Reencuentro

Era Marisa. Sus alas del color del sol brillaban tanto como sus ojos que tenían una chispa: la chispa de la felicidad.

-Me alegro mucho de verte. Escuché lo que le dijiste a mi reina y al búho. Era precioso.

-Cometí mucho errores -se lamentó Fungi.

-Pero los solucionaste.

-Es todo gracias a ti. Estaba muy preocupado de que te haya pasado algo por mi culpa.

-Estoy bien -le tranquilisó Marisa. -Y me alegro que hayas cambiado a bien.

-Y yo me alegro de verte. Solo te quería dar las gracias.

-No hay de que -Marisa se acercó más al hongo. -Le pedí a mi reina que si podía quedar aquí algo de tiempo. Ella me dijo que sí. Pero tendré que volver. Quiero disfrutar este tiempo. Pero no sola. Si no con un amigo.

Fungi se alegró mucho.

-¿Quieres ser mi amigo, Fungi? -preguntó Marisa.

-¡Sí! -acceptó el hongo de inmediato.

Los dos se volvieron muy amigos. Juntos volviero al Bosque Mágico donde jugaron y charlaron mucho.

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