Capitulo 15.-Dia de Guerra.

Editado: 31/ 01/ 2021

Día de Guerra.

Apenas el sol iluminó suavemente los primeros cuartos del palacio, una pareja se vio abriendo los ojos con penumbra. Sin pensarlo se aferraron de inmediato al cuerpo amado, y suspiraron sintiendo la felicidad huir de sus cuerpos; el joven pelirrojo se escondía en el pecho de su amado mientes esté inspiraba con dureza el aire, y se erguía en la cama mostrando una sonrisa llena de seguridad y pasión.

—Te quedarás, ¿Cierto? —cuestionaba entre el acariciar del rostro contrario —Iré sin dudar y volveré a salvo, no tienes que preocuparte.

Sorprendido, el joven entreabrió los labios, dudoso de su hablar —... Iré contigo...

— ¿Qué? —su rostro se frunció con preocupación —No —añadió enseguida —No Gaara, —lo sujeta por los hombros —Es peligroso, no puedes simplemente ir... —se detiene conteniendo el aire —Yo... no quiero que vayas.

Sonriendo levemente, el pelirrojo sujeto la mano de su pareja tratando de hacerlo calmarse —No quiero dejarte ir solo, Lee, quiero ir contigo, luchar a tu lado, —viaja entre sus ojos preocupados —me has entrenado y estarás ahí si cualquier cosa...

Negando, el joven hizo crujir las sabanas bajo su cuerpo mientras se acercaba a su pareja abrazándolo —Nada pasará, solo... no te separes de mi lado ni un segundo, y si te sientes mal o... sientes que no puedes contra tu oponente llámame de inmediato.

Con un alivio increíble, el pelirrojo abrazo a su pareja asintiendo contra su pecho aun cuando la idea no le agradara tanto; su salud había mejorado, él podía ir a la guerra, estaba seguro de ello.

En una habitación lejana, un peliplata suspiraba en el borde de la cama mientras observaba a su pareja dormir plácidamente, sabía que ella era fuerte y que tenía mil trucos bajo su manga para lograr defenderse, que era lista y hábil, muy hábil, pero aun así el miedo le carcomía el pecho, no podría soportar la idea de perderla de nuevo; entre un leve remover en la cama, la pelirosa abrió los ojos y sonrío extendiendo la mano hacia la pierna de su pareja, el hombre se sobresaltó y sonrío con una leve mueca subiendo en la cama para verla de frente.

—Deja de pensarlo tanto Kakashi —pronunciaba tranquila mientras pasaba la mano entre sus rosados cabellos arreglándolos un poco —Estaré bien, estarás bien, y ganaremos esta lucha.

Sonriente, el hombre se acostó sobre ella mientras depositaba un beso sobre sus finos labios —Lo siento, solo... —acaricia su mejilla —te acabo de recuperar Sakura, no quiero dejarte ir de nuevo.

Entre una leve risa la joven rodeo el cuello de su pareja y acerco su frente con la de él —Tonto... —sonrío con cariño —No me iré —inicio un beso que su pareja continuaba, apenas se separaron ella sonrío divertida —Además... —con una mirada seria lo observó directo —Nos casaremos luego de esta guerra, ¿No es así? Estará esta cosa de la unión de los reinos que vamos a aceptar, por lo que las leyes de las Haruno... ya no nos afectaran —pronunciaba emocionada.

Al notar aquellos ojos llenos de seguridad dirigidos hacia él, Kakashi solo sonrío aferrándose a aquel pequeño cuerpo entre sus brazos mientras le daba la razón a aquella chica que sonreía emocionada.

Cerca del final del pasillo, dos jóvenes se miraban con dolor en la mirada mientras se mantenían uno frente al otro, listos para salir a luchar; el azabache suspiro acercándose a su pareja entre un abrazo, y Naruto lo recibió con una sonrisa dejándolo ocultarse en su hombro.

—Me gusta verte así... —confeso sonriente —me gustas, de verdad lo haces —musitaba contra el cabello carbón.

—Y pensar que iniciamos de aquella manera, —sonreía ante el recuerdo —lamento haber sido tan atrevido.

—Me sorprende —pronuncia divertido —verte pidiendo disculpas... la verdad, —acaricia los cabellos de su pareja haciéndolo alejarse un poco para poder mirar su rostro —Me encanto nuestro encuentro, fue tonto y muy sensual, realmente me atrapaste a primera vista, pero con todo lo que hiciste luego... —sonríe ampliamente acariciando el rostro contrario —me sujetaste con fuerza a ti... a tu hermoso cuerpo —abrazándolo acaricia la espalda de su pareja —Tan hermoso, como una sirena atrapando a hombres con tu belleza —susurro en su oído —tan sexy.

Avergonzado, el joven subió el rostro hasta los ojos del rubio fingiendo molestia —Na... Naruto.

Exhalando un respiro profundo, el rubio sujeto con fuerza a aquel chico —No dejes que te hieran, estaré cerca, lo mas cerca posible para que no te toquen, pero... no te dejes herir.

El pelinegro negó contra el pecho de aquel chico mientras se aferraba a su cuerpo —Es hora de irnos Naruto.

El rubio asintió. Toda la gente comenzaba a alistarse fuera del castillo, las guerreras se dividían entre las que se quedarían a cuidar el reino y quienes irían a luchar; las parejas reales ya salían de sus habitaciones con el corazón en la mano, la primer princesa Temari regreso la mirada a su pareja con el miedo reflejado en los ojos, pero aun así le dedico una sonrisa, no muy convencida, y lo miró, ese chico parecía tan calmado y ella...

—Soy un desastre —bromeó con una pizca de verdad.

El joven suspiro y tomándola por la mano la atrajo contra su cuerpo dejándola descansar sobre su hombro, Temari sonrío al sentirlo cerca, y avergonzada escondió su cara en aquel cuerpo sintiendo la mano de su pareja acariciar su nuca y parte de su cabello.

—Eres un perfecto desastre Temari —bromeó haciéndola reír.

Con un golpe contra su pecho, la joven se alejó divertida —Idiota, nos vemos luego de la batalla.

—Claro que sí Tonta, eso está muy claro —tomándola por la cintura la atrajo a sus labios brindándole un beso.

Con una leve sonrisa la joven se alejó, y apenas le dio la espalda a su pareja tomo una profunda respiración para luego ponerse completamente seria. En la entrada del reino las guerreras ya se despedían de sus compañeras dejando abrazos de despedida y frases de motivación a los que se irían a luchar.

—Bueno... —pronuncio el peliplata —Es hora de irnos, ¿Están listos?

La gente se aferró a las correas de sus caballos, y con total seguridad avanzaron junto a sus líderes; la pelirosa avanzo despidiéndose de su maestra, mientras ambos príncipes del imperio Subaku se miraban en la salida del reino, listos para avanzar con su gente.

— ¿Qué pasa Gaara? —Decía animada acariciando sus cabellos —Deberías estar por allá, —apunta a la lejanía —además... no te vi... —dudosa volvió la mirada a su hermano —Despidiéndote de nadie...

El joven bajo la mirada apenado, y la dirigió de pronto hacia un joven azabache que con una sonrisa daba ánimos a su escuadrón; Temari suspiró y tocó el hombro de su hermano haciéndolo volver la mirada, con un suspiro el menor la miró de frente.

—Lo lamento Temari, no puedo dejarlo ir solo... —nervioso tragó saliva —Me preocupa.

—Gaara —pronuncio con una sonrisa —Solo... no te alejes mucho de él, si comienzas a sentirte mal no trates de ocultarlo en lo absoluto y solo salgan de inmediato del campo de batalla.

El chico asintió y brindando un abrazo a su hermana se dirigió al lado de su pareja subiendo a su caballo, todo el grupo comenzó a avanzar mientras pensaban en cada posible forma de derrotar a los Uchihas. Las horas pasaron y los tres reinos se reunieron en el punto de encuentro; el sol llego a su punto más alto y ellos ya habían planteado unas cuantas estrategias más, con todo listo los grupos comenzaron a dispersarse tomando dirección al reino Uchiha, listos para rodear el lugar. De la poca información que tenían, sabían que el reino Uchiha estaba cubierto por guardias en los alrededores, así que un total de diez grupos avanzaría alrededor del lugar para quitar a aquellos que podrían causar problemas en su plan; Gaara se miró llegando a los alrededores del reino y enseguida se aferró a su caballero mirando como un frondoso bosque rodeaba el lugar, pero habían varios metros descubiertos alrededor del reino, campo descubierto desde donde podrían ser descubiertos por los vigías Uchiha que custodiaban en la cima del muro. Los Uchiha miraban desde el muro que los protegía en espera de códigos reflejados desde el bosque por los grupos de defensa de su pueblo. Bajando de su caballo, el caballero azabache tendió la mano a su alteza ayudándolo a bajar, su grupo los siguió del mismo modo dejando los caballos atados a los árboles; Lee dirigió una última mirada a Gaara para después enviar a sus caballeros a posiciones, y sujetando la mano de su pareja le dedicó una sonrisa.

—Si te sientes mal... —trataba de decir.

El pelirrojo sonrió y sujetando las mejillas de su pareja lo detuvo —Te lo diré, —se acerca a él con cariño acariciando sus cabellos —No te preocupes —con la paz en su mirada deposito un beso en los labios contrarios.

El caballero sonrió bobamente y solo asintió avanzando con su pareja por detrás; Gaara sujeto el arco que se encontraba en su espalda y se posicionó al lado de Lee mientras todos los arqueros esperaban ver la señal de espejos para luego atacar a los Uchihas con flechas. El azabache dirigió la mirada a todo su grupo para cerciorarse de que estuvieran en posición de atacar, de pronto se miró sorprendido al sentir unas palmadas en su hombro, Gaara sonreía pidiendo en silencio la señal para iniciar con el primer ataque ahora que la señal de espejo había sido enviada a los muros, volviendo al momento el azabache se sacudió las ideas y elevo la mano dando la señal de ataque. Los arqueros derribaron rápidamente a sus presas acertando tiros precisos, mientras que con una sonrisa en cara el azabache observaba a su pareja que sonreía feliz con su logro.

—Ammm... —sujeta su nuca avergonzado — ¿Cuál es la señal? —cuestionaba divertido.

Entre una leve risa Gaara avanzó hacia su equipo dejando a un pequeño grupo de cinco guerreros que debían dar la señal de que todo estaba bien dentro del bosque. Por igual los otros equipos de arqueros comenzaron a avanzar luego de matar a los vigías que les correspondían, lentamente los demás grupos se acercaban al muro de los Uchiha.

Por el lado Norte, la tropa dirigida por la joven Haruno y el emperador Hatake se miraba llegando a la puerta de entrada mirando como una flecha atada con un listón verde era lanzada desde la cima de un árbol , esa era la señal para avanzar en su ataque, Sakura sonrío y tomando una respiración profunda asintió llena de seguridad en dirección de los caballeros Hatake, ellos no dudaron y lanzaron un gancho a la cima dejando que la emperatriz subiera mientras el rey Hatake se mantenía atento y listo para dar la señal de ataque por parte de los arqueros. En la cima, la pelirosa se mantuvo cerca del empedrado mientras dirigía la mirada a los lados del muro percatándose de la soledad del lugar, tomando el arma en mano dirigió una señal a los guerreros en la parte de abajo que lanzaron más ganchos al muro mientras ella se deslizaba escalera abajo, siendo notada rápidamente, pero ella los distrajo al mostrar una inmensa sonrisa llena de seguridad, y antes de siquiera dejar hablar al primer guardia tomo carrera hacia él cortando su cuello con total precisión. El joven Uchiha no tuvo tiempo ni de reaccionar y solo comenzó a desangrarse y ahogarse en su propia sangre, entre su sorpresa al ver a su compañero morir, el uchiha a su lado dibujo una sonrisa algo torcida en su rostro mientras dirigía la mirada a la pelirosa y desenfundaba su arma preparado para atacar.

—No te creas la gran cosa mocosa —tronaba su cuello con total seguridad —lo tomaste desprevenido, y además solo era un novato. —ríe ante el cuerpo en el suelo —conmigo esto será diferente —dirige una mirada extasiada en locura.

—Ya lo veremos —sonríe con seguridad y calma.

La joven Haruno suspiro suavemente entre su preparar, y apretando el mango de su arma puso presión sobre todo su cuerpo lanzándose contra la espada enemiga, los aceros chocaron con dureza haciéndoles temblar los brazos que se resistían a retroceder; la sonrisa del hombre salió a flote ante la fuerza de aquella pequeña chica que lograba mantener las espadas unidas con cierta igualdad.

—Vaya fuerza princesita —Decía burlón.

De pronto el arma enemiga se alejó, y la chica retrocedió de un salto sin pensarlo dos veces, la espada del Uchiha paso al lado del rostro de la joven, pero ahora la joven se encontraba de cuclillas al suelo manteniendo una distancia segura de su enemigo.

—Ustedes hombres —Decía con algo de enfado —siempre nos subestiman —se levanta sin flaquear —Es verdad —sonríe tomando guardia —son mas fuertes corporalmente, —esquiva el ataque a la derecha rápidamente —pero nosotras somos ágiles —un ataque al estómago que evita girando hacia atrás —Inteligentes...

— ¡¡Agh!! —Decía furioso blandiendo su espada contra ella.

La joven había evitado el siguiente ataque dejando la espada de su enemigo atorada en la puerta de entrada al reino, el hombre había atacado sin pensar, y con demasiada fuerza, que su espada ahora se veía atascada haciéndolo gruñir furioso por no poder liberar su arma, ella reía divertida y de un rápido roce lastimaba el costado de aquel guerrero sin intención de matarlo, su mirada jade lucia completamente satisfecha de lo logrado.

—Y... no nos dejamos manejar rápidamente por el odio, lo guardamos —tomaba postura nuevamente —y lo escupimos con más fuerza.

Ella sonreía mientras su arma silbaba por la velocidad que había tomado en dirección al cuello del hombre, obteniendo una casi completa decapitación; con una sonrisa satisfecha, la chica relajaba su cuerpo y tomaba una pequeña daga con un listón verde atado a la punta, tomando fuerza lo lanzó lo suficientemente lejos como para caer sobre el muro dando la señal de entrada a los guerreros Hatake. El hombre peliplata sonrío complacido dirigiendo la mirada a sus guerreros y las guerreras a su lado para descender al campo de lucha.

—Me sorprende, —se asomaba sorprendida —tardó mas de lo normal, no deben ser una presa fácil...

—Lo mismo pensaría, pero seguro solo se puso a jugar con sus presas —declaró divertido.

La rubia sonrió divertida dándole la razón, y solo comenzó a descender por la única escalera de madera que daba al interior del lugar, al estar abajo se quedó resguardando al hombre peliplata que descendía con calma.

—Bien, —girándose miraba a la pelirosa que animada elevaba la mano con entusiasmo sacando su espada de uno de los cuerpos —primera fase completada, Ino... —mira a la rubia a su lado —toma a tú equipo y comiencen a avanzar con cautela, Sai —dirigía la mirada al azabache que comandaba a sus hombres —avancen por igual.

La chica rubia tomaría camino hacia la derecha del muro junto a tres acompañantes, mientras el chico azabache tomaría camino en dirección contraria con la misión de despejar el muro y tener una entrada segura hacia el reino que los había traicionado. Al verlos marcharse Kakashi tomo camino hasta Sakura que lo esperaba sonriente y tranquila.

—Bueno, ¿Fue difícil? —preguntaba calmado.

—Para nada, —sonreía sin problemas —Pan comido, ha... la mujer que nos llevará con los renegados ésta por... —gira manteniendo su sonrisa.

El peliplata la siguió con la mirada centrando su vista bajo aquella coleta rosa, su sonrisa se borró, en aquella fina piel de porcelana... había una marca que solo tenía una forma de hacerse, y no era algo placentero en absoluto. La chica ya había encontrado a la Uchiha que los guiaría y hablaba con ella.

—Sakura —pronuncio fuertemente sorprendiendo a ambas damas — ¿Podemos hablar un segundo?

Confundida ante tal seriedad, ella solo asintió —Claro, discúlpenos un segundo —sonreía hacia la mujer.

La mujer parecía algo inquieta, pero aun así asintió permitiéndoles alejarse un poco de ella, al acercarse a su príncipe pudo notar que aquella dulce sonrisa tranquila ya no se encontraba sobre su rostro, ahora parecía haber enfado y eso la hacía cambiar su sonrisa por duda y alerta.

— ¿Has visto a alguien? —tomaba una daga por lo bajo, dispuesta a atacar.

—No, pero he visto algo... —tristemente deslizaba su mano por la nuca de la joven.

La sorpresa la hizo actuar rápidamente apartando la mano que la tocaba, su vergüenza y rencor la lleno causando que su mirada bajara con total negación.

—Sakura —acercándose sujeta su muñeca — ¿Qué te hizo ese desgraciado?

—No es... no es nada, —trataba de sonreír —Oye —busca la mirada contraría —no es el momento, no es el lugar, y... —baja levemente la mirada —no es tiempo de hacer esto.

— ¿Por qué no me lo dijiste anoche? —la sujeta alterado — ¡Pude matarlo! Pude... —aprieta el brazo de la chica — ¡Se quedó allá! ¡Sin pagar lo que hizo, solo... solo... —Decía furioso sin saber que decir en realidad.

—Lo siento —aparto la mano de aquel hombre para tomar camino a la mujer que los guiaría —Bueno, —sonreía con calma —creo que es hora de que veamos a los demás.

La mujer asintió ante aquella cálida y segura sonrisa, con mas calma la mujer los guiaba entre callejones y casas hasta el lugar donde los desertores de los Uchiha se escondían, detrás de ellas se encontraba un hombre incapaz de superar lo que había visto, destruido y sumido en su furia e impotencia.

De norte a sur y este, las tropas avanzaban limpiando el muro que alejaba a sus guerreros del reino Uchiha que los había traicionado. Con dagas atadas por listones verdes, las guerreras Haruno anunciaban la hora de inicio del ataque mientras las tropas del bosque se miraban alegres por el hecho de pasar desapercibidos, las tropas comenzaban a movilizarse con precaución hacia el muro, manteniendo la vista en cualquier punto lejano del cual pudieran atacarlos mientras avanzaban en el campo descubierto.

—Lee —sonreía acercándose con la mano elevada en un saludo —es bueno verte, —la mirada de un pelirrojo que mantenía su flecha sobre la lejanía era atraída ante aquel abrazo dado a su lado —Gai sensei está del otro lado del reino, me pidió que te dijera que luego de vencer aquí podríamos ir a comer y beber algo bajo su nombre.

El azabache sonrió animado dirigió la mirada rápidamente al pelirrojo que parecía algo confundido con aquella escena tan cercana, al notar aquellas miradas Tenten sujeto por última vez el hombro de su amigo y le dijo que se verían adentro mientras comenzaba a trepar el muro.

—Vas ahora Gaara, —sujeta su hombro ayudándolo en el primer tramo —ella es una amiga del reino de las mujeres, mi Sensei conoce a mucha gente y... en algunas misiones yo pude conocerlos, ella es una de muchos...

Lee se detuvo de su charla al mirarlo subir, una vez el pelirrojo estuvo arriba, el azabache comenzó a subir junto a los últimos hombres que se encontraban abajo.

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