Capitulo 15

Mar se sentía confundida, la pregunta de si realmente quería estar ahí no salía de su mente.

Y no hablaba de estar en el manicomio, más bien se refería al estar viva. Después de estar a segundos de terminar con su existencia se sentía inútil, inútil al no poder siquiera acabar con su vida.

—¿Tan patética soy que no puedo siquiera suicidarme? — se preguntó con un suspiro de pesadez, lo que logró captar la atención de Rochi que me miro tratando de ver si me dolía algo, al tiempo que se ponía de pie y corría a mi cama.

—¿Qué te pasa?... ¿Te duele algo? ¿Llamo a la enfermera? — Me bombardeó de preguntas si dejarme siquiera abrir la boca para decirle que no pasaba nada.

Desde que me desperté no me han dejado estar sola ni un minuto y aunque en parte agradezco su preocupación, la excesiva atención lograba atosigarme hasta el punto del enojo. Suspire tratando de calmarme antes de hablarle.

—Ro, ¿por qué no vas a descansar un rato?, yo estoy bien — le sonrió para que me crea.

Negó con la cabeza inmediatamente antes de responderme.

—No, de eso nada, no estoy cansada — añadió lo último a pesar de las oscuras bolsas bajo sus ojos y los muchos bostezos que llevaba en la última media hora.

Seré los ojos unos segundos armándome de paciencia y le mostré mi mejor sonrisa antes de hablarle.

—Te prometo que estoy bien, ahora yo también voy a dormir y si necesito algo llamo a la enfermera. Por favor ve a descansar.

Ella me miro analizando mis palabras y luego soltó un suspiro resignado.

—Si me necesitas únicamente llama y vendré corriendo— aseguro y espero mi afinación para acercarse, darme un beso en la frente y alejarse para ir a nuestra habitación, a la que aún no me permitían volver. Según mi querido médico debía estar en a causa de mi intento de suicidio. No se fiaban de mi estabilidad emocional y sinceramente yo tampoco lo hacía.

Estaba planeando un posible plan de escape para salir, aunque sea un rato de la deprimente habitación y huir un poco de las cantidades innecesarias de sedante que me administraban cada una pocas horas, lo que me impedía estar en mis cinco sentidos por más que lo intentara.

Una vez que el sonido de los pasos se alejó por el pasillo esperé que la enfermera me trajera la pastilla de esa hora y ante su atenta mirada fingí tomarla, si algo positivo había en que te velaran todo el tiempo es que mejorabas los métodos de engaño. Luego de que la satisfecha enfermera se marchara espere unos segundos y me apresuré a escupir la pastilla por la ventana. Me paré de la cama con una sonrisa de suficiencia ante mi Azaña y rápidamente me cambié el uniforme de enfermo por la vaya que Miriam, la enfermera de turno, siempre traía de respuesta. Me recogí el pelo en un moño desordenado y me coloqué los espejuelos que Rochi había dejado luego de su lectura.

—Hasta inteligente parezco con esto — murmuré con una sonrisa mirándome el espejo del baño. Lo que sí era extremadamente molesto era el aumento de los espejuelos, que seguramente me darían un fuerte dolor de cabeza luego.

—Ro, está más que siega — me reí por lo bajo antes de salir de la habitación con la cabeza baja para no llamar la atención.

Caminé lo más rápido que pude evitado llamar la atención. Cuando estaba a punto de llegar a mi destino choqué con alguien y di un traspié hasta terminar en el suelo.

—¿Estás bien? —Preguntó la persona con la que había chocado, por su voz pude distinguir que era un hombre e intente mantener la cabeza baja para evitar que sea quien fuese pudiese reconocerme.

—Si estoy bien— dije, me puse de pie rápidamente y pasé por su lado esquivándolo sin siquiera ver su rostro. Una vez tuve la puerta de la azotea delante suspiré aliviada y mirando a cada lado para asegurarme que nadie estaba en el pasillo abrí la puerta y por fin pude disfrutar del aire puro.

El viento soplaba molesto, haciendo que me abrazara ante el súbito cambio de temperatura, sin embargo, esto no evito que sonriera y me acercara hasta el borde para sentarme, teniendo una privilegiada vista del frondoso e inquieto bosque ante mí, cuyas ramas eran movidas violentamente por el viento.

—¿Es hermoso verdad?, Hipnotizante y hermoso — Susurro una voz, apenas conocida a mi lado.

Gire mi rostro para mandar al intruso a cualquier lado que no fuera cerca de mí cuando me di cuenta de que era el chico con el que choque segundos antes.

—¿Me seguiste? — Pregunté arrugado la nariz con gesto disgustado.

Él me miro por unos segundos antes de esbozar una sonrisa haciendo aparecer un hoyuelo en la mejilla derecha y se encogido de hombros.

—Tenía curiosidad de saber a dónde ibas Mar — Se excusó, pronunciando mi nombre con estrenada calma, recalcando cada letra. Mientras se recostaba hacia atrás mirando el cielo, haciendo que los despeinados rulos rubios cayeran por todo su rostro.

—¿Me conoces? — cuestione curiosa, mirando con curiosidad sus expresiones.

—Se podría decir que soy tu ángel.

—Mi ángel ...— repetí arqueando una ceja.

—Aja, soy el chico que salvo tu vida. Ahora estás en deuda — se puso de pie ante mi consternada y atenta mirada, se acercó a mi rostro y susurro lo último — y pienso cobrármelo con intereses.

Con total descaro me guiño un ojo y salió por la puerta dejándome totalmente confundida, sin saber qué diablos le debía a aquel chico y como creería cobrármelo. Lo peor es que ni siquiera sabía su nombre y me sentía en desventaja.

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Gracias mis fantasmitas por su apoyo incondicional, días tras día trato de realizar un capitulo con amor para ustedes.

Si quieren obtener más información sobre mis historias, quieren saber cuáles son los próximos proyectos, me pueden seguir en Instagram como L_Alejandra 18 o en Facebook como

L alejandra hope

Colaboración con Mi amiga adry

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