🌿Descubrimiento🌿
—Al parecer los vientos han cambiado —dijo mientras observaba los cielos llenos de nubes.
—Ignóralo, posiblemente una tormenta se avecina, descuida yo me hago cargo.
— ¿Estas segura? —la observo retirarse.
—Si, es mi trabajo. Recuerdas.
~Brasil~
Río de Janeiro
— ¡Gracias por su compra! —dijo sonriente mientras el último cliente de la tienda salía.
El día había sido ajetreado, pero no sé podía quejar. Las ventas fueron muy buenas, todo por el próximo evento que se acercaba.
Cerro las puertas y coloco el anuncio de cierre.
Debía hacer las tareas pesadas que dejo pendientes antes de dormir. Quedaba aún una semana de clases antes de cerrar ciclo, y por ello los trabajos escolares aumentaban.
— ¡Ayrton!, ¡¿Ya terminaste?! —grito su madre desde la cocina.
— ¡Si! ¡En un momento voy a cenar, primero debo limpiar aquí!
Lo que en un principio era una tienda pequeña, con el tiempo se volvió una más grande.
Ayudaba a su madre en atender el negocio todas las tardes. Solía hacerlo su padre, pero hacia muchos años que no estaba en el mundo de los vivos.
Por ello el nuevo hombre de la casa era él.
— ¡Bien! Ha quedado todo listo —dijo con satisfacción al ver la tienda limpia. Lista para otro día más de servicio.
Las cenas con su madre no eran unas tristes. Recordando que su padre no estaba. Mas al contrario, la mujer era de armas tomar. Y cuando su marido la dejo para irse al mundo de los espíritus, ella trabajo aún más para seguir cuidando de Ayrton.
Eso admiraba de su madre, que la muerte de su padre no la hiciera caer en depresión.
Eso debido a una cosa. En una ocasión le pregunto a su madre que le había dicho su padre antes de morir.
La respuesta le provocó una sonrisa.
«Ni se te ocurra ponerte como las demás viudas, que tú no necesitas de otro para avanzar»
Aquello era típico de su padre. Siempre le recalcaba a su madre que era alguien lo suficientemente con faldas para continuar sola, y no requerir de otro hombre para los deberes.
Sin duda sus padres eran duros de roer.
La sensación del alivio al dejarse caer a la cama era una delicia.
Estaba agotado, pero su día no terminaba aún. Las tareas no se harían solas.
Por ello tomo una ducha para dar batalla y rienda suelta a sus rivales las matemáticas.
Medianoche, y agradecía haber terminado lo restante. La cama era una gloria, y descansaría al fin para otro día ajetreado.
~Varias horas después~
—Que frío —pensó entre sueños.
— ¿Por qué de repente hace frío? —volvió a pensar, está vez buscando la sábana.
Pero no pudo hallar ninguna. Abrió sus ojos para tener que buscar una en la cajonera.
— ¡Que!
Su asombro y a la vez preocupación se activaron al ver todo su alrededor.
¿Dónde rayos estaba?
Había plantas por dónde sea, palmeras, árboles, enredaderas, una variedad enorme de plantas que lo rodeaban. Creando un centro hueco. Cómo si estuviera dentro de un pilar hecho de solo plantas.
El frío se podía sentir, esto debido a la humedad. Observo su cama, pero está ya no estaba En su lugar solo tenía el forro.
¡Estaba durmiendo en el piso!
Podía notar que el sueño redondo era de un tono blanco, reflejando muy bien la luz natural del sol.
Alzó su vista al cielo, una cúpula hecha de cristales daba una perfecta vista al cielo, podría jurar que las nubes estaba muy cerca.
Toda la estructura era sostenida por enormes pilares de metal con detalles de orificios de distintos tamaños. Esto daba una imagen de que la cúpula pesaba más de lo que se imaginaria uno.
El frío era algo tolerable, pero en pijamas no cubría del todo ante el frío.
Se puso de pie con algo de cuidado. Por lo que se notaba, el sitio no tenía salida alguna, mientras observaba y retrocedía un poco de espaldas.
Sintió como chocaba con algo sólido. Giro de golpe para ver qué era. Se asusto un poco al notar que era una persona.
Un tipo de guardia o... ¿Samurái?
Por sus ropas pareciera que lo era, aunque quién sabe.
El hombre estaba durmiendo de pie con los brazos cruzados, justo dentro de lo que era un tipo pilar circular de cristal. Justo en el centro del sitio donde se hallaba Ayrton.
Con curiosidad se acercó para ver si estaba vivo.
—Que extraño —acerco su rostro hasta el punto de casi rozar su nariz.
En ese instante los ojos del hombre se abrieron de golpe.
— ¡Ah! —dio un tremendo grito el chico. Cayendo de golpe al suelo por tan repentina sorpresa.
El samurái bajo sus ojos negros hacia el joven que lo miraba con algo de miedo desde el suelo.
— ¿Hum? —se escucho como una interrogante muda por parte del samurái, que mantenía su postura, mientras se inclinaba un poco para ver mejor al chico.
—Esto esto si que es nuevo de ver —dijo el samurái con un tono de voz algo grueso pero sin llegar a un tono ronco—. Un polizón.
Ayrton tuvo que retroceder como pudo, aún estando en el suelo. Mientras que el hombre caminaba con parsimonia, saliendo de su sitio.
Observando con gran interés al polizón, manteniendo sus brazos aún cruzados.
—Es extraño que estés aquí, conozco a cada residente de este lugar, y a ti jamás te he visto —dijo el guardia manteniéndose inclinado al frente.
Cómo si con eso pudiera ver alguna pista que se le pasara por alto.
En cambio Ayrton lo observó detenidamente. El guardia era de tez blanca y ojos color negro, aparte de tener rasgos asiáticos. Su cabello era largo, se notaba porque lo tenía peinado con un montón de trenzas finas, siendo todas sujetas en una coleta.
Aunque la armadura para Ayrton era estilo samurái, esta no tenía espada alguna.
—Dime, ¿Quién eres? —volvió hablar el samurái—. Hace 500 años que no pisamos tierra, faltan aún otros 500 años para descender al muelle.
¿¡Que había dicho!? ¡¿Quinientos años!?
¿Qué carajos sucedía?
—Urgnal —una voz resonó en todo el lugar, llamando la atención de ambos.
Ayrton observo para todos lados, buscando de dónde provenía. Hasta que noto hacia donde miraba el samurái.
—Princesa, buenos días —saludo el samurái.
Ayrton observo hacía casi el cielo. Entre las plantas pudo notar a una persona parada en lo que era un corredor de metal, al parecer las estructuras que sostenían la cúpula, también tenían corredores entre ellos.
Al inicio no lo había notado, pero era porque se perdían muy bien a la vista. La chica desapareció entre algunos de los gruesos troncos de los árboles.
Hasta que salió justo por la parte baja de unas enredaderas.
Con razón no había notado escaleras o corredor alguno que conectará. Puesto que estaba muy bien escondido.
— ¿Se puede saber que pasa? —cuestiono la princesa, que estaba vestida con un uniforme muy similar a los soldados del antiguo Londres.
Sola la diferencia hacia que tenia una falda algo esponjada.
Ayrton la observo ya mejor, posiblemente tenía su edad, ya que parecía de preparatoria. En cambio era totalmente su contraste con el samurái.
La chica era de origen mulato, de ojos marrón claro y su cabello rizado recogido con una media cebolleta.
—Un polizón —respondió el samurái ante la interrogante—. Al parecer a entrado, y para colmo tuvo el descaro de despertarme.
— ¿Ah? No es verdad —respondió a la defensiva.
Bueno... Quizás por andar de curioso posiblemente lo despertó sin intención alguna.
— ¿Polizón? —la joven princesa observo al chico aún en el suelo, totalmente empijamado.
—Que curioso, jamás he visto tu rostro en este sitio —dijo la princesa.
—Eso mismo pensé, jamás he visto a este polizón —comento el samurái, ganándose una mirada de reproche por parte del chico.
— ¡No soy polizón! —se levanto Ayrton del suelo.
El samurái enarco una ceja ante la actitud grosera del chico—. Eres un polizón, entraste a este sitio sin autorización, y para colmo accediste al área del guardián.
Extendió su mano izquierda para invocar una espada fina y colocarle la punta justo debajo de su barbilla—. Hay suficientes pruebas, dime qué harás... Polizón.
Ayrton trago en seco al ver qué aquella espada era muy real.
Ahora comprendía porque no portaba una en su traje. El guardián había invocado una con... ¿Magia?
—Suficiente —intervino la princesa, bajando con cuidado la espada del guardián y colocándose entre ambos—. Perdona la actitud de Urgnal, es nuestro guardián, por ello debe asegurarse del cuidado de este sitio.
—Ha...a bueno —respondió algo más aliviado, por un segundo sintió que casi se orinaba.
Si hubiera pasado eso, seguro sería la burla.
—No es por... Ser desconfiado pero, ¿Dónde estoy?
—Soy la guardiana principal, la que administra este lugar, aunque me llaman princesa, soy Alice Leicester, primera princesa de Railway —se presentó, dejando con aún más interrogante al chico.
—Y Urgnal es el segundo guardián de Railway, encargado de la protección y mantenimiento del lugar. También encargado de la ley interna —termino de presentar la princesa.
Aunque el joven no entendió nada, pronto cayó en la cuenta de que su cuerpo temblaba por inercia por el frío.
—Hablaremos después —dijo la princesa al notar su frio—. Creo que no estás acostumbrado, descuida te daremos un cambio de ropa.
Bendito el abrigo que le dieron, había sido llevado a una sala de lujo, donde le fue dado ropa más abrigadora para él (porque el resto de personas llevaban ropa más ligera).
—Has terminado —hablo Urgnal desde el otro lado de la puerta.
Ayrton salió para dar en silencio su respuesta.
—Perfecto, sígueme. Te llevare a la oficina principal —dijo el guardián.
El sitio era como un centro de operaciones, había cuatro personas controlando los dispositivos que al parecer eran de un avión.
Aunque observando bien la tecnología parecía de otra época. Los enormes ventanales mostraban la vista del cielo.
—Ya estás aquí, vamos puedes sentarte —dijo Alice mientras servía una taza de té, la oficina tenía como un tipo mesa de centro con mapas y otras cosas más.
— ¿Qué es en realidad? —cuestiono Ayrton mientras observaba todo.
—Estas dentro de la base de operaciones, este tipo de palacio flotante es en realidad un Railway —explico la princesa.
Pero noto que aún la duda estaba en el rostro del chico.
—Los Railway es el nombre clave de lo que has visto, la zona llena de plantas es eso, estás dentro de un invernadero flotante.
Apenas escucho aquello, Ayrton tosió. ¿Un invernadero flotante?
¿¡Estaba dentro de un invernadero flotante!?
—Haber si entendí —hablo con algo de cuidado porque aún recuperaba el aliento—. Estoy dentro de un tipo castillo flotante que en realidad es un invernadero y pertenece a un tipo de proyecto denominado Railway.
—Así es polizón —respondió Urgnal—. Es por eso que me sorprende que hayas accedido, si no hemos tocado tierra.
¡En donde rayos había despertado!
Mucha información le había sido explicada, ya ni sabía cuál era la realidad.
—Es notorio que ni el mismo sabe cómo llego, debemos investigar eso Urgnal, posiblemente sus parientes lo estén buscando —dijo Alice.
El chico ya se imaginaba hasta escenarios posibles de su madre alterada buscándolo.
— ¿Cómo te llamas? —cuestiono la princesa.
—Me llamo Ayrton.
Aquello sorprendió a todos los presentes, incluso a los pilotos.
La princesa sonrió ante eso—. Vaya, las leyendas son ciertas, bienvenido...
...Deidad.
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