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Mark me había contado que en la oficina se había corrido el chisme de su situación sentimental, hasta algunos querían conocerme pero yo no quería ir y ser la causa de más chismes de oficina. Sabía que ahora andaba muy estresado porque sus compañeros querían venir a nuestra casa y pasar un rato con nosotros, incluso esa chica desagradable le había prometido comportarse bien y no decir nada malo pero yo no la quería en mi casa.
―¿Bebé que quieres para la cena?
―Una pizza.
―¡Mark!
―Ya se, una hamburguesa y papas fritas.
―No es justo se supone que yo iba a cocinar y tú solo quieres comida chatarra.
―Estoy bromeando, quiero que me sorprendas cariño. Estamos cumpliendo 7 años de ser novios.
―Está bien, iré a comprar las cosas para la cena de esta noche.
―Sabes que te amo verdad.
―Lo sé, yo también te amo.
Colgué y comencé a revisar la cocina para hacer la lista de las cosas que me faltaban y poder comprar todo para esta noche. Estaba muy feliz de celebrar otro aniversario junto a Mark, nuestro aniversario siempre era especial para los 2 y no importaba si ese día hacíamos algo pequeño o grande mientras estuviéramos juntos. Para un aniversario Mark había enfermado así que yo fui a su casa y pasamos la tarde mirando películas y comiendo comida chatarra. Hoy habíamos decidido que queríamos quedarnos en casa, cenar y ver películas. Después de terminar la lista salí para hacer las compras, haría el favorito de Mark. Mi teléfono vibro me pedía que pasara a la oficina después de las compras para que me llevara el auto y pasara a recoger una botella de vino.
❆❆❆
Mientras subía por el elevador me puse nervioso al pensar que vería a sus compañeros de trabajo, cuando salí algunos me miraron y Mark no se había dado cuenta ya que se encontraba muy concentrado en su trabajo, sonreí y me acerque y con cuidado baje las bolsas.―Mark...―La chica que había sido una completa odiosa le iba a decir que yo había llegado pero rápidamente tape los ojos de mi novio sin darle la oportunidad.
―Wow ¿quién eres?
―Adivina.
―El repartidor de la pizza de esta anoche.
―Lamento informar que no será pizza.
―¿Sushi?
―Nop.
―Entonces eres el postre que me comeré en la cama.
―No, no te daré postre.
―Hola bebé. ―tomo mis manos y se me acerco rápidamente para darme un beso.
―Aja el que dice mi vida privada y mi lugar de trabajo...
―Hoy es la excepción, ya son 7 años.
―¿7 años? ―Esa chica hasta levanto la voz bástate sorprendida por escuchar eso.
―Sí, estamos juntos hace mucho tiempo.
―Cariño tengo que ir a cocinar así que dame la botella para irme.
―Vamos.
De su escritorio saco una bolsa larga de cartón y dentro se encontraba la botella, después tomo una de las bolsas y comenzó a caminar. Con sus dedos comenzó a acariciar mi brazo y las puertas del elevador se fueron cerrando dejando atrás las miradas de todos los que se encontraban en la oficina. Fuimos en silencio al auto donde abrió la perta de atrás, aunque le repetí una y otra vez que no era necesario, y metió las bolsas. Me dio las llaves y cuando iba a irme comenzó a besarme, me pego contra el auto para apoyarse mejor, cuando nos separamos para poder respirar me sonrió.
―Te veo más tarde, tengo que volver a trabajar.
―Más tarde podrás comer del postre que tanto te gusta.
―¿Y si saltamos al postre?
―El postre es lo último.
―No creo que pueda esperar.
―Vas a tener que hacerlo.
―Quiero a mi postre favorito.
―Te veo en casa. ―Le di un último beso antes de entrar en el auto e irme.
Cuando llegue a casa fui directo a la cocina y comencé a sacar las cosas, le haría su postre favorito y sabía que se sentiría algo decepcionado ya que ese no es el postre que esperaba. Mientras cocinaba puse música y comencé a cantar, a Mark le gustaba verme actuar de esa forma.
Mientras las horas pasaban más esfuerzo ponía en la cena, cuando estuvo lista fue a arreglar la mesa, le coloque un lindo mantel, unas velas, flores que había comprado. Miré la hora y vi que Mark estaba por llegar así que fui a cambiarme, me puse una camisa lila y mi pantalón. Sali y vi la puerta abrirse, mi hermoso novio entro con una caja de chocolates.
―Hola mi Mark.
―Hola mi Derek.
―Te amo tanto bebé.
―Y yo a ti, huele muy bien.
―Vamos a sentarnos y me cuentas como te fue en tu día.
Comenzamos a hablar y me conto que en la oficina lo molestaron un poco por mi llegada y porque estábamos de aniversario, después de que descanso fuimos a la mesa donde nos sentamos a mirar por la ventana, me levanté y fui a traer nuestra cena, pollo en salsa blanca, arroz y ensalada, Mark abrió el vino y nos sirvió, encendí las velas y nos dispusimos a comer en un silencio cómodo, a la mitad de la cena Mark se puso algo nervioso, pero cuando fue a hablar tocaron el timbre de nuestra casa.
― ¿Esperas a alguien?
―No, no espero a nadie.
―Iré a ver.
Mark se levantó y fue a abrir la puerta, tal vez eran nuestros amigos. Escuche algo de ruido y a Mark hablar.
― ¿Qué hacen aquí?
―Vinimos a visitarte y a celebrar contigo.
Esa voz, yo reconocía esa voz, fui a ver que estaba pasando y vi entrar a sus compañeros de trabajo, no podía creer que habían llegado a interrumpir nuestra cena, pusieron unas cajas de pizza y cervezas en la mesa del salón.
―Hola chico, pensamos que les alegraría una fiesta por su día y tal vez algunas cervezas. ―La castaña se quito los zapatos y fue a nuestro reproductor de música, lo encendió y subió el volumen.
A mí me comenzó a dar dolor de cabeza, me retire nuestra habitación, me sentía triste porque nuestra celebración se había arruinado, me cambie y me acosté en la cama, me mordí el labio, pero no pude contener las lágrimas, no sé cuánto tiempo paso, pero se sintió un largo rato. La música paro y el ruido se fue callando, Mark abrió la puerta y yo le di la espalda, no quería que me viera así.
―Bebé...
Fingí que dormía, aunque lo único que hacia era llorar en silencio, no sabia como es que habían descubierto nuestra dirección y cuando fue que se les ocurrió que era buena idea venir a molestar.
―Derek, lo siento. No sabia que vendrían, fue una sorpresa para mí también.
―Ya no importa, vamos a dormir.
―Claro que importa, hoy es nuestro aniversario y quiero que olvides ese mal rato que pasamos, podemos seguir celebrando o ir directo al postre.
―No tengo ganas de tener sexo, Mark, me duele la cabeza, estoy cansado y frustrado, solo quiero dormir así que buenas noches.
Cerré los ojos, lo escuche respirar con frustración, lo escuche cambiarse de ropa y después se volvió a acostar, volví a verlo y lo vi dándome la espalda, cuando intente abrazarlo quito mi mano, ambos estábamos frustrados. Tal vez mañana sea un buen día.
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