Capítulo 11.




Días después.


Mañana era mi unión con Atuq, estaba realmente nerviosa por ello. Básicamente sería su esposa ante todos, si, sabía lo que implicaba ello. Ahora debía cumplir un rol fundamental en la tribu.

Estos días he aprendido lo que debe hacer la esposa de un Inca. Mi labor como la mujer de Atuq implicaba poder y liderazgo, cosa que no tengo por qué aún no he podido controlarlo a el.

Debía aprender el idioma que hablaban aquí, cosa que no pude hacer, al menos no a la perfección, aprendí unas cuantas palabras que era lo básico de aquí, también sobre cocina, medicina, tejido, tallado, siembra y cría. Ha Sido muy tedioso pero aprendí algunas cosas.

Estaba aliviada de que ya muchas de ellas me han aceptado Pero hay otras que no tanto y eso está bien, por qué no esperaba que me quisieran de la noche a la mañana.

Por otro lado, Atuq ha estado mejor con su herida, ha entrenado sin parar y está forjando un cuchillo para mí, así como estoy haciendo algo para el.

Nuestra unión no es como de dónde vengo, con iglesia, vestido ostentoso y toda la cosa. La unión que hacen aquí es como una presentación hacia los dioses que rodean este lugar, debía usar una prenda especial al igual que Atuq, también, en vez de ser anillos que unan nuestra alianza, serían una cosa, cualquier cosa, el ejemplo fue el cuchillo para mí y yo, debía darle lo que hacía para el, un collar.

Pase días haciéndolo hasta que al fin lo terminé.

—Perla —el entró a la choza—, hay comida.

—No tengo hambre.

—¿Eh? —se acercó a la cama y se puso de rodillas ante mi— pero si comes como buitre —me rei—, a Atuq no le gusta eso.

—No tengo hambre... Creo que son los nervios de la unión.

—Estarás bien, confía en Atuq como siempre.

—Confio en ti.

El sonrió. Se puso de pie y tomó el tazón con la comida, me mostró sus manos para darme a entender que estaban limpias, luego de eso comenzó a alimentarme, era la primera vez que hacía algo como esto.

—¿Por qué me alimentas? Puedo hacerlo por mi cuenta.

—Atuq debe ver qué no quede comida aquí —alzó el tazón—, mi mujer debe comer para que pueda resistirme.

—¿Que? —casi me ahogo con la comida.

Sigo sin acostumbrarme a que sea tan directo.

—Si, soy un hombre grande, grande como oso y tú pequeña como hormiga, tienes que tener fuerza para que tú cuerpo soporte el mío, no quiero lastimarte.

Habla de eso, sobre tener sexo. La verdad eso sí me pone aún más nerviosa por qué el, sería el primer hombre con quién voy a estar. Para mí, mi pureza lo es todo y planeaba entregarla el día en que me casara.

Bueno, básicamente me casaré con el así que viene siendo lo mismo ¿No?

—No temas —lo miré—. Atuq será cuidadoso con su perla, antes de que Atuq lastime a perla, Atuq se cuelga de cabeza para que se lo coman las hormigas.

—Dios, no digas eso —dije asustada.

—Lo siento, Atuq es un poco bruto.

—Tampoco digas eso —le di un beso en la mejilla— eres el hombre más dulce y hermoso que he conocido en mi vida.

—Eso es bueno, pero malo...

—¿Por qué?

—Por que mi perla conoció más hombres que la han mirado —frunció el ceño, se estaba molestando—. Nadie que no sea Atuq, debe mirarte.

—Eso es pasado —le tomé las mejillas—, muchos hombres me miraron, pero ninguno me ha tocado, eso te lo juro.

—Jurar en vano es malo.

—No estoy jurando en vano, estoy siendo sincera, ningún hombre me ha tocado.

—Pero seguro que hay hombres que te quieren para el, como el León cuando quiere la hembra de otro León, asesinan y terminan con la Leona y monta sus cachorros en ella.

Aquello me pareció un poco gracioso e hilarante, tiene mucho sentido para mí.

—Si, hubo uno, William.

—¿Si existe? —asenti.

—Si, pero no lo quería para mí, no quiero a nadie más, solo a ti.

Tiró el tazón al suelo, me tomó de los brazos y me subió a su regazo.

—Todo hombre macho que quiera robarse a mi perla, le corto las manos y le saco los ojos —me tomó del mentón—. Con el único hombre con que te voy a compartir es con mi hijo.

Si, estaba celoso. Me parecía lo más sexy que he visto en mi vida, la manera en como su mandíbula se contraía y su ceño se juntaba, lo hacía ver hermoso, además de ese hermoso cabello que tiene.

Me acerqué a su rostro para darle un beso. Mismo beso que el correspondió. Por Dios, lo amo.

Lo amo mucho.


(...)

Al día siguiente.


Había llegado el día de la unión. Me preguntaba ¿Cómo es que llegue hasta aquí? Hace nada estaba en un barco rumbo a Francia, ahora me encontraba en alguna parte del mundo a punto de unirme a un hombre que conocía desde hace poco.

Me preguntaba si lo que estaba haciendo era correcto, claro que lo era.

Probablemente estaría casada con William que es un hombre distinto a mi y que no quería en lo absoluto.

En estos momentos deseaba un consejo de mi papá, quería escuchar y saber si estaba bien hacer esto. Quería hacerlo, pero también quería escuchar a mi papá decirme que estaba cometiendo un gravísimo error.

Pero ya no había marcha atrás.

Las chicas estaban poniéndome un traje de dos piezas color beige. Me habían hecho una corona de flores rojas y azules. También me pintaron el rostro, las manos y los pies. Simbolizando mi camino, mi belleza y mi creación.

Estaba lista.

Ellas me dejaron a solas por un momento. Cuando estaba lista, salí de la choza de Atuq. Sobre el suelo había un camino de arena de mar simbolizando mi pureza, debía seguirlo a solas. 

Aún las palabras de Atuq resonaban en mi cabeza, me había dicho que me amaba, cosa que me dejo fria por que el estaba esperando que le dijera lo mismo. Aquello me hizo sentir muy mal, por que de verdad queria decirselo. 

Claro que lo amo. 

Camine por toda la arena hasta llegar al lugar. Todo estaba encendido con antorchas, habían flores que me guiaban hacia el rio. El padre de Atuq estaba al final. Luego volteo mi amado hombre. 

Atuq tenía el cabello recogido en una trenza, en su cabeza poseía un enorme tocado que llevan los líderes indígenas en la cabeza se llama penacho o tocado de plumas. Estos tocados son muy importantes y tienen un gran significado simbólicos para ellos. 

El tenía el rostro, las manos y los pies pintados de la misma manera que yo. Cuando me vio caminando hacia el, me sonrio y pude ver como se puso erguido, eso es señal de orgullo. El extendió su mano hacia mi y yo, la tome. 

—Mi perla —susurró—, que bonita estas. 

—Tu también. 

—E nā hoahānau, i kēia lā ua ʻākoakoa mākou e hoʻolauleʻa i ka hui ʻana o kaʻu hiapo a me kāna momi (hermanos, hoy estamos reunidos para celebrar la unión de mi primogénito y la que es su perla) 

Todos gritaron ante las palabras del padre de Atuq, el se volteo y comenzó a hablar en su lengua. Lo que pude entender es que estaba agradeciendo por la vida y de que su hijo haya encontrado a la que sería su compañera. 

Atuq estaba serio, se que esto es importante para el, por eso no puedo cometer un solo error. 

—Tomense de las manos.

Atuq y yo nos vimos, ambos nos tomamos las manos, su padre cruzó una tela en nuestras manos para atarlas con fuerza. 

—No laila e noho pū lākou i mua o ka pilikia. (Para que permanezcan juntos ante las adversidades)

Lo siguiente fue que a ambos nos llenaron de pintura roja. Luego, fuimos rodeado por flores azules. 

—No laila ʻaʻohe mea a ʻaʻohe mea e hoʻokaʻawale i kēia hui ʻana, ʻo ka pōʻai i mea e hui hou ai ka pōʻai o ke ola iā lākou. (Para que nada, ni nadie separe esta unión, el círculo es para que el ciclo de la vida los vuelva a unir) 

Su padre le dio un beso en la frente a su hijo, luego me dio uno a mi y unió su frente con la mía. 

—Bienvenida a la Tribu del Sol, Freya. 

Se separo de mi y dio un grito al cielo, los demás comenzaron a celebrar dando por finalizada la union. Atuq se acercó a mi para darme un beso corto pero intenso. 

Al fin estábamos unidos. 


(...) 


Atuq me estaba llevando de nuevo al río, todos se quedaron en la tribu celebrando la unión. Justo ahora ya era de noche y solo se podía ver la luna iluminando todo a nuestro alrededor. 

—Atuq espera.. 

—No...

Antes de llegar al río me beso, me beso con mucha intensidad, tanto que no pude seguirle el beso. Me alzo en sus brazos para llevarme al río. Al estar dentro del agua rompió mis prendas dejándome desnuda. 

El, con mucho cuidado estaba quitando toda aquella pintura de mi cuerpo. 

—Quiero ver tu piel cuando te monte —nos miramos—, Atuq ha sido paciente, pero ya no puede más. 

Creo que jamás me podré acostumbrar a que sea tan directo. El mismo me quito toda la pintura de mi piel hasta que no hubo rastros de ella. 

—Subete a mi espalda. 

Se giró y yo me subí a su espalda, el comenzó a nadar hacia la cascada, no sabía a dónde me llevaría pero quería descubrirlo, ambos nos metimos a la cascada, al secarme el agua del rostro, vi que había una cueva pequeña que estaba iluminada por una fogata, en ella habían telas y otras cosas más. 

Ambos salimos del rio. No me dio tiempo de reaccionar cuando el me alzo en sus brazos, nuestros rostros quedaron muy cerca. 

—Ahora eres mía —el susurró—, Atuq va a montarte —besó mi cuello. 

Me acostó sobre las telas el comenzó a despojarse de las suyas lentamente. Estaba deleitándome del torso y cabello mojado de Atuq, me relamí los labios al verlo completamente desnudo ante mi. 

El se posiciono entre mis piernas para abrirlas y comenzar a apretar mis muslos. Jadeé al ver que se inclinó hacia uno de mis muslos para besarlo con suavidad y así, irse metiendo a mi intimidad. No sabía bien que estaba haciendo, pero me estaba gustando. 

Atuq dejo un beso en mi vientre con mucha suavidad, solté un fuerte gemido cuando el pasó su lengua por mi intimidad, el me había dejado inmóvil al parecer lo que estaba haciendo le gustaba y a mi tambien. 

—Oh si.. —solté un jadeo. 

Sus enormes manos pasaron por todo mi cuerpo hasta posarse en mis pechos y así, apretarlos con fuerza. Mis gemidos se estaban mezclando con el sonido de la cascada, pero tambien hacian eco en la pequeña cueva. 

Atuq dejo mi intimidad para acercarse a mi rostro y besarme, lo hacia con tanta brusquedad que me costaba demasiado seguirle el beso. 

—Dime que estás lista, no puedo con esto..

—Si, estoy lista. 

Atuq se separó de mí y se posicionó entre mis piernas, el estaba masturbandose frente a mi, cosa que a mi me pareció lo más sexy que he visto. Extendió su brazo hacia mi para que pudiera tocarlo y así lo hice. El sonrio de lado al verme, Dios, que hermoso es. 

Me tomó de la cintura para acercarme mas a el, rozo la punta de su miembro en mi entrada, ambos gemimos al mismo tiempo al sentir nuestras intimidades rozar. Se inclinó hacia mi, para que nuestros rostros quedaran cerca. 

El se fue metiendo lentamente en mi, senti un dolor agudo que me quitó el aliento por unos segundos. Cuando estuvo dentro de mi por completo, sentí las lágrimas rodar por mis ojos esto dolía como el demonio. 

Atuq se fue moviendo lentamente para que el dolor fuese menguando un poco. Ahí fue en donde mi placer comenzó a hacerse presente. Comencé a tocarlo sin pudor alguno queria que fuera mas fuerte y mas profundo. 

Y como si estuviese leyendo mi mente lo hizo, comenzó a embestirme con fuerza. Una de sus manos se metió en mi nuca para alzarme un poco y asi, quedar sentada encima de el. Por inercia, moví mis caderas de adelante hacia atrás con mucha dificultad ya que no lograba acostumbrarme al enorme tamaño de Atuq. 

—Hueles tan bien —me susurró al oído—, te sientes muy bien. 

Me alzo un poco para sacar su miembro de mi. Me volteo con brusquedad hasta dejarme boca abajo, solté un fuerte gemido cuando me embistió con fuerza. Se había colocado encima de mi y puso su mano en mi cuello, sentía como su otra mano pasaba por todo mi cuerpo, espalda, piernas y nalgas. 

Atuq no gemía, el gruñía con mucha fuerza mientras me daba estocada tras estocada. 

Esto es el cielo. 



Hola hola de nuevo, espero que les haya gustado el capítulo. Para el siguiente se viene mucho drama jejeje asi que esperenlo con ansias. 

Si les esta gustando la historia, no olviden dejar sus votos y comentarios. 

Besos, Ross. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top