Capítulo 14.
La decisión de Atuq fue demasiado precipitada pero el se negaba a separarse de mi. El sabe cuánto he extrañado a mi padre, también cuánto extraño regresar, aunque para el no fue sencillo dejar su tribu, sus hermanos y su padre, hacerlo fue un acto de amor sincero por mi.
La chamana nos dijo que no importaba el lugar, pero debíamos permanecer juntos cueste lo que cueste. Así que ahora íbamos de regreso a Inglaterra junto a mi padre.
Atuq se quedará conmigo al menos unos días por que tengo planeado volver a la tribu, no puedo simplemente sacar a Atuq de su lugar en donde ha crecido solo por acompañarme a mi, el siempre piensa en mi y esto que hace es realmente hermoso.
—¿Qué le diremos a las personas cuando lo vean?
—Que es un noble —respondí—, de una tierra lejana que me rescato en la tormenta, eso diremos.
—Por el amor de Dios Freya ¿no lo has visto? Sus facciones, su color de piel, eso lo delata.
—No papa ¿olvidas al conde de Las Bahamas? —el asintió— su color de piel es igual al de Atuq, solo hay que cambiarle un poco la manera de vestir y listo. Debemos decir que es un noble y no un nativo —le susurre—, si lo descubren, podrían lastimarlo.
—Venir no fue una buena idea.
—El lo hizo por mi papá, así que lo protegeré a toda costa —suspiré—, el es demasiado noble, pero fuerte en si.
—Esperemos que funcione —lo miré—, me preocupa que lo descubran y todo termine en un caos.
—No pasará nada papá, eso te lo prometo.
No quería pensar de manera negativa con respecto a eso, en dado caso si lo llegan a descubrir, tenemos un plan que es la huida sin que nadie se de cuenta de ello, lo importante aquí es que nadie sabe en dónde está la tribu de Atuq lo que nos hace llevar una enorme ventaja.
Miraba a Atuq, quien estaba mirando el enorme mar, todo lo que veía o tocaba lo hacía con mucha curiosidad, a pesar de que esté viendo todo, se mantiene firme y alerta ante cualquier peligro, por supuesto que deje que se trajera su hacha y cuchillo.
Quería creer que todo iba a funcionar, hacer pasar a Atuq por un noble sería muy complicado puesto que el muy brusco y todo lo contrario a un noble.
—Mi perla —el vino hacia mí—, el mar es enorme, no me gusta.
—¿Por qué? Tu amas el mar.
—Es demasiada agua para todos.
Aquello me hizo reir junto a mi padre, el era como un pequeño niño lleno de curiosidad, que quería ver el mundo y eso me lo estaba diciendo con la mirada, ver el cielo, el mar, más allá de su tribu, es lo mas lindo que he visto.
—Ve a descansar Freya, llegaremos mañana al anochecer.
—Si padre.
—¿Por que la manda? —miró a mi papá— Ella puede ir sola.
—Atuq.
—No me gusta que manden a mi perla cuando Atuq no lo hace.
—Lo hace por que es mi papá —le dije—, además de que si necesito descansar.
—Pues irás sin que padre lo ordene —le asentí—, iré a ver que no haya nada malo en la cama, los blancos traen cosas malas..
Se fue hacia el camarote.
—Lo siento papá.
—No lo sientas —rió—, es demasiado sobre protector, cosa que es muy buena, siempre quise un hombre para ti que fuese capaz de dar su vida por ti, puede que aún no lo conozca pero, se nota que te adora demasiado y que te cuida.
—Lo hace papá —sonreí—, me cuida en exceso pero lo hace con mucho amor ¿Puedes creer que en su tribu es el hombre quién atiende a su esposa?
—¿De verdad?
—Si, allá sus mujeres son valiosas.. No solo estan para procrear si no, para hacer cosas más grandes que casarse o esas cosas. Atuq es demasiado atento conmigo.
—Puedo notarlo, ahora ve a descansar, nos vemos mañana para desayunar.
Le asentí, camine hacia el camarote, confieso que volver a usar un vestido se siente demasiado extraño para mi, estaba acostumbrada a usar las ropas de la tribu que usar un vestido se me hace extraño.
Cuando entré al camarote, Atuq estaba revisando el mismo, cada rincón lo revisaba con el hacha en mano.
—¿Encontraste algo? —me quería reír.
—No —su rostro lucía confundido—, no hay nada.
—Eso es por que no hay nada de malo —me acerqué a el— descansemos, llegaremos mañana.
—No puedo dormir, debo estar pendiente de mi perla.
—No, debes dormir..
Lo empuje levemente a la cama del camarote, alce un poco mi vestido y me subí encima de el. El miraba mis pechos.
—No puedo ver tus pechos —me miró—, necesito verlos.
Solté mi vestido con cuidado hasta bajarlo a mi cintura, Atuq acercó su rostro a ellos y comenzó a darle unos cuantos besos, jadee muy bajo para que nadie me escuchara, cosa que a el no le gusto.
—¿Por que callas?
—No quiero que nadie me escuche —le susurré.
Me giró y me dejó en la cama, besó mi cuello y toco mis pechos, los apretó con un poco de fuerza para así, volver a jadear en su oído. Me había dejado boca abajo y subió un poco más mi vestido, metí mi cara en la almohada cuando sus dedos se metieron dentro de mi. Aquello me había causado un espasmo del cual casi me corro.
—Atuq odia que calles —susurró en mi oído— el ama escuchar a su perla disfrutar cuando la monto.
Lo mire por un momento, el se habia desnudado rapidamente, tengo que repetir esto cada vez que lo vea así, no me cansaré de admirar lo enorme y fuerte que es. Aquella piel morena contrastaba con la mía que es muy blanca, daba una preciosa combinación.
El se posiciono en mi para embestirme, me mordí el labio para callarme el gemido, algo que a el no le gusta, pero no puedo hacer nada más, sería vergonzoso que me escucharan gemir.
Atuq rodeó mi cintura para alzarme y pegarme a su cuerpo, sostuvo mi mandíbula con su otra mano.
—Atuq es solo de su perla —murmuró en mi oído—, me mojaste todo, eso quiere decir que te gusta.
—Si, me gusta —susurre lo más bajo que pude.
Entraba y salía de mi con rapidez, cerré mis ojos perdiéndome en el placer, las estocadas fueron más duras y más rápidas. Mis paredes se contrajeron y volví a soltar mi orgasmo. El ni siquiera se detuvo, siguió embistiéndome sin piedad y yo, estaba comenzando a sentir placer de nuevo.
Joder.
(...)
Al dia siguiente:
Inglaterra.
Después de muchas horas de viaje en barco, habíamos llegado a Inglaterra, la verdad que extrañaba ver todo esto, a las personas caminar de un lado a otro, los mercados, las carrozas, todo.
Mi padre se encargó de ir por un carruaje para ir hacia la casa ya que no podíamos dejar que vieran a Atuq, el iba sentado frente a mi mirando todo. Estaba como en el barco, asombrado de ver otra ciudad, otras costumbres, todo.
—¿Te gusta?
—No se, hay mucho árbol, pero todos llevan cosas raras encima.
Si, aquí son demasiado ostentosos. Mi padre reía al ver a Atuq asombrarse por todo. Al poco tiempo llegamos a la casa, quería llorar al verla, extrañaba estar en casa, ver a los trabajadores y sentir el clima caliente de Inglaterra.
Esto me gusta mucho, me hacía mucha falta esto.
Mi padre bajó del carruaje y me ayudo a mi a hacerlo, de inmediato comencé a caminar hacia adentro de la casa, sonreí al ver a mi nana esperarme, me acerque a ella para que me diera un abrazo.
—Mi niña, gracias a Dios que estás aquí.
—Hola nana —sonreí—, Dios, siento que no te he visto en años.
—Pues ha pasado mucho tiempo.. No sabes lo mucho que he rezado para que regresaras, ahora estas aquí, es un alivio —miró detrás de mi— ¿Y ese hombre?
—Es.. Atuq —la mire—, mi prometido.
—¿Que? ¿P-Prometido?
—Es una larga historia nana, pero si, el es mi prometido.. Atuq, ella es mi nana, la mujer que me ha cuidado desde niña.
—Atuq —el tomó la mano de mi nana para estrecharla, pero creo que se excedió de fuerza, mi padre le enseñó a cómo saludar.
—Un gusto muchacho.
—Debemos hablar —le dijo mi padre a mi nana—, acompáñame al despacho.
—Si señor.
Tome la mano de Atuq para llevarlo hacia mi habitación, la casa no ha cambiado en lo absoluto, todo sigue igual. Entre a la habitación con Atuq, el estaba asombrado con lo que veía, mi habitación era el triple del tamaño de su choza.
—¿Duermes aquí?
—Si, allá —señalé la cama.
—Es muy grande para ti —me miró—, Atuq cree que es demasiado.
—Lo es, ahora es que lo noto —murmuré.
—Hace calor aquí —fue a abrir las puertas del balcón—, mejor.
—Aquí es muy diferente de donde vienes —me miró—, puede que no te acostumbres a estar aquí, todo es diferente.
—No importa —se acercó a mi—, Atuq hizo una promesa y la cumpliré.
—Gracias por esto, te prometo que no estaremos mucho tiempo aquí, volveremos a la tribu.
—Allá es donde debemos estar. Si vine es por que tu estabas triste y no me gusta verte así —me dio un beso en la frente.
Yo estaba contenta por regresar, pero también estaba asustada de que lo descubrieran. Confio en mi papá y se que lo hará muy bien.
(...)
—¿Que hacen? No me toques.
—Atuq, es para que te tomen las medidas —le dije—, hay que hacerte un traje.
—Pero no quiero.
—Cariño, es para que estés vestido, aquí no podemos usar lo que usábamos allá ¿lo entiendes?
—Si —asintió.
Le di la señal al señor para que le tomara las medidas, mi papa consiguió al mejor sastre de la ciudad para que le hiciera algunos trajes cómodos pero lujosos para el, debe lucir como un noble ante todos.
Ya el chisme de que regrese comprometida se regó por toda la ciudad. Mi papa les dijo a todos que mi barco naufragó hacia Las Bahamas y que su duque me auxilio, ahora estamos comprometidos.
Inglaterra jamás ha explorado esas tierras, puesto que son muy peligrosas, allá viven personas que batallan contra los blancos, así que Atuq vino por unos dias a conocer de donde vengo, estábamos confiados ya que en Las Bahamas no reciben cartas o cualquier cosa que tenga que ver con inglaterra.
Las Bahamas son tierras que los Ingleses no conocen, por suerte.
—Mide un metro noventa y seis —dijo el sastre un poco sorprendido.
—Vaya, eso sería demasiada tela —mi papá rió.
—Lo será general.
—¿Para cuándo tendría listos los trajes? —pregunté.
—En dos o tres dias como maximo, puesto que el es muy alto y ancho —asentí—, usaremos colores neutros y no tan llamativos para no opacar su color de piel.
—Lo agradezco —dijo mi papá.
—Le aconsejo que recoja su cabello un poco.
—Gracias —dije.
—Venga conmigo por favor.
Ambos salieron del salón, Atuq se bajó de la plataforma, sabía que era alto aunque no pensé que fuese demasiado. Con razón me toma lo más delicado que puede para no lastimarme.
—Ponte esto —le di una camisa ligera y un pantalón junto con unas botas.
—No.
—Por favor, no puedes andar semi desnudo por la casa, hay demasiadas mujeres aquí.
—Está bien.
Se comenzó a desnudar frente a mi, el no tiene vergüenza cuando se trata de mi, comenzó a ponerse los pantalones y por último la camisa que por suerte le quedo perfecta, debo decir que ver a Atuq así, me ha dejado sorprendida.
—Esto pica —arrugó el ceño.
—Luces hermoso —me miró—, de verdad, luces realmente hermoso con esa ropa puesta.
—¿En serio? —se miró los pantalones y botas— Atuq se siente tonto.
—Pues luces precioso y con eso basta —me acerque a el para abrazarlo por el torso—, luces como todo un caballero —sonreí.
—Oh mira esa sonrisa —dejó el cabello en mi oreja—, si a mi perla le gusta, pues me quedo con la ropa tonta.
Eso me hizo reir. Atuq de verdad que está haciendo un enorme sacrificio, pero el sabe que yo hice lo mismo por el, aquí no es como allá en la tribu, aquí el debía demostrar ante todos que de verdad me amaba y que está dispuesto a todo por mi.
Es lo único que quiero ahora, aunque que más demostración que está, haber dejado su tribu para venir conmigo, eso para mi creo que era más que suficiente.
Hola mis lectoras, espero que esten bien y que hayan tenido un hermoso fin de semana, aqui les dejo u capítulo de El Inca, que por cierto pronto llegara a la mitad de la historia. Aun se cuantos capítulos seran, asi que esperenlos con ansias.
Hice algunas imagenes con IA, pero no me salieron como lo esperaba, aun asi se las dejo por aqui.
LOS AMO ✨
No olviden dejar sus votos y comentarios.
Besos, Ross.
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