La Llave De Teodora⁰⁴
RAQUEL
Cuando finalmente salimos de ese lugar se empezó a escuchar el sonido de un piano.
Por lo que rápidamente me acordé de Teodora.
—ay, la niña Teodora está cerca—avisa Xóchitl desganada.
—es, agradable—intente decir pero pareció lo contrario.
Por alguna razón, al estar al lado de Leo, me dió por tomar su mano, y aunque al principio me dió miedo que me rechazará, nunca la soltó, solo me miró y sonrió.
—♪ y los muertos aquí lo pasamos muy bien♪—se alcanza a escuchar—♪Entre flores de colores, y los viernes si tal. Si en la fosa no hay plan, nos vestimos, y salimos. Para dar una vuelta, oh, oh, oh, !oh!, Sin pasar de la puerta eso sí. Que los muertos aquí es donde tienen que estar. ¡Y el cielo por mi, se puede esperar!♪—canta desafinada.
—chi-chi, ¿De dónde sacaste ese hueso?—pregunta Teodora con asco. Teodora se giró, y justamente nuestros ojos chocaron—y ahora tu, ¿Trajiste a tu Novio?—me pregunto y miro mi mano con la de Leo.
Sin poder evitarlo sentí mis mejillas rojas, rojas, rojas.
—¡Es lo mismito que yo pensé!—comenta Xochitl.
Yo rápidamente suelto la mano de Leo y miro a otro lado, menos a el.
—¡No!El, el, es una amigo, está buscando a su…—pero ella interrumpe.
—Note hagas Raquel—alza una ceja con picardía—♪ conocio a su novio en el barrio de los sapos. Y le da besitos al patán. Besitos, besitos, muchos besitos♪
Yo solo niego con la cabeza.
—Teodora,¿No has visto a mi hermano?—pregunta Leo con poca paciencia.
—Osea, no seas igualado. Primero que nada, hablame de usted—pide la niña Teodora.
—ah, pues yo me llamo Leo San Juan, y tengo una panadería…—Teodora interrumpe.
—digo, que me hables con respeto, patán—Leo me miras con incredulidad—aver, repíteme tu pregunta…
—disculpe señorita Teodora—habla entre dientes—¿Usted no…?—nuevamente la pelirroja interrumpio.
Teodora se cruza de brazos con un deje de superioridad—Mi nombre completo es Teodora Vicenta de la Purísima Concepción de la Inmaculada Trinidad Villavicencio, duquesa de ahora verás, marquesa de Jujuy y niña de la condesa—termina alzando una ceja.
Yo estaba por ver cómo Leo San Juan se arrancaba todos los pelos de la puritita coraje.
—eh, si, Teodora Todo Eso…¿Fuera usted tan amable de decirme si ha visto a mi hermano Nando?—pregunta Leo recuperando la paciencia.
—ah, si. El chamaquito ese que dice que tiene un hermano que le dicen Chisguete—responde la niña—y que grita: "Leo, Leo, ayúdame"—actua con voz de niño chiquito—y que van a sacrificar. Ash, que le baje dos rayitas a su volúmen. El está por ahí—señala una puerta cerrada.
Rápidamente, Leo corre hacia la puerta, esperando poder abrirla.
—hey Leo, está…—mas me interrumpo al ver lo que hace.
—Nando, Nando, ¿Estás ahí?—exclama intentado abrirla.
—pero se ve que tú bajaste del cerro en cuatro patas—se burla Teodora—o sea, ¿No sabes que para abrir una puerta, necesitas una llave?—rie.
Xochitl y yo nos vimos a los ojos.
—¿Y tú tienes esa llave?—pregunta Leo desesperado.
—mmm—Teodora piensa unos segundos—Xochitl, traeme un vaso con agua, para refrescar mi memoria—solo niego con la cabeza.
Xochitl rápidamente sirve el agua y se la da.
Teodora continúa—si, creo que sí la tengo por aquí—toma el agua de una sola, pero rápidamente la escupe asqueada—esta agua—lanza el vaso—esta mojada—hace una mueca de asco.
—Teodora, ¡La llave!—recuerdo con poca paciencia.
—ah si, hagamos esto niño. Ponte de cabeza—ordena la pelirroja—asi, la sangre llega más rápido al cerebro y hace clic, ¡La memoria!
—pero si la que se tiene que acordar es usted—niega Leo.
—pero el que tiene sangre en el cerebro eres tú patán—contradice Teodora algo enojada.—O sea, Hello.
Leo gruño mientras se colocaba de cabeza—tratar con esta niña debe ser la peor prueba de esta casona—refunfuña.
—y eso que no has pasado Cincuenta y dos años con ella—río.
—¡Esperen!¡Esperen! Mi cabellito está fuera de el lugar—dice entristecida—Xochitl, traeme mi cepillito rosita—ordena desesperada.
En ese momento hizo "clic mi cerebro".
—lo que pasa es que tú cepillo rosita, está detrás de esa puerta—recuerdo con un brillo en los ojos.
Finalmente Leo se coloca en una posición normal y me mira con felicidad.
—duhhh, pues abre la puerta. La llave, la tiene chi-chi colgada—informa mientras que chi-chi deja relucir la llave en su cuello.
Leo San Juan rapidamente se acerca a el perro y lo abraza para intentar tomar su llave, pero chi-chi le dió tremenda mordida que le dejo el dedo todo inchado y re morado.
Leo ya sin nada de paciencia toma a el perro de el cuello y luego la llave y abre la puerta, dejando a el pobre perrito colgado.
Aunque no había mucho tiempo para ayudarlo, pues seguramente ya casi era media noche, y La Nahuala podría hacer su plan en cualquier momento.
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Corríamos por el pasillo, en busca de el hermano de Leo.
Quien ya no había gritado desde hace ratito.
—¿Nando?—pregunta Leo en un susurro.
Pero no logro escucharse nada, más que los susurros de los demás fantasmas que habitaban en la casona.
—Nando, ¿Estás aquí?—repite el chiquillo—¡Nando!
Con cada paso que daba, sentía algo bastante extraño, como si en cualquier momento perdería el control de mi alma.
—Xochitl, Raquel, ¡Vengan aquí!—se escucha La Nahuala y de poco a poco mi alma pierde el control.
—xochitl
—Raquel—se escucha más fuerte.
Y es ahí cuando no siento el control.
—se nos acaba el tiempo, Leo San Juan—advierte Xochitl.
—Leo…—digo en un susurro intentando tomar nuevamente su mano.
Pero cuando intento tomarla está simplemente atravesaba su cuerpo.
—se nos acaba el tiempo—decimos ambas al mismo tiempo—eres nuestra única esperanza—susurramos.
Lo último que pude escuchar fueron los gritos de Leo, intentado alcanzarnos.
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