9. Una visita Indeseable

Nix

Me aparto de su cuerpo con cuidado, con el fin de no despertarlo, salgo de la cama y me acerco al balcón el cielo tintado de gris me hace estremecer pocas nubes blancas pintan el cielo, me alejo de allí, tomó la toalla y el uniforme, salgo de mi habitación y camino hacia el baño.

Me gustaría ir a visitarla, después de un buen rato en el baño con la idea en mi cabeza, me cambió, luego me pongo los pupilentes con cuidado, salgo del baño con el pelo mojado cayendo por los lados de mi rostro. Camino a mi habitación y tomo las llaves de la residencia, me acerco a mi escritorio y en uno de los bordes tomó la mochila, en uno de los cajones busco dinero y tomo mi teléfono. Mientras trato de guardarlo me acerco a la puerta.

—¡Buenos días Logan, hey pequeña diosa, buenos días para ti también!—exclama sarcástico desde mi cama, levantó la mirada y niego.

—Estabas dormido, no me gusta molestar—digo con neutralidad.

—Debiste despertarme, por lo menos un mensaje con un "buenos días, nene"—dice y pongo los ojos en blanco.

—Existen maneras diferentes de tratar de conseguir mi número, Logan—digo y él sonríe, su cabello desordenado me hace desenfocar unos segundos...

—Si, pero se me hace más fácil hacer esto—dice y se levanta de la cama, camina hasta mí y me quita mi teléfono, escribe algo y luego empieza a sonar el suyo.

—Y listo, pequeña diosa—dice revolviendo mi cabello húmedo, hago una mueca y lo termino agendado como "idiota".

—¿Y a dónde vas?—pregunta.

—A la luna—digo con sarcasmo y sonríe.

—Pues espérame, también me gustaría a la luna—dice sarcástico y antes de que proteste sale de la habitación, hago una mueca.

Camino hasta donde está mi guitarra, la tomo, me voy directo a mi cama sentándome en uno de los bordes, vuelvo a tomar mi guitarra y paso mis dedos por las cuerdas, tocando una nota, trato de tocar pero aun no puedo, suelto un gruñido de frustración total. Trato de volver a tocar y nada, cierro los ojos e inhalo y exhalo.

—Tú puedes—susurro para mí.

Trato, trato y nada, qué cosa más frustrante cuando quieres hacer algo y no puedes.

Exhaló e inhalo, una vez más, el tiempo no lo tomó en cuenta y cuando quiero volver abrir los ojos molesta, sus ojos grises están clavados en mí.

—¿Qué pasa?—pregunta acercándose a mí, niego y él enarca una ceja.

—No lo sé, simplemente quiero, pero no me sale—murmuró mirando las cuerdas de la guitarra, de un momento a otro su mano entrelaza la mía y luego le da un pequeño apretón.

—Ya te saldrá, solo no te presiones dale su tiempo, pequeña diosa—responde sin soltar mi mano, levanto la mirada y lo miró directamente a sus ojos.

Mis labios se entreabren, solo los vuelvo a cerrar mientras nos miramos. Levanta la mano y la lleva a mi mejilla, la acaricia suavemente ambos nos acercamos al otro como imanes, sus labios rozan los míos.

—¡GILIPOLLAS!—exclaman y antes de que reaccione él se aparta de manera brusca y suelta una maldición, lo miro confundida, solo me dedica una sonrisa tranquilizadora antes de hablar.

—¡Estoy en la otra habitación, imbécil!—gruñe Logan.

—¿Nueva follada? Una nueva cada día—dice el chico cuando entra a la habitación, algo dentro de mi se hunde.

Te dije que no merecías nada que no fuese que te lastimen.

—Neo—la voz de Logan suena enojada.

—Es verdad, pero a sinceridad esta se ve mejor que tus otras putas—dice con un tono simple, solo me levanto de la cama sin mirar a ninguno de los dos.

Te lo advertí, no se fijará en ti a menos que sea para pasar una noche y ya.

{¡Mierda solo deja de hablar!}

—Pequeña diosa—escuchó el susurro de Logan y no miro atrás.

Corro a través de la sala y salgo de la casa con un nudo en el pecho.

No se que te sorprende...

Un mareo me hace recostar mi cuerpo en el umbral de las puertas del edificio.

—Oye ¿estas bien?—pregunta una chica de cabello rosa con las puntas violetas, los labios pintados de negro junto con un delineado perfecto, trae el uniforme de la preparatoria, sus piernas largas están cubiertas con las medias y la falda tiene dos dedos más arriba de sus rodillas. Trato de hablar, pero no me sale, por lo que solo asiento.

—No luces bien, ¿Quieres que le avise a alguien?—esta chica nunca la había visto antes, y dudo que tenga tiempo en la preparatoria del 100% de las chicas, solo un 1% me habla sin ser hipócritas.

Niego ante su pregunta, me limitó a alejarme sin decir más, me subo a la moto y empiezo a conducir al psiquiatrico.

Una hora después, aparco mi motocicleta, quito mi casco y voy hacia las puertas, varios pacientes se encuentran en el jardín principal con sus respectivos enfermeros. Me acerco a recepción y la señora Michaels me sonríe, es una señora de 60 años a la que conozco hace tiempo. Ella es sorda-muda, las canas se empiezan a notar en su cabello castaño y sus ojos pequeños de color marrón están cubiertos con unas gafas. La mujer viste con un suéter enorme y una coleta alta.

—¿Está con sus enfermeros?—preguntó entre señas, ella asiente.

Está casi de vuelta a su habitación, espera sólo unos minutos—dice y asiento.

Unos minutos después la veo, camino hacia ella tratando de abrazarla, pero me detienen.

—No puede hacer eso señorita Bennett—me recuerda Lisa, su enfermera.

—¡Solo por ustedes está con vida, pero no por mucho tiempo!—grita.

—Un intento de asesinato no es un desliz, Ely—le reclama su enfermera a cargo.

—Si lo es a la próxima lo mato—se defiende mi amiga—ahora llévenme a mi habitación, quiero hablar con mi amiga la cuerda—dice coqueta y escucho como uno de los guardias gruñe y los otros dos ponen los ojos en blanco.

Camino detrás de ellas y Ely tararea 'Enemy' de Imagine Dragons, mientras subimos las escaleras al tercer piso, aquí existen cuatro, el primer piso es para los pacientes ''estables'', el segundo para los no tan estables, la tercera para los peligrosos de categoría uno y el cuarto piso para los peligrosos de verdad.

Miran dos veces antes de que Lisa me deje entrar con ella a la habitación, los guardias se quedan afuera.

—Grita si te hace algo—dice uno de los guardias.

—Cállate, cabrón—dice mi amiga cuando el guardia cierra la puerta.

—¿Y esa cara, mi luciérnaga?—pregunta mirándome a los ojos, solo me acerco a ella y la abrazo para luego romper en llanto. Sus brazos me envuelven y me aprieta contra ella.

Ely Hastings, mi amiga más cercana, más que una amiga es como mi hermana, su cabello es negro y ojos del mismo color, labios finos al igual que sus cejas, nariz pequeña y su piel es muy pálida ella es como una pequeña muñeca de porcelana (asesina) con un trastorno de TOC, pero como una muñeca.

—Dejalo ir mi luciérnaga—susurra y yo sollozo con más fuerza.

—Volvieron las p...pesadillas y c...creo que me...gus...gusta...alguien, tengo miedo...de que...me lastimen, no...lo...soportaría—susurro ahogadamente.

—Mi niña—susurra con tristeza.

Non sto bene, la mia lucciola —susurro en italiano. (No estoy bien, mi luciérnaga).

—Ya pasará mi luciérnaga—susurra abrazándome.

De a poco me calmo entre sus brazos y dejó mi llanto poco a poco.

—Gracias por ser la única persona que no me ha dejado sola—digo absorbiendo mis mocos.

—La verdad que no tienes nada que agradecer porque eres la única que siempre me ha creído y me ha ayudado con todo—dice mientras con sus pulgares limpia el resto de mis lágrimas.

Nuestra historia es bastante larga, pero resumiendo todo, es claro que no estoy bien emocionalmente y eso me mando a un psiquiátrico hace unos años, luego de que me mudará aquí las pesadillas, sueños y ataques de pánico se volvieron recurrentes y ahí termine aquí, en el segundo piso un año y pues ya dijeron que estaba bien, y de paso me asignaron a una psicóloga para que no tuviese algún problema y luego conocí a Danna ese es otro cuento...

—¿Recuerdas cómo nos conocimos?—le pregunto y ella suelta una pequeña risa.

—Sí, recuerdo como una chica de cabello desordenado y los ojos más hermosos del mundo se había confundido de habitación por estar pendiente a un libro de notas musicales—dice un poco nostálgica.

—Y en ese momento la chica con unos ojos tan oscuros como la noche me veía de mala manera, me llamó despistada y luego me dijo que era una asesina y podría matarme con lo que sea—digo recordando aquellos momentos algo raros, pero mientras más raros mejor.

—Si, y luego frunciste el ceño y me preguntaste que porque estaba en el segundo piso si era una asesina peligrosa, y te dije que estaba mejorando—dice con una pequeña risa.

—Y cuando me preguntaste que me pasó y te respondí luego lloré por primera vez desde lo que pasó—susurro con dolor.

—Y me abrazaste sin conocerme y aun sabiendo que era peligrosa lo hiciste, sin importar lo que te hubiese hecho—dice y me abraza otra vez.

—Y tú correspondiste con tranquilidad, luego me di cuenta que estaba abrazando a una desconocida y traté de apartarme, pero no me dejaste y luego dijiste...

—Ni se te ocurra, me abrazaste ahora te aguantas—dice terminando por mí, ambas sonreímos.

—¿Irás a la preparatoria luego de que te vayas?—pregunta cambiando de tema.

—Si—digo, ella asiente.—¿A quien casi matas?—preguntó con curiosidad y ella ladea la cabeza y me dedica una mirada y una sonrisa sombrías.

—A un hijo de puta—gruñe y enarco una ceja.

—¿Que hizo?—le pregunto y ella aparta la mirada, existe algo que no se.

—Ely Hastings—digo y ella me mira, sus ojos se enrojecen.

—Te admiro tanto, joder—exclama abrazandome sus sollozos se ahogan en mi hombro.

—¿Qué pasó, mi niña?—le insisto en voz baja y solo niega mientras solloza. Me empieza a preocupar y cuando suelta esa oración mi corazón empieza a latir desesperado y solo se repite una y otra vez.

—¿Po...podrías...re...repetirlo?—pido en un hilo de voz.

—Trato de violarme—susurra nuevamente y aprieto los labios con dolor.

—Yo...¿cómo...pasó?—susurro esta vez yo en hilo de voz.

—Estaba...en el segundo...piso y se...metió a la...habitación y sino...trato de matarlo...—rompe en llanto fuerte y la aprieto contra mí.

—Es...es que...yo no...puedo...llegar a pensar...cómo...—se detiene y susurra un pequeño lo siento.

—Mi niña, yo lo siento, siento que pasaras por eso—murmuro acariciando su cabeza.

—No fue tu culpa—susurra.

—Ni tuya tampoco—digo con firmeza, ella asiente y luego suelta una risa amarga.

—Deberías irte, no quiero que te metas en problemas estando aquí, cuando suene esa alarma—dice con una sonrisa apartándose de mi cuerpo.

—¿Alarma?—pregunto confundida e inmediatamente suena la alarma de emergencia... La miro y ella mira la puerta.

—¡Asesinato en el piso cuatro!—gritan del otro lado de la puerta.

—Ely ¿En qué piso estaba?—pregunto mirándola y ella sonríe.

—En el mismo piso que Lion—responde y me tenso... Lion es un amigo suyo, un sociópata específicamente.

—Ely que hiciste—digo y me levanto de la cama mirando hacia la puerta.

—Yo nada Lion por otro lado... Se divierte—dice con una sonrisa amplia.

—Lo meteras en problemas—le reclamó.

—Dudo que sea así—dice muy confiada.

—Tiene muchas habilidades desde siempre y cuando te fuiste adquirió más—murmura con la mirada clavada en la puerta mientras los pasos desesperados de los guardias se oyen del otro lado.

La puerta se abre de golpe, es Lisa junto con un guardia, ella me señala con la cabeza y el guardia trata de sujetarme y me aparto. Con una mirada me despido de mi amiga y salgo de la habitación escoltada por el guardia. En recepción están los forenses y varios policías.

—No puede salir de aquí señorita, es sospechosa—dice un policía y me giro sobre mis talones, saco mi teléfono y le escribo a Jayco.

—Su nombre señorita—dice un guardia acercándose más a donde estoy. Lo ignoro.

—¿Está sorda?—pregunta y lo ignoro.

—Hey—pasa las manos delante de mi rostro.

Sí, soy sorda inútil—digo entre señas.

—¿Oigan alguien sabe lenguaje de señas?—pregunta y un chico con cabello desordenado con el uniforme de forense se acerca.

Dile tu nombre—dice...

No quiero—añado y él mira al oficial.

—Dice que no quiere—le explica y el otro me mira.

—Haz algo pero sacale su nombre—demanda y se marcha. {Serán estúpidos}

—Ahora si, dime tu nombre, sé que no eres sorda—dice sentándose a mi lado, me quedo mirándolo y le saco el dedo de enmedio.

Vete a la mierda, he dicho que no y es no—digo y me levanto, dejándolo ahí.

El chico no se me acerca más, una hora y media y estoy encerrada en una sala de interrogación mientras un policía me mira como si fuera la peor asesina del mundo. Tenemos unos veinte minutos en donde solo me pregunta mi nombre y solo hago un leve encogimiento de hombros.

—Escuchame niña mocosa, te lo voy a preguntar por última vez ¿Cual es tu nombre?—dice sacado de sus casillas, me encogí de hombros otra vez.

—Sabes que no tengo tiempo para esto ¡Mcfly!—llama a no se quien y solo cruzo mis brazos mientras me recuesto de la silla. El chico de hace una hora entra a la habitación.

—¿Dígame Capitán?—dice serio sin ni siquiera dirigirme la mirada.

—Sácala de aquí, no hay nada contra ella—gruñe furioso, sonrió victoriosa y me levanto con tranquilidad.

—¿Tan insoportable eres?—pregunta cuando salimos de la habitación de interrogaciones.

Me quedo en silencio, y pongo los ojos en blanco. Me dejan salir y caminó hasta el estacionamiento donde está mi moto. Conduzco a la preparatoria, atravesando las calles a gran velocidad, tengo que ir a trabajar luego de que salga de la preparatoria, trabajo en una cafetería cerca del centro comercial se llama Belén's Coffee.

Cuando por fin llego, subo las mil escaleras y llego a mi salón, se supone que es el profesor de Informática que está en el salón. Toco la puerta y escucho un pase, entro en silencio y me dejo caer en mi asiento, el profesor continúa su clase sin problemas. No he llegado tan tarde y la hora del almuerzo llega bastante rápido.

Legna se pega a mi brazo antes de que pueda salir del salón.

—Hola, guapa—me sonríe y le devuelvo el gesto.

—Dios, necesito que salgas de ese bloqueo es que tengo...mis padres quieren que cantes en su aniversario—dice y me giro, hacia ella y niego.

—Por favor, de verdad te necesito y asistirán varias figuras importantes en el mundo de la música así que puedes conseguir contactos—propone y me anima.

—Legna...—trato de hablar, pero suelta un chillido de emoción.

—Por fin vuelves a hablar, te extrañaba tanto—dice y me abraza nuevamente.

—¿Iras? Di que siii—me pide mientras caminamos hacia el jardín.

—No, en esos eventos se debe ir elegante y no voy a ponerme un vestido—digo y ella me mira con ojitos de cachorro.

—Odio que hagas eso, bien, si iré—terminó rindiéndome.

—Te amoo—dice envolviendome en sus brazos.

—Es el sábado, estaré en la residencia temprano para elegir los vestidos—dice emocionada y niego.

—No voy a ponerme un puto vestido Legna—digo y ella sonríe "inocentemente".

—Pliss—me pide y niego.

—Di que si, te verás super hermosa—pide con los ojos de cachorros.

—De verdad no me agradas— gruño y me río, ante su bailecito.

Hablamos de todo lo que nos hemos guardado el tiempo que no quise decir una palabra y el timbre suena. Ella me explica que saldrá con sus padres y solo asiento antes de levantarme e irme a clases, luego de que casi todos han ido a sus salones, camino con las manos dentro de los bolsillos del saco.

—Tienes las mismas costumbres, reina—me detengo en seco y sus ojos verdes me miran directamente a los ojos, mi corazón se descontrola y mi estómago duele por los nervios.

—¿Te has quedado muda, reina?—pregunta acercándose y mis ojos se llenan de lágrimas. Ante la cara de una visita indeseable...

—¿Q...qué...haces...aquí...Marcos?—tartamudeo mientras contengo las ganas de llorar.

—Visitarte, reina—dice dulcemente y me alejo en cuanto él da un paso al frente.

—Aléjate—suplico en hilo de voz.

—Oh reina sigues siendo el mismo conejito de indias débil y defectuoso—dice cuando mi cuerpo choca con los casilleros, coloca una de sus manos en los casilleros detrás mío con la intención de que no me mueva.

—Marcos dejame—susurro y una de sus manos viaja a mi rostro, su tacto me da náuseas, le propinó una patada en sus testículos y lo empujó lejos de mi cuerpo.

—Zorra—gruñe en un quejido, corro lejos de él con el pánico de que me haga algo.

Jala mi cuerpo y lo estampa contra un casillero chilló de dolor, su mano viaja a mi cuello y lo aprieta.

—Suéltame—lloriqueo y sólo sonríe.

—Eres la misma, débil, loca e inestable, por lo que nadie te ama como yo lo hice—dice acercando su boca a la mía, muevo el rostro luchando por que no me bese.

—Una persona que ama a otra no le haría lo que me hiciste a mí—susurro con las lágrimas saliendo de mis ojos.

—Tu eres la razón de mi acción, reina tu fuiste la culpable—susurra sosteniendo mi rostro.

Me muevo y como puedo le doy un golpe en la nariz. Trato de irme pero no me deja repetir la acción de antes, pero cuando levanta su mano para golpearme, palidezco y cierro los ojos con el miedo latente recorrer mi cuerpo.

Hasta que siento como su cuerpo se aleja del mío bruscamente y escucho como estallan su cuerpo contra algo, abro los ojos.

—Logan...—susurro.

♪♪♪

Holaaa ¿y que tal el capítulo?

Solo diré que empezarán a salir secretos a la luz. Así que ¿Dudas? ¿Curiosidades? Cuentenme yo feliz de leer sus comentarios✨


El tema tocado es delicado para muchas personas, lamentablemente vivimos en una sociedad donde la gente critica cuerpos sin saber las inseguridades que causan y la cual culpa a las mujeres por como nos vestimos sin detenerse a pensar el daño que nos causan, y si en algún momento pasan por este tipo de abuso no teman hablarlo y decir lo que les pasa💜.

Pues hasta aquí el capítulo de hoy, besos <3

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