Capítulo 8
Narrador
El joven de ojos verdes al despertar lo primero que sus ojos observaron fue la dulce mirada del pequeño que era acompañado siempre por aquella persona de aspecto sombrío, tanta ira acumulada en el cuerpo de una frágil muñeca, mientras el chico apenas despertaba, el niño le pellizco la nariz muy fuerte para despertarlo del todo a lo cual el pelinegro reaccionó con un leve quejido y una risa traviesa de parte del chiquillo.
—Despierta ya, bella durmiente. —canturreo Sebastián.
—¿A quién llamas bella durmiente? Como sea, ya que soy una princesita para ti, tráeme el desayuno diminuto sirviente. —mencionó Williams en tono burlón.
—... ¡Mamá!
El grito del niño puso en alerta a Jennifer la cual se encontraba anteriormente dormida, pero ya se había despertado con el ruido provocado por ellos, aun con sus ojos cerrados se disponía de escuchar la conversación, pero el pequeño solo pedía que Jennifer fuera hacia donde él estaba, abrió los ojos y soltó un suspiro, cada vez poseía más ojeras y sus ojos se tornaban más opacos y sin vida.
Su cuerpo parecía deteriorarse con el tiempo, se puso de pie tambaleándose un poco ya que los dolores de cabeza aún permanecían y se dirigió a la habitación de donde provenía el llamado de Sebastián, empujo un poco la puerta ya que esta ya estaba abierta, observó a Sebastián el cual se encontraba jalando de los pelos al joven mientras se quejaba con una sonrisa en su rostro, pero estos pararon al verla parada en la puerta, Sebastián corrió hacia ella y acuso al chico de llamarlo sirviente y que era un viejo mandón, tales palabras le sacaron una leve sonrisa a la chica, sorprendiendo a Sebastián pero este al final hizo un puchero por ver a su mamá sin regañar al joven malvado.
Sebastián
No comprendía porque mi mami no regañaba a ese sujeto, tal vez si le hago muchas bromas y al momento de que el me regañe tal vez ella le pegue, no lo odio, pero es por simple gusto, aunque mami Jenni se enojara conmigo... Creo que no hare nada, no quiero que ella se enoje, aunque con su cara ya lo parezca, a veces me da miedo pero la quiero mucho y es mi mami querida. No recuerdo mi pasado y ella no me quiere mencionar nada al respecto y cada vez que le quiero preguntar me evita el tema, mmm tengo hambre, ¡quizás mami quiera hacer nuestro desayuno! A pesar de ser fría, sus manos son mágicas para cocinar con tan poco.
Jennifer
Fui hacerle el desayuno antes de que mi bebé me lo pidiera ya que ya había escuchado su conversación. Tal vez le haga un desayuno estilo estadounidense, huevo fritos y tocino que encontré en un almacén, creo que es suficiente para alimentar a un bebé y a un adulto por la mañana, lo juntare con un poco de jugo el cual exprimiré de unas naranjas que están en un planta ubicada cerca de ese bello lago, al terminar de preparar todo, serví todo en la mesa y lo decore con un florero de madera que encontré, ambos se acercaron a desayunar y el joven me observó con sus ojos verdes pero no dijo palabra alguna tal vez porque lo mire muy seria, mencioné que yo no desayunaría a pesar de estar delgada, mientras observaba a Sebastián, decidí irme a ducharme en aquel lago de agua cristalina, le pedí algo muy difícil para mí a aquel chico, dejarlo yo por unos momentos y que él lo cuidase, el acepto feliz y yo tome una toalla y me dirigí al lago.
Una vez allí me despoje de mis ropas mostrando a la naturaleza mi cuerpo delicado y frágil, con una piel sumamente blanca, a pesar de mi edad sigo manteniendo una apariencia de una niña de 12, el agua esta tan fresca y relajaba cada parte de mi cuerpo, me sumergí lentamente mientras observaba los árboles, los cuales algunos tenían pájaros posados en sus ramas, me hundí en aquella agua y también nuevamente en mis pensamientos.
Sebastián a pesar de su edad fue testigo de varias cosas horrendas y aun así su mente bloqueo cualquier recuerdo relacionado con aquel incidente, también en su frente aún permanece aquella gema extraña que tiene un parecido con ese collar el cual desconozco su uso. "que tedioso es todo esto" quiero llorar y gritar, madre...
Me siento muy mal, no sé qué hacer, me muestro fuerte y no lo soy, quiero morirme ya, siempre me quejaba de mi cuerpo y de todo, tu tratabas de ayudarme al igual que mis psiquiatras, perdóname por no haber valorado mi vida, quiero volver con ustedes.
Tal vez este sea mi castigo por pensar solo en mis problemas y no en los de ustedes, fui tan egoísta.
—¡¡Mamá...¡¡Papá vuelvan, abrásenme por favor!! Quiero estar entre sus brazos "¡mamá!"–esto último lo grité haciendo que el agua entrase a mi boca y me ahogase, mi vista estaba borrosa hasta que vi unos seres como sirenas de apariencia extraña con grandes escamas en su cabeza, no vi nada más y todo se volvió negro.
Narrador
Sebastián y Williams notaron la ausencia tardía de Jennifer y decidieron salir juntos a buscarla, llamándola por su nombre, ya el bosque se volvía frio y estaba oscureciendo, algo que advirtió Jennifer de no salir durante la noche y cerrar todo, algo que ellos decidieron ignorar, Sebastián por ser un niño y querer a su madre y el joven por ingenuo y con deseo de ayudar a la persona que salvo su vida de cierta manera ofreciéndole un hogar donde dormir y comer.
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