19. ¿Y si salimos lastimados los dos?
*24 horas antes de que le pidiese a Nix ser novios*
Logan
Danna me dedica una mirada asesina mientras yo niego.
—Logan, te lo voy a preguntar una vez más y por tú bien es mejor que respondas ¿Qué mierdas paso entre tu y Nix?—me exige saber.
—Tu eres su psicóloga, no la mía, supongo que deberías saber—gruño evadiendo el tema.
—Logan...
—Hace tres semanas que ella me mandó a la mismísima mierda y dolió, hace una semana que volvió con intención de hablar, pero le devolví de la misma manera que ella me respondió aquel día—respondo neutro.
Te dolió más de lo que piensas aceptar
Ignoro mi conciencia y miro a Danna dar vueltas en la habitación, no me apetece mirarla a los ojos porque sé que puedo quebrarme fácilmente si ella así me lo pide, Danna es una especie de mejor amiga y a la vez de hermana mayor para mí, tenemos mucha confianza entre los dos y a pesar de sus reclamos hacia mí, la quiero mucho.
—Tenía casi un mes que no viene a terapias, bueno vino el día de su cumpleaños...—me tenso y ella eleva la mirada.
—¿No te lo había dicho?—niego mirando mis pies, una molestia inevitable se apodera de mi cuerpo.
Danna suelta un suspiro—Supongo que no había llegado a ese nivel de confianza aún—murmura.
—Dios, estoy tan preocupada por ella ¿Cómo te sientes?—pregunta acercándose a mí y sostiene mi rostro obligándome a mirar sus ojos.
—Estoy bien—gruño.
Mentiroso.
—Logan sabes que te quiero mucho y puedes decirme cualquier cosa ¿Estás enamorado de ella?—pregunta y me zafó de su agarre apartando la mirada.
—Si—resulta más fácil decirlo que estar tragándome mis sentimientos.
—Díselo—me pide y niego.
—Trate y...—me evito recordar lo que pasó y lo que me esforcé por esa sorpresa.
—Entiende que ella estaba mal—me trata de hacer caer en razón.
—¿Y si ya trate de entenderla y no puedo?
—Pues si tanto te gusta díselo y déjate de gillipolladas.
—No quiero—murmuró.
Sí quieres.
—Y aquí se va a la mierda mi confidencialidad—gruñe y levantó la mirada.
—Está enamorada de ti y no tienes una PUTA idea de todo el miedo que tiene de que le hagas daño—susurra apenas audible y siento un vuelco en el estómago.
—Bien por ella—murmuro apartando la mirada nuevamente.
—Si claro, bien por ella, como si ella fue la que volvió a Alemania durante tres años seguidos buscándola a pesar de que en tu casa todo se iba a la mismísima mierda—me quedo en silencio—O fue ella que se enamoró primero o añadamos que es ella seguramente que fue a un hospital por primera vez luego de haber presenciado como su hermana menor murió frente a sus ojos—termina y me levanto sin mirarla.
—No me hace falta nada de esta conversación y te dejo claro que por más que te quiera no pienso dejar que opines en mi vida, esa etapa ya pasó—gruñó saliendo de su casa.
Bajo las escaleras caminando mientras una punzada llega a mi pecho. No hago mucho caso y me adentro en mi auto.
La noche cae y no pensaba ir a las residencias hoy pero ni yo entiendo el motivo por el cual estoy en el parking que me corresponde mirando hacia nuestro piso. Suelto un largo suspiro para luego salir del auto y dirigirme a la entrada del edificio.
Me acerco a la puerta del departamento y sin más me adentro en este, el silencio tranquilo me abruma unos segundos tras la otra punzada a mi pecho camino a mí habitación y escucho sollozos...
Con cuidado me acerco a la puerta del baño la cual cede rápidamente y sin problemas. Una punzada más fuerte que las anteriores me hace susurrar ahogadamente.
—Tu ni lo pienses—me adentro quitándole la navaja.
—¡Qué quieres, me vas a repetir que no somos nada!—exclama con los ojos enrojecidos mi pecho en realidad duele al verla así, la desesperación y miedo que reflejan sus ojos me lastiman.
—¡Somos todo maldita sea!—exclamó mirando sus ojos, no tiene los pupilentes y el enrojecimiento de sus ojos es más notorio.
—No te entiendo...
No respondo solo pego mi frente a la suya sumiendonos en un silencio corto.
—Ni yo mismo me entiendo, ni siquiera te entiendo a ti, pero quiero hacerlo y si intentas cosas como estas juro que una parte de mi moriría contigo—susurro mirando sus ojos.
Ella niega y luego trata de preguntar—¿Por qué luego de...
La interrumpo, porque por más que trate de sacarla de mi vida o por lo menos de mi cabeza no puedo, todo en ella me mantiene completamente loco y atraído de mil maneras hacia ella.
—Iba a pedirte que me dejaras formar una parte importante de tu vida y ese día no llegaste...pense que no sentías lo que yo siento por ti...y te busque todo lo que me dijiste me dolió tanto que trate, trate tanto de sacarte de mi vida, pero no me dejas, tu no me lo permites—le confiezo en un susurro y apoyo mi cabeza en su hombro.
—¿Y qué es lo que sientes por mí? Se que no va más allá de un deseo sexual, todos buscan lo mismo—susurra entre balbuceos ahogados mientras llora y oh mierda, como duele verla así.
—Tienes razón—añado sin embargo ella levanta la mirada y en sus ojos se refleja un poco de dolor y decepción.
—Va mucho, pero mucho más allá que un simple deseo sexual... Me estoy enamorando de ti otra vez pequeña diosa—le confieso sin más.
Ja, no que muy cabron.
—Yo también me estoy enamorando de ti—susurra y creo que a su mente vuelven a repetir mis palabras.
—¿Otra vez?
—Eres muy olvidadiza, copito de nieve ¿No me recuerdas?—le muestro una leve sonrisa.
Sus ojos se cristalizan nuevamente.
—2029 en Alemania, aquella niña con ojos de diferentes colores que me vio llorar en la nieve y temblando de frío...
—¿Eres tú?, no era un sueño—susurra y se lanza a mí abrazandome con fuerza.
—¿Tu rayito de sol?, así es.
—¿Me cuenta que pasó esa noche? No me acuerdo de nada, pensé que era un sueño...
—También recuerdo muy poco de aquella noche y de todo el mes en general—hago una pausa y continuó—Yo había salido de mi casa por mi padre y me había olvidado que estaba nevando cuando me di cuenta ya estaba una cuadra de la casa y no podía regresar...aquel hombre que decía ser mi padre me había dicho que era un error y que no debí nacer, esas palabras se repitieron tanto en mi mente que sin más me permití llorar sin importarme la nieve que caía y luego escuche llorar a alguien y con la poca fuerza que me quedaba, los gritos desgarrados que venían de una casa después de donde estaba yo camine hacia allí y vi a una niña que a diferencia mía ella estaba abrigada, no se que me pasaba en ese momento pero me acerqué a abrazarla porque creí que ella necesitaba lo que me hacía falta en ese momento, un abrazo—acaricio su mejilla antes de continuar—ella sorprendentemente me abrazo, sin más le pregunte que paso y me contó que su mamá la había culpado porque su padre se iría y me preguntó entre lágrimas me había preguntado porque estaba yo en aquella tormenta de nieve...
Mi mente va recordando aquellos recuerdos y momentos con ella.
Diez años atrás, 20 de diciembre del 2029 en Alemania.
Miro como papá y mamá discuten mientras yo cierro la puerta girándome hacia mis hermanos, Alynna me mira con curiosidad, apenas tiene dos años.
—¿Qué pasa muñeca?—murmuró tomándola entre mis brazos, ella niega entre balbuceos, le sonrio y me acerco a Neo dejándola en medio de los dos.
Colocó su película favorita y ella se termina durmiendo en los brazos de Neo, mientras él se encuentra dormido, los ruidos y gritos de parte de mamá a papá han disminuido en cuanto avanza la película.
Con cuidado los levantó a ambos y los dejó sobre la cama, tapo sus cuerpos con una cobija y apago el televisor. Me levanto de la cama, tomó los tazones vacíos y me acerco a la cocina...
—Papá...—susurro y él no me mira.
Trato de acercarme y su indiferencia me duele.
—Pa...
—No me llames así, no soy tu padre—gruñe y mis ojos se llenan de lágrimas.
—Pe...
—Pero nada Logan, te odio tanto—gruñe con asco y solo bajo la mirada.
—Papá—susurro.
—Largate, ¿acaso no te cansas de joderle la vida a todo el mundo? ¿No te cansas de tratar de encajar en esta casa?—inquiere y mis lágrimas salen de mis ojos sin parar. Sin poder decir más salgo corriendo de la cocina y valiéndome la tormenta de nieve corro varias calles abajo.
Me falta el aire y mis pulmones arden por el aire frío. Escucho llorar a una niña y con miedo y timidez me acerco directamente de donde salen aquellos sollozos. Me acerco corriendo hacia la niña que llora y la abrazo, sorprendentemente ella me corresponde sin más.
—¿Estás bien?— pregunto sin romper el abrazo ella niega mientras absorbe su nariz, ella me mira a los ojos.
¡Wow! Es muy hermosa.
—¿Tú, estás bien? —pregunta luego de unos minutos sin romper nuestro contacto visual, sus ojos de diferentes colores me gustan mucho y su voz es tan dulce, unos segundos después niego ante su pregunta.
—¿Por qué no estás abrigado?.
—No me ha dado tiempo y no me acordaba de la tormenta.
—¿Por qué está afuera?—le preguntó y ella aparta la mirada.
—Mi papá se irá de casa luego de año nuevo—empieza a llorar y a mi también me entran ganas de llorar solo por escuchar lo que me cuenta—y...y...mi mamá me dijo que es mi culpa.
—¿Y tú, por qué estás afuera?—me pregunta con una leve sonrisa.
—Mi padre me odia—susurro y aparto la mirada limpiando mis lágrimas, una leve corriente de aire frío me hace estremecer.
—¿Me esperas un minuto?—me pide en un susurro y solo asiento.
Ella sale corriendo y solo miro al cielo, teñido por algunas nubes oscuras unos minutos más y ella llega con una cobija gruesa. Ella nos cubre con la cobija
—Tu papá no puede odiarte, estaría mal—susurra y mis lágrimas no tardan mucho en aparecer.
—Me lo ha dicho él mismo—susurro ahogadamente y ella me abraza.
—Puedes llorar, no le diré a nadie lo prometo—dice con una sonrisa y me da tanta confianza que sin pensarlo me permito llorar abrazándola todo su cuerpo me brinda calor y una paz que hace mucho tiempo que no sentía.
—Gracias.
—¿Por qué?—pregunta con curiosidad. Sonrió levemente.
—Por ser el único copo de nieve que me está dando calor—susurro con timidez y ella sonríe un poco.
—Entonces gracias a ti.
—¿Por qué?—preguntó mirando sus ojos.
—Por un rayito de sol en una noche oscura.
—¿Me dices tu nombre o te llamo copito de nieve?
—Me gusta copito de nieve—murmura y se sonroja, es la niña más hermosa del mundo.
—Entonces a mí me gusta, rayito de sol.
Los días han pasado y papá me sigue diciendo que me odia, mamá no sabe de eso y tengo miedo de que discutan nuevamente por mi culpa. Es navidad y mamá ha salido con mis hermanos, me ha pedido que no salga de mi habitación, pero en realidad tengo hambre y se me han acabado los chocolates, es tarde y estoy cansado pero, quiero ir a ver a mi copito de nieve antes de irme a dormir.
Bajó de puntillas hacia la cocina y me tenso al mismo tiempo que me giro sobre mis pies al verlo, tiene una botella de Whisky caro en su mano y se tambalea.
Me alejo en cuanto él se acerca.
—Eres un bastardo de mierda—gruñe y sin previo aviso me golpea, su puño va directamente a mi ojo... Mis ojos se llenan de lágrimas al sentir el dolor.
—Papá por...—no me da tiempo de nada porque vuelve a golpear mi mejilla con fuerza la suficiente para que yo caiga sentado sobre la baldosa fría de la cocina.
—Te odio—escupe con rabia y manda una patada a mis cosillas con mucha fuerza.
Me quedo sin aire y sin más que decir él se marcha, dejándome allí tirado... Unos minutos después con la poca fuerza que aún retengo en mi cuerpo me levanto de allí y salgo de la casa.
No me siento en la nieve solo me quedo allí mirando las pocas estrellas que iluminan el cielo. Mientras lloro sorbo mi nariz.
—Rayito de sol—exclama y me giro al mismo tiempo que ella suelta la caja y la cobija que traía en sus manos y luego rodea su cuerpo y el mío en un abrazo, sorbo mi nariz otra vez mientras la sigo abrazando.
—¿Que te pasó?—pregunta y su voz es de preocupación, no se aparta de mí y es algo que agradezco.
—Mi padre—susurro llorando.
Sus manos se vuelven pequeños puños.
—Voy a golpearlo.
—No—susurro sosteniéndola cuando se aparta de mi cuerpo, la necesito.
—Es injusto, no puede golpearte así—murmura sosteniendo mi rostro golpeado y magullado.
—No vale la pena.
—Te traje un regalo de navidad—se aparta de mí y me extiende una caja con una leve sonrisa.
—Feliz navidad, rayito de sol—susurra con timidez y estoy nervioso por lo que quiero hacer, sin embargo me acerco a ella y la beso.
—Feliz navidad a ti también, copito de nieve—susurro y siento como mis mejillas se sonrojan.
Ella también se sonroja, una señora aparece y nos invitó a su casa, con timidez ambos entramos a su casa y nos tomamos el chocolate caliente que nos ofrece, pasamos unos minutos con ella y luego nos despedimos me acerco a ella y beso una de sus mejillas.
—Adiós copito de nieve.
—Adiós rayito de sol.
Con miedo me vuelvo a acercar a mi casa y sin perder el tiempo corro a mi habitación cerrando mi habitación con seguro, sonrió al ver el auto de carreras que ella me regalo.
La noche se cierne afuera, me lanzó sobre mi cama y al final de cuentas me quedo dormido con mi cabeza entre las nubes por el beso que le di a ella. El sol me hace abrir los ojos, me ducho, salgo de la habitación y me acerco a la cocina.
—¡Mamá!—exclamó corriendo hacia ella.
Su sonrisa me hace sentir seguro, mientras ella me abraza.
—¿Que te paso mi amor?—pregunta acariciando mi mejilla.
—Nada, me he caído en la calle y me he golpeado...—susurro apartando sus manos de mi cara, ella asiente lentamente y me sonríe.
—Mamá¿Puedo ir donde Bell?
—¿Quién es Bell?
—La vecina—susurro y ella me vuelve a sonreír y asiente.
—Primero desayuna—me pide y asiento besando su mejilla.
—¿Y mis hermanos y papá?—preguntó sentándome en la mesa, ella pone el plato de panqueques con un vaso de zumo de naranja.
—Fueron al parque, pero estabas dormido—me sonríe y aparto la mirada unos segundos, pero luego sonrió un poco.
Terminó de desayunar en silencio y luego salgo de la casa despidiéndome de mamá, me acerco a la casa de Bell y toco la puerta dos veces y la señora Bell me abre.
—Hola Bell—la saludo con una sonrisa, en un leve pestañeo su pequeño cuerpo se lanza sobre el mío y con una sonrisa le correspondo con una sonrisa.
Salgo de mis recuerdos unos minutos para mirarla.
—Bell nos tomó fotos y en una de ellas estaba tu nombre escrito, hace un mes y medio que fui a Alemania con intención de conseguir algo que me acerque a ti, ya que desapareciste y busque a Alice, ella me entregó una caja que había guardado Bell y antes de fallecer le pidió a ella que si uno de los dos volvía que nos la devuelva— le entrego la imagen se queda en silencio unos minutos.
A mi mente vuelve el recuerdo de aquel día en que ella no fue a nuestro lugar seguro.
—Bell ¿Has visto a copito de nieve?
—Cariño... La he visto irse esta mañana con sus padres.
Mi corazón se hunde y solo asiento apartando la mirada.
—Ella firmó una de las fotos que tomé hace unos días y me pidió que la ayudara a escribir lo que dice detrás—me la extiende y la tomo con cuidado.
Nunca me ha salido bien expresar mis sentimientos y sé que estamos pequeños pero, me gustas mucho y quizás no lleguemos a año nuevo y por eso deje mi nombre en la foto. Espero volver a encontrarte.
Con cariño Nix.
Salgo de mis pensamientos y ella me mira neutra.
—De todos modos a pesar de lo que supuestamente sentimos, te iras, todos lo hacen...
—No...—trato de hablar, pero me interrumpe.
—Si, todos se van cuando dejo salir mis verdaderos sentimientos y muestro lo rota que estoy siempre se van—susurra en un balbuceo y aparta la mirada.
Levantó su mentón soltando un suspiro, terminó acercándome a ella besando sus labios.
—Rota o no yo estoy enamorado de ti y estoy seguro que eso no va a cambiar mis sentimientos hacia ti ya te conocí antes y me contaste todo a pesar de ser apenas dos desconocidos y te quise aún sabiendo sobre tus ataques de ansiedad—susurro con total seguridad y cariño.
—Tu lo dijiste, apenas éramos desconocidos y a eso añade que éramos apenas unos niños sin conocer nada del mundo real.
Ignoro el hecho de que sus palabras sí duelen a pesar de que quizás no se de cuenta.
—Ya conocemos parte del mundo real ¿Que nos detiene de enamorarnos ahora? Y terminar de conocer lo que nos falta juntos.
—Mis inseguridades, mis traumas, mis miedos...
Me duele verla y oírla hablar así de sí misma, así que no me queda de otra que besarla para callar esos comentarios, mi mano se adentra en su cabello profundizando nuestro beso.
—Mejor borremos todo eso juntos y si quieres hacerlo sola—ejerzo una pequeña pausa apenas notable y continuó—...lo hacemos solos, pero juntos ¿No lo crees?
—¿Y si me lastimas?—su voz quebrada me duele.
—No tengo interés en dañarte, tengo interés en repararte así me destruya en el intento, pequeña diosa.
—¿Y si te alejas luego de conocer mis inseguridades?
—No lo haría, de hecho te amaría con ellas—me sincero ante ella.
—¿Y si mi pasado no nos permite ser felices y todo se vuelve un caos?
—Seremos un caos, pero estaremos uno al lado del otro.
—¿Y si salimos lastimados los dos?—preguntó con temor.
—Bueno en ese caso...—hago una larga pausa y le sonrió un poco.
—Vendaremos nuestras heridas, tú las mías y yo las tuyas—le aclaro en un susurro y pego nuestras frentes.
—No quiero más daños.
—No pienso hacerte más daño.
—Entonces puedes dejarme ser parte de tu vida, pequeña diosa—susurro mirándola, el miedo que recorre sus ojos me da miedo su respuesta, pero me sorprende asienta y luego me bese.
♪♪♪
Froto mis ojos mientras trato de levantarme de la cama, su cuerpo, bueno más bien sus piernas enredadas a las mías me evita varios movimientos, ella gruñe para después desenredar sus piernas de las mías dándose la vuelta, no puedo evitar sonreír y me inclino besando su frente. salgo de mi habitación caminando hacia el baño, luego de lo que paso anoche le pedí que durmieramos juntos y fue lo mejor, porque era algo que en realidad lo necesitábamos, me quito el pantalón de la pijama y me adentro en el agua fría de la ducha, diría que el último mes fue agradable pero, estaría mintiendo a pesar de lo que paso con ella, que su rechazo dolió como la mierda, él hombre que me engendro no me deja en paz y esta jode y jode con lo de la universidad nueva, lavo mi cabello, mis dientes y termino con mis necesidades para luego ir a mi habitación nuevamente, ella sigue dormida en mi cama, me visto mientras ella duerme y minutos después me acerco a la cama y me inclino hacia su rostro.
—Xodó, despierta—susurro y ella me manotea. Para después gruñir un no.
—Pequeña diosa—muevo su cuerpo un poco y ella me ignora.
—Julia Michaels vino a visitarte—digo y ella me saca el dedo de corazón.
—Xodó. Deje de caer en eso hace un año, pero tienes un beso por el esfuerzo—murmura frotando sus ojos, se sonroja y luego se incorpora en la cama frotando sus ojos, le sonrió y me acerco a ella.
—¿Qué hora es?
—Seis y diez, pequeña diosa.
Asiente y sale de la cama, me alejo de la cama, termino sonriendo y besando su frente cuando por su lado salgo de la habitación y camino hacia la cocina con el fin de preparar algo de desayunar para ambos.
Terminó de preparar los panqueques, sus manos rodearon mi cuerpo y sonrió ante la tranquilidad que me brinda.
—Buenos días xodó—murmura besando mi mejilla le sonrió para después girarme tomándola de la cintura y uniendo nuestros labios.
Nos apartamos y tomó mis cosas mientras uno nuestras manos para después salir de la casa. Beso su frente antes de despedirnos para luego alejarnos para ir a clases.
*Tres semanas después*
Han sido las mejores tres semanas que he tenido en mi puta vida, ambos nos hemos ido conociendo poco a poco, bueno ella sabe más de mí que yo de ella y la verdad es que estoy bien con saber las pocas cosas que sé de ella.
Estamos en la cocina mientras yo sonrió sobre sus labios, ella coloca sus manos a ambos lados de mi cara para evitar que me separe de sus labios y me apoderó de ellos con más profundidad, un pequeño gruñido sale de mis labios cuando escucho el timbre sonar por toda la sala quedando un pequeño eco en la cocina.
—Yo voy.
Me sonríe luego de que me aparto de sus labios y me acerco a la puerta abriéndola un chico pelirrojo me mira la cara, debe medir lo mismo que yo y como mínimo me llevaría unos tres años o más. Mi semblante relajado se torna serio.
—¿Nix está aquí?—pregunta.
—¿Y tú eres...
—Solo encargate de decirle que es un viejo amigo—me sonríe de medio lado, enarco una ceja.
—¿Quién eres tú?—vuelvo a preguntar elevando un poco la voz.
—Mira muñeco aquí la cosa está en que no te diré nada porque no me interesas tú, vengo a verla a ella y me quedaré aquí todo la noche hasta poder verla—miro con cansancio al idiota y sonrió vagamente.
—Bien,—su sonrisa se ensancha y pongo los ojos en blanco—espera toda la noche—gruño con frialdad cerrando la puerta en su cara.
Nix me mira negando con la cabeza y sonrió con inocencia, se acerca a mí besando mis labios con delicadeza para después apartarme y abrir la puerta, me giro y ella se queda mirando al chico con sorpresa me terminó acercando a ella cuando la noto un poco tensa, rodeo mis manos en su cintura y acerco mi rostro a su oído.
—¿Estás bien xodó?—susurro y ella asiente lentamente.
—Mucho, pero mucho tiempo reinita—murmura él chico con una sonrisa un poco sombría y luego hace una reverencia.
Sin darme tiempo a reaccionar ella le suelta un puñetazo rompiendo la nariz del chico, me quedo perplejo ante la cara de ira que ella tiene en este instante, todo su cuerpo está tenso y sus puños están apretados y sus ojos se cristalizan, decido tragarme la sonrisa al ver el rostro del pelirrojo totalmente cabreado.
—Eres una hija de...—se traga sus palabras ante la mirada asesina que le dedico, suelta un leve suspiro y limpia con su mano la sangre que brota de su nariz.
—No se ni con qué intención vine aquí—gruñe y saca un pañuelo de la chaqueta de cuero que trae.
—Ah de hecho si sé, a "tu amiguita"—Nix tensa me hace querer romperle la cara a este tipo, pero su mano entrelazada con la mía mientras hace presión me detiene— le han dejado un mensaje para ti y mira que sorpresa...—hace una pausa y vuelve a sonreír, busca algo entre su chaqueta—Yo vengo a mostrarte algo—deja su mano allí unos segundos y luego saca un sobre azul con un tulipan negro dibujado perfectamente. Sus ojos miran una última vez a Nix y él me entrega el sobre ante la clara reacción de su cuerpo el cual no reacciona. Él se inclina sobre su rostro y sonríe de medio lado.
—Sigues siendo la misma niña asustada y asesina de antes—susurra y es clara la frialdad con las que las dice. Sin dudar un segundo más estampó un puñetazo en su boca y estampó su cuerpo contra la pared frente a nuestro departamento.
—Un dedo le pones encima y un dedo que te corto ¿Queda claro?—gruño apretando su cuello, él trata de zafarse de mi agarre y solo lo hago más fuerte miro de soslayo como xodó está arrodillada frente al sobre y sus ojos llenos de lágrimas solo me hacen apretar su cuello con ganas de matarlo.
¿Qué te detiene la abuela se deshace del cuerpo con facilidad?
—No vale la pena—susurra ella y yo sigo malditamente tenso lo suelto no sin antes estampar otro puñetazo, a su ojo esta vez.
Ella solloza ante las imágenes y mi pecho reacciona inmediatamente con una punzada ante sus manos temblando y sus ojos llenos de lágrimas las cuales no se detienen y continúan bajando por sus mejillas, me arrodillo ante ella y la envuelvo en mis brazos. Cierro la puerta y la levantó acercándome con ella en brazos al sofá, la recuesto en mi pecho abrazándola más fuerte. Ni siquiera me ha dado tiempo de ver las imágenes por las cuales lloraba.
—Prométeme algo—pide con la voz quebrada.
—Lo que me pidas—susurro acariciando las hebras de cabello que caen por sus hombros.
Suelta un suspiro antes de ahogar un sollozo pequeño.
—No me dejes caer en la oscuridad y no sueltes mi mano—pide entre llantos rotos.
—Siendo sincero soy demasiado malo cumpliendo promesas, pero ein versprechen, das ich halten werde, auch wenn ich sterbe, das wäre, dich nicht fallen zu lassen, wenn etwas versuchen würde, dich zu verletzen, würde ich riskieren, selbst verletzt zu werden und nicht die person, die ich am meisten liebe—murmuro mirando sus ojos y perdiéndome en ellos, su ceño fruncido me hace sonreír.
—Significa que...una promesa que cumpliré incluso si muero, eso sería no dejarte caer, si algo intentara lastimarte, me arriesgaría a salir lastimado yo y no a las personas que adoro—sonríe y se lanza a mis brazos escondiendo su rostro en mi cuello.
—¿Come dire qualcosa di così orribile alla persona che ha suscitato così tanti sentimenti precedentemente ingabbiati? (¿Cómo decirle algo tan horrible a la persona que ha despertado tantos sentimientos previamente enjaulados?) —susurra en su idioma natal el cual apenas entiendo.
—¿Qué dijiste? Pequeña diosa.
—Nada—murmura con una leve sonrisa y simplemente asiento, no es buen momento para presionarla.
—Llamaré a la preparatoria para avisar que no iremos hoy—le afirmó y ella niega.
—Tú debes ir, yo estaré bien—murmura con una sonrisa un poco más amplia que la anterior.
—No te lo estoy proponiendo—aseguró y la levanto como si fuera una princesa, a regañadientes ella termina asintiendo y apoyando su cabeza en mi pecho.
Dejo su cuerpo sobre mi cama y me acerco a mi teléfono enviando un mensaje a la rectora. Ella se acomoda en mi cama y me acerco a su lado, tomo su cintura jalandola hacia mí cuerpo ella se acomoda en mi pecho y entrelaza nuestros pies. Dos horas entre lágrimas, sollozos y balbuceos se quedó dormida.
Mis párpados pesan con el pasar del tiempo y el calor que emana de su cuerpo. Me quedo dormido en pocos minutos. Siento como su cuerpo se aleja del mío y es suficiente para abrir los ojos y tomar su mano al tiempo que sus ojos se encuentran con los míos.
—¿A dónde vas pequeña?—susurro con voz un poco más ronca de lo normal.
—Es in...injusto que no...vaya a...verla—susurra y sus ojos se llenan de lágrimas, me incorporó en la cama.
—¿Quién?
Suelta un suspiro y sale de la habitación, ella vuelve con el sobre en la mano izquierda se acerca a mí apoyando su cabeza en mi pecho y rompiendo en llanto, con el sobre en las manos.
—Ely Hastings...es...co...como...mi hermana...es la única que sabe mi historia completa—susurra y me extiende el sobre, lo tomo y sin más esconde su cara en mi cuello abrazándome con mucha fuerza.
Entreabro los labios ante las imágenes que habían dentro del sobre, es una chica... Totalmente desmembrada, su cara está llena de cicatrices son muy profundas, la sangre seca en distintos lugares de su cara me hace entender rápidamente su dolor, el cuerpo de la chica envuelto por heridas, palabras escondidas, puedo distinguir algunas de ellas, pero están en italiano junto a eso hay algunas marcas profundas echas con distintos elementos de tortura, es inhumano lo que le han hecho a esa chica.
—Yo...no...sé qué hacer... Ella...era...todo para...mí...como...le... hago ahora?... ¿Que sigue?...ella sabía...y...tengo la culpa de todo...sino me...hubiese...involucrado emocionalmente con ella—ahoga sollozos en sus manos—no...no...puedo...Logan...no quiero...esto para ti—se aparta y me tenso con sus palabras.
—No voy a alejarme—aseguró atrayendo su cuerpo a mí.
—Si lo harás, sino yo me alejare no podría soportar algo así ni siquiera se como seguir sin ella dudo que pueda hacerlo sin ti—balbucea y niego apoyando su frente a la mía.
—No dejaré que me pase nada y mucho menos que te pase nada pequeña diosa—susurro con sinceridad.
—Tengo miedo...Y me duele mucho que no esté—susurra contra mi pecho y acaricio su cabeza. No se que decirle, no puedo decirle que no debería temer ni siquiera se a que se debe esto.
—Y esta bien que te duela, sabes que estoy aquí para ti—susurro dándole apoyo.
—Gracias—murmura entre lágrimas y me abraza.
—No hay que agradecer, pequeña—la envuelvo en mis brazos.
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