Capítulo 9.
Ya que mi perla demostró lo que vale, ahora era mi turno de hacerlo. Mis ancestros han sido peleadores poderosos y jamás han perdido una batalla, ahora era mi turno de demostrar que yo podía con todo.
Soy seguro de mi mismo, me he preparado toda la vida para esto, pero ahora todo era diferente por que se juega la Tribu y mi Perla. No puedo darme el lujo de perder ambas cosas, por ella y la tribu son lo que mas me importa en la vida.
Se que llevo poco tiempo conociendola, pero ella se ha vuelto lo mas valioso que he tenido. Y cuando la vi pelear con Aruma, sentí miedo por un momento, pero ver esos ojos llenos de fuego, hizo que me sintiera orgulloso de haberla preparado para eso.
Ahora era el turno de ella de preocuparse, la veía caminar de un lado a otro comiéndose las uñas. Yo sonreía como tonto al verla hacer eso por que lucia muy linda.
—Ese tal Anok ¿es grande?
—De mi tamaño.
—Dios mío —susurro—, eso me asusta ¿sabes? ¿Y si te lastima?
—No lo hará, Atuq es más hábil.
—Sigo sin entender eso —dijo molesta—, o sea que el me quiere llevar asi como asi.
—Si, pero no lo dejare, ven.
Tome sus manos y la metí entre mis piernas, ella estaba de pie frente a mi. Mi perla tocaba mi cabello con suavidad y eso me hacia sentir tranquilo y seguro.
—Tengo miedo —susurró.
—No tengas miedo, Atuq no tiene miedo.
—Lo se pero... No quiero que te lastimen —puso sus manos en mi cara.
—No lo harán —me perdí en esos ojos color cielo—, Atuq pensara en su perla mientras pelea. Eso me dará fuerzas.
—Confío en que lo harás, pero eso no quiere decir que no tenga miedo.
—Calma —le sonreí—, confía en Atuq.
La gran diferencia entre la pelea de Aruma y Freya, es que los hombres nos vamos más por lo agresivo, ya que se juega el todo por el todo.
Podemos morir en aquella pelea por defender lo nuestro.
Es una costumbre en todas las tribus que el hijo del líder pelee con el hijo del líder de la tribu para tomar el liderazgo. Mi padre es el líder de todas las tribus ya que el Sol es el más grande y nos ilumina a todos en las tierras, el es quien cuida a todos como lo más valioso.
Mi padre pronto dejará el liderazgo de la tribu del Sol, para que yo lo tome debo luchar contra uno de ellos y demostrar mi valor.
Anok es un hombre fuerte y de habilidades extraordinarias, así que será un buen rival para mí. Uno que realmente de la pelea.
Esta vez se juega la tribu y Freya, Anok es buen peleador pero el trata a las mujeres muy mal y no puedo permitir que toque a Freya. Es mi destinada y dejarla así con ese animal, primero muerto antes que eso pase.
Puede que ella sea mi destinada, que estemos hechos el uno para el otro, pero Anok tiene el derecho de quitármela si pierdo, al igual que la tribu. Mi padre peleó por ello y yo pienso hacer lo mismo.
Como lo dictaba la tradición, ella tenia que pintar mi cuerpo. Me puse de pie y ella se quedó de rodillas, comenzó a trazar líneas de color rojo y azul en todo mi cuerpo. Se puso de pie y puso su mano cubierta de pintura en mi pecho.
—Para que sientas que estoy contigo —me miró.
Queria decirle que estaré bien, que no tenia que preocuparse pero se que eso no servirá de nada. Solo le asentí.
—Debemos ir —le dije—, la pelea, es importante.
—Dios mio —se alejo de mi—, tengo miedo.
—No temas te lo dije, confía.
—Lo haré —volvió a mi para besarme un poco.
—Eso dará suerte.
Tome su mano y la bese, ella me sonrió había algo de miedo en sus ojos, salimos de la choza. Había que ir hasta la tribu del fuego en donde me enfrentaria a Anok. La tribu quedaba después de las montañas. Lo malo de esto es que ninguna mujer debe estar presente en la pelea.
Todas deben quedarse en sus chozas a rezarle a los Dioses para que alguno de los dos quede vivo.
Al estar en las afueras de la tribu, sentí el abrazo de Freya, sentí como su cuerpo temblaba, se que esta asustada pero estaré bien.
—Regresa conmigo, por favor —me miró, las lágrimas adornaban sus mejillas.
—Lo haré, Atuq regresará con su perla.
Ella se negó por un momento a soltarse de mi, pero al final termino haciendolo. La chamana me rezo un par de segundos y me indico que me fuera. Mis hermanos estaban esperándome junto a mi padre.
Era momento de hacer esto.
(...)
Después de caminar un poco, llegamos a la Tribu del fuego, tribu de la que mi padre es líder. Como siempre, nos recibieron los hermanos con entusiasmo. Caminamos hacia una especie de Arena en donde ellos suelen entrenar.
Escuchaba las oraciones de las mujeres en sus chozas. En ellas aclamaban el nombre de Anok y el mio. Al llegar, Anok estaba agachado y al verme se puso de pie y sonrio. Su cuerpo estaba pintado de blanco, eso era señal de confianza, mi color era señal de fuerza.
—Hermano Atuq.
—Hermano Anok —nos saludamos sosteniendo nuestros brazos.
—Creí que traerías a tu perla, así aprovechamos de que se quede.
—Mi mujer no vino por que ella se quedara conmigo —me aleje de el.
—Estas seguro de ello, escuché que es hermosa, tan hermosa como una perla y que sus ojos son tan intensos como el mar... ¿Te imaginas a mis crías con ella?
—No la llames como si fuera una yegua —me iba a acercar pero mi padre me detuvo—, es una mujer, no un animal.
—Vaya que estas prendado de ella ¿no? —comenzó a reír— Mejor despidete de ella, por que cuando te mate, ella seria mía como todas las tribus.
Aquí no había reglas o mandamientos, aquí sobrevivirá el más fuerte, confiaba en mis capacidades y habilidades, no lo dejaría que me mate por que el no puede tocar a Freya.
Mis hermanos me entregaron el hacha y colocaron la navaja en mi cintura.
—Soy Atuq, el guerrero de la tribu del sol, y hoy me enfrento a Anok en la arena sagrada de la tribu del fuego —fueron mis palabras.
Anok, con sus ojos brillantes como el fuego y su cuerpo marcado con los símbolos sagrados de su tribu, se mueve con una rapidez que no logro captar al inicio. Yo, por otro lado, esquive el hacha que corto un poco mi cabello.
Mi codo se fue a su rostro dejándolo aturdido solo por un segundo. Con mi pie logro derribarlo, mi hacha impacta contra la arena fallando al tratar de darle a Anok en la cara.
La batalla comienza con los gritos de nuestros hermanos. Anok ataca de nuevo, sus puños son como piedra ardiente que busca quemarme. Yo, parando cada golpe con una fuerza que no sabia que tenia. Ambos nos alejamos del otro jadeando por el esfuerzo.
A penas estamos comenzando.
Esta no es solo una batalla de fuerza. Es una batalla por la tribu y por la mujer que me pertenece. Anok se mueve alrededor de la arena, su hacha se extiende hacia mi señalándome. Su rostro tenía rastros de sangre por el golpe que le di.
—Vaya que deseas montarla —jadeaba y sonreía—, voy a matarte y hacer con ella lo que los blancos hicieron con nuestras mujeres.
Anok corre hacia mi con mucha velocidad, logro agacharme cuando el hacha intenta cortar mi cabeza, saqué el cuchillo de mi cintura y le corte el abdomen, el retrocedió muchos pasos y se tocó la herida.
Alzó el cuchillo y lo tomo del mango para lanzarlo con fuerza, Anok logra esquivarlo pero le corte el rostro en el intento.
Anok y yo corrimos hacia el otro, el saltó y golpeó mi rostro haciéndome caer en la arena, se subió encima de mi y alzó su hacha para darme en el pecho, metí mis brazos para que no me diera en el pecho pero aun asi me corto los brazos.
Logro derribar a Anok con un golpe poderoso ya que su rostro estaba cerca del mío, hacía presión en su hacha para que esta bajara hacia mi pecho, así que no tuve más opción de darle con la cabeza. Pero, Anok se levanta, se niega a rendirse y yo tampoco.
Tengo que pelear, por mi tribu y por ella. Por El amor que siento por Freya.
Mi vista se fue hacia mis hermanos quienes me gritaban y alentaban, por un momento me imaginé a Freya estar entre ellos, sus ojos llenos de preocupación y esperanza.
Respiro hondo, sintiendo el calor del fuego en mi pecho. Este no es solo mi combate, es nuestro combate.
Anok es fuerte, eso no lo puedo negar. Pero mi amor por Freya me da una fuerza que él no puede igualar.
Ambos volvimos a golpearnos, esta vez con nuestras manos y pies. Cada golpe que doy, cada movimiento que hago, es por ella, por ellos. La arena se convierte en un torbellino de puños y pies, pero mi mente está clara. No puedo perder.
La lucha es feroz, y ambos llevamos las marcas de nuestro enfrentamiento. Pero no me rindo. Con cada golpe que recibo, respondo con dos. Con cada caída, me levanto de nuevo. Porque no estoy solo en esta batalla. Freya está conmigo, en cada latido de mi corazón, en cada aliento que tomo.
—Ríndete —le dije ya un poco agotado—, no quiero matarte.
—No lo haré —respondió—, tu padre mató al mio y pienso cobrarlo matándote y obteniendo todo lo que posees hermano.
Como pude tome el hacha, ambas armas chocaron entre si, un gemido de dolor salió cuando sentí como el clavó el cuchillo en mi costado. Nuestros rostros volvieron a estar cerca. El sonrió al verme ya derrotado.
—Te mataré e iré a buscar a tu mujer para hacerla mía y luego, la empalaré como cerdo... —clavó aún más el cuchillo.
No, no puedo dejar que eso pase.
Puse mi mano en la que sostenía el cuchillo en mi costado, con mi pie lo derribe haciendo que cayera al suelo, esquive el hacha, me saque el cuchillo y con suma fuerza lo clave en su cuello y lentamente lo corte de lado a lado, su sangre salpicó mi cara y parte de mi cuerpo.
Finalmente, me puse de pie y solté el cuchillo, mire a todos mis hermanos quienes estaban en silencio viéndome, había ganado no solo la batalla, sino el derecho a proteger a la mujer que amo y a mi tribu de un hombre como lo era Anok.
—¡Victoria para El Inca! —mis hermanos comenzaron a gritar.
Y en ese momento, sé que no importa cuántas batallas tenga que enfrentar, siempre lucharé. Por mi honor, por mi tribu, y sobre todo, por Freya.
(...)
—¡Atuq!
Freya al verme llegar a la tribu corrió hacia mi, me abrazó con mucha fuerza. Yo solté un quejido y ella se apartó.
—Estás herido.. —miro la herida en mi costado.
Ella estaba manchada con mi pintura y parte de mi sangre. Yo no dije nada, solo caminé hacia la choza de la chamana para que me curara la herida por que me duele demasiado. Freya me ayudo a ir hacia allá... Cuando llegamos a la choza no pude más y caí al suelo.
—¡Ayuda! —ella gritó.
Mi padre y uno de mis hermanos me ayudaron a acostarme, escuché ruidos y demás, luego el llanto de Freya. Quería decirle que estaba bien y que haya ganado pero no podía decir nada, me sentía un poco débil.
—E kipaku iā ia mai ʻaneʻi, ua huhū loa ʻo ia. (Saquenla de aqui, esta muy alterada)
—¿Que hacen? No, no me voy a ir... Está herido, no pienso irme.
—Debes irte —escuché a la chamana decir.
—No me aparten de el, por favor...
Hola hola, Miercoles de actualización de El Inca, espero que les haya gustado el capítulo. Recuerden que estoy participando en un concurso para obtener esta historia en físico, sus comentarios y votos son puntos acumulados que me sirven para seguir participando. ✨
Espero que sigan apoyandome como lo han hecho hasta ahora.
Hice algunas imagenes, no me salieron como queria pero se las dejare.
Aqui esta Anok es el que está detrás de Atuq, no entendi por que le pusieron la bandera de estados unidos JAJAJA
Que me lleve el indio JAJAJA
No olviden dejar sus votos y comentarios.
Besos, Rosslix.
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