Balanza
-¡Mi príncipe viene llegando! Salgan a llevarle ropa inmediatamente -dije, viendo la majestuosa sombra que dejaba mi dragón rojo.
-Definitivamente, nadie te da más felicidad que Yoongi -comentó Hyunjin, con una sonrisa.
-Hyunjin, tú sabes que te amo inmensamente, pero mi hijo es mi vida entera. Sin él, no podría vivir.
-Lo sé, amor. Ahora corre, sé que mueres por verlo.
Solté los papeles que revisaba con Hyunjin y, levantando mi túnica, corrí para ver a mi hijo. Cuando salí, Yoongi ya tenía forma humana, pero me desconcertó ver a Jimin. Abracé y besé a Yoongi.
-¿Qué hace él aquí?
-Papá, es una larga historia.
-No lo quiero aquí y creo que fui claro contigo, Min Yoongi.
-Papá, dale una oportunidad.
-No, la oportunidad ya se la di y él traicionó mi buena fe.
-Emperador, le pido que me perdone. Prometo que esta vez haré todo diferente.
-Jimin, debes aprender algo de mí. ¡No doy segundas oportunidades y no perdono! Esto ya no es solo porque fallaste en tu trato, sino porque tocaste a mi hijo. No lo mereces, ni mereces su buen corazón.
Me sentí en la necesidad de intervenir.
-Padre, Jimin ya me ha pedido disculpas; yo sé que él está arrepentido.
-Hijo, tal vez a ti este te ha logrado engañar, pero a mí no. Ya te he dicho que no lo quiero aquí; que regrese a su reino.
-Padre, yo he dado mi palabra de príncipe heredero. ¿Acaso me estás pidiendo que le falle a mi palabra? ¿No eres tú quien me ha enseñado que debo cumplir mi palabra?
El emperador frunció el ceño, con su mirada llena de frustración.
-Odio que uses mis palabras en mi contra. Está bien, se quedará aquí y será tratado como príncipe.
-Gracias, padre.
Hice una reverencia, pero en ese momento el emperador consorte se acercó a mí. Su rostro se transformó parcialmente en un dragón, con escamas brillantes y ojos fieros.
-Si llego a ver una lágrima en el rostro de mi hijo por tu culpa, no dejaré de ti ni los huesos -dijo con una voz profunda y amenazante.
Con miedo, respondí:
-Le juro que nunca más le fallaré.
-No me jures nada, porque para mí tus palabras son vacías -respondió el emperador consorte, su voz llena de desdén-. Yoongi, nos vemos en la cena y procura enseñarle a Jimin sobre nosotros.
-Sí, padre, y te amo -dije, esperando suavizar su enojo.
El emperador consorte suspiró, su expresión suavizándose ligeramente.
-Yo te amo más.
Mientras el emperador consorte se alejaba, Yoongi me miró con una mezcla de preocupación y determinación.
-Jimin, no te preocupes, ya se le pasará. Yo estoy aquí contigo.
Asentí, sintiendo una mezcla de alivio y temor. Sé que no será fácil, pero estoy dispuesto a hacer todo lo posible para demostrar mi valía y ganar el perdón del emperador y de Yoongi.
-Jimin, te llevaré a tus aposentos -dijo Yoongi, con una voz suave pero firme.
Me acerqué a Yoongi y lo abracé con fuerza.
-¡Gracias! Y nuevamente te pido perdón.
-Estás perdonado, Jimin. No soy alguien que lleve odio en su corazón; eso pesa más que las alas del dragón.
-Si tú lo dices, ahora vamos -respondí, sintiendo una mezcla de alivio y culpa. En mi interior, me sentía mal porque Yoongi es tan pacífico y amoroso. Realmente he sido muy estúpido y caprichoso.
Yoongi me dejó en mis aposentos y se marchó. No dije nada y, aunque yo quise decir algo, las palabras simplemente no salieron de mi boca.
Más tarde, entré al despacho de Hyunjin con determinación.
-¡Amor, quiero que casemos a Yoongi!
Hyunjin levantó la vista de sus papeles, sorprendido.
-¿Con Jimin?
-¡No! Jamás con ese. No, él no merece a mi hijo; no es digno del trono. He pensado en que podemos hacer un baile y que conozca a otros nobles; así dejará de ver al joven Park.
Hyunjin frunció el ceño, preocupado.
-¿Le has preguntado a Yoongi qué quiere él?
-No, Yoongi ahorita no piensa. Se ha dejado engañar por la malicia de ese, pero por suerte nos tiene a nosotros.
Hyunjin suspiró, su expresión suavizándose.
-Amor, Yoongi es un adulto. Debemos confiar en su juicio. Si realmente quiere estar con Jimin, debemos apoyarlo, aunque no estemos de acuerdo.
Lo sé, pero me preocupa que Jimin vuelva a lastimarlo. Él lo golpeó y Yoongi se dejó; lo ha rechazado e insultado en varias ocasiones. Yoongi merece a alguien que lo ame y lo respete.
-Entonces, hablemos con Yoongi. Escuchemos lo que tiene que decir y tomemos una decisión juntos.
Asentí, sabiendo que Hyunjin tenía razón. Está bien, entonces vayamos a hablar con él. Salí de allí, siendo seguido por Hyunjin. Ambos nos dirigimos a los aposentos de Yoongi, decididos a hablar con él y entender sus verdaderos sentimientos.
Estaba pintando cuando el golpeteo de la puerta me hizo perder la concentración.
-¿Quién es?
-Tus padres.
-Adelante -dije, ocultando mi pintura rápidamente.
-¿Qué ocultas? -preguntó mi padre, Félix, con una mirada inquisitiva.
Miré a mi padre con nerviosismo y respondí:
-Nada, ¿por qué crees que oculto algo?
-Porque estás cubriendo lo que estás pintando -dijo Félix con curiosidad.
-Está bien, les enseñaré, pero no piensen mal -dije, descubriendo la pintura con cuidado.
-Hijo, qué hermoso. ¿Quién es este guapo pelinegro de ojos verdes?
-Park Jungkook.
-¿Qué? ¡No, otro Park, no! -exclamó Félix.
-Lo dibujé porque fue muy amable y diferente conmigo. Hasta quería visitarnos.
-Le dijiste que no, espero.
-No, le dije que sí, pero ¿por qué han venido?
-Quiero que te cases y no con un Park. Por eso haré un baile donde vengan nobles -dijo Félix, su voz firme pero preocupada.
-Felix, ¿qué hablamos antes de venir aquí? -intervino Hyunjin, con una mirada de reproche.
Suspiré pesadamente.
-Yoongi, queremos saber sobre tus sentimientos y sobre lo que estás pensando.
Yoongi miró a sus padres, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza.
-Padres, sé que solo quieren lo mejor para mí, pero mis sentimientos son complicados. Jimin me ha pedido disculpas y creo que está arrepentido. Park Jungkook fue amable conmigo, pero no estoy listo para casarme. Necesito tiempo para entender mis propios sentimientos.
Felix y Hyunjin intercambiaron miradas, preocupados pero comprensivos.
-Yoongi, solo queremos que seas feliz. Si necesitas tiempo, lo entenderemos. Pero recuerda que siempre estaremos aquí para apoyarte -dijo Hyunjin, con una sonrisa cálida.
-Gracias, padre. Aprecio su comprensión.
-¡Hyunjin! Claramente sabes que eso no puede ser. Yoongi debe casarse a su edad; ya tú y yo lo esperábamos. Hagamos el baile, tal vez veas a alguien que te deslumbre y te haga pensar diferente.
-Está bien, papá. No me negaré a ese baile, pero a quien yo decida deberás darle la oportunidad; después de todo, seré yo quien esté con él.
-¿Lo dices por Park Jimin? ¿Lo elegirás a él?
-Padre, no elijo a nadie, pero si me estás forzando a casarme, por lo menos que sea alguien que yo quiera.
Felix suspiró profundamente, con su expresión llena de preocupación.
-Está bien, Yoongi, comprendo lo que quieres decir y prometo que no voy a intervenir y respetaré tu decisión.
-Gracias a ambos. Ahora, ¿me permiten descansar?
-Sí, ya nos vamos. Te amo, hijo.
-Y yo los amo a ustedes.
Los vi salir y tomé nuevamente el pincel, pero esta vez tenía tanto en qué pensar. La imagen de Park Jungkook seguía en mi mente, su amabilidad y su deseo de visitarnos. Pero también estaba Jimin, con su arrepentimiento y su promesa de cambiar. Mi corazón estaba dividido, y la presión de tomar una decisión se sentía abrumadora.
Mientras pintaba, traté de ordenar mis pensamientos. El baile sería una oportunidad para conocer a otros nobles, pero ¿realmente encontraría a alguien que pudiera entenderme y aceptarme como soy? La sombra de la duda se cernía sobre mí, pero si tengo que poner todo en una balanza, Jimin es quien pesa más; aunque cometió errores, mi amor por él es aún más grande.
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