Capítulo 23.- Pasado.

Editado: 04/ 03/ 2021

Pasado.

[Imperio Haruno]

El viento suave acariciaba las ramas llenas de pétalos rosas desvistiendo a los cerezos para pintar las calles de color, por el pueblo la música irradiaba felicidad junto a la risa de bellas damas que trabajaban sin cesar, juegos, bailes, cantos, y entrenamientos, en el reino de las Haruno la paz reinaba como era normal; pero... en una habitación del palacio principal, una pareja decaída se aferraba al otro sobre un sofá, el miedo de ambos fluía en aquellas miradas que no encontraban el destino amado. Con algo de incomodidad, la puerta de la habitación fue tocada, y una melena rosa pinto aquellas paredes color beige... La líder sakura se mostraba algo incomoda mientras les mostraba unas tazas de té a ambos chicos.

—Ey... —mencionaba lo mas bajo posible —Solo les traje un poco de té, —avanza hacia la mesa de centro dejando los aperitivos mientras miraba de reojo a aquellos chicos —Ha... lamento haberlos detenido, pero... de verdad quería hablar contigo Gaara, —eleva las manos con nerviosismo — ¡Claro que ahora mismo no! Por favor, hablen, y cuando estén listos... solo... —se aleja con nerviosismo —solo pregunten por mí.

Apenas la joven abandona la habitación Gaara suspira apartando a Lee de su cuerpo, el azabache se mantiene inquieto y se incorpora manteniendo la vista al suelo, pero el cuerpo en dirección a su pareja; Gaara sonríe decaído y simplemente se acerca hasta tomar la taza de té en manos.

—Toma un poco, te hará relajarte lo necesario para que podamos hablar mas del tema, —toma asiento a su lado poniendo la taza de té entre las manos de su pareja —para que me digas más profundamente tu historia.

El mayor sonríe levemente siguiendo los consejos que le brinda su pareja mientras las manos de aquel chico acarician su piel en un intento de calmarlo; Gaara espera paciente mirando como el azabache comienza a calmarse. Jamás lo había visto tan decaído, Lee apenas y podía hacer una mueca que trataba de ser una sonrisa solo para tranquilizar el momento, y ese intento solo lograba causar preocupación en el pelirrojo. Dejando su taza de té aun lado, Lee admiraba al chico que tranquilamente esperaba por el sin poner presión alguna en sus hombros, decaído... el chico se acercó al pelirrojo como un Can en busca de perdón y calidez, recostado sobre el hombro de aquel chico recibía las caricias sobre su cabello.

—Cuando quieras empezar —expresa tranquilamente.

—Fue... cerca de la frontera, —inicia inquieto —sensei me contó que se llevaba acabo una lucha entre los Hatake y los Uchihas, al parecer lo Hatake estaban a nada de perder ante los Uchiha que los superaban en número. —cerrando los ojos se deja llevar por las caricias de su pareja —él fue enviado al reino Hyuga en busca de un tratado que los ayudará a vencer durante la guerra, pero en su camino... en un claro que había sido arrasado por la lucha, me encontró... yo estaba ileso, pero completamente sucio, lleno de cenizas que me ensuciaban por completo, aun así me encontraba bien... —abre los ojos mirando la pared —sinceramente no recuerdo nada antes de verlo, no tengo idea del lugar del cual venía, no se qué fue lo que paso... pero él me dijo que cerca de allí había una pequeña aldea que había sido incendiada como muchas otras.

El pelirrojo se mantenía atento recordando todas aquellas historias sobre la guerra, las cosas que sabía que ellos también habían pasado, pero ese tema no era sobre él, y entre caricias al cabello de su pareja se mantenía esperando por las siguientes palabras.

—Él pensó que mi familia posiblemente estaría muerta, y la misión que llevaba era altamente peligrosa, así que simplemente no podía llevar a un niño hacia el centro de una nueva guerra... no había opción, debía abandonar su misión y volver con los Hatake para que buscaran un lugar seguro para mí, pero entre nuestro regreso no encontramos con un grupo de los Subaku que evacuaban a un lugar seguro, Guy sensei no vio una opción más segura y pidió porque tuvieran piedad de mí, una mujer decidió aceptarme, pero yo era apenas un niño que lo había perdido todo... y tenía mucho miedo, lloré tanto que él no pudo marcharse, así que sensei decidió dar la espalda a su gente e ir conmigo y los Subaku... —suspira —cuido de mí durante tantos ataques hasta que todo logro tranquilizarse un poco y los subaku lo reconocieron como un gran guerrero dándole permiso de formar parte de su reino, pero... el porque me preocupa la llegada de la gente de china no tiene nada que ver con eso, fue... justo cuando me encontró, las ropas que yo vestía aquel día eran ropajes chinos... Sensei nunca se quito la idea de que mis padres huían por la guerra, pero... si algo tengo claro es que fuera como fuera que me separe de ellos... yo no soy japones, soy chino... y si mis padres viven, si ellos siguen con vida yo... —se aferra a sus ropajes —quisiera conocerlos, de verdad quisiera verlos... aunque sea —suspira al borde de las lagrimas —un momento, y el pensar que esa gente vendrá...

Entre su asentir le dedica una leve sonrisa — ¿Eso te hace feliz?

—No... —incorporándose lo mira directo —Eso me llena de miedo, tengo miedo de que ellos sigan con vida y ni si quiera me recuerden... —apretando los ojos baja la mirada —que me hayan olvidado.

—Ey... —eleva su rostro por la barbilla —Eso no va a pasar, ¿Cómo alguien olvidaría a una persona tan maravillosa, bondadosa y hermosa como tú?

Sujetando sus mejillas logra hacerlo sonreír un poco, pero aun manteniéndose algo triste vuelve a acurrucarse contra el cuerpo de su pareja.

— ¿Cómo crees que ellos sean? —cuestiona con una sonrisa — ¿Cómo te imaginas a tu madre y tu padre?... yo también desearía conocerlos.

Sonriendo lo mira —Ella debe ser muy bonita y cariñosa, mientras que él... —muestra los músculos de su brazo con entusiasmo — ¡Él debe ser sumamente fuerte!

Riendo esboza una enorme sonrisa —No puedo dudarlo.

Más animado, Lee avanza a los labios de su pareja besándolos con agradecimiento, y causando de ese modo la risa del pelirrojo; sus miradas se mantienen atentas al contrarío mientras se sonríen con cariño.

—Lamento haberte hecho desviar del camino al reino.

—No es nada Lee, además me agrada bastante estar así contigo... —con suavidad desliza sus manos por los hombros del azabache —De verdad me gusta mucho estar contigo.

Inquieto muerde sus labios —Mmm... no podemos hacerlo aquí Gaara, —observa de reojo sus labios y ojos —sería muy irrespetuoso...

Tragando grueso observa esos ojos decididos que le miran, y siente aquellas suaves manos deslizarse sobre su cuerpo; sin quitar los ojos de los de su compañero Gaara comienza a abrir sus ropajes dejándole a ver a su pareja su blanquecino cuerpo, Gaara sonríe ante la impresión causada.

—Solo... —jala a su caballero hacia la cama —intentemos no hacer mucho ruido, ¿Sí?

El caballero termina cayendo sobre su príncipe en aquella cama, y suavemente observa los ojos deseosos de su pareja, sin poder resistirse mas a aquella invitación Lee se inclina sobre los labios de su pareja uniéndose en un suave beso; esa su oportunidad, tocar esa piel y explorar aquellos labios significaba olvidar todo lo que no conllevara a ese chico... besando la piel del pelirrojo logra obtener los suspiros y quejidos de su pareja que trata de ocultar sus sonidos detrás de sus manos; Lee toma a su pareja por el trasero mientras su pelvis se presiona contra su trasero... los suspiros abandonan las bocas de ambos mientras sus cuerpos se funden y las prendas poco a poco caen de sus cuerpos.

En otra parte del castillo una princesa toma asiento con algo de inquietud en el sofá de su sala, sus ojos jade suben hacia el hombre peliplata que tranquilamente bebe té mientras estudia un libro con total interés.

—Kakashi... —menciona suavemente.

— ¿Mm? —sube la mirada.

Con un gesto de inconformidad la joven pasa la mano entre sus cortos cabellos rosas, y cruzándose de piernas recarga su codo de su rodilla para suspirar y recargar su barbilla de sus nudillos mientras lo observa.

—Ellos ahora mismo están arreglando el problema que tenga el caballero Lee... —aprieta los labios con inquietud —Ni siquiera puedo creer como Gaara se percató del ambiente extraño que lo rodeaba, —pensativa exhala un suspiro dejándose caer sobre el respaldo del sofá —solo... —dirige la mirada a la ventana — ¿Cuándo vamos a arreglar nosotros nuestro problema?

— ¿Qué problema? —cuestiona indiferente volviendo la mirada a su libro.

—No te has atrevido a tocarme desde que sabes... —traga saliva dolida —que Uchiha Mada...

—No digas su nombre, —Expresa enfadado subiendo la mirada a ella — ¿No has pensado que quizá solo no quiero tener sexo? —exhala un suspiro molesto —soy mayor que tú —explica —Sakura, mi deseo sexual es mucho menor que el tuyo.

— ¿De verdad tratas de engañarme con esa pobre excusa? —suspirando toma camino hacia su balcón —Por favor Kakashi, yo nunca he sido la que se abalanza primero sobre ti.

Con el ceño fruncido cierra de un golpe el libro en sus manos, y entre el exhalar de un suspiro observa con dolor la inquietud de aquella pelirosa que se abraza a si misma llena de pena, Kakashi traga grueso mirando como aquellos ojos jade se aprietan a punto del llanto.

— ¿Ya no soy lo suficientemente buena para ti? ¿Es eso? —expresaba entre un prominente llanto — ¿No quieres tocarme porque ese hombre ensucio mi cuerpo y ahora te doy asco?

El hombre se levanta y toma camino hacia aquella chica que se encoge en el balcón con las lagrimas en los ojos, rendido avanza hasta llegar a su lado obteniendo que esos ojos jade no tarden demasiado en subir y notarlo; suspirando, Kakashi se acerca tomándola por las mejillas para hacerla mirarlo, él sonríe levemente, y con tristeza desliza su mano por aquel blanquecino cuello hasta llegar a la primer marca en su espalda, las mordidas y los besos habían sido borrados con los días, pero aquellas cortadas y quemadas aun invadían su piel...

— ¿Por qué te hizo esto?

Deslizando la mano a aquella mano que la sostiene, aparta aquellas caricias y simplemente baja la mirada con desanimo.

—Porque me resistí en casa ocasión que él...

Aprieta los labios con impotencia mientras el mayor traga grueso y con el corazón en la mano se aferra a su pareja en abrazo mientras recuerda el primer día en el cual la conoció, aquella vez cuando había ido a firmar un tratado con las Haruno para la confección de ropas y entre su escapada del deber se encontró con aquella sonrisa radiante que se escondía detrás de su maestra.

—Solo... estoy enojado conmigo mismo... dormimos juntos esa noche, yo debí haberme dado cuenta y debí matarlo esa misma noche.

Ella sonríe levemente, alejándose —Me cubrí muy bien esa noche, además... Tsunade se está encargando de él en el calabozo.

Él ríe con desanimo y sujeta la mejilla de su pareja —Lo siento, ¿Sí? Solo... solo necesito un poco de tiempo para pensar en todo, es que... —exhala un suspiro recargándose del barandal —me causa un gran conflicto pensar que... ese maldito te toco he hirió por días mientras y yo... simplemente fui inútil e idiota.

Aunque desanimada, la joven se acerca a su lado recargándose de él mientras le dedica una sonrisa, suavemente sus manos de porcelana viajan sobre las de su pareja y ambos se miran con una sonrisa más calmada.

Las horas pasaban y la noche ya se veía llegar; por los pasillos una pareja tomaba camino a la sala principal tomándose de las manos entre su andar. Las enormes puertas de la sala se abren mostrando un inmenso lugar tranquilo, lleno de platicas y risas; solo un par de guerreros Hatake se encuentran entre todas las guerreras Haruno.

— ¡Oh, por la vaca sagrada que nos da alimento esta noche!

La rubia sonríe resplandeciente mientras limpia con un pañuelo húmedo la sangre que pinta sus manos y parte del rostro, con entusiasmo sujeta al azabache con su fuerza habitual y posa la mano sobre el hombro del príncipe.

— ¡Pero miren a quienes tenemos aquí! ¡Son un par de salvadores!

Ante los gritos de Lady Tsunade, las risas y alabanzas se hacen llegar en la parte de adentro, muchas mujeres piden por su anterior monarca quien avanza al centro de la sala llevando a ambos jóvenes hasta sus lugares en el enorme banquete de la noche. Con la cena terminada, Lady Tsunade sirve un poco de bebida para todos, comenzando así la alegre festividad mientras su sucesora se acerca con una sonrisa hacia el líder de los Subaku.

—Lamento si mis guerreras son muy ruidosas Gaara, ¿Qué tal te ha parecido la cena?

—Tienen muy buena sazón he de confesar —sonríe tomando un poco de licor —Y el vino es exquisito.

—Hecho en casa, —presume con ánimos —pero bueno... mandé hace horas un mensaje para tu hermana con un par de guerreras, así que... —observa al azabache — ¡Lee! ¿Se quedan esta noche?

Sonriente, el azabache se disculpaba con las guerreras que bailaban con él y se acercaba hacia su príncipe tomando asiento a su lado, el chico pelirrojo se sorprendió ante el repentino peso que caía sobre él, y aun mas al ver el sonrojo provocado por el calor que llenaba las mejillas de su pareja.

—Mientras mi príncipe lo permita...

Sonriendo acaricia su mejilla —Nos quedaremos, pero... por favor trata de controlar tu bebida, y... ¿Dónde se ha metido Naruto? Creí haberlo visto por aquí...

— ¡Yo lo sé! —baja su libro sonriéndoles —Lo vi salir hace poco, parecía algo triste el pequeño mocoso rubio.

—Oh, debe tratarse de algo personal —asiente agradecido el pelirrojo —gracias por decirme Kakashi... —vuelve la mirada a la pelirosa —pues bien, creo que nos quedamos por hoy.

— ¡Sii! —lo toma por el brazo — ¡Venga, vayamos fuera, seguro que las guerreras la arman en grande esta noche!

El pelirrojo le sigue sonriente mientras su caballero les sigue de cerca; al salir pueden ver farolas con luciérnagas dentro que iluminan las calles, las guerreras bailan y beben con entusiasmo por todas las calles mientras que otras solo ríen animadas mirando la acción.

—Las fiestas realmente son algo... —dedica una sonrisa a la pelirosa.

— ¡Venga Gaara! —sujeta su mano — ¡Vamos a bailar!

—Oh, oh... Espera un momento cariño, —avergonzada detiene al azabache acercándose —tengo que hablar con Gaara, así que espera un poco, ve a bailar con algunas guerreras mientras tanto, ¿Si?

— ¡Seguro!

Sin previo aviso el azabache toma por las mejillas a su pareja brindándole un beso que lo sorprende, pero solo lo hace sonreír avergonzado. Su pareja avanza a la pista de baile uniéndose a unas cuantas guerreras que lo toman por lo brazos, mientras sonriente Gaara se acerca a la monarca de ese palacio.

— ¿Y de qué querías hablar?

—Bueno, tengo un par de asuntos con el reino de las mujeres, —sonríe —agradecemos la idea de mantener las cuatro esquinas medianamente divididas, el centrar un lugar neutro donde pueda vivir toda nuestra gente mezclada, pero... hay un tema con las reglas para mujeres siendo especifica... nosotras somos muy... —sujeta su nuca dudosa.

Los erectos y gases no faltan alrededor, al igual que las insinuaciones hacia algunos guerreros Hatake que están por la plaza.

—Desvergonzadas —confiesa sin mas —podremos llegar a ser tan asquerosas como cualquier hombre, y tan bruscas como ellos, —suspira entre su sonrisa —simplemente... es normal que cuando los hombres escuchan de un reino con solo mujeres piensan que esto es... un Burdel para su disfrute, y no es así.

—Claro que no es así.

Ella sonríe —Tú lo comprendes, y algunos otros también, pero... —observa a la lejanía —allá afuera hay una cantidad enorme de cerdos deseosos de gobernar sobre una mujer y hacerla menos, —suspira —no queremos sobrepasarnos, es lindo que dejen la separación, pero... los hombres ebrios e idiotas no se detienen con eso... y yo no dejaré que mis chicas sean sometidas si ellas no lo quieren así... mis chicas son libres, ellas deciden sobre sus vidas y los caminos que seguirán, mis reglas se quedarán en mi parte del reino... las reglas sobre los hombres se cumplirán en mi parte.

—Si, claro, lo entiendo Sakura y no parece mal, de hecho, es una muy buena idea y no solo para tus chicas, en mi reino y en cualquier otro reino hay mujeres que desean la libertad de tu reino, pero... quizá el no permitir hombres sea un problema.

—Pensaba hacer un horario, —se encoge de hombros con seguridad —sé que suena raro, pero hay horas para ponerse más ebrios y estúpidos.

—Si, está bien, ¿Te parece si terminamos de arreglar esto por la mañana? Yo te apoyaré en lo que decidas porque a mi hermana le agrado bastante estar aquí... y yo también creo que es muy agradable verlas disfrutar tanto, además... —apunto algunos caballeros —para ellos también parece ser bueno.

—Oh, él es Sai —informa kakashi.

—Caballero del reino Hatake, mano izquierda de Kakashi —asiente Sakura.

Sakura no se retrasa mas y tomando al príncipe pelirrojo del brazo lo hace entrar a la pista de baile acercándolo al caballero del chico que baila animadamente con algunas guerreras, pero apenas Lee se percata de la presencia de su pareja se acerca para bailar junto a él haciéndolo reír con entusiasmo.

[Más tarde esa misma noche]

Con firmes pasos un peliplata baja por unas largas escaleras hacia el calabozo del palacio Haruno, las guerreras en guardia del lugar se muestran sorprendidas ante su presencia, pero al ver el rostro perdido en el rencor de aquel hombre solo desvían la mirada bajando sus armas para dejarlo pasar; tras las rejas, atado a la pared por unas cadenas... la enorme cabellera color ébano de Madara Uchiha se ve ensuciada por el lodo del suelo, y al percatarse de la entrada de alguien su rostro magullado se eleva percatándose de aquel hombre con mirada fría.

—Un poco tarde —sonríe — ¿No?

La fría mirada del Hatake se mantiene mientras éste avanza hacia los instrumentos de tortura tomando una fusta de caballo para deslizarlo entre sus manos, el cuero duro se desliza entre sus dedos y cerrando sus ojos solo se imagina el dolor que causaría eso.

—Así que... ya te disté cuenta que la violé, —sonríe divertido —Es muy linda, y era agradable ver cómo esa mujer tan fuerte se desmoronaba al escuchar mi burla hacia tú nombre... incapaz de protegerse —ríe complacido —sintiéndose tan inferior.

Apretando el látigo de su mano, solo basto dar media vuelta para poder golpear la piel blanquecina del azabache que gemía ahogadamente lleno de dolor.

— ¡Debiste verla —escupía insistente —Lloraba cada noche mencionándote en susurros!

Una sonrisa dolida se formo en el rostro del peliplata que soltando un nuevo latigazo rompía las prendas de aquel hombre, su mirada fría se mantenía en alto sin flaquear ante los quejidos de dolor y la sangre que brotaba de su piel, con cada palabra que abandonaba la boca de aquel azabache, los golpes de la fusta llegaban con mucha mas fuerza haciendo arder su piel en sangre.

—Y... ¡El primer corte...! —ríe por lo bajo —¡Oh, el primer corte fue... lo que más disfrute! —grita del dolor —Ella... ella no me dejaba tocarla por un principio estúpido hacia ti... —jadea adolorido — ¡No tienes derecho! —contrae el cuerpo frunciendo el rostro — ¡No te atrevas maldito asqueroso! La sangre que fluyo esa noche de ella... —sonríe retando al albino —No fue solo de la cortada en su espalda...

Por fin llego a su limité, abriendo los ojos de par en par el peliplata soltó el látigo lleno de sangre y dando una rápida zancada atino un fuerte puñetazo en el rostro del azabache, los golpes siguieron viajando sobre el Uchiha hasta hacerlo escupir sangre, uno tras otro, exhausto comenzaba a respirar con dureza y rapidez, pero ni siquiera eso podía detener su furia. En la mesa de tortura, alejado de todo se encontraba un cuchillo, grande y de sierras... sin dudar el Hatake lo deslizo por la mesa de metal llamando la atención de las guerreras Haruno que apresuradas entraron deteniéndolo por los brazos.

— ¡No lo haga emperador Hatake!

— ¡Si usted lo mata, el maldito no obtendrá lo que se merece!

— ¡Tsunade sama lo está haciendo sufrir lo que se merece! ¡Por favor no lo haga!

— ¡El maldito la violo por meses! —su voz se escuchaba rota y resonaba con dolor — ¡No merece vivir luego de lastimar su piel! —gritaba destrozado — ¡Merece que le corten esa porquería entre las piernas!

Riendo lo mira con locura — ¡Esta porquería hizo gemir a tu mujer por noches enteras!

El enfado corono su mente y de un fuerte grito sacudió los brazos librándose de las Haruno lanzándolas al suelo, pero un cuchillo interrumpió entonces en aquel calabozo; el Uchiha trago grueso mirando el cuchillo clavarse cerca de su entrepierna atravesando el cemento, y Kakashi se retuvo al escuchar un tarareo bajar por las escaleras; una mujer ebria bajaba con una sonrisa en cara mientras miraba con tranquilidad la escena delante sus ojos.

— ¡Kakashi! Más te vale que bajes ese cuchillo, —amenaza con su botella por delante —Ese maldito bastardo es mi presa.

Riendo mira a la mujer ebria —Oh, oh... Me halaga Lady Tsunade.

— ¡Cállate bastardo! —tira la botella contra su cara.

Dolido, el hombre remueve su rostro sintiendo algunos trozos de cristal incrustados en su rostro mientras la ex líder del reino avanza con dirección a Kakashi, el hombre gruñe e impotente deja caer el arma al suelo mientras cubre sus ojos vencido por las emociones.

—Ay dios... estoy demasiado ebria para estás platicas. —expone entre un eructo para luego ponerse de cuclillas sujetando el hombro del albino —Oye... Kakashi, no vale la pena matarlo tan pronto... —inhala con profundidad observando al azabache que dolido sigue removiendo su rostro —Lo haré sufrir por mas tiempo, —expresa con seriedad y rencor —cada una de las cortadas en el cuerpo de Sakura, cada una de las porquerías que hizo en su cuerpo... —sonríe —lo mataré lentamente y con mucho dolor, día tras día castigándolo... hasta llegar al punto de no retorno, —sujeta el cuchillo del suelo —cortar su miembro... y por fin matándolo... así que mata a un asqueroso de esa calaña Kakashi —levantándose lleva el arma a la mesa — ¿Para qué dejarlo morir tan pronto? Él merece sufrir lo que ella sufrió, todas y cada una de las cosas que ella sufrió...

Las guerreras de la sala bajaban la mirada mientras el albino lloraba con fuerza sin perder su pose, sin agachar la mirada y sin emitir ruidos; tembloroso de la furia, el emperador Kakashi se ponía de pie mientras las guerreras lo ayudaban a salir del lugar.

— ¿Qué tienes para mí hoy? —sonríe —nunca me romperás como yo la rompí.

Sonriendo, la mujer rubia tomaba un dildo de madera finamente tallado, y con entusiasmo se lo mostraba al azabache con total confianza.

—Ya veremos.

Sorprendido el hombre trago grueso removiéndose de sus grilletes entre un intento inútil de huir. En la parte de fuera Gaara abrazaba a su pareja por la cintura mientras el azabache muy ebrio dejaba caer todo su peso en aquel pelirrojo.

—Gaara, Gaara, yo te amo mucho.

—Lo sé, lo sé...

Con una sonrisa el chico se despedía de la pelirosa mientras se adentraban en el palacio; durante su andar por los pasillos se encuentran con un rubio que bebe solo mientras observa dolido la luna llena.

—Naruto, —se acerca — ¿Va todo bien?

—Si... —responde bajando la mirada para ir a ayudarlo con el peso extra —Se le pasaron las copas ¿he? —lo sienta con cuidado — ¿quieres que te ayude a llevarlo?

—No, no, —toma asiento a su lado —estamos bien.

Mientras el azabache ebrio se acurrucaba sobre su pareja, Naruto suspiraba con levedad mientras volvía la mirada hacia la luna.

— ¿Realmente va todo bien Naruto? Yo... me he percatado de tu relación con Sasuke y últimamente no lo he visto... ¿Dónde... dónde se encuentra?

Sin dudar el rubio suspira —Esta en el reino Uchiha, los está ayudando a reconstruir la mayoría del lugar... —se gira para mirarlo — ¿Cree que yo debería ir con él?

Sonriendo baja la mirada —Tendré que pedirte que esperes un poco, comprendo que te sientas triste y quizá dudoso de estar lejos de él, pero... te necesitamos en el reino por ahora.

Con un suspiro el rubio asentía decaído, y Gaara solo podía sujetar su mano dedicándole una suave sonrisa.

—Eres un buen caballero, tienes un puesto alto al estar a mi cuidado, pero si es lo que gustas... trataré de enviarte la próxima semana al reino Uchiha como ayuda para la reconstrucción, ¿Eso suena bien para ti?

Con una sonrisa iluminando su rostro el rubio se abrazaba al pelirrojo con entusiasmo, y simplemente asentía ayudándolo a cargar con el azabache a su lado. Al llegar a su habitación, Gaara dejó a su pareja sobre la cama y cerrando la puerta de la habitación comenzó a sacar sus ropajes para entrar a la ducha; luego de un baño el pelirrojo salió con una pequeña toalla y una bandeja de agua que colocó al lado de la cama, con cuidado comenzó a sacar los ropajes de su caballero y amante, y una vez en paños menores mojó la toalla y comenzó a limpiar el cuerpo ajeno.

—No creo que tú familia te haya olvidado, eres inolvidable Lee... aún cuando te alejarás de mí, aun en el peor de los casos... te aseguro que nunca me olvidaría de ti, eres... —acaricia su pecho con delicadeza —lo mejor que me ha pasado.

Una pequeña sonrisa se pinta sobre el rostro del azabache que abre los ojos un poco perdido en el alcohol; sorprendido, Gaara se levanta con prisa para tomar un poco de agua y darle de beber.

— ¿Cómo estás? ¿Te duele la cabeza?

—Un poco, —acaricia la mejilla de su pareja —Oye Gaara, de verdad te amo muchísimo...

Aunque asintiera con una sonrisa había algo que se sentí raro en aquellas palabras, había algo incomodo en el ambiente, una idea que molestaba al pelirrojo y lo ponía triste.

— ¿Ya te has bañado? —se levanta tambaleante —aun sigo algo ebrio... —ríe pasando la mano por sus cabellos — ¿Y si nos damos un baño juntos?

Sin dudar aquel pelirrojo acepto la invitación avanzando al lado de su pareja hacia el cuarto de baño.

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