Esa noche

Demian vuelve del trabajo, esta agotado. Camina por aquel camellón para atravesar la avenida principal, cuando de pronto escucha una pequeña vocesita llamarle.

—¡Señor! ¡Señor! Espere un momento por favor —Demian voltea al instante para ver de donde procede esa voz tan dulce, cuando nota que alguien jala suave su chaqueta para llamar su atención

—Chiquilla ¿qué haces aqui a estas horas y sola? ¿No sabes qué es muy peligroso andar por aquí? —Él no soporta que le llamen señor pero tampoco puede molestarse con una pequeña tan dulce y frágil, Demian voltea a ver a su alrededor por si ve quien viene con ella, además de por seguridad, la ciudad de México es muy peligrosa y más de noche, hasta esto mismo bien puede ser una trampa para asaltarlo, y aunque no pueden quitarle mucho, sí pueden golpearlo o algo peor.

¡Mily! —grita una chica que viene corriendo tras de la pequeña —Deja de molestar al joven ya te dije lo que vamos a hacer —Demian sigue sin comprender que esta sucediendo y se pregunta que hacen estas dos damitas en la noche, en un lugar tan peligroso

—Liz, dejame hacer un último intento, por favor, no puedo soportar dejarlo aquí, de seguro mañana amanecerá muerto —dice la pequeña de pequeños ojos cafés que están vidriosos y rojos, se nota que ha llorado

—Entiende Mily, llevamos toda la tarde en esto y es hora de volver —Contesta la mayor aunque se nota que le parte el corazón ver a la pequeña en ese estado

—Señor, por favor, se ve que usted es bueno, quiere por favor, adoptar a este pequeñín. —dice Mily mostrando a un pequeño gato dormido en su regazo —Es que nos lo encontramos esta tarde, pero nosotras no podemos llevarlo porque nos echarían de donde vivimos y tampoco puede quedarse aquí lo matarán los perros, como lo hicieron con sus hermanitos —la pequeña deja escapar un par de lágrimas

—Lo lamento, pero no —contesta Demian de forma fría, aunque el ver a la pequeña le causa tristeza, no puede permitir aquello, esta a punto de alejarse cuando escucha a sus espaldas

—Mily hiciste todo lo posible ahora tienes que dejarlo, ese fue el trato —dice Liz de forma autoritaria

—¡No! —grita Mily llorando —Si él se queda aquí yo también —Liz sabe que no la puede hacer cambiar de parecer

—Esta bien. —dice resignada Vamos a llevarlo

—Pero ¿y si nos echan? —dice la pequeña limpiando sus lagrimas

—Entonces dormiremos los tres en la calle y mañana buscaremos otro lugar —contesta Liz tomando a la pequeña de la mano

—Esta bien, me lo quedaré —dice Demian a sus espaldas, aquella pequeña le había partido el corazón —. Pero no me hago responsable si se escapa, yo no se cuidar animales. —En eso tenía razón jamás habia tenido ninguna mascota, ni siquiera un pez

—¡Muchas gracias Señor!—contesta Mily, ahora sí, alegre

—Y tu, pequeña deja de llamarme señor, mi nombre es Demian —contesta serio

—Yo me llamo Milagros, pero puedes decirme Mily y ella es Liz —esta pequeña pese a su edad es muy educada

—Eliza mucho gusto —contestó la mayor —. Disculpe los inconvenientes y gracias, está niña tiene un corazón de pollo y es amante de los animales

—Mire aquí está la comida del gato, le compramos un poco hace un rato porqué tenía mucha hambre —dice Mily extendiendo su mano y dándole una bolsa con croquetas y al pequeño gato —. No necesita muchos cuidados sólo comida, agua, un arenero y un lugar seguro donde dormir.

—Esta bien —dice Demian resignado —. Y ustedes ¿dónde viven? Es muy peligroso que anden por aquí solas

—Vivimos a un par de cuadras, no se preocupe ya ha hecho demasiado —contesta Liz restandole importancia

—Aun así dejenme encaminarlas por favor, terminaré con mi obra buena del dia.

Ellas asienten, y en efecto, como ellas dicen no viven muy lejos de donde Demian, de hecho son vecinos, lo cual a él le sorprende pues nunca las ha visto, pero esto era comprensible tomando en cuenta que la vida de él consistía únicamente en trabajar y estudiar.

De regreso a su casa, Demian viene echando humo por la cabeza, enojado consigo mismo, no sabe como se ha dejado convencer. Ahora qué haría, si a duras penas podía mantenerse él, como alimentaría a otro ser vivo. Lo único bueno es que donde rentaba no habia problema de tener animales, y eso le recordó el porqué decidio quedarse con el gato, a ellas las podrían echar a la calle con todo y el gato. Por un momento, se le paso por la cabeza, dejarlo tirado por ahí, pero recordó aquellos pequeños ojos cafés llorosos de la pequeña y sólo por eso no cometió tal maldad. El gato no era latoso, era muy pequeño, sólo buscaba calor para dormir.

Al llegar al cuarto, busco unos cartones y un par de trapos gastados y allí se los dejó al gato para que durmiera. El gato no hizo más y se durmió, mientras Demian como siempre comenzó a estudiar y a hacer los deberes de la Universidad. Como a las tres de la mañana por fin se dirigió a dormir, vio al gato y recordó a esa pequeña ¿Cuántos años tendria? Unos cuatro o cinco, aunque ya hablaba muy bien para su edad, y aquella chica, llamada Eliza ¿qué seria de la pequeña? ¿su hermana, su madre? No podria ser su hermana pues de ser así, ¿dónde estarian los padres? ¿por qué las dejarían estar tan noche en la calle? De seguro era su madre, sí, era muy joven tal vez unos dieciocho años, pero tomando en cuenta que hay muchos embarazos de adolescentes eso no seria cosa extraña. Todo eso pensaba Demian, aunque tambien creía que tal vez jamás las volvería a ver.

Esa pequeña Mily, habia hecho su primer "Milagro", ése pequeño ángel logro el primer paso para ablandar un corazón duro, como el de Demian.







Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top