Capítulo 8
Chris.
Tenía totalmente dominada a Lucía, su vestido me incomodaba, lo quité besando y mordisqueando su suave y dulce piel... dios hombre su piel era exquisita, pasé mi nariz oliendo su rico olor a vainilla... ella era una niña... mi niña... mi nena. Llegué a sus pechos y los tomé con ambas manos - Dios por favor... - gimió ella - ¿Por favor qué? - pregunté malicioso - Déjame correrme - Decía jadeante - Claro que... no gatita - la besé y besé su mandíbula, apretaba sus pezones y sus gemidos efectuaron efecto suficiente para que mi pene casi rompa el bóxer.
Quité mis pantalones, ella vio mi pene erecto y una sonrisa salió por su boca mientras quitaba totalmente su vestido. Completamente desnuda para mí y yo para ella - ¡Dios Chris, ya no aguanto más! - decía casi explotando, sonreí y la penetré rápidamente, ella dio un grito de placer y se corrió en mí... santa vaca era lo mejor del mundo follarla.
Seguí penetrandola, ella se afirmaba a mi espalda dejando pequeños rasguños - Si... gatita dámelo de nuevo - comencé a mover circularmente las caderas - Dios... señor Evans - apretó mucho sus uñas en mi espalda y eso me ponía más caliente y nos corrimos en un orgasmo juntos...
Nuestros cuerpos sudados trataban de recuperar el aire... los dos jadeábamos - Eso... fue... increíble - dijo ella tratando de respirar, sonreí - nunca me he cansado tanto- afirmé, ella se sonrojó - falta señor Evans... - se puso encima mío y mordió mis labios.
Lucía.
Tocaba con mis uñas su pelo del pecho... tenía ganas de lamerlo, contrólate Lucy, él y sus cálidas manos tocaban mi trasero, me pellizcaba y con un dedo rozó mi clítoris, mojándome de nuevo... - ¿Qué piensas gatita?
- ¿Tienes una corbata? - me miró confuso y asintió, - ¿Donde están?-
- Hay una en el suelo... - respondió, bajé de él y tomé su fina corbata... la pasé por mi cuerpo y mi entrepierna rozando un poco mi feminidad... gemí... vi como el pene del señor Evans subía de nuevo... sonreí mientras subía otra vez a la cama y amarre sus manos a la cama, él me miró impactado y me reí, besé sus labios... bajé a su cuello, seguí por su cuerpo y llegué a su pene... lo tomé con mis dos manos y le di pequeños besos en la punta - Dios... gatita - gemía ya estaba llegando a su orgasmo lo veía en sus ojos.
Me puse encima de el, pose mis manos en sus clavículas y lo cabalgué lenta pero excitantemente - ¡¡Dios!! - gritó de placer, sonreí y seguí con mis movimientos, el me quería tocar y al no poder hacerlo lo excitaba más se corrió dentro de mi por segunda vez, caí con él y trate de regular mi respiración.
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