Visita Inesperada

Dormí hasta casi mediodía debido al cansancio, y solo me desperté por culpa de un Pikipek que le dio por picotearme mientras dormía.

Antes de volver a Melemele, fui a devolverle a Wyvee a Fia, pero me dijo que me lo quedara un tiempo más para entrenar, pues pronto se celebraría la segunda Liga Pokémon.

Ahora sí, regresé a casa y mi madre me abrió la puerta furiosa.

Mamá: ¡¿Sé puede saber dónde estabas?!

Yo: P-Puedo explicarlo - asustado -. Gladio, un amigo que hice en el Recorrido Insular, me pidió ayuda con unas criaturas que estaban causando estragos.

Mamá: Eso lo sé.

Yo: Pues eso. Ayer encontraron a un monstruoso pokémon en Poni que podía llegar a destruir toda una ciudad. La cosa es que Hela y yo tuvimos que enfrentarlo para evitar que dañara a la población. Fue algo duro, pero entre los dos pudimos neutralizarlos.

Niña: ¡Hala, como mola!

Me sorprendió mucho escuchar a una niña en mi casa, pero todo cobró sentido al ver quien era.

Yo: ¿¡Maya!? ¿¡Qué haces aquí!?

Mamá: Tus tíos vinieron anoche - ahí vio mi cara de confusión -. No, nosotros tampoco sabíamos que vendrían. Anda, ves a saludarles, que el viaje desde Sinnoh es muy largo.

Maya: Primo, primo, ¿es verdad que ahora eres campeón?

Yo: Sí, ha sido un viaje duro, pero sí.

Maya: ¡Cómo mola!

León: No sabía que eras tan bueno combatiendo.

Yo: - mientras me reía - Yo tampoco.

Maya: Aún así, no creo que puedas ganarle a la tía Cynthia.

Yo: ¿Tía Cynthia? ¿Conocéis a la campeona de Sinnoh?

León: Sí, es una historia bastante larga.

Entramos todos dentro y estuvimos un rato hablando y poniéndonos al día mientras Chimchar y Tutwing jugaban con Sauron. León y Maya son hermanos entre sí y mis primos. León es el mayor, con 13 años (tan sólo uno menos que yo) y Maya es la pequeña, con 10 años. Cuando yo era muy pequeño, vivían con nosotros, pero se mudaron cuando mi tío consiguió trabajo como investigador en Sinnoh. Nos hacen visitas prácticamente una vez al año, pero es la primera vez que no nos avisan.

Por la tarde me las apañé para escabullirme e irme a casa del profesor Kukui. Por suerte, él estaba allí y me abrió.

Kukui: Hola, Elio. ¿A qué se debe esta visita?

Yo: Me gustaría hablar sobre la Liga Pokémon.

Kukui: Oh - sorprendido -. Venga, pasa.

Entramos a su casa y estaba exactamente igual que el día en que me entregó la RotomDex, salvo el ático donde se alojaba Lylia, que ahora está mucho más vacío.

Kukui: Bueno, si vienes a preguntar si voy a participar, no voy a poder. Aún no he recompuesto mi equipo, así que no.

Yo: Sobre eso quería hablar. Vengo a preguntar si existe la posibilidad de que los combates no sean duelos a muerte.

Kukui: Al principio creí que sería mejor mantener la tradición de los combates a muerte del Recorrido Insular, pero, después de pensarlo bastante, estoy seguro de que será un alivio para todos si los combates son más amistosos. Además, ahora os puedo usar a Tilo y a ti como escusa.

Yo: ¿Tilo también vino a pedírtelo?

Kukui: Sí, durante el festival de Pueblo Lilii. En dos o tres días haré que los Kahunas vengan a hablar y conseguiré que acepten a hacer combates amistosos como Alto Mando.

Yo: Muchas gracias - estaba a punto de irme cuando de pronto me vino una idea a la mente -. Una última pregunta, ¿tienes una impresora?

Tres días después, los cuatro Kahuna vinieron a casa del profesor Kukui a hablar sobre la Liga Pokémon. Como soy el actual campeón, también me dejaron estar allí. Además, para sorpresa de nadie, Zarala vino en sustitución de Denio. Kukui rápidamente les explicó que los combates de la Liga Pokémon ya no serían tan brutales y los pokémon no podrían llegar a morir. Nadie se opuso y estaban por irse cuando puse con fuerza un papel sobre la mesa.

Yo: Por mucho que el Recorrido Insular sea parte de nuestra cultura y tradiciones, me parece barbárico que esta sea de las únicas regiones, por no decir la única, donde se permitan los combates a muerte con pokémon - todos me miraban con gran curiosidad -. Por eso, me di a la tarea de hablar con los capitanes para ver si estaban de acuerdo conmigo, y este es el resultado - señalando al papel.

En él, todos los capitanes (excepto Rika, a la cual no encontré), Kahili, Lario y Olano habían firmado comprometerse a entrenar a los dominantes para que no matasen a ningún otro pokémon. Una vez lo leyeron, los Kahuna miraron fijamente a Zarala.

Zarala: ¿Qué? Me pareció buena idea.

Mayla: Veo que ya has solucionado esa riña que tuviste con Lulú.

Yo: Sí, tuve que disculparme por eso antes, pero bueno.

Mayla: Me alegro por ambos pero, ¿sabes que este papel no tiene ningún valor real?

Yo: Sí, pero los capitanes son honestos y no firmarían nada si no estuvieran de acuerdo.

Kaudan: Chico, ¿eres consciente de que estás intentando cambiar una tradición centenaria?

Yo: Lo soy, igual que soy consciente de que el Recorrido Insular no merece desaparecer, es parte de nuestra cultura, pero eso no significa que las tradiciones no se puedan renovar. ¿Dónde está la esencia del Recorrido Insular? ¿En los combates serios donde pueden morir pokémon o en viajar por las islas, conocer gente y pokémon, entrenar, conseguir Cristales Z, adaptarse a cada situación adversa y crecer como entrenador y persona?

Hubo un silencio más largo de lo que esperaba hasta que Kaudan lo cortó riéndose.

Kaudan: No sabía que tuvieras una oratoria tan buena. Chico, el Recorrido Insular se hace en honor a los espíritus guardianes y el de Melemele te ha elegido a ti como su entrenador, algo nunca antes visto. No voy a oponerme a tu decisión sea cual sea.

Hela: He visto que de primera mano que eres una persona bondadosa, más de lo que tú crees. Apoyarte en esto es lo menos que puedo hacer después de que me ayudaras con los Ultraentes.

Zarala: A Denio probablemente ni le importe, y mi opinión ya la sabes.

Mayla: - suspiro - Sé que lo has pasado mal en el Recorrido Insular. Yo casi lo abandoné después de perder a mi primer Rockruff. Viendo que hay mayoría apoyándote, no seré yo la única que se oponga.

Fue más fácil de lo que esperaba. Creía que como mucho me harían caso Kaudan y Zarala, pero ha ido bastante bien. Mientras ellos seguían hablando de asuntos de la Liga Pokémon, yo salí triunfante de la casa de Kukui.

Destra: Esta felicidad en ti significa que ha ido bien. ¡No sabes cuanto me alegro!

Yo: Creo que si me hago a la idea. Se te nota en la cara. Con esto empieza una nueva época en Alola. Ahora nadie tendrá que pasar por eso y seguramente más gente realice el Recorrido Insular y se convierta en entrenador.

Destra: Me alegro mucho de ver tu mente en calma, sobre todo después de todo lo que pasaste. Por cierto, el tema de los Ultraentes ya está prácticamente resuelto, por lo que es probable que no te volvamos a llamar.

Yo: ¿Entonces esto es una despedida?

Destra: ¡Qué va! La RotomDex tiene mi número, ¡así que puedes llamarme siempre que necesites algo! Sobre todo si ese algo es un consejo para hacerte con el corazón de tu amada.

Yo: Gracias, aunque intentaré no molestarte. ¿Qué paso con el Poipole que te quedaste?

Destra: - sacó al pokémon de su pokeball y le dio un fuerte abrazo - Se va a quedar conmigo. No es el único. El Blacephalon de la Avenida Royale se quedará allí para que haya más espectáculo. Fuera de eso, todos regresarán a sus mundos.

Yo: Supongo que es lo mejor para todos. Ya va siendo hora de que me vaya. Unos familiares han venido de Sinnoh y además tendré que entrenar para la Liga Pokémon.

Destra: Me parece bien. Ojalá vernos pronto.

Yo: Lo mismo digo.

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