Capitulo 5

(POV Seras ')

Yo no sabía qué hacer. Mi maestro estaba ablando completamente en serio cuando dijo que quería tomarme como su compañera. Pero yo todavía no entiendo. ¿Cómo sabía que yo era su compañera eterna?! ¿Cuánto tiempo lo ha sabido? ¿Y cuando estaba planeando decírmelo? Me burlé y bajé la cabeza. Esa no son las preguntas que debería preocuparme. Ahora mismo debería estar pensando en lo que voy a hacer. ¿Puedo aceptar a Alucard como mi compañero? ¿Cómo puedo saber con seguridad que es mío? aunque ¿puedo aceptar convertirme en una reina No Vida? Suspiré al recordar lo que Alucard me había dicho hace casi un año: Vamos, Seras, ahora no hay tiempo para ser un cobarde. Era el momento de ir más allá en la oscuridad con él. Gemí y apoyé la frente contra las rodillas. Pero entonces oí el crujido del papel. Abrí mis ojos y miré hacia abajo en mi bolsillo. Fruncí el ceño al recordar lo que había allí. Metí la mano en mi bolsillo y saqué una hoja de papel doblada. Era la lista de cosas que me gustan de Alucard.

Lentamente una sonrisa se formó en mis labios cuando me acordé de todos y cada pequeña cosa que yo había puesto en la lista. Suspiré una vez más y aplasté la lista plegada contra mi pecho sobre el corazón. Me gusta Alucard. No había nada más que decir al respecto. Cerré los ojos y dejé caer mis hombros al pensar en más cosas. Tal vez esa fue mi respuesta. Tal vez eso es lo que él sabía que yo era su compañera, porque me amaba. Y así es como sé que es mío, porque lo amaba. Y acabo de darme cuenta de que yo haría cualquier cosa por él. La sensación de querer y necesitar a Alucard se levantó como un respaldo. Lentamente empecé a entender todo. Todos estos sentimientos entre nosotros... no era normal... ¿verdad? Esta ansia entre nosotros. Nuestros demonios ronroneando cuando estamos juntos. Nuestros demonios gruñendo y enfadados cuando estamos separados. ¿Cómo me siento cuando me sostiene en sus brazos y susurra "mi Seras"?. Quería permanecer en sus abrazos para siempre. Yo quería... estar con él. Yo haría cualquier cosa por él. Me cortaría las venas si me lo pide. Me sacrificaría por él. Y... me atrevería a renunciar a mi humanidad para convertirme en una Reina no vida sólo para que podamos ser compañeros. Con tal de que mi amor sea feliz, yo soy feliz. Pensé en cómo es la vida ... o la eternidad al ser la compañera de Alucard. Ha sido un amante muy apasionado, juguetón, y posesivo. No creo que la relación vaya a cambiar tanto, una vez que nos apareemos. Sólo tendremos que ser más protectores entre nosotros. Tal vez, nuestro amor mutuo crecerá más fuerte en los últimos años.

Pero ¿por qué me tomó tanto tiempo darme cuenta? Las respuestas estaban prácticamente delante de mi cara, pero yo estaba ajena a todo! Pobre Alucard... está furioso conmigo sin saber nuestro destino. Y... entonces... le rechace hiriéndolo con fuerza. Pensé en lo que se siente si fuera al revés. ¿Cómo me sentiría si Alucard me rechazara al enterarme de de que es mi compañero? Habría picado mal. Estaría llorando de dolor, habría sufrido en silencio y en privado a diferencia de Alucard, que probablemente estaba destruyendo todo a la vista en este momento. Mi demonio gruñó suavemente mientras pensamos en nuestro furioso, desgraciado compañero. Mi sonrisa se iluminó y sostuve la nota más cerca de mí. Mi... Compañero. Por fin pude decir esas palabras. Finalmente tuve la que he pensado tantas veces por la tarde en la mañana. Mi magnífico compañerooscuro. Pero entonces choque con un muro mental. Alucard estaba furioso conmigo por rechazarlo. Mi sonrisa desapareció y mis ojos se abrieron. ¿Y si no me acepta? ¿Y si se me niega este momento? El dolor golpeó mi corazón y me estremecí ante la idea. Alucard debe sentirse horrible! Su compañera le había negado! Me sentía muy culpable por causar dolor a mi hombre. Espero poder hacer las paces con él. Me levante del suelo. Debo ir a hablar con él, a ver si puedo arreglar las cosas. Tal vez todavía estamos a tiempo para aparearnos esta noche, todavía era muy temprano.

Guarde la lista doblado de nuevo en el bolsillo mientras me dirigía fuera del aula. Empecé a viajar hacia el dormitorio de los chicos, cuando sentí el ser humano en mi área. Arque una ceja. ¿No deberían estar los estudiantes en sus dormitorios? Olí el aire, con olor a tres adolescentes y un hombre mayor. Moví mi cabeza, mirando detrás de mí. Allí estaba Marcos, Tristán, Will, y el Sr. Bacher. Había un olor extraño en el aire que no reconocí. Pero comenzó a tomar efecto. Mis pensamientos se estaban volviendo confusos y me sentí muy mareada. ¿Q-qué ... ¿Qué estaba pasando? Me tambaleé sobre mis pies y luego caí de rodillas. ¿Qué me estaba afectando ?! Había muy pocas cosas que afectaban a los vampiros. No había plata, cruces, la luz del sol, el ajo, y ... acónito!. Will se acercó sosteniendo una pequeña cantidad de acónito en su mano. Se arrodilló delante de mí y agitó la planta púrpura pequeña en mi cara.

-Co..como ...sabían- murmuré, pero era incapaz de formar una frase completa.

-¿Cómo sabíamos que eras un vampiro?- Will completo mi preguntó. Le di un asentimiento débil con la cabeza.-husmeamos alrededor de tu habitación- Admitió con un encogimiento de hombros y una sonrisa de suficiencia.

-P-¿por qué?- susurre, queriendo saber por qué estaban haciendo esto, pero nunca recibí una respuesta ya que me desmayé.

Unas horas más tarde

Gemí mientras lentamente despertaba. Inmediatamente sentí una sensación de ardor y traté de gemir de dolor, pero algo cubría mi boca, impidiéndome gritar. Todavía me sentía muy mareada, podía oler ese horrible olor de acónito. Mis instintos me decia que me alejara, pero no era capaz de moverme. Abrí mis ojos un poco para ver que estaba atada a una silla. Una larga cadena de plata fue envuelta alrededor de mí para debilitaría.

-Tenemos algo relativamente nuevo para ustedes hoy- Oí el Sr. Bacher anunciar. Miré hacia arriba y mis ojos se agrandaron. Estábamos en algún misterioso edificio oscuro. A unos metros de mí estaban los tres chicos y mi profesor de educación cívica. Pero frente de nosotros había una multitud de vampiros masculinos. ¿Qué demonios estaban haciendo estos humanos?! Sr. Bacher luego hizo un gesto hacia mí.-Un joven vampiresa- les dijo a pesar de que estoy segura de que lo sabían ya que el olor de un humano es diferente de un vampiro. Tristán se acercó, sonriendo a la multitud.

-Las chicas Humanas son tan frágiles. Se rompen en pocas horas en que usted la utilizo, no pueden generar suficiente sangre, lo suficientemente rápido como para mantenerle satisfecho- Tristán dijo, luego me miró.-A diferencia de una chica joven vampiro-

-Ella permanecerá viva para ti durante años. Usted puede tomar tanta sangre de ella como usted quiere. Y si la rompe ella va a sanar- Se intervino.

-¿Tenemos licitaciones abiertas?- Preguntó el Sr. Bacher. De pronto, la mayor parte de la multitud de vampiros se pusieron de pie y comenzaron los precios gritando. Apreté los dientes como miré a cada macho humano. ¡Maldita sea! Vampiros masculinos eran tan necesitados, que siempre estaban buscando mujeres jóvenes. Pero tener una joven vampiresa era una ventaja ya que era difícil encontrar una joven virgen. Si supieran que ya no era virgen. Los cuatro seres humanos sonrieron al ver cuántos oferentes que tenían. -Danos un minuto para decidir y nos pondremos en su lista para nuestro afortunado postor- Sr. Bacher anunció, luego chasqueó los dedos a los tres chicos e hizo un gesto hacia mí. Ellos asintieron con la cabeza y se acercaron. Fácilmente me recogieron en mi silla y me empezaron a llevar más profundamente en el edificio. Sr. Bacher asintió con la cabeza y dio un pequeño saludo a sus licitadores. Y luego nos siguió después de nosotros. Me llevaron a una habitación pequeña, un poco oscuro. Me pusieron de frente, y los tres chicos enfrenté al profesor mientras cerraba la puerta tras de sí.

-¿Qué demonios estás haciendo?!- ladré en la mente de los humanos. Todos se congelaron, sorprendidos por la repentina intrusión. Poco a poco se volvió y me miró con ojos asustados de ancho. Los ojos me ardían un carmesí oscuro con furia, mirando a cada uno de ellos. -¿Por qué están vendiendo a las jóvenes a los vampiros ?!- Sr. Bacher rió y luego se acercó hacia mí.

-Hace unos meses hice un trato con un grupo de vampiros. Simplemente me pidieron que venda mis estudiantes, y a cambio me dan dinero- Él me dijo, yo arqueé una ceja ante el loco.

-Pero ¿por qué?- Le pregunté de nuevo.

-Debido a que nos pueden dar algo que nadie más puede hacerlo. Inmortalidad- Dijo. Una ancha sonrisa presumida se extendió por mi rostro. Me reí en sus mentes. Sus sonrisas cayeron y ellos me miraron con las cejas arqueadas.

-!Son unos tontos- me burle de ellos, me calme y los mire con diversión. -Están jugando con ustedes!-

-¿Están Jugando?- Tristán susurró, mirando hacia atrás en la puerta principal.

-Es un truco, no hagas caso a ella- Sr Bacher ordenó con un gesto de la mano.

-Ustedes no saben nada acerca de los vampiros!- Ronroneé. -Somos depredadores. Engañamos a nuestra presa, por lo general caen justo en la trampa! ¿Qué dijeron? Que ellos te convertirán en un caminante de la noche si vendías tantas niñas como puedas para esos idiotas? están jugando- Le dije con un movimiento de cabeza.-Tan pronto como se cansen de su pequeño juego te van a matar-

-¿Sí? ¿Qué sabe usted?- Sr. Bacher preguntó sarcásticamente, frunciendo el ceño hacia mí.

-Sé que usted tiene que ser virgen del sexo opuesto para ser capaz de convertirse en un vampiro- Le dije, todos se quedaron en silencio, mirándome sorprendidos. A continuación, se miraron, sin saber qué pensar.

-¿Un virgen del sexo opuesto?- Sr. Bacher susurró, mirándome.

-Eso es una mentira!- Will gruñó con los dientes apretados. Se acercó a mí y tironeo de mi pelo.-Tú no sabes nada!- Gritó y luego me abofeteó. Mi cabeza cayó hacia un lado y mi mejilla picaba.-Ahora, sierra la boca- Murmuró y se alejó de mí. Mi demonio gruñó totalmente cabreada con los seres humanos. Podía sentir la sangre que se filtraba por mis mejilla. El labio se rompió.

-¿Y si... ella tiene razón?- Mark susurró, mirando como un niño asustado. Lentamente se volvió hacia él, la ira parpadeando en sus ojos.

-Deja de ser un cobarde de mierda!- Él gritó, tironeo de la camisa de Mark y tirando de él más cerca.-Ella está mintiéndonos, idiota!- Luego lanzó a marco lejos de él, el muchacho cayó de espaldas. Apretó los dientes y miró al chico mayor.

-Ya basta, ustedes dos! Están esperando una respuesta!- Sr. Bacher gruñó, mirando a sus estudiantes. Suspiró y se pasó los dedos por el pelo. -Simplemente prepárenla- Murmuró mientras hacía un gesto hacia mí. Se burló y se acercó hacia mí. Mark se arrodilló ante mí y casualmente levantó mi falda. Me sonrojé mientras sus ojos se ampliaron y sonrió.

-Esa niña sucia, ni siquiera lleva bombachas- Él dijo, mirando hacia mí. Técnicamente lo hacía, pero estaban en el bolsillo de Alucard por el momento. Mark deslizó su mano hasta mi muslo y me tocó ligeramente. Él gimió y se mordió el labio inferior.-Ella es tan perversa. Ella está excitada en este momento- Él gimió.

-No, sólo estoy excitada por la idea de que mi Sire rasgue sus partes- Ronroneé en sus mentes. Olía su miedo y vi sus estremecimientos. Me reí de nuevo, mostrándoles mis colmillos que fueron asomando sobre la tela en la boca.

-Mark!- Sr. Bacher gritó y golpeó al niño en la parte posterior de la cabeza. Se detuvo en la digitación en mí y se frotó la parte posterior de la cabeza mientras frunció el ceño a su profesor.-Deja de hacer el tonto y termina el maldito trabajo!- Mark chasqueó la lengua y se volvió hacia mí.

-Vamos a ver si estás usando un sostén- Mark murmuró en voz baja y se desabrochó mis primeros botones. Cuando vio que yo llevaba un sujetador chasqueó la lengua con fastidio.-Es una pena- susurró, metiendo la mano en la camisa y desabrochó mi sostén como un profesional. A continuación, me lo quitó y lo arrojó en algún lugar detrás de él descuidadamente. Me abotonó la camisa, pero dejó tres botones desabrochados así mi escote era visible para todos.-Ella está lista- les dijo mientras se levantaba en toda su altura y se alejó. Sr. Bacher me miró, me estudio de cerca.

-Ella no está lista. ¿Dónde diablos está el collar? Necesitamos debilitarla para que ella sea incapaz de escapar de nuestros clientes- Sr. Bacher gruñó, poniendo la mano en su cabeza.

-Lo tengo aquí mismo- Will respondió en alguna parte detrás de mí. Luego sacó un pesado collar de plata y lo coloco alrededor de mi cuello. Gemí cuando la plata quemó mi piel.-Ahora ella está lista- Les informó sonrió hacia Mark.

-Bueno, ahora llévenla de regreso- El profesor ordenó, señalando hacia la puerta. Los chicos regresaron a mí y fácilmente me levantaron.

-¿Has decidido sobre un postor?- Tristán preguntó mientras me llevaron.

-Sí, me di cuenta de que Charles estaba interesado en ésta. Ya que es nuestro mejor cliente, y está interesado ella, va a pagar cualquier precio por esta pequeña rubia- El anciano humano respondió, los chicos sonrieron y rieron, al gustar el sonido de eso. Sr. Bacher abrió la puerta y me llevó de vuelta. Miré a mí alrededor con curiosidad. ¿Dónde estaba Alucard? ¿No se dan cuenta de mi ausencia todavía? ¿O todavía estaba demasiado enojado conmigo que no le importa que me esta pasado? Me pareció difícil de creer, pero aún así... ¿Dónde estaba él? Me pusieron de vuelta en frente de la multitud de vampiros. Todos estaban tranquilos y sentados en sus asientos, esperando con paciencia. Sus ojos recorrían mi cuerpo. Algunos lamiaron sus labios secos y pude oler su excitación. Rodee los ojos y la mirada de los pervertidos. Sr. Bacher llegó sonrió a los vampiros, pero sólo muy pocos de ellos se fijó en él. Él juntó las manos y las frotó en una forma maliciosa.-Hemos decidido un postor- Anunció, unos hombres se enderezaron en su silla, con la esperanza de que fueran uno de ellos.-Hemos elegido a Charles Staroff- Oí unos gruñidos bajos que provenían de los varones. Un solo macho se puso de pie, sonriendo de oreja a oreja. Era unos centímetros más bajo que mi Sire. Su pelo castaño oscuro era un poco largo, y brillantes ojos verdes oscuros. Vestía un elegante traje blanco, que como basura no merecía llevar. Se alisó la chaqueta y la abotonó mientras se abría camino hacia nosotros. Cuando llegó al humano anciano se dieron la mano, actuando como si él acaba de ganar un premio o algo.

-Ella es encantadora, una de sus mejores- El macho Charles ronroneó como él me dio una amplia sonrisa.

-Es una buena chica- Sr. Bacher le dijo con un gesto de cabeza.-Yo diría que al menos un millar de...?-

-Hmn- Charles tarareaba, él pasó los dedos por mis cabellos, examinándome. -¿Setecientos?-

-Novecientos, mi última oferta- Sr. Bacher dijo severamente. Charles suspiró y se pasó sus dedos por mi mejilla derecha.

-Bien- Murmuró y sacó un fajo de billetes de cien dólares. Poco a poco, contó el dinero y luego lo entregó al humano. ¿Dónde diablos estaba Alucard ?! Me moví un poco en mi silla, pero estaba demasiada débil por la plata y el acónito. Yo no era capaz de escapar.

-Alucard- intenté llamarlo pero él me estaba bloqueando. Charles miró hacia atrás por encima de mí, metiendo su dinero en el bolsillo del pecho. Esa sonrisa enferma regreso. Me quedé helada y palidecí. Me sentí mal del estómago y que estaba más allá del miedo. ¿Qué iba a pasar? ¿Era así como mi destino iba a ser? Llegar a ser violada por toda la eternidad? No, no, no. Eso no puede suceder! No puedo! ¡No! El vampiro masculino se acercó más a mí, pasó su mano sobre mi mejilla y tomó de ella. Traté de alejarme de su toque, pero no pude alejar de mi cabeza lo suficientemente lejos. No le permitía tocarme así! Sólo Alucard puede! Sólo mi compañero! Le gruñí al mirar hacia el varón, mi demonio estaba gruñendo y golpeando contra mi cráneo

-Oh, y luchadora también- Él ronroneó mientras acercaba su cara más hacia la mía. Podía oler su excitación y me enfermaba.

-Alucard- lo intente de nuevo, pero todavía no era capaz de romper sus poderosas barreras. Podía sentir las lágrimas de sangre formarse pero traté mantenerlos atrás. La mano de Carlos se alejo de mi mejilla y bajó por el lado de mi cuerpo. Acarició mi teta y luego fue más abajo. Podía escuchar sus pequeños gemidos mientras me acariciaba. El macho era lo suficientemente audaz, empujando dos de sus dedos en mi canal. Moví mi cabeza hacia atrás, con miedo y asustada! -Alucard!- Grité, finalmente, haciendo crujir los poderosos obstáculos. A pesar de que yo estaba asustada y él estaba enojado, sorprendió a los dos de nosotros por lo poderoso que me estaba convirtiendo. Antes de darme cuenta la habitación quedó a oscuras y muy fría. Algunos de los vampiros se quedaron sin aliento y miraban a su alrededor con curiosidad. Carlos mantuvo su mano donde estaba, pero miró a su alrededor con temor en sus ojos verdes brillantes. Respiraba pesadamente, mi corazón latia con fuerza en mis oídos. Me sentí aliviada de que mi padre este finalmente aquí, pero todavía tenía miedo de que Carlos me pudiera violar. Entonces oímos un grito espantoso en la multitud de vampiros. Todos miramos a ver a Alucard de pie en medio de la multitud de vampiros. Tenía el pelo largo y arremolinado, mantuvo su cabeza baja, su rostro estaba cubierto de una espesa oscura sombra. Vestía todo de cuero, y sostenía un vampiro por su cuello. El vampiro tuvo problemas en su agarre. Pateó sus piernas y se atragantó.

-Hey, ¿quién diablos eres tú ?!- Un valiente vampiro gritó a mi Sire. Alucard abrió la boca, revelando hileras de afilados dientes y gruñó a ellos. Los vampiros se alejaron, temblando en sus botas mientras miraban a sus ojos muy abiertos. Lentamente levantó la cabeza y me miró con los ojos de color rojo oscuro. Todavía podía ver la ira allí... pero eso es todo lo que vi. El amor y la pasión de antes se habían ido. Ahora había un monstruo sin corazón frío. Tragué saliva y trate de mirar a otro lado, pero no pude. Una vez que vio que los dedos de Carlos estaban profundamente dentro de mí, la ira crecía en sus ojos. Lo vi temblar de furia, aplastando lentamente el cuello del vampiro masculino en sus manos. Oí un chasquido húmedo en voz alta y luego dejó caer el cuerpo sin vida que pronto se convirtió en cenizas. Los vampiros entonces acudieron a los lados y el fondo de la sala, con ganas de mantenerse lo más lejos de mi Sire como sea posible. Se quedó solo en medio del vampiro, todavía nos miraba con esos ojos rojos pecaminosos. Oí Charles tragar saliva y lo sentí temblar. Los seres humanos miraron el monstruo, no sabiendo que hacer, pero que estaban a punto de orinarse encima. Zarcillos se deslizaban por la espalda de mi Sire, giraban y se flameaban a su alrededor.

En un abrir y cerrar de ojos Alucard estaba de pie delante de nosotros. Charles gimió y se encogió. El monstruo se agachó y le apretó la muñeca en sus manos. Obligó a Charles retirar sus dedos fuera de mí y le rompió el brazo. El macho gritó de dolor. Se habría caído al suelo si Alucard no lo estaba sosteniendo con el brazo roto. Mi Padre se inclinó, abriendo mucho la boca, luego mordió los dedos de Charles que me habían violado. Hice una mueca, pero fue rechazado en gran medida. Mi demonio estaba volviéndose loco, estaba ronroneando y llamando a su demonio... pero no respondió esta vez. Me preocupe. ¿Qué pasa si... Alucard nunca me acepta? ¿Qué pasa si... él no trata de... ser mi compañero? Mi demonio se quedó en silencio y yo bajé la cabeza en la tristeza. Unas lágrimas de dolor se deslizaron por mis mejillas. Escuché el grito de Carlos del dolor como Alucard lo atravesó. La sangre derramándose por todos lados como Alucard metió la mano en el estómago del varón y empezó a sacar los órganos. La mayoría de los vampiros estaban ahora corriendo por sus vidas mientras que otros quedaron petrificados y se quedaron allí mirando.

Alucard lo caso del chaleco del macho y lo levantó del suelo un par de metros. El macho lo miró con una cara sonrojada. La sangre manaba de él y estaba sanando lentamente. Zarcillos del vampiro anciano se deslizaron hasta el cuerpo del macho. Cavaron alrededor del agujero en el estómago. Otros se deslizaron hacia arriba y se deslizó en su boca, haciéndole atragantarse con ellos. Por último algunos de sus zarcillos fueron a la esquina de los ojos y comenzó a perforar su camino en sus cuencas de los ojos. El macho era incapaz de gritar de dolor. Él sólo arqueó la espalda, las lágrimas de sangre corría por su rostro mientras se retorcía en las garras de mi Sire. Alucard lo dejó allí en la masa de sus zarcillos y se fue para hacer frente a los demás en la sala. Tan pronto como lo vieron venir se encogieron más y gemían. Alucard le enseñó los colmillos y se lanzó hacia los maleantes. El mordió profundamente en uno de sus gargantas y uso las uñas para decapitar a otro. Me sonrojé locamente cuando sentí el goteo de semen en mis pliegues. Me mordí el labio inferior y cerré los ojos con fuerza, un rubor brillante sobre mis mejillas. Quería gemir su nombre, quería que me cogiera... pero... ¿qué diría si... lo hago? Mi Padre me odiaba por lo que hice. Él no quería ni mirarme, menos cogerme. Como él mató a más y más... su demonio empezó a ronronear de nuevo a la mía. Chillé felizmente y me retorcí en la silla. Me froté las piernas juntas, tratando de encontrar algún tipo de placer. Alguien entonces me golpeó con fuerza en la cabeza.

-Tú, perra enferma de mierda!- Will me gritó, al ver cómo me excitaba por la escena. Oí un gruñido feroz en voz alta, viniendo de mi Sire cuando el humano me tocó tan audazmente. Abrí los ojos para ver a Alucard mirando al humano Will. Dejó caer su última víctima y lentamente caminó hacia nosotros. Se detuvo cuando estaba a unos metros de distancia. Sus ojos se posaron en mí por una fracción de segundo y luego volvió a mirar a los seres humanos.

-Desátenla, ahora!- Él gruñó, amenazadoramente. Sr. Bacher inmediatamente se acercó a mí y comenzó a deshacer mis cadenas. Alucard gruñó cuando el profesor lanzó las cadenas de plata y el acónito al suelo. Podía sentir su ira, era peor que antes. Mark se acercó y rápidamente abrió el collar, cayó al suelo junto a las cadenas. Tan pronto como me liberaron zarcillos de Alucard salió disparando y agarró los cuatro seres humanos. Gritaron, ya que fueron arrastrados hacia los monstruos. Cada zarcillo los torturaba a cada uno de una manera diferente. Sr. Bacher fue lentamente separado el recto por el centro. Will estaba siendo empalado por zarcillos agudos en diferentes ángulos. Tristán tuvo un zarcillo envuelto alrededor de su cuello y los tobillos lo estaban tirando lentamente hacia atrás, esperando a que su columna vertebral se quiebre. Y Mark tenía tentáculos gruesos envueltos alrededor, lentamente aplastándolo hasta la muerte. Levanté débilmente mi mano y tire el paño estúpido de mi boca. Me puse de pie lentamente tambaleando sobre mis pies, aún débil de tener el acónito cerca.

-M-maestro- le susurré, tan pronto como la palabra salió de la boca. Todos los cadáveres que están enredados en sus tentáculos cayeron al suelo con un ruido fuerte. De inmediato se volvió hacia mí. Nos quedamos allí, mirando el uno al otro durante mucho tiempo. Debo... acercarmr a él? Tratar de hablar con él? O va a alejarse? Uno de sus tentáculos volvió a la vida y se envolvió alrededor del cuerpo sin vida de Mark. Lo miré con curiosidad mientras el cadáver fue arrastrado hacia mí y lo dejo junto a mis pies. Cuando volví a levantar la mirada Alucard se había ido y yo estaba sola en la escena de sangre. Suspiré y miré hacia abajo en la comida de mi Maestro que me entrego. Por lo menos... Yo sé que él todavía se preocupa por mí. Pero yo quería saber si todavía me quería como compañera. Yo lo quería a él... desesperadamente. Lágrimas de sangre corrían por mi cara. Me agaché y me abracé a mí misma mientras dejaba que las lágrimas salieran libremente. El dolor era insoportable, yo lo necesitaba.

(POV de Alucard)

Más tarde esa noche

Sostuve una joven rubia vampiresa, que había encontrado, contra la pared. Ella gritó de dolor y me miró con sus grandes ojos azules, temerosos. Inmediatamente le mostré mis colmillos y mordí en su suave garganta. La chica sólo llevaba unos buenos dos o tres años. Ella ya no era virgen y sabía nada como mi dulce Seras, pero ahogaba mi dolor con su sangre que estaba ayudando un poco. Cerré los ojos con fuerza y bebí profundamente. Agarré sus brazos con fuerza rompiéndolos en mis manos. Ella dio otro grito de dolor y trató de alejarse, pero yo sólo la acerque más. Mi demonio gruñó suavemente, deseando que estuviera nuestra joven compañera aquí en nuestro brazo ahora. Clavé las uñas en la carne de la vampiresa, lágrimas de sangre goteaba por su cara. A pesar de que yo estaba aquí con esta chica... Todavía podía sentir a Seras. Podía olerla, sentirla, verla. Gruñí en furia al recordar que ella me había rechazado! Una lágrima de sangre se deslizó por mi mejilla. ¿Por qué mi compañera me rechazo? ¿Era porque soy un monstruo? ¿Qué hice mal? ... A menos que yo tenía razón sobre Seras. Ella no me ama. Fue sólo palabras para ella. Yo era un tonto para pensar que alguna vez podría tenerla. ¿Por qué no puedo aprender?! Cada vez que me enamoro de alguien, me deja. Pero esta vez era mi compañera, la que significaba verdaderamente y fue hecha para mí. ¡Maldita sea!

La chica jadeó contra mi cuello, perdiendo lentamente la conciencia. Ella dio un pequeño gemido antes de que yo chupé hasta la última gota de su sangre. Solté a la joven vampiresa que cayó al suelo en un montón de cenizas. Miré hacia ella con indiferencia como una gota de su sangre se filtró en la esquina de mi boca y se deslicé hasta mi barbilla. Los ojos me ardían en un carmesí oscuro y mis colmillos sobresalían debajo de mi labio superior. Mis cabellos negros rozaron lo largo de mis mejillas y el cuello como estiré la cabeza hacia atrás para mirar a la luna. El viento soplaba más allá de mí, perturbando mis mechones del cabello, y mi abrigo rojo detrás de mí. Apreté los puños, la excavación de las uñas en la palma de mi mano. Estoy intentado mantenerme bajo control. Tomaba toda mi energía y auto control para mantener a mí mismo de ir a castigarla... o violar a Seras. Mi demonio la deseaba y él no iba a parar hasta que la tuviéramos. Entrecerré los ojos y salí del callejón oscuro, bien cabreado. Mientras caminaba por la calle, en busca de otra joven vampiresa que se asemejara a mis Seras, tener otra bocanada de mi Draculina. Me detuve en seco y mire a mí alrededor con curiosidad, con una ceja arqueada. ¿Estaba aquí? Pero yo no podía sentir su... no podía estar aquí. No estaba seguro de si estaba o no, desde el poder que había sentido de ella antes cuando estaba tratando de ponerse en contacto conmigo. Nadie ha agrietado o roto más allá de mis barreras. Fue bastante chocante cuando Seras lo hizo y sobre todo porque estaba tan débil por el acónito y la plata. Miré a mi alrededor y respiré profundamente. Podía oler su aroma, pero no podía sentir su presencia. Gruñí, molesto con este juego. Era peligroso para ella estar a mi alrededor en estos momentos.

-Seras- Le gruñí... pero no hubo respuesta. Apreté los dientes y seguí caminando. Mi mano rozó el costado de mi pantalón y sentí un bulto extraño allí. Me detuve en seco una vez más y, curiosamente, deslicé mi mano en mi bolsillo. Saqué en ruinas la bombacha de Seras que me gusto. Era eso lo que estaba oliendo, porque he estado llevando sus malditas bombachas por toda la noche! Apreté la mandíbula y mire hacia abajo en ellos. Más temprano esa noche tocaba una y otra vez en mi cabeza ese recuerdo cuando les arranqué de ella y luego la folle despiadadamente. Quería que volviera a ocurrir. Yo la quería a ella cerca. Apreté la tela en mis manos. Pero ella ya me dio su respuesta. Ella no me quería cerca. Ella no me quería. El dolor creció en mi pecho y mi demonio gruñó. Yo no podía dejar de pensar en esa noche hace 103 años. Las palabras de Abraham Van Helsing resonaron en mi cabeza. Ella nunca será tuya. No ... ella nunca ... seria mía.

(POV Seras)

Al Dia Siguiente -Mañana

Me acosté en mi cama agotada, estaba entre estar despierta y dormida. Solo me acosté allí, esperando despierta, pero esperanzada de que iba a volver a dormir de nuevo. Después de unos buenos minutos me obligué a sentarme. Gemí y refregué mis ojos abiertos. Contemple la habitación, mis ojos se posaron inmediatamente en el ataúd de Alucard. Suspiré cuando yo no lo percibí. Yo estaba preocupada por él. Alucard no volvió a la habitación la noche anterior, y si él no estuviera aquí ahora, obviamente, significaba que él estaba a fuera toda la noche. ¿Adónde fue? ¿Estaba bien? ¿Estaba causando problemas? ...¿Mi compañero siempre va a evitarme? Bajé la cabeza y miré con indiferencia a las sabanas. Yo no sabía qué hacer. Y con ese pensamiento me caí de nuevo de espalda con un suspiro agotador. Mis manos acariciaron mi cara y escondieron lejos del resto del mundo.

-Maestro, lo siento...- susurre en mis manos, deseando que el oiga estas palabras. Pero yo sabía que él me estaba bloqueando con sus barreras y no me dejaba entrar, no importa el tiempo.-Lo siento ... yo quiero que ... te amo. Tú eres mi compañero. Ahora lo entiendo- Entonces mis pensamientos fueron interrumpidos por el celular. Quité mis manos de mi cara y mire alrededor buscando el dispositivo sangriento. Sonaba muy cerca. Me senté y encontré con el celular debajo de la almohada. ¿Qué está haciendo ahí abajo? Aparté el pensamiento a un lado, levante la almohada y conteste. -¿Hola?-

-Chica Policía- Sir Integra respondió, su voz sonaba como si estuviera en un muy buen estado de ánimo.

-Sir Integra- susurré casi sorprendida. Entonces me asusté cuando me acordé de que me olvidé de reportar con ella acerca de la misión! -La misión se ha completado, sir!- Dije respetuosamente pero apresuradamente.

-¿En serio?- Preguntó Sir Integra, ahora sonando sorprendida.

-Sí, fue un profesor y tres estudiantes detrás de todo. Vendían las alumnas jóvenes a los vampiros a cambio de la inmortalidad.- Le expliqué.

-¿Los resultados?- Ella preguntó. Me mordí el labio inferior.

-Alucard mató a todos... incluso a los seres humanos- Susurré. Hubo un breve silencio.

-Bien hecho, ahora vuelvan al Cuartel- Ordenó. Yo asentí con la cabeza.

-Sí, señor- Le contesté. Estaba a punto de terminar la llamada, pero ella volvió a hablar.

-Seras- Sir Integra prosiguió. Fruncí mis cejas y llevé el teléfono a mi oído.

-Sí, señor?- Murmuré, preguntándole lo que ella quería.

-¿Cómo te fue ...ayer por la noche?- Ella preguntó. Mis ojos se ampliaron. ¿Ayer por la noche? ...¿Ella sabia...? No, eso es imposible... A menos que Alucard le dijo lo ocurrido... Pero eso no suena como mi Señor.

-¿Ayer por la noche, señor?- Le pregunté, esperando que me diera más pistas de lo que estaba preguntando. La oí suspirar con fastidio

-¿Qué pasó anoche?- Ella preguntó, sonando un poco molesta y enojada.-Tú y Alucard se aparearon ¿sí o no?- Apreté el celular con fuerza, y apreté los dientes. Así que, ella sabía que íbamos a aparearnos. Alucard debe haberle dicho. Bajé la cabeza y cerré los ojos con decepción.

-No ... no lo hicimos, señor- Susurré.

-¿Qué? ¿Por qué?- Ella preguntó sorprendida.

-Yo ... lo rechace ... Yo no entendía lo que estaba pasando ... Yo no sabía que él era mi compañero- Susurré.-Él se enojó. Yo no lo he visto desde ayer por la noche- Hubo un silencio entre nosotras, más largo que el anterior.-Lamento... lo que hice. Ahora, todo lo que quiero es Alucard. Quiero ser su compañera... pero sigue evitándome-

-¿Como evitándote?- Sir Integra susurró. -¿Has intentado llegar a él mentalmente?-

-Me bloquea- Dije con una sacudida de cabeza.-Soy incapaz de penetrar sus barreras-

-Sí- respondió ella, pensando profundamente acerca de algo. -Pero puedo... ¿Quieres que hable con él por ti?...Yo le puedo ordenar a que te escuche- Me reí y una vez más. Negué con la cabeza.

-Gracias, pero no, señor. Creo que debería hablar con él a solas, cara a cara- Yo dije, mordiéndome el labio inferior.

-Bueno- dijo ella, y luego se aclaró la garganta. -Espero que funcione... entre ustedes dos-

-Gracias, señor- Dije con una pequeña sonrisa.

-En cualquier momento, Victoria. Ahora, vuelve al cuartel- Ella ordeno una vez más y luego colgó el teléfono. Me reí y colgué el celular. Sir Integra no era tan mala. Me dejé caer en la cama y me quedé mirando al techo. Sólo espero que Alucard me diera la oportunidad de hablar. Lo necesitaba para que entienda que lo quería a él... siempre lo amare.

Más tarde Ese Dia- Tarde

Me quede fuera del avión privado de Hellsing, esperando pacientemente a mi Sire. ¿Dónde estaba? Teníamos que partir ahora, y no lo he visto en todo el día. Miré de nuevo el avión, que estaba listo para el vuelo. Todas nuestras cosas ya fueron subidas y el piloto se encontraba en la cabina del piloto. Miré a mí alrededor una vez más y chasqueó la lengua.

-Alucard, ¿dónde estás?- Intenté contactarme con él, pero sus barreras me bloqueaban. Rodé mis ojos y subí al avión, la decisión de esperar dentro de él. Me senté en una de los agradables asientos de cuero blanco. Miré a un asiento vacío que estaba frente a mí. Mi Padre lo había ocupado la última vez.

-Señor, ¿dónde estás?- susurré a mí misma, apoyando mi barbilla en la mano. Entonces lo sentí cerca en algún lugar. Moví un poco la cabeza y miré al piloto por el rabillo de mi ojo.

-Lo siento, señorita, pero tenemos que despegar ahora.- Él me instruyó. Me volví hacia él. El miedo destellando en sus ojos. Yo no podía salir de América sin Alucard! ¿Quién sabe qué tipo de problemas va a causar?!

-No podemos! Alucard aún no ha llegado- Yo le dije, él arqueó una ceja ante mí.

-Miss. Victoria, Alucard abordó el avión hace una hora...antes de que llegaras- Él me dijo. Fruncí mis cejas.

-¿Qué?- Susurré, completamente confundida.

-Sí, señora, está en la bodega de carga durmiendo en su ataúd.- Él dijo, haciendo un gesto hacia abajo donde estaba la bodega de carga.

-¿Él está en su ataúd?- Le pregunté, necesitando asegurarme de esto antes de que nos fuéramos.

-Sí- contestó con una pequeña sonrisa.

-Gracias, podemos despegar- Dije y mire por la ventana.

-Ahora mismo, señora- Dijo tocando la punta de su sombrero y se alejo de mi presencia. Suspiré y me crucé de brazos. Alucard estaba aquí y yo ni siquiera lo sabía. sin duda me está evitaba. Pero ¿por cuánto tiempo? Esperemos que no sea para siempre.

Esa Noche

Alucard y yo estábamos finalmente de vuelta en la sede. Era muy tarde por la noche, pero me decidí a ir a la cama temprano y ahora estaba acostada en mi ataúd completamente despierta. Yo no podía conciliar el sueño sabiendo que mi compañero estaba en la otra habitación. Estaba tan cerca... pero tan lejos. Todavía me evitaba. Tan pronto como el avión aterrizó fui a la bodega de carga para saludarlo, pero encontré con su ataúd vacio. Cuando llegué a la mansión Hellsing e informé a Sir Integra me dijo que Alucard había llegado unos minutos antes de mí y ahora estaba descansando en su habitación. Rodé los ojos y me burle. ¿Es esta la forma en que va a ser cada noche entre nosotros? ¿Este círculo vicioso? Tratando de llegar a él, pero él siempre se esconde lejos, para que no lo encuentre ¿Qué va a hacer una vez que tengamos una misión juntos? Llegara a la misión antes que yo, matara a todos y, a continuación, volverá a su habitación? Él no está actuando como un hombre, estaba actuando como un niño. Y en realidad me estaba empezando a enojarme! Miré a la tapa de mi ataúd.

¿Cómo se atreve a comportarse de esta forma, cuando estoy tratando de actuar como un adulto y tener una conversación seria con él? Después de todo, este es nuestro futuro! Él fue el que empezó todo este asunto y yo estaba tratando de arreglarlo! Maldito sea! Él y sus malditos juegos! Eso es todo! El hijo de puta iba a escucharme! Salté de mi ataúd y corrí en dirección a la pared. Atravesé la pared de ladrillos y llegué a la oscura habitación de Alucard. Mi señor estaba sentado en su trono. Su pierna derecha colgaba sobre la otra y sus dedos están entrecruzados. Su sombrero cubría sus cabellos negros y su gafas de color naranja ocultaban sus ojos. Esta vez lo conseguí y no puede escapar de mí! Se sorprendió un poco de que entrara sin permiso. Lo miré cabreada, y sin embargo con lujuria hacia él. Delante de él podía aun más que irrumpir. Mis puños apretados, mis colmillos alargados, y mis ojos brillaban de un rojo oscuro.

-Vlad Dracul, estás actuando como un idiota!- Le gruñí, sus ojos se ampliaron al oír su nombre salir de mis labios. Yo estaba perdido en mi ira y no estaba pensando en lo que estaba diciendo. -Deja de actuar como un maldito niño y háblame- Su expresión de sorpresa desapareció y se remplazo por el enojo. Él arqueó una ceja y me miró.

-¿Un niño? Usted se atreve hablar tan osadamente a tu maestro?- Preguntó, sus orbes carmesí ardían en los míos. Pero no me estremecí o mire hacia otro lado. No esta vez. No, iba a escucharme cada palabra que tenía que decirle.

-Alucard, sólo escucha!- Grité, molesta porque él ni siquiera me deja hablar. -Lo siento!- Le grité, él una vez más miró sorprendido. Mi enojo pronto se disolvió y el dolor volvió a mi pecho. Aparté la vista de él y en su lugar me quede mirando el suelo. -No era mi intención... hacerte daño... lo siento. Yo tenía miedo... Yo no entendía los sentimientos... estaba confundida acerca de...- Lo miré, pero luego rápidamente desvié la mirada con un pequeño gemido de asombro. -Yo estaba confundida acerca de por qué me querías como tu compañera. Yo no sé cómo sabías... pero... ahora entiendo- Sin querer metí la mano en uno de mis bolsillos y saqué la lista plegada que he estado guardando para él. Me quedé mirando, no estoy seguro si debo leérselo. Miré de nuevo hacia él, mordiéndome el labio inferior. El miró el pequeño papel, preguntándose qué era. -Es la lista de cosas que me gustan de ti- Le susurre, sus ojos se iluminaron con la información. Sus ojos parpadearon de nuevo a los míos, ahora que tengo toda su atención. Respiré profundo y lentamente desdoble el papel. Era más como... una nota de una lista... Sólo espero que él ... le guste.

-Me gusta tu fuerza y obstinación. No importa lo que se te interponga en tu camino, siempre encuentras la forma de seguir y llegar a tu meta- Empecé, le oí una risita. Tenía miedo de mirarlo, tenía miedo de ver la decepción o incluso la diversión que hay en su rostro. Prefiero no leérselo, pero... Ya he empezado. Tragué saliva y seguí. -Me gusta lo apasionado que puedes ser. Sigues diciéndote a ti mismo y a otros que eres un monstruo... pero no lo eres ... Y puedo ver eso. Me gusta cómo miras la luna. As caminado durante siglos y, sin embargo todavía le encuentras tiempo para mirarlo con fascinación, admirando su belleza. Me gusta la forma en que me miras. La forma que tus ojos se vuelven cálidos y suaves. Me derrito cada vez que veo esa mirada en tus ojos- Admití, mordiéndome el labio inferior con un rubor. Yo todavía no quería mirarlo en caso que me estaba dando esa mirada que tanto amaba.-Me gusta cómo desgarras... a nuestros enemigos y disfrutas de ello, también me gusta que con esas mismas manos, que desgarras, pueden ser tan gentiles cuando me acaricias o me sostienes. Me gusta tu olor: Pólvora, sangre, y un toque de especia vieja- Susurré, mirando a otro lado de la lista mientras miraba hacia el suelo. Gemí, deseando tenerlo más cerca así podría oler plenamente su aroma.

-Me gusta tu cabello negro. Lo suave que es cuando lo peino con mis dedos. Me gusta lo caliente que eres cuando me abrazas- Seguí pensando que iba a ser difícil antes de haber hecho contacto físico. -... Sé que lo odias... Pero me gusta, no importa lo difícil que trates de ocultarlo... siempre terminaras mostrando tu humanidad. Pero también me gusta... que tan oscuro y poderoso que eres- Susurré, tan solo al pensarlo me excita. -Me gusta la forma en que bebes mi sangre. Al principio eres rudo, pero luego te vuelves más apasionado y dulce. Me gusta cómo tu demonio responde al mío- Apoyé la mano contra mi pecho. Nuestros demonios ya estaban ronroneando entre sí alegremente. Sonreí suavemente y finalmente miré a Alucard. Me miró fijamente, esperando pacientemente para escuchar el resto de mi lista. -Me gusta que te guste la idea de que yo sea tu compañera- Susurré. -Me gusta que seas mi compañero eterno- dije improvisando. Alucard y yo nos miramos el uno al otro durante mucho tiempo. Su demonio dejó de ronronear también sorprendió, en silencio, al escuchar las palabras que salieron de mi boca. Me sentía incómoda con el silencio. ¿Qué estaba pensando? ¿Iba a negarme? Suspiré y aparté la mirada de él. -Yo sé ... que te lastime ... Me siento culpable por hacerte daño, Alucard.- Admití -Y... lo entenderé por qué ... si no me quieres- De repente, mis labios estaban aplastados contra el suyo. Sus largos brazos estaban envueltos alrededor de mí posesivamente y nuestros pechos se aplastaron unos contra otros. Me quedé mirando a Alucard con los ojos abiertos. Finalmente se apartó y me miró con una amplia sonrisa.

-¿No iba a quererte? ¿Por qué no iba a querer a mi pequeña compañera querida?- Él ronroneó en un susurro mientras me acariciaba la mejilla con cariño. Yo le sonreí, aliviada de que él no me iba a rechazar.

-Alucard- susurré. Se me cayó la lista y envolví mis brazos alrededor de su cuello. Le besé con fuerza, con ganas a mi hombre más que nada en este momento. Cerré los ojos con fuerza y disfruté de la sensación, mientras sus labios acariciaron los míos. extendí mi mano y enredé mis dedos en su pelo. Gemí en su boca.

-Alucard, por favor tómame- Rogué en su mente. Escuché su risa oscura y luego yo estaba en el suelo. Me enjaulo y comenzó suavemente a empujar contra mí. El bulto duro en sus pantalones lo refregaba contra mi bombacha húmeda. Me mordí el labio inferior y gemí. Realmente lo quería! Utilicé mis uñas para arrancar mi falda y mi ropa interior sin cuidado. Alucard me miró sorprendido, pero excitado por mi reacción. Se frotó contra mi ingle con más fuerza. Le di un pequeño grito y mordí tan fuerte mi labio inferior que comenzó a sangrar. -Tómame- Susurré de nuevo a él.

-Tomarte? Voy a corromperte, Violarte toda la noche hasta que grites mi nombre- Él ronroneó en mi mente. Luego bajó el cierre de los pantalones y empujó dentro de mí. Eche hacia atrás la cabeza y grité su nombre.

-Alucard- Gemí. Agarre la parte posterior de su cuello y tiró de él hacia abajo, besándolo con fuerza una vez más. Él se rió, divertido por la forma en que estaba necesitada. Él me cogió con fuerza y rapidez. Nuestros demonios ronronearon con felicidad, contentos de que estábamos juntos de nuevo. Él gimió y se apoderó de mis piernas, sus uñas clavándose en mí a la ligera. Envolví mis piernas alrededor de él y clavé los talones en su espalda baja.

(POV de Alucard)

Envolví mis brazos alrededor de Seras y la abracé, feliz de tenerla de vuelta. Ella me quería. Ella va a ser mía.

-Mi pequeña compañera- susurró en su mente, sabiendo que ya no temía escuchar esas palabras. Traté de acercándola más y enterrar a mí mismo profundamente en su cálido canal estrecho. Se sentía tan bien... Pero era mejor que la última vez. Tal vez porque por fin la tengo de regreso. Yo no sabía qué o por qué, pero no me importaba. Me llené de alegría y follarla con fuerza.-Mi pequeña compañera- Le susurre de nuevo, nunca iba cansarme de decirlo. Ella gimió suavemente en mi boca y se aferró a mí con más fuerza. Le lamí su labio inferior y forcé mi lengua entre sus labios. Enredé mi lengua con la de ella, fácilmente dominándola. Me pareció adorable cuando ella trató de dominar mi lengua, pero yo no se lo permití. Me pasé la lengua a lo largo de ella, curiosamente explorando su caverna húmeda. Gruñí y cerré los ojos con fuerza cuando sentí un inmenso placer. -Seras- yo gemía en su mente mientras me separaba de nuestro beso.

-Maestro- Seras susurró, con los ojos cerrados mientras jadeaba y se retorcía debajo de mi –Alucard- se corrigió. Ella entreabrió los ojos y me miró con esos hermosos ojos azules. -Se siente tan bien que estés dentro de mí- Ella susurró acaloradamente. Mi demonio gruñó a la joven vampiresa, pero lo mantuve atrás, no queriendo arruinar u olvidar este momento con ella. Me incliné hacia abajo y besé su mejilla hasta su cuello. Ella voluntariamente movió la cabeza y contuvo el aliento. Mi cálido aliento flotaba sobre su piel pálida. Los dos sabíamos lo que iba a pasar... pero yo estaba más preocupado que ella. ¿Qué pasa si cambia de opinión? ¿Y si me rechaza una vez mas y me tengo que quedar con la sensación de dolor de nuevo? –Alucard- Seras gimió, levantando sus caderas para que la penetré profundamente. Ella gimió sombre la concha de mi oreja, con su cálido aliento. Gemí y rocé mis labios sobre su piel. Todo era tan hipnótico. Sentir mi cuerpo se deslizara contra su cuerpo. Sentir el aliento a lo largo de mi cuello y la oreja. Sentir su abrazo apretado y estar en su apretado canal. Me estaba perdiendo a mí mismo. Les mostré mis colmillos y mordí en el cuello. Ella gritó de dolor y arqueó su espalda, sus pechos aplastados contra mi pecho. Ronroneé mientras chupaba su deliciosa sangre. Me sorprendió que ella todavía sabia tan pura. Me agaché y fácilmente desabrochó los botones de la camisa y arranque su sostén y lo tire. Era la primera vez que en realidad iba a sentir sus cálidos pechos deliciosos en mis manos. Felizmente tomé uno de ellos en mi mano y apreté suavemente. Ella gimió en mi oído y luego regresó jadeando sin aliento. Su duro pezón prácticamente excavado en la palma de mi mano.

-Muérdeme, Seras- Ronroneé en su mente como yo moví mi cabeza, dejando al descubierto el cuello para ella. Contuvo el aliento y me empezó a preocupar. ¿Por qué esta dudando? ¿Estaba asustada de nuevo? ¿Debo parar ahora antes de ir más lejos? Pero entonces de repente sentí una sensación de pinchazo en el cuello de donde Seras me mordió. Mis ojos se abrieron y quemaron en un carmesí oscuro. La abrase con fuerza y trate acercándola más a beber profundamente de mí. Finalmente fuimos compañeros. Conduje a su dureza cuando sentí una forma poderoso vínculo entre nosotros. Nuestras almas se convirtieron en su conjunto y nuestros demonios rugían en señal de triunfo. Ellos ronronearon más fuerte que antes. Retiré mis colmillos de su cuello y lo besé sobre su carne desgarrada con ronroneos suaves.

-Seras- Le susurre al oído mientras continuaba bebiendo de mí. Nuestro Maestro y esclavo- Childe murieron cuando ella se convirtió en su propio vampiro. Observé con diversión mientras su piel se volvió más pálida que antes y su cabello se volvió más de una rubia blanco. Le acaricié sobre su trasero, mis ojos vagaron sobre su cuerpo mientras cambiaba. Sus ojos estaban teñidos de un rojo oscuro, siempre quedaran de esa manera. Sus poderes crecieron y sin querer sus sombras a fuego lento alrededor de su forma. Me reí y le acaricié y le recorrí la espalda, ella se estremeció. La joven vampiresa se detuvo lentamente de beber de mí y retiró sus colmillos. Ella se echó hacia atrás la cabeza para mirarme. Miré hacia abajo en sus hermosos ojos de color carmesí y su pómulo de su pálida suave mejilla. -Seras Victoria- Le susurre y peine con mis dedos por sus rizos suaves. -Tú eres mía para siempre- Le dije y besé su frente. Ella sonrió y acarició mi cuello con un ronroneo. Le acaricié mis dedos por su cuerpo y se apoderó de sus muslos de nuevo. Quería permanecer dentro de ella para siempre. La sostuve en mis brazos. Nos amaremos para toda la eternidad, pero yo sabía que tenía que terminar pronto. Seras arqueó la espalda y gritó cuando su canal se achico a mi alrededor de miembro, y presionaba mis dientes. Y entonces llegamos al clímax. Ella convulsionó debajo de mí y gimió como yo derramé mis semillas en su interior. Como nos calmamos de nuestros orgasmos y jadeábamos, nuestros pechos rozaron entre sí con cada respiración. Lentamente abrí mis ojos y miré hacia mi querida Seras. Ella todavía jadeaba sin aliento y me miró sin comprender. Entonces le di una cálida sonrisa y acaricie su mejilla.

-Mi pequeña compañera- le susurré.

Fin



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