La Llamada Y Desenlace
Luego de 23 años, el hoyo de Mel permanece como una de las historias más extrañas y perturbadoras que jamás se hayan contado, hasta el día de hoy la gente sigue investigando el fenómeno que en su momento causó intranquilos y perturbados a miles de radioescuchas en toda Estados Unidos.
Empezó en el programa Costa a Costa, un espacio radiofónico que versa sobre fenómenos extraños donde los escuchas pueden llamar para contar sus historias, Art Bell, el locutor y anfitrión en aquel entonces, siempre le dio un toque muy serio a temas interesantes, por lo que al espacio suele llamar personas que han visto cosas muy sobrias y específicas, luces en el cielo o luceros extraños, pero una noche cerca de la madrugada, un individuo con el nombre falso de Mel Waters, se comunicó al programa y desde entonces las cosas ya no volverían a ser iguales.
Era el año 1997, Art Bell dirigía el programa como siempre, el joven que manejaba la consola le hizo una seña tras el vidrio indicándole que tenían a un escucha al aire, ART lo saludo, el hombre se presentó como Mel Waters, quien por su voz se notaba como un individuo maduro de entre 50 y 60 años. El señor se notaba reticente, pero luego de un par de cortesías, ART Bell lo invitó a hablar y vaya que el señor Waters tenía una historia qué contar, no dio su ubicación exacta en ningún momento, era muy cauteloso pero se identificó como el dueño de una propiedad de varias hectáreas en Ellensburg Washington, un area rural.
El señor Waters entre comillas, que es como nos dejó conocerlo, afirmó que un día caminando solo por los campos de su propiedad, se encontró un hueco en el suelo de más o menos 3 metros de diámetro, estaba tan perfectamente delineado y la maleza y plantas del suelo respetaban tanto los bordes que llamaban mucho la atención amén del gran tamaño que tenía, al asomarse por un costado, se veía un fondo negro, lo primero que hizo Mel al estar varios minutos ponderando el asunto, fue agarrar una piedra y arrojarla, hubo total silencio, no escuchó la piedra llegar al fondo.
Mel se puso de rodillas y acercó la cabeza al borde, en ese momento el hombre afirmó haberse sentido muy inquieto, así que inmediatamente se puso de pie y se alejó un par de metros, pero eso no quería decir que había terminado con el asunto, ahora que había visto semejante cosa en su propiedad, ya no había vuelta atrás, el señor Waters caminó por varios minutos buscando ya no una piedra sino una roca, de esas que se levantan con ambas manos, con el esfuerzo de sus huesos, se acercó al Hoyo y la arrojó, para su sorpresa nuevamente la misma historia, no la escuchó chocar contra el fondo.
En ese momento durante la llamada telefónica, Mel le indicó a ART Bell que esa noche no pudo dormir bien, y que al día siguiente regresó al Hoyo, esta vez no caminando sino usando su camioneta, para seguir contemplandolo, el hombre aclaró que había poseído la propiedad durante muchos años pero que esta era la primera vez que veía semejante cosa.
Mel Waters se subió a su camioneta y se dirigió a ferretería del pueblo, le hizo una petición muy inusual al vendedor, que le diera todos los metros de soga que pudiera venderle, fue así como hizo su primer experimento serio, amarrando a una estaca que había clavado en la tierra con un maso, Mel arrojó más de 20 metros de cuerda enrollada dentro del Hoyo, su sorpresa fue grande cuando esta cayó cual larga era, y quedó guindando con el extremo tenso de lado amarrado en la estaca.
Al contar su historia en el pueblo, Mel se dio cuenta de que varias personas algunos mucho más viejos que él, conocían el hoyo, de hecho debido a la naturaleza serena y amable del señor Waters, varios admitieron con mucha vergüenza que através de los años en varias ocasiones traspasaban a su propiedad para deshacerse de objetos grandes y viejos como neveras antiguas, llantas de auto destruidos, electrodomésticos inservibles y partes de auto erosionadas arrojandolas al hoyo, pues era mucho más rápido y barato que deshacerse de esas cosas por los medios apropiados.
Mel no se enojó por esto, al contrario, se sintió asombrado, sin embargo estas personas no compartían la misma curiosidad intelectual que él, eran pobladores de toda la vida y no se hacían muchas preguntas profundas así que nadie le dio la importancia al hoyo que si le estaba dando él, Mel no preguntó con qué derecho traspasaban su propiedad, Mel preguntó algo que tuvo muchas respuestas negativas, "Nadie recordó haber escuchado que nada de lo arrojado tocara fondo".
Los días pasaron, Mel afirmó que a menudo iba al hoyo acompañado de personas, amigos y toda clase de gente que él pensara que lo ayudarían a resolver el misterio, un día con el auxilio de otros pobladores y un encargo a la ferretería del pueblo, lograron coger varias sogas y amarrarlas entre sí hasta formar un cordón de 1500 pies, es decir 457 metros de largo, la primera vez arrojaron el montón de rollos de cuerda al vacío con un objeto amarrado a esta, la sorpresa fue grande cuando una vez más, notaron que no tocaba fondo, la hubiesen podido dejar caer si no estuviese amarrada a algo y la cuerda se hubiera perdido en el vacío.
Decidieron probar un experimento más osado, tomaron una oveja adulta y con la ayuda de la cuerda la hicieron descender hasta el fondo para ver que pasaba, Mel afirma con voz temblorosa que siempre se arrepintió de haber hecho semejante cosa, resulta que cuando lograron descender al animal hasta el fondo, sintieron un tirón muy fuerte, seguido de vibraciones que se sentían tocando la cuerda, tanto Mel como sus colegas se vieron las caras asustados y empezaron a tirar, los minutos pasaban y eran tortuosos y seguían jalando y jalando con cuidado eso sí pues sabían que estaban levantando a un animal, cuando finalmente descubrieron que pasó, lo que antes era una oveja con un pelaje hermosamente blanco, se había transformado en un horror que parecía un manojo de carnes crudas, Mel describe que parecía como que si hubieran agarrado las entrañas del animal y las hubiesen volteado hacia afuera, recuerda que tuvo que reprimir arcadas pues además el olor a grasa y sangre era muy fuerte, y saben que es lo más horrible, que lo peor no fue eso, uno de los campesinos, un hombre muy diestro y experto, recostó el cuerpo del animal en el piso y se puso a analizarlo largamente, apesar de que el pelaje ya no estaba ahí y lo que quedaba era un despojo a carne viva se percató de que la panza de la oveja estaba muy hinchada, y que encima parecía tener una cicatriz, el hombre ni corto ni perezoso tomó un cuchillo y abrió al animal con cuidado, en ese momento los hombres contemplaron el horror absoluto, resulta ser que la oveja estaba preñada, pero algo era seguro, Mel no iba a poner en peligro a un animal preñado, eso hubiese sido cruel y además un desperdicio de los propios recursos de su propiedad, él y los testigos afirman que aquella cosa horrible que no era un feto de oveja, pero que descansaba en su interior, era algo muy distinto, que le habían metido adentro durante esos minutos en que los hombres lucharon por subir la cuerda de vuelta, de más está decir, que más allá de ser algo parecido a un feto, aquella cosa tenía un aspecto parásital repugnante, llevados por el miedo y la angustia del momento los señores cometieron un grave error, que fue arrojar a la oveja y a la pequeña abominación que yacía dentro de ella al hoyo, deshaciendose así de dos pruebas muy valiosas.
Más tarde, Mel afirma que con parte de sus ahorros, mandó a manufacturar por medio de una compañía pesquera, nada menos que un carrete con 80,000 pies de cuerda para pescar, estos son aproximadamente 24,384 metros, el carrete se coloco sobre su camioneta, y con la ayuda de varias personas dejaron caer una peonsa bastante pesada amarrada al cordón, el aparato funcionó durante horas girando dejando caer la cuerda, era aterrador pero al final del día, aquella cosa no tocó fondo.
La voz se corrió por toda Ellensburg, Mel hablaba abiertamente del hoyo, y las personas que lo acompañaron en su momento durante numerosas anécdotas, hablaban mucho del tema en los bares, barberias e incluso en las escuelas del pueblo, fue así como se enteraron que según se recuerda, ese hoyo ha estado ahí durante toda la vida, incluso desde antes de la creación del pueblo, su edad era incalculable y gracias al apoyo de la gente, Mel que era un hombre solitario no se sentía abandonado, sin embargo la popularizacion de la noticia fue su segundo peor error, una noche tocaron a la puerta de su casa, eran varios hombres en muchos vehículos aparcados en su propiedad, se identificaron como autoridades del gobierno de los Estados Unidos, Mel le confesó a ART Bell que eso arruinó su noche, no sólo porque los hombres imponían demasiado y le hicieron un largo y agotador interrogatorio, sino porque le hacían toda clase de preguntas bizarras, una de las que más lo perturbó era si había escuchado voces saliendo del hoyo o si había tenido sueños frecuentes concerniente al hoyo o concerniente a cosas que habían salido del hoyo, la gente del gobierno estadounidense, muy lejos de tranquilizarlo y quizás ofrecerle explicaciones tangibles por las cosas que había visto, le habían puesto el mundo de cabeza y habían abierto una puerta al infierno con estas preguntas que obviamente mortificaron profundamente al señor Waters hasta el punto de ocasionarle un pico de estrés muy severo, acto seguido, los agentes ofrecieron comprarle la propiedad, Mel no se opuso a la idea pero les pidió tiempo y él le explicó a ART Bell que no quería que lo estafaran, la propiedad era muy valiosa y encima había invertido mucha plata en ella, de hecho ahí estaban invertidos los ahorros de su vida, su propiedad como la de muchos granjeros en Estados Unidos era su patrimonio, su banco, y cuando menos se iba a ver obligado a marcharse del lugar quería por lo menos sacar lo más remotamente parecido a un precio justo, pues cuando el gobierno te compra algo casi nunca lo hace por el precio adecuado sino por mucho menos de su valor, el señor Waters no quería dejar que abusaran de él estaban hablando del esfuerzo de casi toda su vida, los hombres del gobierno no se tomaron a bien esto, hubo toda clase de anécdotas pero al final tuvieron que obligar a Mel Waters o cualquiera que sea su nombre real no sólo a vender la propiedad sino a largarse del estado, de hecho, se reporta que se tuvo que ir a vivir a Australia.
Sea como fuere, aquella noche de 1997 fue de las más legendarias del programa de Costa a Costa, era Mel Waters un farsante, estaba diciendo la verdad, nadie lo sabe, pero sin duda esta es una historia fascinante, y creo que no hay mejor manera de terminar este tema con lo siguiente.
Durante los años 90's Google maps no existía, lo que existía era un servicio llamado Terra servers, que se encargaba de tomar foto satélites de todas partes de Estados Unidos, el episodio final del Hoyo de Mel no lo contó Mel, lo contó Art Bell, resulta que los radioescuchas, emocionados por la historia de este señor, intentaron conseguir una foto satélite por medio de Terra Server de la propiedad de Mel Waters y finalmente la consiguieron pero adivinen qué, aparecía censurada por un cuadro blanco.
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