quinze.
Lo tenía todo: lujos, viajes, diamantes,
mansiones, carros de último modelo.
Sin embargo, algo le faltaba: amor.
Amor lo confundió con satisfacción.
Lunes; a dos chicas tomaba.
Miércoles; con tres chicas se deleitaba.
Viernes; un puñado de chicas bailaban para él
y solo a una se llevaba.
Años pasaron y Maximoff nunca cambió,
y con esa vida de "lujos" nunca conoció a una chica
que le robase el corazón.
Y lo único que consiguió fue una infección permanente
en su órgano reproductor.
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