Capítulo 28 -Final-




Estaba de rodillas ante ella. Mi perla estaba aún más blanca de lo que ya era, sus labios estaban azules y sus ojos permanecían cerrados.

Mis hermanos con cuidado la bajaron del árbol en el que ella estaba colgada. Me puse de pie y caminé hacia ella, con mucho cuidado la tomé en mis brazos, estaba fría y liviana.

Mi pecho estaba encogido de dolor. Verla así me partía el alma en miles de pedazos. Todo esto había terminado pero, ¿A qué costo? ¿A qué maldito costo? Si le han arrebatado a mi compañera, a mi vida entera.

En este momento he perdido todo, me he quedado sin nada.

—Mi perla —susurre—, mira lo que te han hecho.

Su rostro a pesar de estar sereno, tenía algunos golpes, su labio estaba roto y sus labios estaban muy azules, la abrace a mi mientras acariciaba su cabello con suavidad, mientras que lo hacía, camine en medio de mis hermanos quienes seguían de rodillas mientras lloraban y oraban a los dioses por lo que había sucedido.

El destino había sido claro, me lo había mostrado desde el inicio, no debíamos separarnos. Ahora, me la habían arrebatado, ellos me la habían arrebatado de la manera más cruel que puede existir.

Me han quitado mi vida entera.

Todos los blancos han muerto, ya no había más guerra en nuestras tierras. Habíamos ganado, pero no me sentía completo, porque una enorme parte de mi ser, ya no estaba a mi lado.

Cada miembro de la tribu o los pocos quedaban comenzaron a recoger los cadáveres de nuestros hermanos para darles un descanso como se lo merecen, como unos buenos guerreros y hermanos fieles que estuvieron batallando hasta su último aliento.

Aun con Freya en mis brazos, caminé hacia la tribu o lo que quedaba de ella. Mi choza o nuestra choza seguía intacta, yo acosté a Freya en donde reposamos, me senté a su lado y tomé su mano, así como cuando la picó la serpiente aquella vez, pero esta vez, sabía que no despertaría. Su cuerpo estaba inmóvil, no se movía, no respiraba, no había movimientos en ella.

Me siento vacío, completamente vacío.

—Mi perla —susurre y bese su fría mano—, te han arrebatado de mi lado... No es justo, no es justo.

Comencé a balancearme de adelante hacia atrás mientras sostenía su mano, mi vida estaba deshecha ahora. Mi perla se había ido de mi lado, ellos me la han quitado, todo por un maldito oro, un oro que para nosotros no valía nada. Solo nos han quitado nuestras vidas, nuestra libertad y nuestros hermanos.

Todos en mi tribu están muertos.

Ahora quedaba hacer una despedida para todos y para ella, debía despedirme de ella, ya luego que los Dioses decidan si llevarme o no con ella. Ahora tengo una tribu que levantar y por suerte muchos de mis hermanos lograron escapar y ningún blanco pudo irse en su barco.

Levantar la tribu será mucho más difícil de lo que se ve, muchos miembros importantes fueron asesinados y nuestras mujeres siguen en silencio debido a lo que les pasó, para ellas será muy difícil recuperarse de todo lo que les hicieron.

Me puse de pie y busqué en el cajón, en donde ella guardaba su ropa ligera, busque un vestido blanco que ella había traído de donde ella es. Me arrodille de nuevo ante ella y le quite aquel vestido azul que poseía, mientras iba quitando su ropa, me iba dando cuenta de las marcas que había en su cuerpo, aquellos dedos marcados en su cintura, los moretones en sus piernas, en sus muñecas y su cuello.

Por los Dioses, no quiero pensar que le han hecho daño a Freya.

Tome un trozo de tela para limpiarla, para quitarle todo el rastro de sangre que tenía en todo su cuerpo. Al terminar, la vestí, le coloque aquel vestido que lograba tapar por completo aquellas feas marcas que le dejaron en su cuerpo.

Salí de la choza, todos en la tribu estaban comenzando a recoger todo el desastre que habían dejado los blancos, todo se mantenía en completo silencio respetando el dolor de cada uno, respetando el dolor de los caídos.

—Atuq, hermano—uno de mis hermanos venía corriendo hacia mi—, hay un blanco vivo.

—¿Dónde está?

—Ahí lo traen.

Mis hermanos venían arrastrando al blanco, cuando lo empujaron hacia mí, vi que era Brandon, el maldito que inició todo esto. Estaba herido pero por lo que veo también le falta un ojo.

—No me maten... —dijo— Yo me iré y haré que esto jamás sucedió..

—No dejare que te vayas —me acerque a él lentamente—, tu iniciaste guerra, tu finalizas guerra.

Lo alce del cabello para que se quedara de pie, no estaba para reclamarle nada, simplemente voy a darle una muerte lenta y dolorosa.

Lo arrastre del cabello uno de los árboles y lo até al cuello en el mismo con algo de fuerza, quería que se mantuviera quieto mientras mi lobo se lo comía lentamente. Solté un silbido, en pocos segundos mi lobo estaba llegando.

—¡No, no lo hagas!

Ignore su llanto o cualquier queja de su parte, solo deje que mi lobo comenzara a comerlo lentamente, así como él hizo sufrir a muchos de mis hermanos, yo lo haría sufrir también y de la peor manera.

Él debía pagar por todo lo que hizo, aun así ese castigo sería demasiado ligero para, porque él hizo cosas mucho peores que ser comido por un lobo. Ahora debíamos seguir levantando lo que quedaba de nuestra tribu, por fortuna y gracia de los Dioses que nos rodean, tenemos a la tribu de las montañas para ayudarnos a tratar de levantar lo poco que queda de nosotros.

Debíamos darle un entierro y descanso a todos nuestros hermanos como se debe. A mi padre, mis hermanos y mi perla, despedir a mi perla sería mucho más difícil de lo que puedo imaginar, porque ella realmente era mi mundo entero y ahora no esta mas conmigo.


(...)


Despedir a todos fue llevadero, al menos para el resto de la tribu. Le dimos la despedida a mi padre como antiguo Inca de esta tribu.

Quemamos lo que quedaba de los blancos, no queríamos conservar recuerdo alguno de ellos dentro de nuestra tribu. Lo que si se haria mas dificil son los barcos que quedaron, pero mi hermano me dijo que se podían hundir si los destrozamos con la pólvora que quedaba.

Llegué a mi choza, Freya aún reposaba ahí dentro, pero ya era momento de despedirme de mi perla.

Me arrodillé y puse mi frente en el suelo para comenzar con la oración hacia los dioses, para que le dieran un descanso apropiado a Freya.

—Haz que encuentre el camino hacia el descanso —mi voz se iba quebrando a medida que iba haciendo mi oración, hacer esto sería demasiado duro para mi—, perdoname mi perla —susurre aun con la cabeza en el suelo—, perdoname por no haberte protegido lo suficiente.

No pude mas y me quebré, deje salir todo mi dolor. Ahora sabía que ella no regresaría, que no volvería a ver esos ojos color del cielo, ahora ella se había ido lejos de mi. Ellos me la habían arrebatado de la peor manera.

Tengo tanto odio encima de mí, que no seré capaz de razonar ante nadie si me hablan no sé de lo que soy capaz ahora. Quité la frente del suelo, me quedé de rodillas mientras seguía mirando el cuerpo de Freya estar reposado en donde dormíamos.

—Atuq, aquí tienes.

Ella me entregó una tela blanca, que era para cubrirla por completo, luego ella se retiró. Camine hacia ella, con algo de cuidado empecé a cubrirla con la tela que me había dado, mientras lo hacía, hacía una oración hacia los dioses para que encontrara la luz.

Ahora entendía el dolor de mi padre cuando perdió a mi madre, a ella la perdió a manos de los blancos y yo, acabo de pasar por lo mismo y se siente como una puñalada en el corazón. El pecho me duele demasiado, me duele al respirar, me duele al parpadear.

La atraje hacia mí con fuerza y me volví a quebrar, esto era demasiado duro para mi. No quiero dejarla ir, pero se que ella no volverá, ella ya no volverá a mi lado.

Me puse de pie con ella en mis brazos para así salir de la choza. Camine con ella hacia las ramas de bambú que había preparado para ella, con algo de cuidado la deje acostada ahí, luego las mujeres dejaron algunas flores a su alrededor.

Las oraciones comenzaron, yo, miraba el cuerpo de mi perla estar envuelto en dicha tela, quería ir por ella, quería quitar aquella tela y gritarle que aquí estaba, que no me dejara solo, pero se que eso no va a suceder.

Mi perla.

Las despedidas en nuestra tribu son rápidas porque creemos que mientras más rápido se vayan, más rápido encontraran el camino hacia la luz y la paz.

—Que los dioses te guíen hacia una vida llena de paz... —susurre— Y espero encontrarte en la otra vida mi perla. Se que nos volveremos a encontrar.

Las oraciones terminaron. Yo tome de nuevo el cuerpo de Freya, camine hacia donde enterramos a todos nuestros habitantes, estaba del otro lado de la tribu, en un sitio fuera del ruido donde ellos pudiesen descansar en paz.

Me puse de rodillas y la abracé a mi. Me rehusaba a dejarla ir, no quería dejarla ir, ella era mi vida.

—Mi perla —susurre—, regresa conmigo por favor. Aunque no pudo protegerte.

—Atuq hermano, hay que dejarla ir, recuerda que si no la dejas, ella no regresara a ti.

Asentí, con algo de cuidado la deje dentro de aquel horrible lugar, las flores fueron puestas encima de ella hasta que la cubrieron por completo. Ahora era mi deber llenar aquello de arena. Con toda mi alma, eche la arena. Poco a poco, su cuerpo comenzaba a cubrirse de toda la arena, jamás creí que una despedida me fuese a doler tanto.

Estaba hecho, ya ella va a comenzar a descansar y se va a encontrar con sus padres. Se que la voy a volver a ver, en esta vida o en la siguiente, voy a volver a verla, voy a volver a ver aquellos ojos azules que me dejaron enamorado.

Creo que en las segundas oportunidades y se que nos volveremos a encontrar. Estamos unidos, siempre lo estaremos y se que ella y yo, nos volveremos a encontrar.

—¡Atuq! —escuche a alguien gritar.

Uno de mis hermanos venía corriendo hacia nosotros, yo me puse de pie y terminó de acercarse a nosotros.

—Rápido, deben venir a ver esto.

Tanto mis hermanos como yo, corrimos hacia el mar que es de donde provenía mi hermano. Al salir de entre los árboles, llegamos hacia el mar.

—No.. —dije. 

Una gran cantidad de barcos se acercaba hacia nuestras tierras. Esto no es nada bueno, no me gusta lo que está por venir.

—¿Que haremos hermanos?

—Son demasiados barcos, no podremos contra ellos.

Eran más de diez barcos, claro que no íbamos a poder contra ellos. Eran demasiados barcos, pero sí sabía una cosa, que iba a pelear hasta el final, así tenga que morir en el intento.

—Pelearemos contra ellos —dije mientras seguía mirando los barcos que estaban mas y mas cerca—, seguiremos defendiendonos de ellos hasta que no quede ninguno de nosotros.

No vamos a vivir como esclavos, eso jamás y antes de que algo pase, prefiero seguir peleando hasta el final que ser un esclavo de ellos.

Con cada fibra de mi ser, juro que lucharé hasta el último aliento para no convertirme en esclavo de los ingleses. No permitiré que mi pueblo sea sometido y humillado.

Nosotros somos personas libres, y aunque ellos sean más y poderosos que nosotros, nuestra fortaleza es mucho más grande. No cederemos ante ninguno de ellos, y aunque todo esto, esté lleno de peligros, prefiero morir de pie y peleando, que vivir arrodillado y siendo tratado como animal. La lucha por nuestra tierra y nuestra dignidad jamás será quebrantada, yo no descansaré hasta ver a mi gente libre y así tenga que morir en el intento, seguiré luchando hasta que mi última gota de sangre y mi último suspiro.

Por mi, por mi gente, por mi perla.


Fin. 



Hola hola, espero que esten bien y que el capítulo final les haya gustado. No olviden que es un final un poco mas acercado a la realidad de antes, de como algunos indígenas tuvieron que sobrevivir ante los extranjeros. 

Investigue lo mas que pude sobre algunas tribus y culturas, siempre y cuando bajo el respeto, agregue algunas cosas inventadas por mi y otras no. De ante mano me disculpo si las fechas o la historia no concuerda con las reales. Trate de investigar lo mas que pude. 

De nuevo gracias por todo el amor y la paciencia que han tenido al esperar a El Inca, de verdad se los agradezco de todo corazón. 

Gracias por amar a Atuq y a Freya. ✨

Besos, Ross. 



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