El futuro inmediato y el lejano

Esa mañana Ichiroo llegó más temprano que de costumbre a clases, sorprendiendo a una concentrada Sayuri afirmada a su pupitre y mirando fijamente una goma de borrar solitaria sobre la mesa.

— ¿Otra vez con esas cosas? — Sacó de su concentración Ichiroo.

— De chica podía moverlos, no entiendo por qué ahora no me resulta.

— Tus recuerdos de cosas que pudieron suceder a tus tres años de edad seguramente son fantasía de niña.

— ¡Oh, qué malo!

Inconscientemente tarareando una canción, Ichiroo se retiró hacia su asiento. Al escucharla, tanto Sayuri como otras compañeras se voltearon para mirarle sorprendidas. Al sentarse, Ichiroo recién notó las miradas que le incomodaron.

—¡Qué! — se quejó.

Sayuri se acercó y preguntó en voz baja.

— ¿Qué canción estabas tarareando?

— No sé... — dudó — una que escuché y se me pegó todo el día.

Por supuesto que omitió decir que esa era la canción que interpretó Susumu en el karaoke.

— No sé como explicarlo — dudó Sayuri — pero si no quieres llamar la atención indebidamente te recomiendo que no la tararees en público.

Sorprendido y aunque dudando, Ichiroo no se atrevió a preguntar más, confiaba lo suficiente en Sayuri como para hacerle caso sin más. En ese momento Atsushi entró tan enérgico como siempre y se acercó a saludar.

— ¿Todo listo para la próxima audición?

Ichiroo respondió con un gesto de OK.

— ¡Cierto, debían practicar para mañana! — exclamó Sayuri.

— Todo bien, ya lo hicimos en el karaoke.

— ¿Cuantas veces fueron?

— Una.

Sayuri y Atsushi cruzaron miradas atónitos.

— ¡Solo una vez! — casi gritaron al unísono.

— No hay problema, va a salir bien.

— ¡Admiro tu confianza! — reconoció Atsushi — Yo estaría comiéndome las uñas hasta la yemas de la ansiedad, y ahí estás inconmovible esperando que las cosas sucedan por sí mismas.

— ¡No es tan así, ya practicamos y no hace falta más!

— Ok, ok — trató de calmar los ánimos Sayuri — quizás esperamos demasiado de ti todos, y solo deberíamos confiar en que sabes lo qué haces.

Las palabras de Sayuri resonaron en la cabeza de Ichiroo. Las expectativas de los demás, lo que esperaban sus amigos, lo que también esperaba Susumu a su manera, lo que el productor quería ver de ellos, todos esperaban algo de él. Esto era una presión a la que nunca se encontró sometido, y le empezó a incomodar de sobremanera ahora que lo notaba. Siempre pensó que era como un barco a la deriva que solo dejaba pasar las cosas, y en unos pocos días se transformó en el operador de un viaje del que todos alrededor permanecían expectantes de qué rumbo tomaría. O más bien controlando que el rumbo se dirigiera hacia un lugar cierto, y no elegido libremente por él mismo. La alternativa de no tener futuro ciertamente era más desesperanzadora que el actual destino, pero no se sentía especialmente cómodo con ello.

El resto del día transcurrió sin volver a mencionar el tema, algo que agradeció a sus amigos en su interior. Sin embargo al volver a su casa, su hermanita Chiaki lo volvió a la realidad de su inminente audición preguntándole qué iba a cantar, su familia en cierta manera también permanecía a la espera de resultados, y lo dejaban entrever aunque con menos preguntas directas. Dudando sobre qué decir, se le ocurrió tararear de nuevo la canción que ocupaba su mente, y si bien su hermanita asintió como dando su aprobación le preguntó a su vez qué tema era aquel. Por supuesto que no supo responder, pero estaba seguro que sabiendo la letra podría cantarlo perfectamente.

A la noche, algo obsesionado con la canción le escribió por primera vez a Susumu desde que se encontraron en el karaoke. Respondiéndole con los stickers de gatitos, perfirió omitir el hecho y le pidió la letra de la canción que recibió unos minutos más tarde por el mismo medio. Le preguntó si no era bueno cantar ese tema al día siguiente, a pesar de que parecía un locura lanzarse a cantar un tema sin conocerlo bien. Susumu demoró en responder y le pidió que olvidara usar esa canción en la audición, aunque sin dar ninguna explicación para ello. Ichiroo igualmente encontró razonable que se negara, siendo que no habían tenido oportunidad para practicarlo y se dio cuenta que no habían acordado ningún tema en especial para cantar al día siguiente. Susumu confiaba en que podrían elegir los mismos que ya habían practicado sin problemas, sabiendo ambos que no necesitaron repetir ninguno para hacerlo mejor en el karaoke. Pero en definitiva no tenían idea de cómo sería esa audición, y eso de cierta manera los tenía desconcertados.

Finalmente Ichiroo quedó tendido en la cama, mirando el techo por un buen rato, y experimentando recién entonces algo parecido al miedo por lo que sucedería al día siguiente, y más aún por lo que vendría a continuación sabiendo que este primer paso podría definir en mayor o menor grado el futuro de todos a su alrededor.

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