Capítulo 17.
Hoy era el día de la reunión en dónde todos conocerían a Atuq, honestamente estaba nerviosa por ello por que mi padre se encargó de que todos supieran que Atuq era de la nobleza, me hizo sentir mal de que el estuviese mintiendo para ayudarme con esto.
Lo bueno de esto es que después de la reunión, nos iremos la tribu, me di cuenta de que extrañaba ese lugar, lo único que quería era estar con mi papá pero sabía que el no podía quedarse en la tribu por nada del mundo, así ellos me hayan aceptado como la pareja de Atuq, dudaba mucho que aceptaran a mi padre, además de que el no podía quedarse también por que trabaja para el Rey.
Irse implicaría muchos problemas y el quedaría como un traidor, podría terminar en la horca.
Por otro lado Atuq si se pudo adaptar a la casa y al ambiente, aunque sigue quejándose de la ropa que usa, dice que es demasiada ropa para el. Ha sabido adaptarse bastante bien, ya sabe como comer en la mesa y todas esas cosas, dice que eso es inútil pero lo hace por mi, cosa que me encanta.
Justo ahora caminaba por la casa junto con mis primas quienes vinieron desde el otro lado de la ciudad para conocer a Atuq, ella eran las más interesadas en conocerlo ya que yo era la única que faltaba por comprometerse. Aunque yo estoy casada con el prácticamente.
—¿Dónde está tu prometido? Desde que llegamos no lo hemos visto.
—Debe estar en los establos —respondí—. A el le encantan los animales.
Amelia, Sandra y Mildred eran mis primas, todas ellas menores que yo, casadas con hombres que son nobles o de una buena posición económica, todos sus esposos son esclavistas por supuesto, jamás nos llevamos bien por que yo soy un tanto distinta a ellas, yo no estaba apurada por tener esposo, yo me refugiaba en los libros de romance en vez de buscar un hombre real.
No es que sea malo casarse, pero yo no quería hacerlo por conveniencia, si no por amor. Ahora si se lo que se siente estar enamorada de una persona real y que me ama así como Atuq me ama.
Llegamos a los establos, caminamos un poco mas hacia los bordes que rodeaban el sitio, que eran en donde entrenaban a los caballos, escuche el jadeo de mis primas al ver a Atuq acariciar el caballo.
Atuq solo traía el pantalón puesto y las botas, su camisa no estaba en donde debería estar y su larga cabellera estaba suelta.
—Dios mio, que hombre tan enorme —escuché a Sandra.
—Freya —miré a Amelia— ¿Por que tiene tantas cicatrices?
—Es un soldado de donde viene —dije—, uno de los mejores, son marcas de sus batallas.
—Increible —las mire, ellas estaban como tontas mirando a mi hombre, no las culpo, Atuq es un hombre enorme y fuerte en todos los sentidos. Eso no me hace sentir celosa, por que soy una mujer segura de mi misma y segura de mi hombre.
—Es completamente distinto a los Ingleses —dijo Mildred, aun sorprendida—, se nota que viene de otro lado ¿Todos los hombres son asi?
—Si, asi son todos.
—Que suerte tienes prima —Amelia sonrió—, este si es un hombre real.
—¿Que hablas Amelia? —preguntó Mildred, parecía ofendida— No tiene nada de distinto a los Ingleses, solo el color de piel.
—¿Lo dices de broma? —tanto Amelia como Sandra rieron— tan solo mira a ese hombre, es el doble de alto que nuestros esposos y todos los hombres de Inglaterra, además de grueso por Dios, el color de piel que importa, nada más mira esas facciones, tu esposo Richard jamás ha estado en batalla, eso se nota.
Eso era muy típico de ellas, engrandecer a sus esposos, hablar lo bueno que son y cuánto dinero poseen, yo siempre me divertía escuchándolas para que al final terminaran peleando, cual esposo era mejor.
Sus esposos son unos idiotas, lo único que tienen es dinero, nada más.
—Cambiando de tema, Freya, creí que te quedarías con Brandon.
—No, no es mi tipo de hombre.. Es un tonto.
—En eso coincidimos prima, es tipo despreciable.
—En cambio el Atuq, si lo es ¿No? —Amelia alzó ambas cejas— que suerte tienes.
—Amelia por el amor de Dios —Mildred jadeó— No digas eso, es el prometido de tu prima.
—Ay no te hagas la tonta Mildred —Sandra rodó los ojos—, mejor admite que ese hombre si es uno real —lo miraron—, apuesto a que es muy apasionado en todos los sentidos.
No respondí aquello, claro que lo es. Atuq es todo un semental en la cama, por más que el termine haciéndome llegar al orgasmo, el no se detiene. Yo no me quejo la verdad, es un hombre que me complace en toda la extensión de la palabra.
Atuq al verme sonrio un poco y se acercó a nosotras, de un salto paso hacia mi.
—Hola mi perla —me miro los pechos y luego a los ojos—, estás bonita.
—Gracias —sonreí—, te presento a mis primas, Amelia, Mildred y Sandra —señale a cada una—, son mi familia.
—Soy Atuq.
—Amelia —ella se acercó a el y alzó la mano para que el la besara en señal de caballerosidad, pero Atuq se inclinó con el ceño fruncido a olerle la mano, ella de inmediato la alejo.
—Lo siento, el no tolera el contacto físico —dije.
—No debo tocar otras mujeres que no sea mi perla.
—Tiene una manera peculiar de hablar —dijo Mildred.
—De donde viene no se habla inglés, asi que entiende muy bien el idioma, más no lo habla a la perfección.
—Pues un gusto en conocerte Atuq —dijo Sandra.
El no dijo nada, solo asintió. No es muy sociable que se diga, quizá también se deba a que ellas son blancas como dice el, no le gusta estar rodeado de tantas personas como yo.
—¿Has comido? —lo mire y negué— ¿Por que?
—Iba a comer con mis primas —le respondí—, luego debo ir a alistarme para la reunión, supongo que tu también lo harás ¿No?
—Lo haré, pero debo ver que comas, no quiero que estes debil, sabes que me preocupa mi perla si no come.
—Estaré bien, comeré, te lo prometo.
Me dio un beso en la frente, el se fue hacia la casa a comenzar a arreglarse. Me causaba gracia la manera en que caminaba, con las manos en la espalda y a paso lento como le había enseñado mi papá.
—Eres muy afortunada Freya, no todos los hombres se preocupan por sus esposas —dijo Mildred.
—Eso es cierto —dijo Amelia.
Claro que era afortunada, tengo conmigo al mejor hombre del planeta a mi lado.
(...)
Más tarde.
Mi nana estaba ayudándome a colocarme el corsé para después hacerlo con el resto del vestido, ya podía escuchar la musuca resonar, las personas hablar y llegar. Estaba nerviosa y quería que todo saliera bien, Atuq estaba esperándome afuera, no quise que me viera asi, queria que se impresionara con el vestido que usare.
Me sentía ansiosa y no sabía el por que, esperaba que todo saliera bien y que nadie me estropeara la noche. Pensaba en todas las fiestas que asistí sobre el compromiso y ahora estaba por presenciar la mía propia.
Terminé por colocarme el collar que era de mi madre que encajaba perfectamente con mi vestido, ya lista mi nana me sonrió.
—Estas hermosa —dijo ella.
—Gracias nana, gracias por ponerme asi de linda.
—Siempre lo has sido, ahora espera aquí, tu prometido debe estar muy ansioso por verte.
Ella caminó hacia las puertas de mi habitación, ella las abrió y salió, Atuq estaba de espaldas, luego volteo, al hacerlo no pude estar más maravillada con lo que estaban viendo mis ojos, el traje que tenía puesto era de color azul, pantalones blancos y botas negras, su cabello estaba recogido, usaba guantes blancos, medallas, una estrella y una espada en su cintura.
Lucía como un completo príncipe.
Dio unos pasos hacia adentro de mi habitación, al verme se quedo quieto por un momento y comenzó a examinarme, cuando nuestras miradas se cruzaron me sonrio con su mirada, cosa que a mi me hizo estremecer.
—Mi perla, mi hermosa perla —se acercó lentamente a mi—, luces realmente hermosa, mucho más hermosa que el amanecer..
—Gracias —susurré.
Su mano se posó en mi mejilla, luego esta se metio a mi nuca, mi respiración se volvió errática, quería que me besara justo ahora.
—No me mires así —le dije—, haces que me ponga nerviosa.
—Atuq ama ver a su perla sonrojada —sonrió y me pegó a su cuerpo—, así como cuando me montas —susurró en mis labios.
—Atuq deja de decirme esas cosas —jadee—, para con eso, te juro que dejaría todo ahora y me encierro contigo.
—Podemos hacerlo, Atuq no se va a negar.
—No podemos, debemos ir hacia la fiesta, todos vinieron para conocerte.
—Atuq no quiere ver a un montón de blancos hablar —soltó un bufido.
—Lo sé, yo tampoco pero es necesario, ahora vamos.
—Está bien.
Se apartó de mi para posarse a mi lado, yo metí mi mano en su brazo y así salimos de la habitación, caminamos un poco hacia las escaleras para bajar hacia el salón en donde ya deberían estar reunidos todos.
Las puertas fueron abiertas y divisamos a la cantidad de personas que habían adentro, mire a Atuq y este se mantuvo sereno ante las miradas. Las personas dentro del salón aplaudieron al vernos, se hicieron a un lado para dejarnos en el medio del salón para bailar.
No quería preocuparme por nada, quería disfrutar mi momento, de este momento que había leído en muchos libros de romance, en donde la princesa bailaba con su príncipe.
Para mi, Atuq es mi príncipe, eso nadie lo va a cambiar, lo amo y eso para mi es más que suficiente.
La música comenzó a sonar, Atuq hizo una reverencia hacia mi tal cual lo habíamos ensayado, se acercó a mi y rodeó su enorme brazo en mi cintura, comenzamos a bailar al ritmo de la música, la verdad que esto era mucho más hermoso que la práctica.
Atuq y yo nos movíamos al compás de la música, nuestro alrededor desapareció como en la práctica, éramos solo nosotros dos y nadie más.
La música paró, salí de mi ensoñación cuando escuche los aplausos de todos, Atuq me dio un beso corto pero hermoso.
—Hija —me separe de el al escuchar a mi papá—, que hermosa estas —me dio un beso en la mejilla.
—Gracias papá —sonreí un poco.
—Atuq.
—Señor —estrecharon las manos.
—Te voy a presentar ante todos —dijo el y Atuq asintió— ya sabes que hacer.
—Si, ya regreso mi perla —me dio un beso en la frente.
Camine hacia la mesa donde estaba la comida, todos comenzaron con la charla entre si, yo estaba saludando a algunas personas que ya conocía, algunos me preguntaban por mi paradero y otros no, ya que mi papá se encargó de que el rumor mi paradero y llegada, se escuchara por toda la ciudad.
Asi me evito la molestia de contar la historia una y otra vez.
Mis primas llegaron con sus esposos a saludar, miraba a Atuq hablar con algunas personas junto a mi padre, no se notaba molesto pero si un poco incomodo y no creo que sea por el traje que lleva puesto, seguramente deben estar haciéndole preguntas tontas por sobre dónde viene y esas cosas.
Y como si estuviese leyendo mi mente, me miro y sonrio un poco. Me encantaba cuando miraba a todos con rabia y cuando lo hacía conmigo, era una sonrisa preciosa y encantadora.
Me quedé sola por un momento, pero luego se acercó a mi Brandon, vestido como casi siempre solía estar, de la realeza.
—Que hermosa estás Freya.
—Hola Brandon.
—Vi tu baile con tu prometido —sonrió y lo miró—, lo hace muy bien.. Se nota que es de la nobleza.
Pude sentir un leve filo en su último comentario. Si tengo que defender a Atuq de el, lo haré por que no pienso dejar que diga comentarios sobre el frente a mi.
—Y pensar que nosotros pudimos hacer ese baile —me miró—, pero preferiste a otro hombre que a mi.
—No eres mi tipo de hombre y eso lo sabes, creo que el pisotón que te di en el barco no te dejo en claro que jamás quise estar contigo.. Detesto a los hombres como tu, con delirios de grandeza, creeme que preferiría morir soltera antes de estar contigo.
—No sabes lo que dices Freya —se acercó a mi.
—Alejate de ella, ahora —miré detrás de Brandon, Atuq estaba parado justo detrás de el, con la mirada más oscurecida y con su mandíbula contraída. Esto no será nada bueno.
Hola hola mis lectoras espero que esten bien y que hayan tenido un lindo fin de semana, aqui les dejo otro capítulo de El Inca, no olviden dejar sus votos y comentarios.
Besos, Ross.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top