₊˚ ୨୧ Capítulo Cuatro: Un libro para ti ୨୧˚₊

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—¿Cómo que no te gusta leer? ¿Y tu librero?

—Decoración.

—¿Y el libro que no sueltas?

—Es un escondite para el celular.

—¿Y los libros de tu mesita de noche?

—Decoración.

Bruno la miraba anonadado con su libro nuevo entre las manos.

—Todo este tiempo creí que amabas leer —le decía a Lluvia que se estaba partiendo de la risa en su departamento.

—¿Por qué le regalarías a una amante de los libros "Una historia sobre ponis"?

—Porque amas los ponis.

Lluvia detuvo su risa en seco y lo miró con ojos enamorados.

—Ay, ¿te acuerdas de eso? —expresó sonrojada.

—Claro que sí, cómo no me voy a acordar. Pero, al parecer, no importa tanto, porque nunca noté que no leías en verdad.

—Es que me gusta parecer lectora —confesó ella empezando a hojear su libro sobre ponis.

—¿Por qué?

—Porque me hace ver interesante.

—Ya eres interesante.

Ambos se miraron, románticos, y acariciándose el alma.

—Gracias por el libro, Bruno. Este sí lo leeré... Oye, ¿recuerdas lo que me dijiste el día que me conociste?

—Que me hice pipí en los pantalones.

Lluvia volvió a soltar otra carcajada, y aprovechó para dejar el libro en la mesita junto al sillón antes de envolver a Bruno con sus amorosos brazos.

—Sobre que vale la pena cometer errores.

—¡Ah, claro!

—Yo tenía miedo de equivocarme contigo ese día —confesó la chica pasando sus manos por el rostro del muchacho.

—Yo también, y mucho.

Ambos se dieron un beso, de esos tan breves que parecen eternos.

—Valió la pena —dijo Lluvia.

—¿Equivocarse?

—Acertar.

Así, el chico de la cafetería, se convirtió en príncipe. La chica que fingía leer, se convirtió en lectora y, juntos, aprendieron que vale la pena equivocarse; porque eventual, e inevitablemente, uno termina acertando.

Fin (con corazón en la "i").

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