mantener la calma.

—Padre, tal vez yo di falsas esperanzas al príncipe heredero, pero él apenas tenía diez años y en aquel momento no tuve la madurez necesaria para enfrentar la situación. Tampoco le di la importancia que requería porque creí que lo olvidaría —confesé, sintiendo una mezcla de culpa y preocupación al ver cómo mi padre me miró con una expresión de sorpresa y preocupación.

—Hijo, ¿por qué no me lo has dicho antes? —pregunté—. Entonces tal vez ellos quieran hablar sobre el príncipe heredero. Es crucial que seas honesto y claro en tus palabras, pero sin ofenderlos. Nuestro reino no podría contra los emperadores —dije, colocando una mano en su hombro para darle ánimos.

Asentí, sintiendo la gravedad del momento. Sabía que esta conversación podría cambiar el curso de mi vida y estaba decidido a enfrentar lo que sea con valentía y sinceridad, pero no puedo evitar sentir nervios. ¿Por qué pasa esto justo cuando estoy por casarme? —Entiendo, padre. Seré honesto y respetuoso. No quiero causar problemas, pero tampoco quiero que nadie salga herido —dije, tratando de calmar mis pensamientos.

—Confío en ti, hijo. Ahora, vamos a enfrentar esto juntos. Quiero que sepas que no estás solo y que voy a respaldar tu decisión.

Suspiré, sintiendo alivio en las palabras de mi padre.

—Ahora vamos; debemos esperar en el salón.

Caminé con mi padre hasta el salón y me senté a su diestra. Acomodé mi túnica y me senté, tratando de mantener la calma.

—Avisen al emperador consorte que, cuando guste, puede venir al salón. Estamos esperando por él —dijo el rey.

Luego de hacer una reverencia, me dirigí a los aposentos del consorte emperador. Toqué la puerta y, al recibir el permiso para entrar, me incliné respetuosamente.

—Consorte emperador, el rey me ha enviado para avisarle que se encuentra en la espera de usted.

El consorte emperador asintió, su expresión serena.

—Está bien, iré inmediatamente. Retírate —respondió con calma.

Hice una última reverencia y salí de los aposentos para avisarle al rey.

Yoongi, ¿estás listo? —pregunté desde afuera de la puerta.

—Salí inmediatamente. Sí, padre, estoy listo.

—Bien, entonces vamos. El rey y Jimin esperan por nosotros.

Caminamos juntos, siendo guiados por un lacayo. Al llegar al salón, el rey y Jimin se levantaron rápidamente y nos hicieron una reverencia.

—Qué agradable se ve todo aquí, Rey Park, pero no perdamos tiempo. La razón por la que hemos venido aquí es porque mi hijo está interesado en contraer nupcias con su hijo Jimin —dije, yendo directo al grano.

—Altezas, les ruego que tomen asiento para que podamos hablar al respecto —respondió el Rey Park, con una sonrisa diplomática.

—Está bien, gracias —dije, tomando asiento junto a Yoongi—. ¿Ha pensado en lo que le he dicho?

El Rey Park asintió, con una expresión seria.

—Sí, alteza, pero ya he prometido la mano de mi hijo para el león blanco, Namjoon.

¿Pero se acuerda, joven Park, de lo que le ha prometido a mi hijo? —pregunté con voz firme pero calmada.

Bajé la mirada, claramente incómodo—Sí, lo recuerdo —dije en voz baja—. Pero en ese momento, no entendía completamente las implicaciones de mis palabras. No quería herir a nadie, y ahora me encuentro en una situación difícil.

En ese momento, me adelanté a hablar antes que mi padre. —Sí, eso es así. ¿Por qué razón no me respondiste las cartas? ¿Por qué aceptaste mis regalos? Creí que lo aceptabas como parte del cortejo; pudiste decirme, Jimin, que yo no era de tu interés —dije, mi voz temblando con una mezcla de dolor y frustración.

Jimin me miró con tristeza y respondió:

—Príncipe, creí que al no responderle, usted entendería mi falta de interés. Cuando le hice aquella promesa, era inmaduro, pero mi corazón está comprometido con Namjoon.

Sentí una oleada de emociones mientras apretaba mis puños cerca de mis rodillas. Una risa amarga escapó de mis labios.

—Vámonos, padre, claramente hemos venido en vano —dije, levantándome con determinación.

El Rey Park intentó calmar la situación.

—Altezas, perdonen el malentendido.

Mi padre, con una expresión de decepción, respondió:

—No se preocupe, Rey Park, mi hijo y yo nos iremos inmediatamente. Que tenga una feliz boda, príncipe.

Mientras ellos se levantaban, miré el rostro de Yoongi y sentí miedo. Había un extraño calor en el lugar que me inquietaba. ¿Era su dragón? ¿Qué he hecho? Pero tal vez su molestia se pase; después de todo, él lo ha aceptado.

Me levanté con mi corazón herido y mi cabeza llena de una sola palabra: "Venganza".

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top