🔥 Sueño 🔥
5
“Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad.”
Guy de Maupassant
Cuando terminamos de soltar las calabazas y estas volaron hacia arriba, contemplamos como nuestros deseos se iban alejando sin tener la certeza de que realmente se cumplieran. Pero por un momento fue lindo imaginar que todos los deseos podían hacerse realidad.
Los celadores nos acompañaron hasta nuestros cuartos. Nos ordenaron que nos asearamos antes de ir a dormir. Era la rutina de la noche. Nos dieron toallas limpias y una pastilla para dormir. Que a los ojos del celador " hice" que había tomado pero cuando se fue lo escupí en el inodoro.
Me saqué la ropa, abrí la ducha, esperé que el agua se pusiera bien caliente y me metí. Mojé mi cabeza y enjaboné mi cuerpo. Apoyé una mano en la pared y la otra bajé a mis partes íntimas, mientras me tocaba pensaba en Dorian, sus palabras me motivaban, pensé en Abbadón, su fuerza me encendía.
Cuando terminé de tocarme, cerré la ducha. Me sequé con la toalla, me puse el pijama y luego me metí a la cama. Miré el reloj electrónico en la pared,marcaban las once pm. El doctor llegaría a las doce de la noche con la jeringa. Yo me haría la dormida como siempre. Él me inyectaría y se marcharía.
Se hicieron las doce. Abrieron la puerta, era el doctor. Yo me hice la dormida. Él entró , me destapó y comenzó a acariciarme el pelo. Luego metió una mano por debajo de mi remera y comenzó a tocarme un pecho y luego otro. No sabía lo que estaba haciendo pero por alguna razón me gustó que me tocara. Estuvo así unos minutos, luego dejó de tocarme y sacó la jeringa de su delantal me inyectó y se fue.
Al día siguiente nos despertaron y nos avisaron que el desayuno estaba listo. Nos abrieron la puerta y bajamos al comedor. No sabía donde sentarme así que me senté sola. «Volvería a estar sola otra vez sin Dorian» Pensé. Ya que ayer le había golpeado aquel chico sin escrúpulos.
Pero me sorprendí al verlo sentado también solo. Me acerqué a él.
—Hola, ¿me recuerdas?— pregunté indecisa, si era él o Abbadón con quien hablaba.
—Creo que sí, te llamas Agnes—contestó
—¿Cómo estás?
—Bien, lo siento, no quería lastimar a ese chico.
—Te entiendo, sé que no fuiste tú, fue Abbadón.
Dorian sonrió.
—En realidad si fuí yo. Perdón, te ví con él y... No pude evitar acercarme, luego él me empujó y yo lo golpeé.
—Estas loco—dije sarcástica.
—Si, ya lo sé. Pero estoy loco por tí. Y yo sé que tú también lo estás por mí.
Me sonrojé, no quería responderle.
—Que golpees a cada uno que se me acerque no es una manera de que me demuestres tu amor.
Dorian hizo silencio.
—Hay algo más importante que hablar de mí.
—¿Qué es?
—Pronto nos llevaron a los otros sectores.
—¿Cómo sabes?
—Los escuché mientras hablaban celadores y enfermeros.
—¿Qué dijeron?
—Van a verificar si las inyecciones que nos dieron han dado efecto o si tuvieron un resultado positivo.
—No entiendo.
—Yo tampoco—respondió Dorian— supongo que nos pondrán a prueba.
Terminamos de desayunar y nos fuimos al patio. Vinieron los celadores y nos dijeron que cada día haríamos una actividad diferente para no aburrirnos y que el día se nos pase más rápido.
—La actividad de hoy será plantar semillas de árboles —dijo la celadora.
Primero nos mostraban como hacerlo y luego lo hacíamos nosotros solos.
Nos dieron unas palas y comenzamos a cavar la tierra. Hacíamos un pozo profundo. Luego poníamos unas semillas, le echábamos agua y lo volviamos a cubrir.
Cuando terminamos, los celadores nos entregaron unas botellitas de agua, Estábamos sedientos. Estuvimos todo el día bajo el sol cavando la tierra y plantando semillas.
Uno de los chicos comenzó a quejarse porque ya no quería seguir cavando que estaba muy cansado y que el sol le hacía mal.
Los enfermeros se acercaron, le dieron una pastilla y el chico siguió cavando sin protestar.
Me acerqué a Dorian.
—¿Has visto eso?
—¿Qué cosa?
—El chico que estaba quejándose y cuando le dieron la pastilla, dejó de quejarse y siguió cavando.
—Deben ser vitaminas —dijo Dorian sonriendo.
—Pienso que hay algo raro. No es la e vez que lo veo.
Los celadores se acercaron a nosotros al ver que estábamos hablando.
—Chicos terminen de cavar. Terminen la actividad y después pueden seguir conversando.
Estuvimos todo el día cavando. Cuando terminamos estaba muy cansada sin ganas de conversar ni de nada. Me tiré bajo un árbol. Dorian hizo lo mismo.
Los demás chicos también se tiraron a descansar a la sombra.
Comencé a caminar en el patio del hospital, todas las personas que me rodeaban tenían algo en la cara, básicamente no podía ver sus rostros. Estaban borradas. Yo les gritaba que se alejaran de mí. Pero me tomaron y llevaron a la fuerza. Me subieron a una camilla. Me sujetaron las manos y las piernas. Yo seguía gritando pero mi voz apenas se escuchaba. Luego entró el doctor. Aunque no veía su rostro sabía que era él. Los demás se fueron y nos dejaron solos. Sabía que algo malo iba a pasar...
—¡Agnes despierta!—escuché que me decían. Abro los ojos era Dorian.
Me desperté.
—¿Qué sucedió?—pregunté un poco asustada.
—Te quedaste dormida y luego comenzaste a gritar. Parece que tuviste una pesadilla.
Me desperté un poco agitada. Era verdad había tenido una pesadilla. Tenía miedo de que se haga realidad.
—Dorian, realmente quieres seguir acá, porque cambiaste de opinión y ya no quieres escapar.
—Ahora que no nos escuchan, si cambié de opinión pero porque tenía un chip por dónde me estaban escuchando. Si descubrían que fuí yo, el que te dí la idea. Iban a encerrarme. Por eso lo negué. Pero será difícil de escapar. Debemos superar las pruebas. Y nos dejarán salir.
—¿Cómo que nos dejarán salir?
—Es difícil de explicar, pero ellos no quieren curarnos. Al contrario quieren potenciar nuestro mal interior y hacerlo invencible.
—¿Qué?
—No lo entiendes ahora, pero ellos necesitan más de nosotros para que puedan seguir experimentando, ese es su objetivo. Tenernos de mascotas y jugar con nosotros.
—No entiendo, pero supongo que lo entenderé. Entonces no vamos a escapar.
—Primero debemos superar las pruebas y luego podremos irnos. Nos soltaran. Nos dejarán libres y nos iremos a casa.
No estaba segura si lo que decía Dorian era verdad. Pero tenía que creerle o confiar en él.
—Esta bien. Pasemos las pruebas—dije
Dorian tomó mi mano.
—No estás sola Agnes. Estás conmigo. Yo estoy contigo. Confía en mí.
Los celadores nos llamaron. Nos soltamos las manos y cada uno caminó por separado. Dorian me hizo un gesto de que hiciera silencio. Estábamos juntos en esta. La pregunta ahora era íbamos a superar las pruebas y de qué trataban. Pero no me importaba si lo tenía a Dorian.
Canción: Dusk till dawn — Zayn & Sia
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