🔥 Samuel🔥
10
"Abrazo a mi rival, pero sólo para estrangularlo."
Jean Racine
Los enfermeros mantuvieron a Dorian en su habitación. No estaba listo para volver con sus compañeros. Las inyecciones habían hecho resurgir al Abbadón que llevaba dentro. Dorian seguía durmiendo y no estaba enterado de nada de lo que Abbadón había hecho con Agnes.
Mientras tanto los internos disfrutaban un día de sol en el patio.
-Hoy haremos una pequeña excursión por los alrededores del hospital -dijo una celadora.
-Espero que sea divertido- acotó Agnes. Pero en el fondo la excursión no le importaba y sólo pensaba en lo que Dorian se había convertido.
Los chicos formaron una fila y comenzaron a caminar en línea recta.
-Muy bien, sigan así.
Agnes se había equivocado, la excursión era de lo más aburrido, no había nada para mirar. Lo único que pudo hacer fue calcular la distancia del hospital hasta el alambrado eléctrico que lo rodeada. Con un cartel que decía «no cruzar, alta tensión»
-Estamos encerrados como el ganado y peor, si intentamos escapar nos electrocutarán, Dorian tenía razón. -se decía a sí misma Agnes.
La excursión terminó y volvimos al patio de cemento. Cada tanto miraba hacia arriba pero Dorian no daba señales de vida. Y tampoco había vuelto a ver al tal Victor.
El doctor salió al patio con un expediente y sin esperar que me llamara, mencionó mi nombre. No sabía si estar asustada o emocionada. Pero estaba dispuesta a pasar la famosa prueba.
-Aquí estoy-dije acercándome a él.
Él me miró, noté algo de preocupación en su cara.
-Suerte con tu prueba.
-Gracias.
Las enfermeras me llevaron al cuarto oscuro. Cuando entré noté que había unos tres chicos sentados. Antes de que se alejaran pregunté que tenía que hacer pero ninguna de ellas me respondió y se alejaron cerrando la puerta.
-Miré a los chicos y no tenían cara de ser amigables.
-¿Qué tenemos que hacer aquí?-les pregunté, pero ninguno de los chicos me respondió tampoco. Me fuí a sentar a un rincón, pasado unos minutos uno de ellos se acercó.
-Hola, soy Samuel-dijo estrechándome
la mano.
Noté que la mayoría de los chicos eran respetuosos.
-Soy Agnes-respondí devolviéndole el saludo.
-Si, he oído hablar de tí.
-¿Ah sí? -dije-¿Y qué has escuchado?
-Que eres una asesina, igual que nosotros, por eso estás aquí ¿no?-contestó riendo.
No estaba para chistes pero todos los que estaban en ese hospital en parte lo eran: Dorian, Victor...
Asentí. Supongo que también lo era, no podía explicar sino, porque estaba allí con todos ellos.
-¿Me estás diciendo que es un hospital para asesinos?
-Pensé que ya lo sabías. Y las pruebas son para saber quién es el asesino más fuerte.
-¿Cómo lo sabes?
-Escucho los susurros de los enfermeros en el pasillo.
Al final todos sabían de que se trataba todo esto menos yo.
-¡Soy una tonta!-dije llevando mis dos manos a la cabeza-Debí darme cuenta de esto hace rato.
-Entonces ¿sabes de que tratará esta prueba?
-No muy bien, pero creo que sé hacia donde va.-Comentó tranquilo-Es fácil de deducir, debemos matarlos antes de que ellos nos maten a nosotros-respondió mirando a los dos chicos que estaban en la misma habitación que nosotros.-Para eso estamos acá.
Miré a mi alrededor, parecía que nos observaban a través del vidrio.
Era cierto, quería que nos matemos entre nosotros. Pedí salir.
-¡Por favor déjenme salir, no quiero morir!-grité. Había entrado en pánico. Era una locura, pero ya no esperaba más nada de ellos. El doctor y enfermeros y celadores, estaban totalmente locos. No iban a parar hasta que empezáramos a derramar sangre.
No me quedaba otra cosa que pensar en cómo iba a morir.
Este era mi final. Morir en manos de unos locos psicópatas. Tenía que haberlo previsto. Pero no había manera de saberlo. Me habían vendido para un experimento. Las imágenes de cuando mis tutores recibieron un sobre de parte de los uniformados con traje militar. Ahora todo me cerraba. Pero ¿qué había hecho para merecer esto?
La respuesta me la dió a continuación el doctor que empezó hablar por un micrófono y al mismo tiempo que unas pantallas gigantes se encendieron.
-Han sido elegidos para emprender esta primera prueba. La buena noticia es que podrán elegir un compañero y planificar la muerte de sus enemigos.
Samuel me eligió. Yo estaba aterrada, pero le seguí la corriente. Me tomó de la mano, señal de que era mi pareja en la prueba de la muerte.
-Bueno, si quieren empiecen ahora o cuando su estómago se lo pida.
-¿Qué quiere decir con eso?
-Que nos dejarán encerrados sin comer, que no nos dejarán salir, si no los matamos. Son ellos o nosotros.
Era verdad, era la única opción para liberarnos y terminar la prueba.
-¿Qué haremos?
-No tenemos armas, debemos arreglarnos.
Podemos asfixiarlos. Podemos acercarnos, hacernos los amigos y cuando estén distraídos, ahorcarlos.
-¿Y quién los va a distraer?
-Tú eres la mujer, los hombres se distraen rápido.
-¿Lo dices por experiencia?
-Yo me distraje, ¿quién no se distrae contigo?
-¿Y qué tengo que hacer?
-Quitarte la ropa.
-¿Estás loco?¿Qué quieres que haga qué?
-No puedo hacerlo -comenté
-¿Quieres morir?
No tenía tiempo de pensar y los minutos pasaban. Tenía que hacerlo.
-Esta bien, yo los distraigo, pero tú mátalos -le dije a Samuel.
Me saqué la ropa y me quedé completamente desnuda. Ví como los chicos comenzaron a mirarme y uno de ellos se acercó, comenzó a tocarme.
-¡Es hora, mátalo!-grité
Samuel lo sorprendió por atrás y lo tomó del cuello ahorcándolo. Después de unos minutos este murió.
-Hemos acabado con uno -dijo Samuel
Me puse nuevamente la ropa, y fuimos por el chico que quedaba vivo. Este se sentía acorralado, quiso escapar, luego comenzó a darnos golpes, comenzamos a luchar cuerpo a cuerpo. Lo derribamos y cayó al suelo.
-¡Patéalo, que esperas! -me ordenó Samuel, tuve que obedecer y lo pateé hasta que murió.
Me sentí terrible pero habíamos cumplido con la prueba. Habíamos matado a esos chicos que ni siquiera conocíamos.
Nos abrieron la puerta y pudimos salir.
-Muy bien han superado la prueba fácilmente. Pueden ir a descansar. Ahora toca esperar la segunda prueba-dijo el doctor.
Los enfermeros nos llevaron a enfermería y luego celadores a nuestras habitaciones a descansar. Esa noche apenas pude comer, y después de la ducha tomé la pastilla y me dormí al instante. Quería por un momento olvidar el infierno que estaba viviendo.
Canción: Rival- Ruelle
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top