Capitulo 1: La oportunidad perfecta

No hay duda que uno de los sueños más cotizados en la vida de un estudiante es la oportunidad de poder estudiar en el extranjero: experiencias nuevas, amigos excéntricos, cultura enriquecedora; un sin fin de probabilidades nuevas por conocer. Sin embargo, este sueño requiere de recursos, conocimientos y valentía, disposición a dejar atrás el hogar para aventurarse en un país desconocido y con muchas ubicaciones por descubrir, y, a pesar de todas estas cosas, existe un rayo de esperanza otorgado por una nación ubicada en el continente europeo.

A decir verdad, en Uruguay existen posibilidades, pero las fronteras a visitar son muy limitadas, soy una chica con hambre de conocer el mundo, no quiero solo un aventón a un país vecino, ¡quiero poder rodear el mundo entero! Mas siendo honesta, lo que ofrece mi colegio no es muy prometedor. Por otro lado, Reino Unido cae como del cielo con un anuncio que retumba por todo el mundo: una de las empresas más grandes jamás fundadas había hecho una donación para el recibimiento de alumnos ajenos al país para fomentar una educación exquisita y llena de frutos prometedores para el futuro.

Claramente no desaprovecho lo evidente y envío mi solicitud lo más rápido posible, ¡yo tengo que estar ahí y vivir mis sueños! Hablo con mis padres del asunto y les digo que estaré bien, me quedaré en una residencia de estudiantes y además podré conocer nuevos amigos con quienes conocer mi nuevo ambiente; mis padres al final no presentan muchas quejas, al contrario, también se sienten muy emocionados de que yo pueda tener la oportunidad que ellos no tuvieron, ya que también les encanta viajar bastante.

Todo concluye en tramitar una cuenta bancaria con cobertura internacional para poder retirar fondos para comida y ropa, está claro que si quiero gustos propios tendré que administrar el dinero o trabajar de medio tiempo en algún sitio de por allá. Para mi suerte, he practicado inglés gran parte de mi vida porque siempre he soñado con viajar por el mundo; quizá no soy una experta, pero ¡estoy segura de que cuento con la experiencia para poder comunicarme del otro lado! Eso a pesar de que el inglés americano y el de Reino Unido son diferentes en cuanto a pronunciación, aunque no creo que pueda a llegar a ser un grave problema, ¿verdad?

Después de la solicitud y avisar a mis padres, comienzo con los preparativos. Me despido de varios de mis amigos, prometiendo mandar fotos y videos de lo que estaré viviendo del otro lado del mundo. Posterior a eso, empiezo a hacer mis maletas para tener todo lo necesario para una larga estadía en Reino Unido, solo es cuestión de esperar para recibir la respuesta de mi solicitud y entonces partir hacia el comienzo de uno de mis más grandes sueños.

¡Prepárate, Reino Unido, porque Jayden Rivori estará a punto de pisar tu territorio!

Falta menos de una semana para el inicio del nuevo semestre, estoy muy ansiosa ahora mismo. Estoy frente a mi computadora esperando impacientemente la respuesta de mi solicitud, no dejo de mover la pierna y mi mirada no se despega del monitor. La adrenalina me consume con lentitud mientras saborea mi desesperación, ¡Santo Dios, que llegue algo ya! Agarro mi cabello con cierta inquietud mientras entrelazo mis dedos dando giros y giros sin cesar, ya no lo soporto más, ¿cuánto tiempo más tengo que esperar?

Pim

Un angelical sonido salió de las entrañas electrónicas de mi máquina. Observo con detenimiento la bandeja de entrada, ¡al fin! Se trata de la respuesta de mi solicitud. No pierdo ningún segundo y abro el correo para después toparme con la agradable sorpresa de que... ¡he sido admitida!

¡Qué emoción, no lo puedo creer! ¡De verdad aceptaron mi transferencia! ¡Soy muy afortunada!

—¡Es el mejor día de mi vida! —grito a los cuatro vientos sin importarme en lo absoluto los vecinos ni nada de lo que me rodea.

De pronto, escucho una serie de pasos que se dirigen a mi habitación. Abren la puerta.

—¡Hija! ¿Está todo bien? Escuché el tremendo grito que pegaste al cielo —mi madre se preocupa mucho por mí y debo decir que por eso la amo tanto.

Me río un poco por el hecho de que la asusté sin querer y le ofrezco una disculpa.

—¡Sí, mamá! Está todo increíble, perdón por el susto —me levanto de la silla de mi escritorio y me dirijo a ella para darle un fuerte abrazo. No contengo más la emoción y le cuento la noticia—. ¡Es solo que aceptaron mi transferencia a Reino Unido!

—¡Oh, por Dios! ¡No lo puedo creer! Mi pequeña... —mi madre acaricia mi cabello con sumo cariño mientras me acerca a ella con su otro brazo.

Y, sin darnos cuenta, otro par de brazos se unen a la celebración del momento.

—¡Mi hija viajará por el mundo! —una gran voz animada y masculina, sin duda se trata de mi padre, quien no duda en levantarnos por el aire.

—¡Papá, espera! —no puedo evitar reír tras mi queja.

La verdad es que mis padres son personas muy especiales y únicas, empiezo a pensar que no tenerlos cerca va a ser bastante triste, pero es parte de todo este proceso, además, yo sé que todo estará bien y que volveré a verlos antes de lo que pienso.

Mi papá nos baja y todos nos sentamos en la cama.

—¿Y bien? ¿Cuándo sales, Jayden? —pregunta mi padre con una sonrisa grata.

La pregunta me deja desconcertada, ¿cómo pude haber omitido un dato de vital importancia? Volteo a ver la pantalla de mi computadora, aunque la letra del mensaje es bastante pequeña y eso me impide poder leerlo sentada desde donde estoy. Sin tener otra alternativa, me despego de la cama para acercarme a la computadora.

—Estaba tan emocionada que olvidé por completo fijarme en eso, papá —suelto una pequeña risa nerviosa.

—Tranquila, suele pasar cuando uno se deja llevar por el momento.

Reviso velozmente las indicaciones del proceso de transferencia. La fecha de partida es pasado mañana, eso deja tiempo para estar bien preparados; aunque ya tengo todo listo, a decir verdad. El avión llegará a Reino Unido y tendremos un guía que nos llevará a nuestra residencia estudiantil, todo pagado por el excéntrico empresario, bastante sofisticado he de decir.

—¿Entonces...? —mi mamá está ansiosa por la respuesta.

—Mi salida está programada para dentro de dos días. Así que...

—Pediré el día de mañana para que podamos salir como familia antes de que te vayas, Jayden —propone mi padre.

—¿En serio harías eso para mí? —me acerco a él con ilusión.

—Claro que sí, mi niña. Eres lo más importante para mí. Además, pasará mucho tiempo para que tengamos la oportunidad de salir juntos de nuevo.

Las palabras de mi padre me dejan un hueco en el corazón.

—Pero no lo tomes a mal, cariño —mi mamá toma mi mano—. Recuerda que siempre estaremos pendientes de ti y que cualquier cosa estaremos atentos a todo lo que necesites.

—Gracias a los dos, en serio —los abrazo con todo mi amor.

Después de tanta emotividad, los días pasaron rápido. Disfrute del día anterior junto a mis padres, paseamos por varios sitios de la ciudad y estuvimos en varios de mis sitios favoritos, platicamos de los lugares nuevos que podría conocer estando en Londres (ya que ahí fue donde conseguí mi transferencia) y, sobre todo, de la comida, he de decir que a mi familia y a mí nos encanta mucho la comida, más que nada los postres y los apetitos dulces.

Mi padre se fue a trabajar y solo nos quedamos mi madre y yo. Me hubiera gustado que me llevaran al aeropuerto, pero el jefe de mi papá ya no le dio permiso, a pesar de eso me gustó mucho haber pasado el día entero con ellos como despedida, pues mi mamá también se quedaría haciendo los quehaceres del hogar que suspendió para no acortar el día de ayer.

De esta manera, no quedó más opción que pedir transporte por medio de la nueva aplicación que recién salió para celulares. Debo admitir que la tecnología avanza a pasos agigantados y eso que ya estamos en el año 2015, a este ritmo no puedo imaginar las innovaciones que pueden llegar a surgir dentro de pocos años.

Fuera de todo eso, estoy enfocada en lo que me depara. Mi mamá está haciendo la comida y yo estoy sentada viendo las noticias, no porque me guste estar informada, sino porque justo el empresario que me dio esta oportunidad de oro estará hablando. Lo bueno es que tengo tiempo, ya que el vuelo es hasta las cuatro de la tarde y actualmente son las dos, igual el aeropuerto está a media hora de mi casa.

—Es todo un honor que nos haya podido otorgar un poco de su tiempo, señor Darek —el micrófono de la televisora se dirige a él.

—Claro que es un honor, después de todo yo he sido quien ha hecho resurgir a este país —me cuesta un poco entender todo lo que dice, pero al menos me sirve para ir practicando el inglés de allá, y debo admitir que sí suena bastante diferente.

—Es cierto, ¿cómo podríamos desacreditar su gran influencia en el Reino Unido? Le ofrecemos nuestras más sinceras disculpas.

—Ya, tampoco es que sea tan arrogante —sonríe—. Adelante, contestaré a sus preguntas.

—Por supuesto, quisiéramos saber acerca de su repentina caridad a los estudiantes del extranjero, ¿es acaso que quiere promover la inmigración o algo parecido?

El hombre niega divertido.

—Por supuesto que no, solo quiero que mi nación vuelva a ser reconocida, díganme ustedes, ¿qué noticia relevante que no tenga que involucrar a la realeza ha salido de este país? —hay silencio—. A eso me refiero, es hora de que el mundo vuelva a ver a esta nación de forma prominente y le dé el respeto que se merece; este país se opacó con el pasar de las décadas, ya no es lo que solía ser y yo me encargaré de que todos puedan ver la gloria que representa —comenta con suma determinación.

—Suena a una motivación bastante convincente, pero eso nos deja con mayor intriga, ¿hasta que nivel quiere que llegue la nación, señor Darek?

Se acomoda su traje elegante y su sonrisa se tuerce un poco.

—Llegaré hasta la cima, señores, y quiero declarar que Reino Unido estará sobre todas las demás naciones.

—Es una declaración muy dura, señor Darek, ¿está seguro de lo que dice?

—Siempre estoy seguro de mis palabras.

—Antes de terminar, ¿quiere decir algo a los estudiantes que se transferirán?

—Sean bienvenidos a la mejor nación que pisarán sobre la faz de la Tierra, tengan éxito y luchen por sus ideales; la perfección es posible cuando nos aferramos a ella y nos esforzamos por alcanzarla, nunca se rindan ante ninguno de sus objetivos.

—Sí que sabe inspirar, señor Darek. En fin, eso ha sido todo por nuestra parte...

El señor Darek es inigualable, había leído un poco anteriormente sobre él, pero haberlo presenciado con mis propios ojos me hace quedar anonadada. No puedo creer que estaré en el mismo territorio que él, eso me llena de mucha ilusión y ansias de conocerlo, ¿será posible que de verdad exista alguien así? Se ve que en serio quiere luchar por su nación, no como todos los gobernantes que residen aquí en latinoamérica (otra razón más para querer salir de aquí).

—Ya está la comida, cielo. No tardes porque ya casi es hora de que te recojan —volteo dejando atrás mis pensamientos.

—Sí, mamá. Voy enseguida.

Mi mamá sirve la comida y yo, por la ansiedad y la desesperación de ya querer estar en el aeropuerto, me acabo por comer todo en menos de diez minutos. Haber hecho eso provoca una reacción negativa en ella.

—Sé que tienes mucha prisa, pero recuerda que es malo comer de esa manera, Jayden.

—Lo sé, lo sé... —desvío la mirada avergonzada—, pero tampoco es que lo haga todos los días —río. Ella se cruza de brazos.

—Aún así, querida. Es malo para tu salud.

—Está bien, no voy a replicar —suspiro.

Continúo llevando mis trastes sucios al lavadero y me pongo a limpiarlos para no dejarle la tarea a mi mamá, quien de por sí ya me hizo la comida y hacer esto es lo mínimo que todos podemos hacer. Posteriormente, me dirijo a mi habitación para cargar todas mis maletas y llevarlas a la sala junto a la puerta, acción que termina por llamar la atención de mi mamá.

—Vaya, otro poco y te llevas la habitación entera —ríe viendo que tengo preparadas unas tres maletas en total, además de mi mochila.

—¿En serio crees que es mucho? Después de todo estaré allá como tres años.

—Bueno, viéndolo de esa manera, hasta pareciera insuficiente —suspira y se acerca a mí. Me rodea con su brazo izquierdo—. Todavía sigo procesando la noticia de que te mudarás.

—Cierto, pareciera una mudanza, ¿verdad? —suspiro mientras me acomodo en ella—. No te mentiré, en serio los voy a extrañar.

—Y nosotros a ti como no tienes idea, Jayden —me abraza con más fuerza—. Eres nuestro tesoro más valioso, cariño. Significas mucho para nosotros.

—Estoy consciente de eso... Por eso prometo que me cuidaré muy bien allá y te mantendré informada todos los días.

—Solo un día te quiero cachar que no me escribas —me dice de forma acusadora.

—¡No, no! Ya verás que sí lo haré —alzo el pulgar.

—En todo caso, que Dios te bendiga, mi niña —me toma entre sus dos manos y me deposita un beso en la frente.

Segundos después, unos pitidos se escuchan fuera de la casa.

—Parece ser que han llegado por mí —sonrío y cargo dos maletas y mi mochila.

—Deja que te ayude con la otra.

Mi mamá y yo cargamos mis cosas afuera de la casa y tomamos rumbo hacia el automóvil negro, el chofer espera con paciencia fuera del mismo y, al vernos, abre la cajuela y se nos acerca prontamente.

El hombre toma las maletas y las guarda en el auto sin mucha demora. Se sube y abre los seguros de las puertas. Miro a mi mamá una última vez y la abrazo de improviso.

—Te amo, mamá. Te prometo que serás la primera en saber cuando llegue a Inglaterra.

—No esperaría menos de ti, mi tesoro —besa mi cabeza y se despega de mí—. Esfuérzate y lucha por tus ideales, Jayden. No dejes que nada ni nadie te frene y si te llegas a sentir mal, sabes que siempre estará tu familia para apoyarte.

—Lo tendré muy en cuenta —nos damos un último abrazo.

Mi mamá abre la puerta del auto y yo me subo. Cierra la puerta y coloco mi mano sobre el cristal, ella solo alza la mano y la sacude, despidiéndose de mí; imito la acción mientras el auto enciende y comienza a alejarse, ella se desvanece en el horizonte.

Transcurridos unos cuarenta minutos, debido a que hubo un poco de tráfico en el camino, llego al aeropuerto internacional de Carrasco. Bajo del auto junto al chofer, él se dedica a bajar mis maletas mientras yo me quedo observando la entrada del aeropuerto.

—Ya estoy aquí... —mi corazón palpita con fuerza y emoción.

—Muy bien, señorita. Aquí están sus maletas —me sobresalto porque me había olvidado por completo de él. Río un poco nerviosa.

—Gracias —saco unas cuantas monedas—. Tenga, muchas gracias por ayudarme con las maletas.

Él recibe la propina y me regala una sonrisa gratificante.

—Fue un placer, ¿quiere que le ayude a meter las maletas?

—Si no es mucha molestia...

Con ayuda del chofer, cargo mis maletas hasta el interior del aeropuerto y dejamos las cosas en la sala de espera.

—Listo, muchas gracias.

—No hay de qué, cuídese mucho y tenga un lindo viaje.

Asiento y el señor se retira. Miro hacia la recepción y tomo camino hacia allá para adquirir mi boleto de ida. La fila no es muy larga, delante de mí se encuentra un chico que se ve realmente cansado, como si no hubiera podido descansar lo suficiente la noche anterior.

Suelta un largo suspiro, quizá por el cansancio que tiene, frota sus ojos.

—Carajo, debí escuchar a papá cuando me dijo que me fuera a dormir temprano anoche —dice bastante irritado—. Espero poder descansar bien durante el vuelo.

El chico se ve bastante joven, como si tuviera mi edad... Me pregunto si de casualidad será un estudiante también.

—Hola —saludo de forma tímida mientras toco su hombro para llamar su atención—, ¿eres estudiante?

—¿Eh? —voltea a verme con los ojos entrecerrados, se los frota de nuevo, notándose sus ojeras. Abre un poco sus ojos para cambiar su semblante a uno más tranquilo—. Oh, hola. Perdóname, no te escuché —responde de una forma más cortés, inclinando un poco su cabeza, a pesar de su expresión irritada.

—Lo siento, solo quería saber si eras un estudiante también, pero viendo lo cansado que estás, creo que mejor no te molesto demasiado... —desvío la mirada.

Ver al pobre chico tan cansado me hizo sentir apenada con él, me gusta socializar y tratar de entablar nuevas amistades; pero también comprendo la situación que pueden llegar a tener varias personas y sé cuando no debo de ser una carga extra. Sin embargo, una risa proveniente de él me deja confundida.

—No te preocupes, no me molesta, aunque lo correcto es presentarse primero —acerca su mano hacia mí—. Josué de la Cruz, mucho gusto. Soy de Tacuarembo y, sí, soy estudiante, he, he. Es un placer.

—Yo soy Jayden, un gusto también —sin pensarlo dos veces, estrecho su mano. Me alegra poder hacer un amigo antes de llegar—. Sobre la pregunta repentina, pues bueno, realicé una solicitud en mi colegio para ser transferida a Londres y tener la oportunidad de conocer el mundo, te quise preguntar porque quería saber si alguien más aparte de mí iría también para allá.

—¿En serio? ¡Genial! Pues yo también, en mi caso hubo una convocatoria para estudiar en el extranjero y, bueno, no lo pensé dos veces y entré en esta, para mi suerte logré quedarme dentro y ahora, pues, heme aquí. I'm ready to travel to London he, he —sonríe ampliamente, cambiando su semblante a uno muy positivo. Correspondo a su actitud, además de que lo último que dijo me causó gracia.

—Sí que la fortuna estuvo de tu lado, aunque me sorprende que tu colegio tenga el presupuesto para poderte mandar hasta Reino Unido. Por mi parte, mi colegio fue de los que recibió la donación por parte del señor Darek que reside allá —explico.

—Sobre eso —desvía la mirada un poco—..., mi colegio no contó con esa suerte. Mi familia y yo tuvimos que pagar una parte. Mi colegio es de bajos recursos, al igual que mi familia, pero la convocatoria igual llegó a mi colegio y yo quise intentar. Técnicamente no está pagado del todo, por lo que llegando allá estaré trabajando medio tiempo para poder cubrir la deuda que tengo.

Su declaración me sorprende. Debo admitir que el esfuerzo que hace es inaudito.

Josué comienza a intrigarme y, ya que será mi nuevo amigo local en Londres, sería bueno conocerlo un poco más. Antes de poder continuar, la fila avanza; otra persona más y será su turno para recibir el boleto de avión.

—¿Y cuál es tu motivación para querer viajar al extranjero teniendo deudas encima? —la curiosidad me invade.

En lo personal, me costaría mucho trabajo estar tranquila sabiendo que tengo que preocuparme por gastos de viajes, estancia y demás; no hay más opción que trabajar después del periodo escolar matutino y eso suena a una rutina agotadora.

—Puede sonar algo cliché, en especial para un latino, pero es por el hecho de ya no seguir atrapado en eso: la pobreza y el conformismo —su semblante se hace serio—. Y cuando se te presenta una oportunidad de esta magnitud, más si cuentas, aunque sea, con la mínima de las posibilidades de poder lograrlo, no te importa si te lleva tiempo, pero deseas conseguirlo sin importar nada.

Su respuesta me deja sin palabras. No cabe la menor duda de que Josué es la representación misma del esfuerzo y la dedicación, su disposición de luchar me llena de ánimos para emprender esta travesía sin miedo a los obstáculos que se puedan atravesar en el proceso.

Miro a Josué con orgullo.

—Se nota que eres alguien dedicado y tenaz, Josué. Estoy muy segura de que tus padres están muy orgullosos de que luches por buscar una mejor calidad de vida, ¡estoy más que convencida que de verdad te mereces la oportunidad de estar aquí! —comento de forma optimista—. Ya verás que el tiempo y el dinero invertido valdrá totalmente la pena.

Una sonrisa se esboza en su rostro.

—Más o menos, la verdad es que me llevó tiempo convencerlos. Mi papá es un hombre con la mentalidad de que no es necesario estudiar y mi mamá tenía miedo por mi seguridad, ayer hasta lloró para que lo reconsiderara, pero, aún así, me apoyaron. También es por ellos que estoy aquí, me dieron la oportunidad y no voy a desperdiciarla —expresa con tranquilidad.

Sonrío de igual manera, sus padres sí que suenan difíciles.

—Bueno, los míos me apoyaron desde el inicio, incluso me dieron consejos de lo que podía hacer estando ya en Londres. Ayer estuvimos juntos todo el día, es una lástima que por el trabajo ya no pudieron estar presentes aquí conmigo —acomodo mi cabello—. Hablando de eso, ¿tus padres no quisieron acompañarte? Pregunto porque ahora que recuerdo, Tacuarembo está a casi cinco horas de aquí; el viaje debió ser cansado y tedioso...

—Sí, no es un viaje muy grato, en especial porque nunca he podido dormir viajando largas distancias; y mis padres estaban ocupados igual, tenían un compromiso importante, por lo que se despidieron de mí antes. Salí a las siete de la mañana de allá; un familiar me hizo el favor de traerme hasta aquí, solo le coopere para la gasolina y listo.

La persona que está al frente de la fila se aparta, indicando que había terminado su trámite.

—Ahora entiendo porque te ves tan cansado —chisto.

—Siguiente... —la voz de la señorita nos interrumpe.

—Parece ser que ya te toca —señalo al frente.

—Sí, gracias por decirme —pasa hacia el frente para encontrarse con la encargada—. Vuelo hacia Londres.

En lo que Josué pide su boleto a Londres, yo me quedo pensando en nuestra plática.

Honestamente, creí que la mayoría de las personas transferidas serían gracias a la donación dada por el señor Darek, pero ya vi que no es así; ver que hay un chico que en verdad luchó y se esforzó por cumplir una meta válida me hace sentir muy afortunada, quiero decir, yo no tuve que pasar por sus mismos problemas; mi familia tiene una buena estabilidad económica y mi escuela pudo cubrir la mayoría de los gastos. Eso me pone pensativa...

Josué mencionó que su familia es de bajos recursos y su escuela también, ¿en serio le habrán podido dar el dinero suficiente para cubrir los gastos? A lo mucho habrán podido aportar más de la mitad, pero me quedo con esa pregunta rondando en mi cabeza.

Salgo de mi trance al escuchar la voz de Josué.

—Jayden, te toca —dice mientras me mueve un poco de lado, algo que me hace reaccionar de sorpresa.

—¡Ah, sí! Gracias por decirme, me quedé enfrascada en mis pensamientos —río.

—No hay problema he, he —dice con tranquilidad—. Bueno, Jayden, fue un gusto haberte conocido, espero que puedas lograr todo lo que te propongas en tu estadía en Reino Unido también. Supongo que hasta luego, espero verte allá.

Es todo lo que dice para irse alejando de la fila.

—¡Hasta luego, aunque espero poder verte en el avión! —replico con entusiasmo despidiéndome con la mano.

—¡También lo espero! —sonríe despidiéndose del mismo modo mientras se va alejando.

—Siguiente... —regreso la mirada rápidamente, la señorita me observa con aburrimiento y un poco de desesperación.

—Lo siento, ya voy —río con cierto nerviosismo. Me acerco a ella y le explico la situación—. Tomaré un vuelo a Reino Unido pagado por la escuela, me dijeron que solo diera mi nombre para recibir mi boleto.

—De acuerdo, señorita. Dígame su nombre completo, por favor.

—Jayden Rivori Solari.

La mujer escribe mi nombre en la computadora para buscar la información. Me tiene ansiosa porque nunca falta un error en el sistema o algo parecido, para mi suerte, me encuentra.

—Aquí está —suspiro de alivio—, Jayden Rivori Solari, vuelo de Montevideo a Londres a las cuatro en punto de la tarde, ¿los datos son correctos?

—Sí, todo correcto.

—Voy a necesitar su identificación, mientras tanto deme su fecha de nacimiento.

—Dieciséis de marzo de mil novecientos noventa y seis —anota el dato en su computadora en lo que saco lo que me pidió. Se la entrego.

—¿Cuenta con su pasaporte?

—Lo tramité desde el año pasado —comento orgullosa sacando el documento, en el cual se ve una foto en la que se nota mi emoción de tener dicho papel.

—¿Su visa?

—¡Jo, jo! Cuidado, no sabe que estoy lista desde hace mucho tiempo —mis ojos sueltan un destello soberbio mientras enseño mi visa.

—Sí, como sea, niña... —mi semblante decae al ver el menosprecio de la mujer.

¡No puedo creer que no valore el tiempo y la dedicación que le invertí a este sueño! Pasaba los días contando los meses que faltaban para poder tramitar todos mis documentos justo para cuando llegara este momento, ¡es una insolencia muy grave! Pero en estos días reclamarle a los demás se vuelve algo grosero y pedante. Solo me queda estar en silencio y guardarme todo el coraje que su vil respuesta me causó.

—Bien, ya tengo el registro completo —saca el boleto y me lo entrega—. Tu avión lo abordarás en la puerta número ocho; tus maletas las tienes que depositar en el área de carga. Partes a las cuatro de la tarde de Uruguay y llegarás aproximadamente a las diez de la mañana de Londres, ¿alguna duda?

Niego con la cabeza.

—Entonces eso sería todo de mi parte. Aquí tienes tu identificación, que tengas un lindo viaje.

—Gracias, señorita —extiendo mi mano para tomar mi credencial y la guardo de inmediato.

—Siguiente...

Escucharla con ese tono de voz me hace querer darle una merecida golpiza. Si tanto odia trabajar aquí, debería conseguir otro empleo, pero bueno, no vale la pena estarme alborotando por alguien que quizá no vuelva a ver en mi vida.

Suspiro resignada y me doy a la tarea de agarrar mis maletas y registrarlas en el área de carga del avión. Hablo con el hombre que atiende dicha sección y le encargo grandemente que procure que mis cosas no se pierdan porque son vitales para mi estancia en Reino Unido; a diferencia de la mujer de los boletos, este hombre es muy cortés y amable, tanto, que incluso me comenta que se encargará personalmente de mis maletas, lo cual me deja tranquila y segura.

Luego de todo eso, me quedo con mi mochila y me siento en la sala de espera. Miro por el ventanal y me enfoco en los aviones que van y vienen, ¡estoy a punto de subirme a uno de ellos! Me pongo ansiosa y no tardo en demostrarlo con el movimiento repetitivo de mi pierna. Lo único que deseo es que el tiempo avance para poder subirme de una vez, y hablando del tiempo, saco mi celular para revisar la hora.

—Las tres con veinte minutos —suspiro—. Falta mucho todavía...

Para pasar el rato, decido conectarme a la red del aeropuerto para poder disfrutar del entretenimiento que mi teléfono ofrece. No soy muy fanática de los juegos, me gusta más ver videos y platicar con mis amigos, los cuales me doy cuenta que me enviaron una gran cantidad de mensajes, tal vez debí haberle puesto crédito a mi teléfono.

Paso alrededor de una media hora respondiendo mensajes y escuchando videos turísticos sobre Londres, los cuales me dan motivación para querer llegar lo más pronto posible. La bocina del aeropuerto emite un sonido envolvente y relajado.

—Vuelo de Montevideo a Londres, puerta ocho, por favor. Repito, vuelo de Montevideo a Londres, puerta ocho...

—¡Al fin, ya es hora! —me levanto y corro hasta la puerta que indicó la bocina.

La mucama del avión sale para recibirme y se sorprende al verme tan agitada.

—¿Se encuentra bien, señorita? —pregunta con preocupación.

—¡Sí, sí! Es solo que ya estoy ansiosa por subir al avión —miro detrás de mí y me percato de que soy la primera en llegar—, ¡y no puedo creer que seré la primera en ingresar al avión!

—Sí que tiene un ímpetu muy enérgico —ríe—, pero tendrá que esperar un poco más. Estamos preparando todo para que no haya ningún inconveniente a la hora de abordar —junta sus dos manos.

—Está bien, no tengo problema en esperar un poco más.

—Vaya, las coincidencias sí que son grandes he, he —de inmediato reconozco la voz de Josué y volteo—. No esperaba que fueras la primera.

Río por el comentario.

—¿Qué te puedo decir? En verdad estoy muy emocionada por el viaje.

—Eso puedo ver he, he. ¿También es tu primera vez viajando en avión? Porque para mí lo es.

—Pues mis padres me contaron alguna vez que llegamos a viajar a Chile, pero eso fue cuando tenía como tres años, la verdad es que no lo recuerdo muy bien. Así que podría decirse que también es mi primera vez.

—Oh, genial y, ¿qué asiento tienes? Yo tengo el asiento doce de la clase turista.

Escucharlo hacer la pregunta me genera una sonrisa, más que nada porque puedo ver que he hecho un lazo de confianza con él y eso significa que podemos volvernos amigos. No desaprovecho la oportunidad y trato de hacer la conversación más amena, aunque respecto a su pregunta, saco mi boleto para revisarlo.

—Perdona, ya ves que por la emoción no me fijo en los detalles menores... Yo me sentaré en el ocho, creo que está a dos asientos frente a ti —comento con una sonrisa divertida.

—¡Genial! Algo me dice que terminaremos viéndonos más seguido en Londres —a pesar de su notorio cansancio, se nota que disfruta de conversar.

—Pues como van las cosas yo creo que sí conviviremos mucho juntos —río.

—¿Y ya tienes donde quedarte? Supongo que no es el mismo alojamiento allá que aquí.

—Estaré quedándome en la residencia estudiantil, en teoría tú también deberías quedarte en una, tomando en cuenta que tu escuela fue la que propuso la convocatoria para la transferencia, ¿no es así?

—Así es, aunque en mi caso tendré permiso de trabajar dentro y fuera de las instalaciones para pagar mi deuda.

—Hablando de eso, ¿cuánto debes? Me pica la curiosidad desde hace rato.

—Ehhh... —me dice la cantidad, la cual supera por completo mis suposiciones previas—. Y eso es lo que debo, todavía...

—¡Debe ser una broma! Debes casi la mitad de todos los gastos, Josué —cruzo mis brazos y entristezco la mirada, su situación me genera angustia—. Debe haber alguna manera en la que pueda ayudarte... Quizá pueda aportar un poco de lo que reciba mes a mes, no importa si luego escatimo en costos.

—Agradezco mucho tu ayuda, Jayden, pero no quiero ser una molestia para ti. Mis padres me ayudarán lo mejor que puedan con los gastos por transferencia y veré la forma de pedir una beca —comenta bastante tranquilo, a pesar de su seria situación—. Además, mis trabajos me ayudarán, de todos modos estoy acostumbrado a regresar tarde a dormir he, he.

La simpleza con la que trata el tema me hace sentir que todo estará bien con respecto a él, por lo que decido dejar ese tema de lado y trato de conocerlo mejor, después de todo, puede que se convierta en mi nuevo mejor amigo, quien sabe. En ello se me ocurre una idea

—De acuerdo, confiaré —respondo más calmada—. Por cierto, estaba pensando, ¿qué opinas si nos sentamos juntos? Quizá podamos hablar con las personas del asiento once o el siete, sirve que nos conocemos mejor; además, puede que terminemos en la misma residencia estudiantil y sería bueno tener a un amigo en quien confiar, ¿sabes? Aunque claro, te dejaré dormir un poco, no creas que olvido lo cansado que estás —desvío la mirada apenada.

—Claro, no tengo ningún problema, Jayden. Me gustaría también conocerte más, solo falta que terminemos estudiando en la misma clase he, he —expresa con gracia.

Su comentario me hace soltar una pequeña risa.

—Eso ya sería mucha coincidencia, ¿no? Aunque no niego que sería algo que me agradaría.

—Ya pueden abordar al avión, chicos —interrumpe la mucama con una voz gentil.

—¡Perfecto! ¡Ya es hora de subir!

La señorita señala con su mano, dándonos el paso. Yo me olvido de todo en ese momento y me encarrero desenfrenadamente hasta el avión.

—Wow, muchas gracias —es lo único que alcanzo a escuchar.

Al poner mi pie en el avión, recuerdo que dejé atrás a mi nuevo amigo, lo cual me hace sentir torpe. De ese modo, trato de tranquilizar toda mi emoción y lo espero con cierta impaciencia.

Josué llega con una expresión de sorpresa y yo me limito a sentirme apenada, me acerco a él para pedirle disculpas.

—Perdóname, ya sabes... —río nerviosa.

—No te preocupes, es natural sentirse emocionado. Sí que tienes mucha energía he, he —me revuelve el cabello con su mano—. Vamos, woman, Londres nos aguarda.

La actitud de Josué me deja tranquilo, al menos me da la pauta de que podremos tener una amistad agradable. Ambos nos sentamos juntos en los asientos doce y once mientras las demás personas llenan el avión; nos topamos con la persona que le había tocado mi lugar, pero después de una convincente explicación, termina cediendo para irse a tomar mi respectivo asiento.

Espero pacientemente la voz del piloto para anunciar la partida de nuestro viaje y así poder comenzar una conversación tranquila con mi nuevo amigo. Para mi sorpresa, el copiloto toma la iniciativa y comienza a dar las indicaciones para tener un vuelo pleno y seguro.

Finalmente, el avión comienza su arranque y, antes de lo que pensaba, toma vuelo por los aires. La sensación de las turbulencias y el despegue me tomaron por sorpresa, por lo que me quedo un poco aturdida y ofuscada en los primeros minutos del vuelo, algo que desata las risas inocentes de Josué. Yo lo miro con cierto desprecio, pero al final me termino uniendo a las risas porque la situación había sido divertida.

Josué y yo conversamos a lo largo del viaje y también nos quedamos dormidos otra gran parte del tiempo en el aire.

Durante más de seis horas hablamos de nuestras vidas: familia, amigos, la escuela, la rutina, algunos gustos y demás peculiaridades; de vez en cuando me sentía apenada por ser tan preguntona, pero él siempre se portó amable conmigo, eso sí, noté que me regresaba más preguntas a mí de vez en cuando, algo que me provocó unas cuantas risas. Quizá no llegamos a contarnos cosas muy íntimas (recién nos conocemos), pero hasta cierto punto ya sabemos lo más básico del otro, solo el tiempo nos dará la certeza de abrirnos más.

Al final, me quedé dormida, aunque mi sueño se ve interrumpido con las turbulencias del avión. Abro los ojos con cierta dificultad, mi rostro está pegado en la pared del avión y eso me da la vista al exterior por medio de la ventana; mis pupilas se agrandan repentinamente por el maravilloso paisaje que está presente desde los cielos de Londres. Me acerco más al vidrio y pongo mi mano en el mismo.

—Es la rueda de la fortuna que tanto se ve en las películas... —comento para mí misma mientras esbozo una sonrisa.

Debido a la emoción del momento, volteo para ver a Josué, pero lo hallo profundamente dormido. Por lo que me contó sobre sus trabajos de medio tiempo en Uruguay, decido no molestarlo y seguir observando por mi propia cuenta el hermoso espectáculo; sin embargo, a mi mente por fin se le prende el foco y saco mi teléfono para tomar una foto, quizá no tiene la mejor de las resoluciones, pero estoy satisfecha con el hecho de que pueda tener un recuerdo de mi primer vuelo en años.

De pronto, siento un movimiento del otro lado, Josué está despertando. Da un largo bostezo mientras frota sus ojos; se nota que sigue cansado, a pesar de haber dormido durante el viaje.

—¿Anotaron la matrícula del coche?

Su pregunta tan ridícula me hace soltar una carcajada.

—Buenos días, dormilón. Espero que no hayas soñado con ningún accidente de auto —replico a manera de broma y logro el cometido de sacarle una buena risa.

—No, pero así lo siente mi cuerpo. Dormir tres días a las cuatro de la mañana no es recomendable, he, he —dice con gracia—. Ni tampoco desvelarse, realmente no puedo dormir cuando viajo, ni en coche ni en autobús, me da miedo que me asalten.

—Vaya, para tener ese miedo es porque de verdad tuviste una muy mala experiencia viajando por carretera, ¿eh?

—... Sí —desvía la mirada. Creo que toqué un tema incómodo.

—Oye, si no quieres hablar de eso está bien. Entiendo que puede ser algo que no deseas recordar —sobo mi brazo izquierdo, apenada por haber hecho el ambiente un poco tenso.

—No, está bien, no te preocupes. Solo puedo decir que cuando sientes lo frío que es un arma en tu frente, comprendes que no puedes andar por la vida como si nada malo te fuera a pasar.

La declaración de Josué me deja helada. Las palabras se desvanecen en ese momento, haciendo que la tensión del ambiente aumente. Trago gordo, no tengo idea de qué decir; mi ser está en shock, no puedo creer que una persona tan agradable como él haya tenido que pasar por una experiencia tan horrorosa. Sé que la seguridad en latinoamérica no es del todo buena, pero tampoco es tan mala como para tener que vivir algo así y menos en un transporte público tan usado como lo es el autobús.

Nuestras miradas se evitan, no ha pasado ni un día y ya hemos abierto una brecha entre nosotros. No me gusta la sensación que esto me causa, pero espero que esto no nos distancie mucho; honestamente ya le he agarrado cariño a Josué y no me gustaría que un tema privado nos aleje de forma tan abrupta.

De pronto, parece que Josué emite un suspiro. Volteo a verlo con cierta inseguridad, espero que diga algo para acabar con esta tortura mental...

—Oye, sé que no fue correcto haber tocado eso así de golpe. Lo noto, eres alguien con mucha suerte para jamás haber tenido que pasar por, bueno, situaciones así... Me alegra mucho, siendo honesto, y lamento si te incomodé, créeme que no hubo una mejor forma de poder expresarlo y eso tomando en cuenta que no es lo más fuerte que he vivido.

Se gira para verme y el color común de sus pupilas se da a notar, debido a la luz que traspasa por la pequeña ventana.

—Y está bien, no me molesta. Solo fue algo que también me tomó de sorpresa, así que no te preocupes, Jayden. Eso quedó en el pasado y le agradezco a Dios que me permita seguir aquí.

Viendo que el ambiente se ha relajado, trato de amenizarlo más con una cuestión divertida.

—Yo también le doy las gracias a Dios por estar en donde estamos ahora —sonrío—. Y, bueno, ya que hemos dejado eso de lado..., hay algo que te he querido preguntar en todo el viaje, pero me daba pena —río con cierto nerviosismo—, ¿por qué te pintas el cabello de rubio?

Y ante todo pronóstico, Josué comienza a soltar un sin fin de carcajadas, como si hubiera dicho el mejor chiste que nunca se hubiera podido contar en la historia. Su reacción me deja demasiado confundida, incluso cambio mi expresión por la forma tan extraña en la que tomó mi pregunta. Poco a poco se va calmando, aunque las lágrimas casi se le salen de la risa.

—... Ay, Dios mío, ¿por qué no me sorprende? He, he, he, he —suelta un poco de aire por las risas—. Lo que te voy a decir te va a sorprender: mi cabello es natural.

Y, en efecto, me sorprende.

—¿Qué? —respondo estupefacta—. No te creo nada, ¡es imposible! No puedes tener los ojos cafés y un cabello rubio tan lindo como el que tienes, ¡tiene que ser un tinte!

Josué suelta un suspiro, manteniendo su sonrisa. Con ayuda de su mano derecha, alza su cabello, acción que permite ver que es rubio hasta la raíz, en consecuencia, eso significa que es natural.

—Lo veo y no lo creo..., ¿es acaso que tienes un padre de apariencia común y una madre excéntrica?

—Casi —saca su celular de su bolsillo y se pone a buscar en su galería. Tras una árdua búsqueda, me muestra una foto de él junto a un hombre de cabello rubio y piel clara que sonríe de forma alegre, del otro lado a una mujer de cabello negro y ojos cafés, quien tiene una expresión seria, pero sonríe también de forma serena—. Heredé el cabello por parte de mi papá, pero, tratándose de mis ojos y mi semblante, soy casi un calco de mi mamá.

Tomo el celular de Josué para admirar con mayor detenimiento la foto. De manera intercalada, comienzo a verlo a él y la foto; a pesar de toda la evidencia, sigo escéptica sobre el suceso, aunque ya es innegable que la genética estuvo de su lado. No es un hombre muy apuesto, pero esas características peculiares lo hacen único de entre los demás.

Termino por resignarme y le entrego el celular.

—¿Satisfecha? —pregunta con un tono de ironía.

—Sí, ya me convenciste —río—. Pero te recomiendo que si quieres llegar a ligar a alguna chica, le mantengas esto en secreto para que se interese en ti —bromeo mientras le codeo las costillas.

—No te preocupes por eso, soy gay —dice con simpleza.

Me quedo enmudecida, pero en el interior me niego a creerlo.

—¿Hablas..., hablas en serio? —arqueo la ceja.

—¿No me crees? —me cuestiona.

Ahora que lo pienso, los tiempos han cambiado de forma radical y en los últimos años han habido muchos movimientos a favor de los homosexuales. Supongo que cada quien ahora es libre de decidir a quien amar.

—Bueno, no te juzgo si te gustan los hombres... —me alzo de hombros con neutralidad, no sé qué sentir al respecto.

—Eso no responde a mi pregunta, ¿tú crees que yo soy gay? —me mira detenidamente, como si esperara algo de mí, pero ¿qué quiere con exactitud?

De lo poco que nos llevamos conociendo, la verdad se me hace muy extraño. Además, me pongo a recordar toda la plática que tuvimos a lo largo de todo el viaje.

—Siendo honesta, no te creo nada. Ni siquiera tienes el tono de voz que suele tener un gay, ¿sabes? Y mientras hablábamos, te vi mirar a la mucama como unas siete veces.

Y con ese comentario, Josué esboza una sonrisa

—¿Sabes...? En mi vida no hubo persona que no me preguntara si era gay, la mayoría, de hecho, me tachaba de uno sólo por mi cabello, pero... me alegra conocer a alguien que no lo pensara al instante —dice bastante feliz.

—¿De verdad? —río—. Parece que tu vecindario tiene pensamientos muy prejuiciosos, ¿no crees? Hasta comienzo a pensar que la vida te ha hecho pasar muy malos ratos —sonrío de lado—, pero te puedo asegurar que se avecinan cosas increíbles a partir de ahora —alzo el pulgar mientras le guiño el ojo.

—Sí, eso lo puedo ver —mirándome, esboza una gran sonrisa—. Pero tampoco te confíes, hoy en día ya tampoco es fácil distinguir a un gay: tenía 2 amigos y siempre supe que uno de ellos lo era, pero cuando me dijeron, resultó que el que menos actuaba como uno lo era y mi otro amigo que hasta le gustaba acariciarle los pechos a los demás boludos tenía novia. Así que, cuidado allí, he, he. En serio, porque mi amigo al que le dije que era gay, y no lo era, me terminó dando un golpe en el ojo, pero lo valió.

Río por su anécdota. Me alegra poder saber un poco más de su pasado y que me haya tenido la confianza de relatar uno de sus muchos problemas que han ocurrido a lo largo de su vida. Esa misma confianza me da ganas de también contarle cosas más privadas sobre mí, aunque la voz del piloto suena de improviso, interrumpiendo el momento.

—Buenos días, damas y caballeros. Les informamos que estamos por aterrizar en nuestro destino. Por favor, abróchense los cinturones y disfruten de la vista durante el descenso, sin nada más que agregar, fue todo un placer haber viajado con todos ustedes y esperamos de todo corazón que hayan disfrutado de este vuelo por parte de la aerolínea Carrasco.

—Llegó el momento de la verdad —comenta mi amigo con singular alegría.

—¡Ya estamos a punto de aterrizar, Josué! ¡Qué emoción! Aunque admito que me sentiré rara hablando inglés todo el tiempo a partir de ahora, bueno, menos en las conversaciones que tú y yo podamos llegar a tener, ¿cierto? —lo miro con gracia.

Josué alza el pulgar denotando mucha positividad de su persona.

—Tenlo por hecho.

Dichas esas palabras, observo por la ventana para presenciar el paulatino descenso del avión en el aeropuerto. Mi sonrisa se mantiene y un gran sentimiento de felicidad abunda todo mi ser; mi sueño se está haciendo realidad con cada minuto que pasa, solo tengo que dar los primeros pasos fuera del avión y mi meta estará hecha, claro que no en su totalidad, pero el principio ya estará dado.

Josué suelta unas cuantas risas divertidas, creo que percibe mi exuberante cantidad de energía, más que nada por mi ansiedad que no ceso de transmitir por medio de todo mi cuerpo; como siempre, tengo mi pierna moviéndose a tope, mi respiración está acelerada y es obvia la tensión de mis manos apretando con fervor la tela de mi pantalón. Estoy impaciente, no dejo de ver por la ventana, deseando que las ruedas del avión frenen de una buena vez para comenzar a bajar y disfrutar ya de la nación inglesa.

Finalmente, el avión se detiene y las mucamas no esperan en dar las instrucciones para bajarnos del avión, aunque se hace claro que tendremos que bajar en orden. Me irrito un poco, pero al menos me tranquiliza saber que al menos ya llegamos, ¡vamos! Solo tengo que esperar a que las personas se bajen y ya, no puede ser tan tardado.

La gente sigue descendiendo paulatinamente y, gracias a Dios, nos toca salir a nosotros. Me levanto apresurada y me coloco la mochila.

—¡Vámonos ya!

Para evitar el mismo error que cometí al subir al avión, tomo a Josué del brazo y lo jalo con decisión para salir de una vez por todas y pisar la tierra londinense.

—Realmente eres la chica más alocada que he conocido en mi vida. ¡Sin dudas esta será la mejor aventura de la vida! —dice con una gran sonrisa mientras sus ojos brillan de vida.

Yo solo río un poco por el comentario.

Josué, en un rápido movimiento, toma también una mochila que traía con él desde el inicio. Corremos a gran velocidad entre la gente, algunos muestran gestos de fastidio por mi inoportuna presencia, pero ¡ya no podía seguir atrás!

Cansados de tanto correr, llegamos a la sala de espera del aeropuerto en Londres. Volteo para ver a mi alrededor y la gente camina con cierta elegancia..., o quizá solo es mi primera impresión.

—Oye, sí que todo luce... muy diferente aquí —le hablo a Josué en voz baja.

—Diferente país, diferentes costumbres... Bueno, diferente continente en general he, he... Se siente raro, ¿soy solo yo o los veo muy elegantes? Fifis, como dirían en México.

—No, yo también lo siento así. Tal vez aquí la gente suele ser más sofisticada —ladeo la cabeza por la curiosidad.

Las personas que entran al aeropuerto están bien vestidas y caminan con un porte muy educado, tal vez este aeropuerto es más exclusivo de lo que creo. Trato de ver a través de los cristales del aeropuerto y alcanzo a observar adolescentes con mi mismo estilo de ropa citadina.

—Presiento que es solo el aeropuerto, las personas de fuera lucen como cualquier otro ser humano civilizado —sonrío divertida.

—Pues sí, la verdad. Estamos en el lugar donde el Rock and roll y el Punk surgieron, dudo mucho que la gente sea toda sofisticada también.

—Es un buen punto.

—Bueno, linda, ¿qué procede ahora?

—¿Linda? —lo miro confundida, me tomó desprevenida.

—¿Qué? Es un apodo de cariño, como si nunca te hubieran dicho linda, así que no malinterpretes güerita he, he.

—Está bien, guapo —guiño el ojo en son de broma.

Josué ríe un poco. Después recuerdo que tenía que avisarle a mi madre sobre mi llegada a Londres, por lo que saco mi teléfono y procedo a mandarle mensaje para que esté tranquila, además de que le prometí que sería la primera en enterarse. También le mando mensaje a mi papá y a mis amigos, quienes no tardan mucho en exigir una foto de mi llegada.

—Oye, Josué, ¿te importa si nos tomamos una fotografía? —pongo la cámara de mi celular y lo coloco frente a nosotros.

—Claro, Jayden, con gusto —alza su mano haciendo ese símbolo de Rock con sus dedos, se acerca más.

—¡Perfecto, nuestra primera foto! —lo rodeo con mi brazo y tomo la fotografía, la cual no tardo en enviar a todos. En eso, recuerdo algo importante—. ¡Josué, nuestro equipaje! Vamos a recogerlo —me separo de él.

—¡Ay, es cierto! ¡Vamos mango! —esta vez él toma mi mano y nos dirigimos con rapidez a la zona de descarga, parece que le preocupan mucho sus maletas, lo cual me saca unas cuantas carcajadas.

Josué recibe todas sus cosas y se pone a revisar que no le falte nada, en serio le afectó el asunto del robo, tanto que hasta desconfía de la seguridad de las aerolíneas; aunque en verdad no estoy muy sorprendida, he escuchado mucho que se pierde el equipaje en los aeropuertos.

—A ver, ropa, cosas de aseo, aparatos eléctricos, herramientas, drogas —carraspea la garganta—, digo, medicinas he, he, mi laptop... —nombra varias cosas.

Niego con la cabeza divertida. Me limito a buscar lo mío y para mi suerte encontré mis tres maletas muy bien organizadas. Agradezco que el que me atendió en Montevideo se haya tomado en serio mi encargo, se merece el cielo.

Con un poco de dificultad, agarro todas mis cosas y me dirijo con Josué.

—¿Entonces sí tienes todo o algo se te extravió? —pregunto divertida.

—Sí, está todo lo que traje, ¿quieres una mano? —señala las tres maletas—. Se ven bastante pesadas.

—Y sí que lo son, aunque no me gustaría ser una molestia, ¿por qué no mejor esperamos a que llegue el guía? Las instrucciones decían que vendría un guía estudiantil para dirigirnos a nuestra residencia —me percato de que lo piensa un poco.

—Vale, pero aun así —se quita su mochila de la espalda y empieza a buscar algo, entonces saca un..., ¿mecate?—. Okay, con su permiso —con eficacia amarra dos de las maletas juntas—. Una mano amiga nunca está demás y solo jalando un hilito se desaparece fácil, al menos así no tendrás que cargar tanto he, he.

—Me parece muy bien, la verdad, pero ¿por qué rayos traes un mecate?

—La pregunta aquí no es "¿por qué?", sino, ¿por qué chingados no? —alza el pulgar con gracia, sonriendo.

—Eres un enigma, Josué —río.

De pronto, el sonido de un autobús llama nuestra atención. Es uno de esos autobuses clásicos de Londres, ¿será que el guía viene ahí? Sea como sea, tener la oportunidad de subirme a uno suena bastante prometedor; muerdo mi labio inferior de la emoción.

En seguida, una serie de murmullos se presenta fuera del aeropuerto, como si algo importante estuviera pasando. Esto me da curiosidad, por lo que miro a Josué y le indico que vayamos a ver, mas no fue necesario, pues las puertas principales se abren para revelar a una gran multitud de personas, aunque en su mayoría chicas jóvenes.

—¿Qué está pasando? —pregunto escéptica.

—No lo sé, es..., es demasiado extraño —dice mirando del mismo modo—. ¿Será alguien famoso?

—Puede ser, quizá saldrá de viaje o —antes de poder seguir hablando, la silueta de un hombre joven resaltó en medio de todos—... algo parecido.

La curiosidad me invade por completo e incrementa sobremanera en cuanto veo con más claridad a la persona que había entrado. Camina con serenidad hacia nuestra posición sin dirigirnos la mirada, su atención está concentrada en quienes lo rodean, a pesar de eso, sus pasos son seguros y bien medidos; es como si todo estuviera calculado porque la gente pasa delante de él y no se inmuta por ello, al contrario, sigue avanzando sin temor a chocar.

La multitud no deja de seguirlo y de ovacionarlo. Su inglés sí que suena muy distinto al que estudié por años, a pesar de eso puedo entender y traducir lo que dicen con un poco de dificultad. Entre todo lo que hablaban, declaran el nombre del joven con fervor, el cual es:

—¡Yasir Dagger!

—¡Eres tan perfecto!

—¡Por favor, tómate una foto con nosotras!

—¡Eres un rey entre plebeyos!

Yasir, ese es su nombre, al parecer... Me pregunto quién será exactamente y por qué estará aquí con toda esta gente. Parece que lo descubriré ahora, él se detiene frente a nosotros y, al fin, se toma la molestia de mirarnos; sin embargo, la gente seguía hablando a gran voz.

—Silencio —la voz de Yasir resuena con fuerza y autoridad, algo que me toma por sorpresa; todo el aeropuerto queda enmudecido.

Su voz..., su voz es indescriptible. Me quedo anonadada por ello, jamás he escuchado una voz igual; es claro que todos tenemos cualidades únicas y diferentes para distinguirnos de los demás, pero él... él tiene algo que no puedo explicar con simples palabras. Estoy maravillada, sobre todo porque pudo hacer que un lugar entero se quedara sin palabras, un hecho inédito.

Yasir observa a mi amigo con una sonrisa y después su mirada se coloca en mí. Se queda quieto unos segundos y su sonrisa se desvanece, es como si fuera un asunto serio; me pongo nerviosa porque no me aparta la mirada. De pronto, se acerca a mí, ¿qué estará pasando por su mente? ¿Por qué me mira de esa manera tan detallada? Sus ojos se concentran en los míos, para después desviarse a mi cabello, ¿será que tengo algo y no me he dado cuenta?

No tardo en ponerme incómoda, trago gordo sin saber qué hacer ante esto. Tal vez si le dirijo la palabra pueda encontrar una explicación que me ayude a entender lo que está sucediendo.

—Eh..., hola... —hablo en su idioma con voz débil, no me escuché ni a mí misma.

Yasir recobra la compostura y sonríe de nuevo, y ahora que está más cerca, puedo apreciar su dentadura, la cual no presenta ningún tipo de defecto... Es más, su rostro mismo se me hace imposible de concebir, no soy una experta, pero puedo jurar que su cara es simétrica en todo sentido, ¿cómo es posible esto? Pareciera hecho a partir de una computadora, incluso su cuerpo físico supera las expectativas de cualquier mujer y me incluyo. Todo esto me tiene desconcertada, hasta me hace cuestionar...

—Tranquila, sé lo que piensas —chista.

—¿E-en serio? —espabilo, me agarró desprevenida. Me sorprende que hable español también.

—Claro, no eres la única chica que me ha mirado de esa manera —de un momento a otro, hace una pose. En verdad lo hace relucir—. Seguro te preguntas, ¿cómo puede haber alguien como yo?

—¿Qué? —sinceramente estaba a punto de preguntarme eso hasta que interrumpió de la nada.

—Impresionante, ¿cierto? —ríe—. Aunque tampoco me tomes por orgulloso, es solo que suelo causar ese impacto en los demás —mira a la multitud—, ¿verdad que es cierto el impacto que genero, chicos? —pregunta en inglés.

—¡Sí! —gritan con emoción.

Josué ríe un poco, lo cual me hace recordar que estuvo conmigo en todo momento. La verdad es que me había olvidado de todo en cuanto Yasir se robó mi atención. Me siento avergonzada, espero que él no lo haya notado. Desvío la mirada ligeramente.

—¿Ya te flechó? Porque si te quieres unir a su club de fans, la lista de espera se nota que será larga —ríe entre dientes, creo que está malinterpretando la situación—. Aunque, supongo que es lógico, solo míralo, es simplemente irreal y eso es increíble; si también fuera mujer estaría igual que tú y las que gritan su nombre —dice con diversión.

Me sonrojo un poco por sus palabras.

—¡Josué! ¡No malpienses! —frunzo mis labios.

—He, he, tranquila, linda, solo estoy bromeando, pero vaya que te miró mucho, ¿no? — ríe dándome leves codazos—. Igual, no creo que alguien así no tenga pareja, debe tener a una supermodelo como novia.

—De hecho, deberías sentirte afortunada —Yasir retoma la palabra—, he de decir que no todas las damas se ganan tanto mi atención —su mirada regresa a mí, su semblante es ameno, aunque en el fondo siento seriedad de su parte—. Digamos que tienes detalles que me recordaron algo importante para mí —se gira y nos da la espalda—, fuera de eso, hay que dejar algo claro: las supermodelos desearían poder estar a mi lado. No ha habido nadie que se haya ganado la oportunidad de ser mi pareja; soy una persona exigente y no cualquiera puede estar a mi lado.

La multitud afirma las palabras de Yasir, quien se acomoda el cabello con cierta vanidad. Parece ser que se ganó el cariño y la admiración de la gente, aunque no me sorprende; no lo conozco muy bien todavía, pero algo me dice que él es una persona extraordinaria.

—En fin, es hora de dar el motivo de mi presencia —Yasir se quita su saco, lo cual deja lucir un uniforme escolar—. Soy su guía estudiantil, claramente no podía haber mejor candidato para recibir a los nuevos residentes de mi colegio.

—Espera, ¿eres nuestro guía estudiantil? —replico con sorpresa.

—Por supuesto, ¿por qué más sería solicitada mi presencia? Tengo una agenda bastante ocupada como para estar perdiendo mi tiempo —mete sus manos a los bolsillos.

—Eso sonó algo arrogante, ¿no? —sonrío divertida.

—No confundas —voltea a verme con confianza—, es solo que tengo muchas actividades y mucha gente depende de mí. Mi tiempo es valioso debido a las personas a las que ayudo.

—¡Te amamos, Yasir! —algunas chicas le gritan.

—Por alguna razón, también soy la motivación de algunas personas. Como puedes ver, me he convertido en una figura pública recurrente en mi colegio y alrededor; eso sí, he querido mantener un perfil bajo, no quiero que todos me conozcan, ¿te imaginas la cantidad de gente que habría si el mundo supiera de mi existencia?

—Teniendo en cuenta a los más famosos del mundo, la verdad es que sí, pero en su caso —Josué silba—... creo que ellos se quedarían cortos, y por mucho —se para en la punta de sus pies y ve a la gente.

—En serio, ¿cómo es que tienes tantos seguidores? —pregunto incrédula.

—Es el producto del esfuerzo y la persistencia, todo lo que ves me lo he ganado luchando —mira a la multitud, la cual solo sigue vitoreando—. Estoy contento con lo que he conseguido —sonríe.

—¿Y no te cansa tener tantas personas encima?

—Es la consecuencia de volverte famoso, pero no me importa; estas personas me admiran y me aprecian y yo seré su guía y compañero siempre que deseen, al igual que con ustedes —toma una postura galante—. Así que, ¿por qué no mejor seguimos nuestra conversación en el camino? Después de todo, hoy solo se registró la llegada de dos estudiantes y es deducible que son ustedes.

—Me parece bien y te conviene más a ti, Jayden, en especial con el maletón que traes he, he —señala las tres maletas.

—Cierto —tomo el mecate.

—Muy bien, Jayden y Josué —se acerca a mí y, de forma inesperada, agarra las maletas con suma facilidad, quitándome el mecate en el proceso—, es hora de partir —me guiña el ojo y comienza caminar hacia la salida.

—Ni siquiera me preguntó si quería su ayuda... —comento sorprendida por la acción tan repentina.

—La ayuda siempre llega, aunque uno no la pida, Jayden, tenlo siempre en mente. Pero bueno, andando, linda, que esto apenas se pone bueno —alza el pulgar y luego se encamina hacia la salida también.

Escéptica, me acomodo la mochila y procedo a seguirlos a ambos. Siendo honesta, sigo anonadada por ese chico. Su físico es envidiable, su actitud es inigualable, tiene una fuerza considerable y también es agradable, a pesar de sus toques orgullosos que en realidad no le quedan mal ni lo hacen ver egocéntrico y narcisista. Sorprendentemente, domina el español a la perfección y no dudó de ninguna de sus palabras en nuestra conversación; de hecho, nos entendió a Josué y a mí con claridad.

Yasir me tiene ahora cautivada, ahora entiendo porque tanta gente lo admira; me falta conocerlo aún más para entender porqué lo siguen, pero aún así, me puedo ir dando a la idea de que tiene muchas cualidades que lo hacen especial. Tengo ganas de saber más de él, la intriga me está picando y necesito averiguarlo; no estoy diciendo que me guste o sienta algo por él, solo me ha generado mucha curiosidad, ¿o es acaso una muestra de gusto el hecho de querer saber más de él...? No, no lo creo, al menos... eso pienso.

Es decir, este chico ha demostrado tener de todo y solo quiero saber como es posible que tenga tanto dominio sobre lo que ha enseñado en tan solo unos minutos de presentación, su confianza se me hace inaudita y, para colmo, siempre que creí que me daría una disculpa o algo por algunas cuestiones que le hice, me explicó la causa; es como si Yasir no tuviera nada por lo que disculparse, como si no tuviera errores ni fallas. ¿Podría ser que este chico pueda ser capaz de no cometer ninguna falta?

—Es imposible —digo a mis adentros con gracia.

Es claro que es una persona como cualquier otra, solo que con una vida aparentemente muy disciplinada y adoctrinada; es un ser humano que también tiene imperfecciones, quiero decir, no puede existir una persona sin erratas, ¿cierto?

Siento como la multitud pasa a mis lados, lo cual me saca de mis pensamientos. Ya me encuentro frente al autobús y este se llena rápidamente por la gente que está acompañando a Yasir, más bien, que lo está siguiendo. Miro a los lados y veo a Josué, quien me da una palmada en la espalda.

—Si ya dejaste de estar embobada, te recomiendo que subamos antes de que terminemos parados todo el viaje —dice con diversión y toma mi mano—. Vamos, antes de que se llenen todos los lugares por completo.

Me limito a asentir con una sonrisa y entramos al autobús. Dentro está repleto de personas que desconocemos, para nuestra suerte hay un par de asientos libres justo hasta el frente. En eso, llega Yasir para recibirnos.

—Muy bien, ya guardé tus maletas —sacude sus manos entre sí—. Igual también fui precavido y aparté estos dos lugares para ustedes —señala los asientos vacíos—, así que siéntense y comencemos con el traslado a la residencia.

—Gracias, Yasir —suelto a Josué y me siento a lado de la ventana.

—Muchas gracias —hace una pequeña reverencia y se sienta a mi lado.

Yasir se acerca al conductor y le comenta algo, por el repentino movimiento del autobús, puedo pensar que le indicó que avanzáramos. Después de eso, se queda de pie mientras nos observa con una grata sonrisa.

—¡Vale! Ya que estamos todos aquí, quiero que sean bienvenidos a su nuevo colegio aquí en Londres: Prince College. Esta universidad fue fundada hace diez años por el empresario que dio donaciones a algunas universidades del mundo; con el paso de los años ha ganado prestigio y reconocimiento, alcanzando el nivel de Oxford y Cambridge, aunque claro, el señor Darek no se ha tomado la molestia de hacer mucha publicidad porque no se le hace necesario, razón por la cual esta universidad no es tan aclamada a nivel global. Él también fue el encargado de dejar la residencia estudiantil a su completa disposición, no tendrán que preocuparse por ningún tipo de pago, la mejor parte es que este colegio está clasificado para todo público, ¡que maravilla! Estoy muy seguro que esos colegios inalcanzables para la mayoría de nosotros debe estar muriendo de envidia, últimamente nuestra tasa de inscripciones se ha elevado por los buenos resultados.

—¿Y de dónde salen todos los gastos para la institución? —pregunto intrigada.

—El señor Darek se encarga de todos los gastos, él no solo es empresario, es dueño de algunas franquicias famosas a nivel mundial, también tiene una cadena de restaurantes junto a una productora de vinos y licores refinados.

—Eso explica muchas cosas, entre ellas, el hecho de que actualmente es el hombre más rico del mundo —dice Josué asombrado—. Esto es simplemente irreal —susurra en voz baja.

—¿Es el hombre más rico del mundo? —le pregunto atónita.

—¿Qué no has visto las noticias? No pasó mucho para que se colocara como uno de los principales empresarios a nivel global, logrando hacerse con el título del hombre más rico de todos recientemente —explica.

—Lo siento, no suelo ver mucho las noticias, la última vez solo lo hice para informarme del viaje —río apenada.

—No te preocupes, pero eso explica como logró darle apoyo económico a varias escuelas para esto, aunque no me incluyo en la lista, igual eso lo explica.

Saber que el señor Darek es el hombre más rico del mundo me resulta inaudito. A veces pienso que debo interesarme más sobre lo que ocurre a mi alrededor, pero también admito que es demasiado aburrido estar pendiente de todas las noticias; por lo pronto, me puedo sentir reconfortada ahora: Josué parece ser una fuente de información importante y relevante, me aprovecharé de que él si se toma la molestia de ver las noticias a diario, al parecer.

—En lo que llegamos a la residencia, les contaré un poco sobre lo que podrán disfrutar en su estancia aquí. Llegaremos alrededor de cincuenta minutos, tiempo suficiente para darles la información necesaria; además, sirve que tratan de conocer a alguien de aquí, la mayoría son estudiantes de Prince College —señala a los demás, quienes nos regalan una sonrisa y nos saludan con la mano—. Así que, bueno, en primer lugar tenemos...

Mi atención se desenfoca de forma momentánea para observar por la ventana. A pesar de que siempre ha sido mi sueño viajar por el mundo, sigo sin creer que se haya hecho realidad. Estoy ya en otro país, con un nuevo amigo que conocí en el aeropuerto y un hombre excepcional que no deja de causarme intriga e interés, ¿qué más me puedo esperar?

Suelto un suspiro de alivio y sonrío. Jamás me he sentido tan satisfecha ni con una sensación tan gratificante recorriendo mi alma; me siento hasta cierto punto renovada, un nuevo deseo surge de mi pecho: nuevas metas, nuevas ambiciones, nuevos desafíos; he cumplido una parte de mis sueños, pero esto no termina aquí, tengo un mundo entero que conocer. Sin embargo, primero debo de pasar mis tres años en Londres estudiando lo que resta de mi carrera universitaria, después me dedicaré a tener un trabajo con buenos ingresos y que me permita viajar por el mundo, aunque eso conlleve su determinado esfuerzo. No habrá nada que detenga mi compromiso conmigo misma, quiero decir, ¿qué puede ser un impedimento para mí?

Recobro mis sentidos y vuelvo a prestar atención, Yasir solo está hablando de los monumentos a visitar por placer.

Pasa alrededor de una media hora en la que Josué y yo estuvimos escuchando atentamente las indicaciones de nuestro guía estudiantil para no tener problemas durante nuestra estancia, debo admitir que Yasir supo explicar a detalle los datos más relevantes, tales como los sitios para comprar nuestra comida y rutas de acceso rápido para llegar a la escuela; posterior a ello, nos dio una pequeña hoja con un código QR para ingresarlo en nuestro teléfono y tener acceso a la mayoría de la información que nos dio en todo el camino.

Yasir dirige su mirada a los demás y sonríe. Les habla en inglés.

—Ahora que nuestros nuevos compañeros ya tienen lo más relevante para su estancia en Londres, ¿por qué no se les acercan para que hagan más amigos?

Volteo a ver a los demás, pero ninguno se atreve a hablarnos. Tal vez no se sienten cómodos hablando con extranjeros o puede que piensen que no sabemos inglés, quizá si yo soy quien da el primer paso se animen a acercarse; pero ante todo pronóstico, una chica eufórica se asoma de mi asiento de atrás y empieza a hablarnos.

—¡Hey, hola! Me llamo Laura, ¿y ustedes? —habla rápidamente.

La velocidad de sus palabras no me dejaron entender del todo lo que dijo, eso sumando el hecho de que por fin se presenta el reto de conversar en su idioma natal. Me pongo un poco nerviosa, pero para mi sorpresa, Josué responde a la chica.

—Ya decía yo que si nadie hablaba, nos tocaría a nosotros —suelta una risa divertida y se le acerca extendiendo la mano—. Josué de la Cruz, proveniente de Uruguay y, no, Uruguay no está en Argentina para su información he, he, he. Es un placer conocerte —dice con una gran sonrisa.

—Hola —río tímida. La verdad es que no es para nada lo mismo hablar con alguien que sabe inglés desde toda su vida que con alguien de tu mismo nivel—, soy Jayden. Vine con Josué en el mismo avión, un gusto también Laura.

—Bueno, creo que es obvio que venían en el mismo avión, ¿no? —ríe.

—Oh, claro. Es muy cierto —no puedo creerlo, que torpe soy. Suspiro—, pero el punto es que Josué y yo nos hicimos amigos en el camino hacia acá, ¿verdad?

—Obvio, pero tranquila, Jayden, no muerden —comenta divertido dándome unas palmadas en la espalda—. Es un gusto conocerte Laura, espero que podamos llevarnos bien —me mira—. Vamos, linda, ¿dónde está la chica alocada y enérgica? A ver una sonrisita he, he.

—Josué, me chiveas —río—. Sí, lo admito. Me puse un poco nerviosa, ¿está bien?

—Descuida, Jayden, de igual manera yo también me llego a poner nerviosa, ¿por qué crees que hablé tan rápido? —ríe apenada—. Siento haberte puesto así.

—¡No pasa nada! Supongo que es parte de aventurarse en algo nuevo, ¿no crees?

—Nervios por aquí, por acá, nervios por delante y nervios por detrás he, he, y ahora que hemos demostrado que las barreras del lenguaje no son un impedimento para hacer nuevos amigos —mira a los demás con una sonrisa—..., ¡mucho gusto a todos!

El resto de compañeros se muestran sorprendidos por el saludo repentino de Josué, algunos saludan con la mano, otros se limitan a sonreír y unos pocos lo ignoran, al menos eso parece. Laura reacciona con gracia, mostrando una risa divertida.

—Tu amigo sí que sabe desenvolverse, ¿verdad?

—Bueno, Josué es alguien peculiar. Honestamente, me ha sacado muchas sorpresas —respondo con una sonrisa simpática.

—¡Ese es el espíritu que necesitamos hoy en día! Con toda la revolución tecnológica, es probable que la interacción humana se vaya perdiendo más y más; lo que resulta bastante deprimente —comenta Yasir con cierto resentimiento—. Como Fiora, que últimamente solo se la pasa en su celular —señala a la compañera que está a lado de Laura.

—¿Huh? —la chica despega la mirada de su teléfono celular y abre los ojos de sorpresa—. ¡L-lo siento mucho, Yasir! —guarda su celular de manera apresurada.

—No pasa nada, Fiora. Además, sabemos porqué te la pasas en el celular —sonríe con diversión.

—¡No puede ser! ¿En serio? —se pega a la ventana con cierta timidez.

—Vamos, amiga, no es novedad que solo te la pasas viendo fotos de...

—¡No digas nada!

Se escuchan risas por parte de los demás.

—En verdad es un halago, Fiora —Yasir regresa su mirada al frente, dándonos la espalda—, pero como consejo te doy que no es bueno obsesionarse con algo o alguien —hace un ademán con su mano y se concentra en las calles de la ciudad.

Fiora se sonroja y solo asiente. Josué chista.

—Sí, definitivamente hemos llegado al lugar más interesante de todos —sonríe con gusto. En eso, recibe una llamada—. Oh, disculpen...

—No hay cuidado, Josué —digo con tranquilidad.

—A ver..., oh, es mi jefe —toma la llamada, respondiendo en español—. ¿Diga...? Jefe, hola, milagro que me marcas —ríe—. Ya, ya, jefe, perdón, tampoco es para que insultes. Tuve que checar que mis cosas estuvieran en orden y, pues, pasaron por mí para llevarme a la universidad y de paso conocí a una buena amiga he, he...

—Para ser su jefe, le habla como si fuera su amigo —comenta Laura con extrañeza.

—No es eso —río—, verás, en latinoamérica hay personas que acostumbran a llamarle "jefe o jefa" a sus padres.

—Eso es bastante extraño...

—Al igual que su acento tan particular, resulta un poco gracioso —habla Fiora con cierta timidez.

—Bueno, todos tenemos un acento, ¿no es así? —río apenada—. Así como ustedes que veo que tienen un acento diferente al habla estadounidense.

—Pues claro, Reino Unido fue quien les enseñó a hablar inglés. No es culpa nuestra que su modo de hablar sea tan absurdo —alzo la ceja. Creo que Laura tiene unos tintes de soberbia, pero eso no quita que tenga su lado amable.

—Laura, lo hiciste otra vez.

—¿Qué cosa? —mira a Fiora con incomprensión.

—Lo de creerte superior...

—¡Ay, lo siento! Todavía trabajo en esa parte de mí —se rasca la nuca apenada.

—Aprende de Yasir, él es tan perfecto... —Fiora suspira enamorada.

—Tú y tu Yasir; en serio te tiene loca, mujer... —se cruza de brazos.

—No puedes negarlo, también estás aquí por él, ¿o por qué otra razón vendríamos en un autobús con un guía escolar si no hay clases todavía?

—Bueno, yo... —desvía la mirada.

—Vale, jefe, luego te marco al llegar, avísale a mi mamá para que también no se preocupe —termina su llamada y guarda su celular. Retoma la conversación en inglés—. Listo, y, por cierto, no crean que no escuché: conque Yasir, ¿eh? —mira de forma sugerente a ambas chicas—. Veamos si no terminas como ellas, Jayden, porque la competencia se nota que está fuerte he, he.

—¿No te han dicho que tu amigo es muy atrevido? —Laura frunce su ceño con cierta molestia.

—Apenas lo conozco de ayer, pero debo admitir que esta faceta suya me parece bastante divertida.

—Error, amor, no soy atrevido, soy honesto, que no es lo mismo, y porque hasta yo admito que, si fuera mujer, estaría corriendo tras Yasir. Es decir, solo hay que mirarlo para decir que es guapo.

—Claro que es guapo... —susurra Laura.

—¡No solo es guapo, es hermoso! Tiene una figura tallada por los seres celestiales. No lo han visto en su traje de baño, es una escultura creada por los artistas más expertos de la nación... —dice Fiora, quien está..., ¿babeando?

—... Eehh, ¿un pañuelo? —saca uno de su mochila y se lo ofrece a Fiora—. Dios, y creía que este comportamiento solo lo vería en las caricaturas chinas que ven mis amigos —susurra en voz baja con nuestro idioma.

—Ni que lo digas —le respondo de igual modo.

—Gracias... —Laura toma el pañuelo para su amiga y la comienza a limpiar.

—¿No es un poco exagerado estar así por alguien? —pregunto intrigada.

—¿Cómo te atreves a decir que es exagerado? —Fiora reacciona con un poco de molestia—. Yasir es una persona perfecta en todo sentido, es solo que su perfección es tal que jamás admite lo perfecto que es...

—¿Es en serio? —volteo a ver a Laura, quien solo tiene la mirada agachada—. No me digas que piensas igual que ella, no puede existir una persona perfecta, eso es absurdo.

—Dices eso porque no lo conoces, chica... —mira de reojo a Yasir—, su habilidad para hacer cualquier cosa es inaudita, su condición física es de otro mundo, sus conocimientos resultan imposibles hasta para las mentes más prodigiosas; no solo es perfecto físicamente, también lo es de manera emocional, en su carácter, en su trabajo, en su moral, en su inteligencia... Yasir es —muerde su labio inferior—... es como si fuera hijo de un dios...

—.... Oigan, no es por ser grosero ni nada, solo estoy dando mi opinión, pero —se rasca la cabeza, creo que se puso un poco incómodo con la situación—... por como lo han descrito, ¿no creen que Yasir, más que perfecto, parece más bien un Gary Stu?

—¿Cómo puedes ofender a Yasir comparándolo con el tal Gary Stu? —pregunta Fiora un poco ofendida, aunque me da risa que después se queda confundida—. Por cierto, ¿quién es Gary Stu? —pone su dedo en su labio. Josué la mira con resignación.

—No sé si decirles o no, con cualquiera de las dos se nota que me van a tachar de irrespetuoso e idiota —susurra en nuestro idioma.

—No pierdes nada diciéndolo, además, yo tampoco sé quién es Gary Stu —río apenada. Josué me observa con sorpresa, suelta un suspiro largo.

—Dios, dime que no soy el único que tiene cultura por aquí, por favor —retoma la lengua inglesa—... A ver, se los voy a decir, pero, por favor, no se vayan a ofender, ustedes en especial —mira a Laura y Fiora—. Gary Stu no es una persona, es un término literario que en su mayoría es dado a un personaje masculino que es simplemente perfecto en todo sentido de la regla, ya sea en libros, películas, series de televisión... Cuando algún hombre es así, se le llama de este modo, también porque todo lo que él hace, o se propone a realizar, siempre lo logra sin problemas, eso es un Gary Stu; también existe su contraparte femenina, pero esos ya son detalles.

Las chicas y yo nos miramos escépticas, tratando de comprender todo lo que dijo Josué; aunque Laura no tarda mucho en hablar.

—¿Eres algún tipo de friki o algo así...? —lo mira con desdén.

—Eehh, no, pero tengo amigos que sí lo son y a veces me invitaban a ver sus series con ellos; yo soy más de leer libros qué otra cosa, pero dejando de lado mis gustos y pasatiempos, ¿captaron a donde quise llegar con mi explicación?

—La verdad no lo entiendo... —Fiora ladea la cabeza.

Yo me quedo pensativa. Siendo franca, Josué describió un concepto que para mí es nuevo, pero viéndolo desde una perspectiva ficticia, es cierto; es imposible que alguien dentro de la vida real llegue a ser perfecto. Miro a Yasir y entrecierro los ojos, de pronto voltea y me observa: sus ojos desprenden un brillo peculiar, sonríe. Desvío mi mirada.

—Creo que yo entiendo el punto —llamo la atención—, su perfección es inconcebible para alguien real..., por lo tanto, lo más probable es que Yasir oculte algo que no sepamos. Es más, puede ser que no sea tan perfecto como nos hace pensar, ¿quién nos asegura que no tiene un secreto perverso detrás de tanta perfección?

—O puede que sea un robot —Fiora y Laura muestran una expresión aburrida, denotando lo absurdo del pensamiento de Josué—... Sí, lo sé, es muy estúpido lo que dije, pero es verdad, no puede existir alguien así de perfecto, es simplemente antinatural, incluso, el término Gary Stu no es usado para describir algo bueno, sino para dejar en claro que ese personaje es un sin sentido, no tiene lógica ni argumentos solidos que puedan sostener su perfección y aquí es igual. No quiero ser grosero, pero algo así en la vida real... es imposible: todos tenemos defectos, es una ley que Dios nos puso a todos, no puede haber una excepción a la regla... o eso asumo yo.

—Tienes toda la razón...

Los cuatro reaccionamos de la sorpresa, Yasir está a nuestro lado, aunque no notamos cuando se puso ahí.

—Es imposible ser perfecto a la primera, pues nadie nace siendo perfecto, ¿no lo creen? —sonríe de lado—. Después de todo, la perfección es más una aspiración que una meta palpable.

—Pero Yasir, tú te has esforzado mucho para llegar a ser como eres hoy —responde Fiora, mostrando una expresión entristecida.

—No se trata de menospreciar mi constante trabajo ni mis esfuerzos; solo hay que aclarar el hecho de que la perfección no está hecha para cualquier persona —pasa su mano por su cabello y se da la vuelta—. En fin, hemos llegado a su residencia, ¿por qué no bajamos y les muestro todo? Después me encargo de bajar sus maletas —tras decir eso, toma rumbo a la puerta del autobús.

—Incluso su humildad es perfecta —Fiora suspira sin dejar de mirar a la dirección de Yasir.

El resto de compañeros no pierden el tiempo y se bajan de inmediato para seguirle el paso a Yasir, el autobús se vacía rápidamente, quedando solo nosotros cuatro. Josué se muestra impactado.

—Madre de Dios, te juro que esto solo lo he visto en las series japonesas que ven mis amigos, esto casi es obsesión —dice en español—. Esto incluso podría parecer una especie de adoctrinamiento. Ni en las novelas uno ve esto..., bueno sí, pero esto es otro nivel, es como si tuviera a las personas encantadas y no en el buen sentido.

—Su admiración por él sí que sobrepasa las expectativas —respondo escéptica—. De hecho, ahora me comienza a generar desconfianza, esto no es para nada normal —vuelvo a verlo con seriedad—. Aquí huele a gato encerrado...

—¿Qué tanto dicen, chicos? —pregunta Fiora confundida.

—Solo estamos pensando en que... la gente que sigue a Yasir parece estar hipnotizada... —respondo pensativa.

—Con el tiempo te acostumbras, a pesar de que quisieras que no hubiera tanta gente estorbando —dice Laura entredientes—. Aún así, no te niego que ni siquiera los famosos tienen este tipo de atención.

—Es obvio. Yasir es la perfección, es la cúspide de la evolución humana, los famosos no se comparan a él —sinceramente, es como si Fiora tuviera lavado el cerebro.

—Sí... Este..., como que ya se nos está haciendo tarde ¿no? —Josué suelta una risa que denota cierta incomodidad—. Lo mejor será que vayamos bajando de una vez.

—Cierto, se verá raro que no nos hayamos bajado todavía —complemento lo que dijo.

Josué y yo nos levantamos de nuestros asientos, Laura y Fiora nos siguen por detrás. Al bajar, vemos que Yasir nos espera con una sonrisa; el resto de compañeros no están con él, lo cual me deja desconcertada.

—¿Ya dejaron de hablar de mí? —pregunta divertido.

La cuestión me toma desprevenida, ¿cómo pudo escuchar nuestra conversación estando él fuera del autobús? Lo observo con incredulidad. Laura es quien se atreve a responder.

—Eso no importa, solo estamos conociendo a los nuevos... —desvía la mirada. Parece que Laura no puede verlo a los ojos.

—Pero hablar de mí no parece un tema de conversación en el que se puedan conocer más —chista—, deberían hablar sobre ustedes, sé que soy excéntrico, pero no quisiera que siempre se tratara de mí. Quiero que tengan la oportunidad de hacer nuevos amigos, sobre todo tú, Fiora... —ella se sobresalta—, sé que últimamente no la has pasado tan bien, tener nueva compañía te ayudará a despejar tu mente.

—S-sí, Yasir... —agacha la mirada.

—Excelente, ahora, vamos adentro. La residencia tiene mucho que ofrecer...

Yasir se da la vuelta y camina a la puerta para abrirla. El resto de compañeros lo esperaban ansiosos y una serie de flashes de cámaras no tardan en aparecer; la puerta se queda entreabierta.

—Siento como si estuviera en la alfombra roja en Hollywood —comenta Josué.

—Lo mismo puedo decir... —tomo la iniciativa y me pongo delante del grupo para entrar a la residencia estudiantil.

Sin prisa, nos adentramos a la residencia, la cual tiene un tamaño considerable para abarcar a una gran cantidad de alumnos; me pregunto cuántas habitaciones tendrá. Pasamos en medio de toda la multitud, es un poco irritante pensar que tendremos a toda esta gente encima todo el tiempo; sin embargo, Yasir está detenido unos pasos más al frente, creo que nos está esperando.

—Chicos, voy a necesitar que nuestros recién llegados estén hasta al frente para que se sientan cómodos. No queremos dar una mala imagen de nuestra institución, ¿verdad?

Los demás niegan con la cabeza y se apartan para que podamos caminar tranquilamente hasta donde está Yasir.

—Es un privilegio dado por el cielo —dice Fiora encantada.

—¿Podemos ir con ustedes...? —pregunta Laura.

—Supongo que sí, ¿tú cómo ves, Josué?

—Por mí no hay ningún problema, a la carga se ha dicho he, he.

Mientras caminamos hacia Yasir, observo con atención al resto. Ciertamente hay más chicas que chicos, por lo que he visto hasta ahora, me parece lo más lógico..., la cuestión es, ¿por qué los chicos que hay aquí lo siguen? ¿Querrán saber el secreto de su supuesta perfección? ¿Envidia? ¿Admiración por la gran cantidad de chicas que atrae? Y eso me lleva a preguntarme, ¿no ha habido nunca nadie que lo envidie tanto que le haya hecho odiarlo y quiera arremeter contra su persona? ¿Será que entre toda esta gente hay alguien con intenciones no benignas? ¿Podría ser que en vez de admiración y contemplación, sea más bien una persecución para encontrar el momento idóneo para deshacerse de él? Conociendo a la gente, no me sorprendería que alguien quisiera quitarse de encima al hombre que se está llevando toda la atención de las mujeres...

—¿Jayden?

Espabilo y miro al frente. Yasir está delante de mí, creo que llegué hasta él sin darme cuenta, otra vez me perdí en mis pensamientos. Miro para atrás, la multitud está junta otra vez, el puente vacío se había ido. Parpadeo un par de veces y trato de retomar la compostura, todo esto me sigue pareciendo una locura. Regreso mi mirada hacia Yasir.

—Lo siento, solo estaba pensando...

—Sé que te parece inédito ver a un hombre con tantos seguidores detrás suya, pero tampoco te alarmes. Tengo todo bajo control, si se alborotan, los tranquilizo con facilidad.

—¿Dices que te obedecen?

—Para ellos soy su modelo a seguir, más que obedecerme, yo diría que solo quieren aprender a ser como yo al seguir mis pasos y mi voz.

—¿No te parece eso extraño?

—Al principio lo fue, pero con el paso del tiempo comprendes que no estás haciendo nada malo, al contrario, varios de los que me seguían antes ya no lo hacen y me agradecen por haber sido parte de su visión para encontrar a la mejor versión de sí mismos.

—Jayden, deja de cuestionarlo tanto, ¿no ves que solo quiere lo mejor para todos? —replica Fiora con cierta molestia, mas no se ve enojada; más bien, parece que solo quiere convencerme de que todo está bien con él.

—Yasir no es una mala persona —dice Laura uniéndose a la conversación—..., al menos nunca ha demostrado tener malas intenciones.

—No tienen que defenderme, chicas —interrumpe—. Jayden está en todo su derecho de dudar, quiero decir, no es como si vieras esto todos los días, ¿no es cierto?

Me limito a asentir. En ello, Josué también muestra un poco de interés por el asunto.

—La verdad es que en este tipo de situaciones uno podría decir que son de lo más normal cuando se trata de alguien famoso, pero su caso ya es de alguien que sobrepasa bastante, señor Yasir, es simplemente absurdo —mira a su alrededor —. Que lo admiren y lo idolatren está bien, tomarlo como ejemplo a seguir es algo común de las personas que se ganan el amor de la gente; pero la gente parece que ha formado una especie de secta hacia usted...

Dirijo mi mirada hacia Yasir, intrigada por la respuesta que podría darle a la dura declaración de Josué. Suelta un resoplido sólo para reír brevemente; su expresión es relajada.

—Está claro que se han dejado llevar mucho. He de decir que ninguna de estas personas me idolatra; no soy el ídolo de nadie, solo soy un ejemplo a seguir y ellos no son solo mis seguidores, también son mis amigos —señala a la multitud—. Ciertamente puedo nombrarte a cada uno de ellos y el momento exacto en donde lo conocí, pero eso sería gastar tiempo valioso para nosotros. Lo que ves no es una secta, es un grupo de amigos leales a quienes estoy dispuesto a ayudar para alcanzar sus metas y complementar su visión sobre la vida... —su rostro denota orgullo.

—¡Gracias por toda tu ayuda, Yasir! —grita uno de la multitud—. Nuestro equipo de natación de la escuela ha mejorado mil veces por ti.

—Y no solo el equipo de natación —corrobora Fiora con una sonrisa soñadora.

—Había olvidado su generosidad innata —Laura agacha la mirada mientras aprieta su falda.

—Bueno, de ser así, entonces me siento más tranquilo, gracias por esa aclaración, señor Yasir —dice bastante tranquilo mientras sonríe–. Aunque al final no me equivoco en algo, y es el hecho de que se ha vuelto alguien importante para la gente, como los famosos, solo que eso sí, se nota que usted es más humilde que los babosos de Hollywood —suelta aquella risa suya que suele hacer—. Se nota que es alguien a quien seguir y tomar de ejemplo.

—Me alegra que podamos retomar la confianza —sonríe—. Si no tienen nada más que preguntar, ¿qué les parece si continuamos?

—Bueno..., yo solo quisiera hacerte una pregunta más —las chicas y Josué voltean a verme. Siendo sincera, hay una cuestión que me carcome y es el hecho de todo lo que ha logrado. Yasir me mira con intriga—. He escuchado lo bueno que eres en muchas cosas, solo me preguntaba..., ¿cómo alguien tan joven pudo desarrollar un gran manejo de habilidades y conocimientos?

—Con esfuerzo y dedicación, claro está.

—Pero —su respuesta no me termina de convencer—..., ¿cuánto tiempo te has esforzado y has dedicado para mejorar y crecer?

Mi cuestionamiento llega a llamar la atención de todos los presentes, hasta Fiora y Laura se vieron tentadas a no interrumpir para escuchar la respuesta a esta incógnita. Yasir se acomoda el cuello de su uniforme y suelta un resoplido.

—Me he esforzado el tiempo necesario para llegar a como soy hoy.

—¿Cuánto es el tiempo necesario?

—Años

—¿Cuántos años?

Yasir no responde la pregunta. Todos están expectantes, creo que sus seguidores están ansiosos de saber si pueden llegar a ser como lo es él; sin embargo, ante todo pronóstico, Yasir evade la pregunta al seguir caminando y dejándonos atrás, su tono de voz se hizo serio.

—El tiempo apremia, ya habrá momento para contestar a sus interrogantes. Debo terminar este recorrido antes de las doce de la tarde, tengo que atender otros asuntos...

Me quedo viendo como se va caminando. Me deja picada el hecho de que no quisiera haber contestado la pregunta, es decir, ¿por qué ocultaría el tiempo que tardó para ser muy bueno en todo lo que hace? ¿Acaso oculta algo? Es extraño, a decir verdad.

—Uh..., ¿se podrían mover para que sigamos avanzando? —habla uno de la multitud.

—¿Qué? —reacciono un poco atontada.

—Yasir nos pidió ir detrás de ustedes, ¿lo olvidan?

—Oh, es cierto... Vamos, chicos —avanzo.

Los tres asienten y seguimos el recorrido. Yasir sigue con una actitud seria, aunque se hace neutral con el pasar de los minutos; comienza a explicarnos las instalaciones, la ubicación de los baños, las salas de estar o estudio, nos enseña que hasta tenemos un comedor... (esta residencia parece más un hotel de lujo). Al final nos enseña las habitaciones y nos entrega las llaves de nuestros respectivos cuartos.

—Hablé con el administrador de la residencia y me dio dos habitaciones contiguas, ahora que son amigos, esto parece más un beneficio para ambos —me extiende mi llave, la cual tiene el número 136.

—¿Cuántas habitaciones hay en esta residencia? —pregunto asombrada.

—Las suficientes como para abarcar a quinientas personas, esta residencia está contemplada para todos los posibles alumnos extranjeros. Tenemos una residencia aparte que es para los estudiantes que nacieron en esta nación, pero que proceden de otros estados.

—Yo estoy en una de ellas —comenta Laura.

—Vaya, sí que el señor Darek pensó en todo —digo con la misma emoción.

—Bueno, el señor Darek no lo hace todo solo: cuenta con una mano derecha que le ayuda a organizar todo y a tener todo en orden.

—¿Cómo lo sabes? —pregunto curiosa.

—Porque he convivido con ellos. Desafortunadamente, he tenido que lidiar más con la mano derecha que con el señor Darek en sí.

—¡¿Conoces al señor Darek?! —estoy maravillada.

—Claro que lo conozco, pero ese es otro tema —mira su reloj—, son las once con cincuenta, me temo que debo dejarlos aquí. Le pediré al administrador que te suba tu equipaje.

—De acuerdo, gracias.

—No tienes que agradecer —se acerca a Josué—. Tus llaves, amigo —las deposita en su mano.

—Muchas gracias, señor Yasir —dice haciendo una pequeña reverencia—. Y espero que le vaya bien en sus compromisos.

—Gracias —sonríe—. Bueno, espero verlos después —se acerca a mí—..., y tú y yo tenemos una conversación pendiente...

—¿Qué...?

Yasir procede a alejarse de mí para dirigirse tranquilamente hacia la salida. Sus palabras me dejaron desconcertada. La multitud lo sigue, aunque alcanzo a ver que algunos se acercan para hablarle y él los recibe con una sonrisa, puede ser que sí son sus amigos después de todo.

Por otra parte, Laura y Fiora se quedaron junto a nosotros, algo que me toma desprevenida. Las miro.

—¿No irán con ellos?

—Yo sí quisiera ir, pero Laura me tiene tomada del brazo —dice Fiora con un puchero.

—No seas dramática, no es bueno hacer amigos y luego dejarlos botados porque admiramos a un hombre que es perfecto en todo sentido, además, dudo que alguna vez nos vaya a hacer caso —suspira.

—¡Pero Yasir sí nos hace caso!

—¡Tú sabes a lo que me refiero! —Laura se pone a discutir con Fiora.

—Pues a mi no me molesta, igual debemos instalarnos, pero agradezco que se queden, y la verdad —ve de reojo por donde se fue Yasir—, no es por nada, pero no creo que tener una relación con él sea fácil, sin contar el hecho de que seguramente nos supera en edad —dice esto último en nuestro idioma.

—Es parte de soñar, no les quites eso —sonrío con cierta burla—. Pero tienes razón, es claro que no es de nuestra edad —miro a las chicas, quienes se miraban desafiantes ahora—... Oigan, ya dejen de pelear —me cruzo de brazos.

—Ella inició —acusa Fiora.

—Tú eres la que siempre exagera todo, debes entender de una vez que Yasir nunca nos verá de esa manera —la toma por los hombros.

—Pero...

—Ya, Fiora. Hay que aceptarlo, mejor hay que dedicarnos a conocer a nuestros nuevos amigos... —suspira.

—Bueno, vale la pena soñar, digo, todo en esta vida se puede, pero siempre hay que tener los pies sobre la tierra...

—¿Estás diciendo que tengo una esperanza? —pregunta Fiora con los ojos entristecidos.

—Bueno, es un cincuenta-cincuenta, siendo honesto, pero, la verdad, tener una relación con alguien así —Josué parece no sentirse muy seguro de lo que va a decir—..., siento ser honesto, pero no lo creo. En serio, perdón, Fiora, pero es mejor ser honesto a mentir y que tú misma te hagas daño.

—Yo... yo... —sus ojos se cristalizan, tristemente no tarda mucho en soltar las lágrimas y a ponerse a llorar.

—Cielos, viejo. En serio fuiste al grano —Laura la consuela y la abraza.

—Creo que pudiste haber sido un poco más suave... —palmeo la espalda de Josué mientras Fiora se desahoga.

—Lo siento mucho, Fiora, no quise sonar así, pero a veces es mejor una verdad absoluta a una mentira piadosa, créeme... Es mejor tener las cosas claras antes de que alguien te rompa todo con la realidad de forma cruel. Sé lo que se siente.

—Amigo, creo que deberías dejar de hablar —dice Laura con cierta pesadumbre—. La haces sentir peor.

—¡Yasir nunca me va a amar! —abraza a Laura con fervor, mojando su playera en el proceso.

—Será mejor que esperemos a que se calme para poder hablar con más tranquilidad, ¿por qué no vas por tu equipaje? No estoy segura de que Yasir haya solicitado que también trajeran el tuyo —le propongo a Josué.

—Sí, de acuerdo —dice en un tono apagado, se ve que se siente mal por lo que dijo. Termina por retirarse.

Me quedo sola junto a Laura y Fiora, me agrada saber que tendremos nuevas amistades tan pronto; lástima que Josué inició con el pie izquierdo, espero que esta situación pueda pasar rápidamente para poder reanimar el ambiente y poder entablar una relación con ellas. Me acerco a ambas y suelto un pequeño suspiro.

—Siento mucho lo que dijo Josué, es muy directo y honesto con sus palabras.

Fiora se limpia las lágrimas y solo se queda recargada sobre Laura, quien le da caricias en su cabeza para consolarla.

—Tranquila, chica. Fiora es muy sensible, además, tampoco ha pasado por un buen rato.

—¿A qué te refieres? —la miro preocupada. Fiora se queda en silencio.

—Será mejor que hablemos de esto en tu cuarto, ¿vale?

—Sí, claro. Vamos —abro la puerta de mi habitación y las invito a pasar.

Al entrar, me sentí en un sueño: es un cuarto amplio con una litera, dos escritorios con sus sillas, un guardarropa, dos botes para ropa sucia y basura, e incluso con calefacción. Miro todo con sumo asombro, esto llama la atención de Laura, provocando risas de su parte.

—¿Te lo imaginabas diferente?

—Más simple, siendo honesta.

—Bueno, el señor Darek sí se tomó en serio la comodidad de sus estudiantes, deberías sentirte agradecida.

—No sabes cuanto lo estoy —sonrío de lado a lado.

—La verdad sí está muy bonito —dice Fiora con un tono triste.

—Oh, Fiora —me acerco a ella—, sé que es complicado aceptar que Yasir no te verá con otros ojos, pero de seguro habrá más personas allá afuera que pueden ser mejores para ti.

—Es cierto, yo no niego que podré encontrar a alguien que me acepte tal y como soy; los estándares de Yasir deben ser absurdamente imposibles para las chicas comunes como nosotras.

Fiora solo suelta un suspiro y desvía la mirada. Se limita a sentarse en la cama para después caer derrotada sobre la almohada. Laura hace una mueca de tristeza y se sienta a su lado, yo tomo la silla del escritorio y me siento enfrente de ambas.

Debo admitir que todo está pasando demasiado rápido, quiero decir, apenas llegué a un nuevo país y ya he formado varios vínculos, pareciera que tengo mucha suerte; aunque del mismo modo, comienzan a acechar nuevos problemas e inseguridades, entre las más destacables, la gran incertidumbre que es Yasir y los problemas que atraen su perfección, como la desilusión de una pobre chica.

Miro a Fiora con tristeza, quisiera saber lo que pasa con ella y cómo fue que ella terminó obsesionándose con alguien como él; necesito pensar que no solo lo admira o sigue por su perfección, siento que debe haber algo más allá, más que nada por su actitud tan determinada en aferrarse a él.

—Fiora, ¿por qué comenzaste a seguir a Yasir? —la observo atentamente, ella corresponde mi mirada.

—Porque es perfecto... —esconde sus ojos. Laura suspira y solo se limita a acariciar a su amiga. Ella es quien me dirige la mirada.

—Fiora ha tenido unos cuantos problemas familiares —explica con algo de resentimiento—, digamos que sus padres pasan por la cuerda floja, espero me entiendas...

—Creo que sí, entiendo...

—Sumado a eso, recién terminó una relación que no era del todo sana para ella.

—¿Por qué? —pregunto intrigada. Laura voltea a ver a su amiga y ella niega con la cabeza; Fiora aprieta la almohada y encoge sus piernas. Laura desvía su mirada hacia el suelo.

—Te diremos cuando ella se sienta lista para hacerlo, apenas nos conocemos y, bueno, todavía no generamos ese lazo de confianza, ¿me explico?

—Claro, sigo siendo una desconocida para ustedes —suspiro, a veces olvido que las relaciones humanas llevan su tiempo para tener una base bien cimentada—. Aún así, espero que podamos generar esa confianza entre nosotras, después de todo, también les quiero agradecer por ser las primeras en querer ser mis amigas —sonrío.

—Bueno, no está de más decir que soy una excelente amiga —se acomoda el cabello—, es más, hasta extrañarás mi presencia.

—Lo estás haciendo de nuevo —Fiora ríe un poco, algo que alegra el ambiente.

—¿Qué cosa?

—No te hagas, presumida —se levanta de la cama para sentarse, aún tiene las marcas de sus lágrimas en sus mejillas, pero el cambio en su actitud parece ser más calmada.

—Vale, vale, aún sigo reconociendo que es algo que debo mejorar de mi persona.

—Es cierto, Laura —su orgullo me hace recordar algo más—, es más que obvio que también te gusta Yasir, ¿puedo saber cómo fue? —la miro divertida, ella reacciona abriendo los ojos por completo, tal parece que mi pregunta la ha tomado desprevenida.

—Pues —ríe con cierto nerviosismo—, digamos que el semestre anterior fue demasiado atento conmigo, tenía problemas para una materia y Yasir se dio a la tarea de ser mi tutor temporal para estudiar para el examen; no sólo me ayudó con eso, sino que también me invitaba a comer y me llevaba a la residencia tras nuestras sesiones —muerde su labio inferior al recordar—... se veía tan atractivo cuando se subía en su automóvil...

—Vaya, no puedo creer que hiciera todo eso, ¿no será que le gustabas?

—Pues según yo, no. Me quedó claro que me invitaba a comer para estudiar mientras tanto y así aprovechar el tiempo y me llevaba a la residencia porque luego se hacía de noche y por mi seguridad me traía. Supongo que solo es caballeroso e inteligente con sus decisiones.

—Podría ser, pero ¿es a partir de entonces que te gusta?

—Sí, de hecho, fue después de pasar ese examen que conocí a Fiora y nos hicimos amigas; nuestro gusto por Yasir fue también lo que nos unió más, aunque con el pasar del tiempo me comencé a dar cuenta de que es inalcanzable y ahora de tan solo recordar lo cerca que lo tuve me pongo nerviosa y ansiosa —sus manos se muestran intranquilas, cerrándose y abriéndose.

—¿Dices que te arrepientes de no haber aprovechado el tiempo que tuviste con él? —río.

—¡No es gracioso! —se cruza de brazos, sus mejillas enrojecen—. Ha sido difícil poder convivir con él, no puedo evitar sentirme así cuando lo veo —se tapa el rostro.

—Bueno, puedo llegar a entenderlo, la verdad es que Yasir parece ser un hombre muy dedicado y serio con sus asuntos. Tiene un encanto peculiar...

—Es que él es muy especial —responde Fiora, deja un poco de silencio antes de continuar—..., y no miento, la razón principal por la que me fijé en él fue por su perfección: como ya dijo Laura, es atento y caballeroso, también es muy amable y gentil; ayuda a quienes lo necesitan y anima a las personas a alcanzar sus metas y sueños, es un oasis de entre la pesadumbre y el egoísmo del ser humano... Yasir es alguien en quien puedes confiar, una persona con la que te sientes a salvo, es alguien que... sabes que nunca te lastimaría ni te abandonaría por nada del mundo...

Al ver a Fiora, veo a una mujer lastimada; una chica que ha tenido una gran deficiencia de afecto. Su semblante decaído no hace más que confirmar que ha pasado por días irritables, pero, por alguna razón, ve en Yasir una oportunidad para hallar la verdadera felicidad. Sin embargo, siento que tal vez lo que necesita es comprender que ella es una persona que tiene valor como cualquier otra; puede que los últimos pleitos que han tenido sus padres le haya impedido ver o escuchar esas muestras que le digan que es una mujer que tiene valor y esa relación que tuvo seguro solo la ha hecho sentirse menospreciada, sí, eso puede ser.

Me levanto de la silla y me siento junto a ella para darle un fuerte abrazo, Fiora no corresponde al momento.

—¿Por qué me abrazas?

—Porque quiero decirte que cuentas con mi apoyo y mi compañía a partir de ahora.

—¿En serio...?

—Sí, Fiora, es en serio.

—Gracias... —también me abraza.

—Es muy lindo de tu parte, Jayden... No cabe duda de que las tres seremos grandes amigas —se une al abrazo.

—¡Es lo mínimo que espero, chicas!

Es agradable apreciar el hecho de que podré comenzar mi viaje con nuevas amigas, estoy segura de que aprenderé muchas cosas con ellas, me enseñarán más de la ciudad y de las costumbres de Londres. Así mismo, espero que también pueda ayudarles en lo que necesiten, podría también enseñarles algunas cosas que solo suceden en latinoamérica, pudiera ser también que les muestre un poco de la variedad de alimentos que hay, ¡también espero que me muestren toda la comida que sirven aquí! Estoy muy emocionada.

El emotivo abrazo termina cuando tocan la puerta. Me separo y me levanto de la cama para abrir, lo más seguro es que sea Josué. Abro la puerta y allí está él, mi equipaje está a lado suyo.

—Aquí están todas tus cosas, Jayden —mira de reojo—. Veo que las cosas ya se calmaron, me alegro, si quieres solo te dejo tus cosas, yo iré a buscar mi cuarto.

—Tu cuarto está a un lado, ¿lo olvidas? —río.

—Buen punto he, he. Bueno, no quiero incomodar por lo de hace rato, veo que se la están pasando bien, pásala bien Jayden, mañana es un nuevo día —dice con una sonrisa tranquila—. Me iré a descansar, debo levantarme temprano para ver mis trámites de donde estaré trabajando.

—Hey, no deberías irte —Laura se acerca y se recarga en el marco de la puerta—, quizá fuiste muy tonto al hablar tan directo, pero se nota que eres una buena persona. Jayden se ve que es agradable y si ahora ambos sostienen una amistad agradable, significa que valdrá la pena conocerte mejor.

Josué solo la mira de reojo y suelta un suspiro.

—Mientras me pueda disculpar como se debe con Fiora, está bien.

—Bien, entonces..., ¿puedes ayudarme a meter mis maletas? Digo, ya que de paso vas a entrar —río con timidez.

—He, he, que tímida saliste, niña bonita —pica mi mejilla, a lo que yo suelto un chillido—. A ver, abran paso —carga la maleta para poder entrar.

—Gracias —también ayudo con las demás maletas.

—Vaya, parece que te trajiste el ropero entero —dice Laura entre risas.

—Lo sé, solo quería estar prevenida.

—Pues vaya que sí lo tienes todo planeado.

Después de eso, entramos de nuevo a mi habitación. Fiora ve a Josué y aparta la mirada, no sé si seguirá un poco resentida con él. Laura se sienta de nuevo en la cama y Josué toma la otra silla del otro escritorio para sentarse. Yo me siento en mi silla.

—Hey, Fiora, Josué vino a disculparse —Laura la abraza por el hombro.

Fiora regresa la mirada con mucha duda. Sus ojos se ven un poco apagados, se nota algo distante; sin embargo, puedo percibir que está dispuesta a escuchar. Animo a Josué con unas palmadas en la espalda.

—Fiora, en serio lo lamento mucho, sé que no debí tocar un tema tan personal para ti de ese modo, no sabia que te lastimaría, en serio perdón, yo... simplemente no puedo evitarlo, soy tan honesto que a veces no sé cuando callarme, perdón —hace una pequeña reverencia por esto.

—Está bien —esboza una pequeña sonrisa—, veo que no lo hacías con mala intención.

—Hasta para haber dicho perdón como tres veces, se ve que es todo un bonachón —dice Laura con cierto tono de burla.

—Josué es un buen tipo, en verdad. ¡Sería magnífico que también pudiera ser amigo de ustedes! —abrazo a mi amigo por el hombro.

—He, he, me gustaría mucho, solo si me lo permiten —sonríe apenado—. Me gustaría poder ser amigo de ambas.

—Bueno, solo si prometes ser más delicado con tu honestidad —dice Fiora en un tono divertido.

—Lo prometo —alza su mano para después solo alzar su meñique—. Promesa de dedo chiquito —dice moviéndolo.

—¿Así le dicen allá? Nosotros decimos promesa de meñique —Fiora suelta una pequeña risa.

—También le decimos así, pero parece que Josué es peculiar.

—Ya veo —Fiora alza su meñique—, pues espero que también sepa que estas promesas son inquebrantables y sagradas.

—Bueno, por algo dije promesa de dedo chiquito, el dedo bonito —sonríe con gracia—. Me gusta más como suena así, ya que decirle promesa de meñique es muy común.

Fiora imita su sonrisa y toma el meñique de Josué con el suyo, apretándolo un poco en el proceso. Me alegra ver que Fiora se vea más calmada con el asunto, de verdad espero que con el tiempo podamos descubrir aquello que la aqueja y podamos ayudarla a avanzar, tal vez en eso tenía razón Yasir..., Fiora necesita desapegarse de él; es probable que este encuentro haya sido necesario para poder cambiar su vida, así como ellas pueden cambiar las nuestras, eso solo el tiempo nos lo dirá.

Josué y Fiora separan sus meñiques, el ambiente es más ameno. Miro a Josué con una sonrisa y alzo el pulgar, a lo que él corresponde de la misma manera, en ello, tengo presente sus peculiares características.

—Oigan, hasta ahora me pregunto, ¿no les ha parecido curioso el cabello de Josué?

—¿Por qué lo sería? Conocemos a varios oxigenados que solo les interesa estar a la moda.

—Sí, de hecho, por eso creí que eras como las demás personas presuntuosas —aclara Fiora desviando su mirada—, pero ya me hiciste ver que no es así —sonríe de lado.

—Es cierto, pero ya no te juzgamos más, aunque eso sí, por tu forma de ser, no pareces de esos chicos que de verdad quisieran pintarse el cabello —lo señala con cierta incredulidad.

Josué y yo nos miramos y solo nos reímos. Ambas chicas se quedan desconcertadas. Empezamos a explicarles la verdad y ellas solo se muestran sorprendidas.

La tarde pasa con tranquilidad, relatando sobre nuestras vidas y nuestros gustos, también compartimos nuestro contacto telefónico. Fiora y Laura terminan siendo unas chicas muy agradables; nos darán la oportunidad de visitar la escuela para conocerla mejor y nos darán una guía antes que Yasir, pues se supone que él es el guía escolar. Entre pláticas, nos llegó a dar hambre, Laura pidió algo para comer ahí y fue cuando pude disfrutar de un poco de la comida que ofrece este país.

El reloj marca las seis y media de la tarde, el sol ha iniciado a ponerse sobre el horizonte. El frío también comienza a hacer acto de presencia, por lo que enciendo la calefacción para regular la temperatura de la habitación. Sin embargo, debido a la hora, mis nuevas amigas ya tenían que irse.

—Que rápido se hizo de noche —dice Laura con una sonrisa, mirando a través de la ventana.

—¿En serio? —Fiora también observa—. Oh, vaya. Eso significa que ya tendremos que irnos pronto.

—¿Y no se pueden quedar aquí? —pregunto señalando la litera.

—Nos gustaría, pero la residencia tiene la política de que solo los residentes pueden dormir aquí —explica Laura.

—Es una lástima —me alzo de hombros.

—Sí, ya ni modo, igualmente fue un gusto el haber convivido con ustedes, chicas, pero no le digan a nadie de mi cabello por favor, no quiero llamar mucho la atención con esto —dice Josué ladeando la mano.

—Calmado, amigo —Fiora suelta una pequeña risa—, no diremos nada al respecto.

—Sí, lo más seguro es que solo crean que te lo pintaste y que quieres llamar la atención de alguna manera —replica Laura con burla.

—No puedes pedir no llamar la atención si de por sí llamarás la atención; sabes que es peculiar la combinación del color de tus ojos y el de tu cabello —revuelvo su cabello mientras río.

—Lo sé, por eso diré que es por una apuesta, no quiero ser tratado como si fuera una especie de unicornio, estoy seguro que habrá otro que también tenga ojos cafés y cabello rubio.

—Sí, seguro habrá más unicornios allá afuera —Laura sigue burlándose, algo que solo me hace reír, al igual que a Josué.

—Vale la pena soñar, ¿no? —toca su cabello—. Me gusta mi cabello, pero no me agrada llamar la atención..., al menos espero que aquí no me digan que soy gay por esto —susurra esto último en español.

—Ya escuchaste a Laura, a lo mucho pensarán que quieres llamar la atención, recuerda que esto no es latinoamérica: estoy segura de que aquí son menos prejuiciosos con respecto a estos temas..., espero.

—También lo espero.

—¿Se puede saber por qué a veces cambian abruptamente su idioma? —pregunta Laura con cierto inconformismo.

—Perdón, perdón, son cosas que a veces nos contamos entre nosotros dos solamente, pero para demostrar que les tenemos confianza, diganme, ¿aquí..., bueno, la gente no tiene prejuicios por... bueno, ya saben...? —señala su cabello—. Es que créanme que allá en latinoamérica esto es literalmente un grito para que te hagan burla.

Fiora y Laura escuchan esto y muestran gestos de inconformidad. Laura se cruza de brazos.

—Pues vaya continente de pacotilla, ya veo porque sale tanta burla cuando dicen "sáquenme de latinoamérica" —niega con la cabeza.

—Laura, no debemos generalizar, no podemos decir que todos son así, quizá solo Josué tuvo muy mala suerte.

—Bueno, te daré el beneficio de la duda...

—Fiora tiene un punto, Laura —hablo con cierta seriedad—, así como allá hay personas que juzgaron a Josué, así también puede haber aquí.

—No lo niego, en la preparatoria solía haber bravucones castrosos —Laura rueda los ojos.

—Allá es casi el mismo caso, eran más comunes en la secundaria, y en preparatoria ya no había tantos... La diferencia es que uno les rompió la boca, era común que a la hora de la salida hubiera peleas en la calle por este tipo de cosas, aunque al día siguiente ya todos eran amigos he, he.

—Sí que tienen formas muy bruscas de arreglar las cosas allá.

—Es una dura realidad que afrontar, no es muy seguro que digamos —suelto un resoplido—, además de que los problemas económicos y sociales son más frecuentes de lo que parece.

—Sí, lo entendemos. Por algo Josué va a tener que trabajar —Laura lo mira con condescendencia—, ¿estás seguro de que no quieres que te ayudemos? Tenemos un poco de dinero extra.

—Sé los agradezco mucho, chicas, lo digo en serio, pero no quiero ser una carga, yo quise venir y hacer algo diferente con mi vida, yo soy quien debe demostrar que se puede lograr, a pesar de todo —sus palabras muestran mucha seguridad, sonríe—. Igualmente, gracias. Si algún día necesito ayuda, se las pediré, después de todo, ¿de qué me sirve tener amigos si no les demuestro que también confío en ellos? —pregunta divertido.

—Está claro que cuentas con nosotras, ¿verdad? —miro a las chicas y ellas asienten—. Así que, si sientes que puedes manejar esto por tu cuenta, te dejaremos.

—Aunque si llegas a necesitar ayuda, tal vez Yasir pueda animarse a cooperar —comenta Fiora con inseguridad.

—¿Por qué Yasir lo ayudaría? —pregunto incrédula.

—La verdadera pregunta sería, ¿por qué no? —señala Laura con seriedad—. Negar un caso como este le daría mala reputación, lo cual haría ver que no es siempre perfección; es más que claro que aceptaría ayudarlo.

—Espera, eso suena interesante —digo con una sonrisa retadora.

—Veo que alguien acaba de encontrar una forma de exponer al aparente hombre perfecto ¿eh? —dice en español de forma sugerente, mirándome.

—¿Qué me quieres decir con eso? —lo miro con el ceño fruncido. Josué puede llegar a ser un poco fastidioso con sus malinterpretaciones.

—¿En serio? ¿Otra vez? —Laura se cruza de brazos.

—He, he, perdón, perdón, ya es la costumbre, y no se preocupen, lo tendré en mente, se ve que Yasir es alguien dispuesto a ayudar, aunque eso de que podría afectar su imagen, si es interesante —me mira—, ¿o no, Jayden? Algo muy raro para alguien perfecto.

—Sí que son raros —Laura ríe un poco, dejando de lado que cambiemos nuestro idioma repentinamente. Se levanta de la cama y se estira, soltando un bufido en el proceso—. En fin, es hora de irnos, Fiora. Se nos hará tarde y ya ves que a nuestros padres no les gusta que andemos de noche por las calles.

—Sí —Fiora también se levanta.

Me levanto de mi silla y le indico a Josué que también se levante. Abro la puerta y todos salimos de la habitación.

—Fue un gusto conocerlos —dice Laura con una sonrisa en su rostro.

—Me alegra poder hacer más amigos, aparte de Laura —Fiora se acomoda su cabello, inicia a jugar con sus pies—, y bueno, también me sirvió para distraerme un poco.

—El gusto fue todo nuestro, ¿verdad, Josué? —sonrío encantada.

—He, he, así es, realmente fue un gran gusto el poder conocerlas, si algún día también necesitan ayuda en algo, solo díganos y las apoyaremos en todo —alza su pulgar con una gran sonrisa.

—Es bueno saberlo, no me vendría mal una ayuda para mi amiga —Laura codea a Fiora, quien se soba donde le dio.

—Claro —suelta un gesto de gracia algo tímido, se ve un poco insegura. Voltea a vernos a los ojos—... Nos vemos, Jayden —se despide de mí con la mano y correspondo—. Hasta pronto, Josué —Josué corresponde del mismo modo.

—Adiós, chicos. Les llamo mañana para vernos en la escuela —guiña el ojo.

—¡Claro, nos vemos ahí!

—Se me cuidan, señoritas, se van por donde haya luz. Espero también verlas mañana.

Laura y Fiora se van. De este modo, Josué y yo nos quedamos solos de nuevo, como al principio de nuestro viaje. Me recargo en la pared y lo miro con mis brazos entrecruzados, entrecierro mis ojos.

—Sí que te gusta molestar, ¿verdad?

—Sin burlas, no hay amistad tampoco, eso es de ley he, he —se recarga también—. Aún así, no creas que no lo noté, es obvio que él te interesa, no en el sentido romántico, pero sí en el intrigante, no es posible que sea perfecto —voltea a verme—, y es porque estoy igual; no me trago ese cuento tan fácil.

—Claro que no puede serlo —chisto y niego con la cabeza—, debe tener algo escondido entre manos, pero ¿qué podría ser? Las chicas ya nos dijeron como actúa, incluso ayudó a Laura de forma desinteresada...

—Es cierto que no es necesario que haya algo de por medio para hacer algo bueno por alguien, pero solo míralo, parece que toda persona que convive con él por bastante tiempo se queda embobada, es como... si fuera una especie de encanto, pero uno antinatural, ni los más atractivos del mundo tienen eso. Uno no puede tenerlo todo, pero parece que él puede, es simplemente absurdo.

—¿Y si en verdad no lo tiene todo?

—Eso es obvio, pero ¿cómo saberlo? ¿Cómo probar que quien se programa como perfecto es falso? No lo puede tener todo realmente, es imposible..., ¿o no?

—Tú mismo lo dijiste, es obvio —suspiro y me quedo pensando.

No cabe duda alguna de que el misterio más grande ahora es Yasir. Es un joven bastante prometedor, pero del mismo modo, solo trata de ser un beneficio para la sociedad; no presenta ningún tipo de amenaza o peligro para quienes lo rodean. ¿Será que en verdad valdrá la pena indagar tanto en lo que es o representa?

—¿Sabes...? Creo que estamos exagerando todo el asunto, al final no nos afecta en lo absoluto. Yasir hace una aportación muy generosa para todos los que lo conocen, ¿por qué debería importarnos tanto lo que podría no ser?

—Pues sí, la verdad es que sí. Estamos dando demasiadas vueltas a un tema que no tiene que ver con nosotros o nos afecta; si la gente es realmente feliz con Yasir es porque él realmente es alguien increíble... Aun así, no me tragaré eso de que es perfecto, perfecto solo es Dios, por lo que será menos no rascarle más al tema.

—Tienes razón, Yasir no debería quitarnos el sueño, a fin de cuentas, lo importante es cumplir nuestros sueños aquí, ¿verdad? —sonrío de lado.

—No podría haberlo dicho mejor, sister —alza el pulgar—. Bueno, es hora de que también vaya para mi cuarto, debo de acomodar mis cosas, te veré mañana; solo faltaría que terminemos en la misma clase, como te había dicho —ríe con gracia.

—Lo dudo bastante, yo estoy estudiando la licenciatura en comunicaciones y tú me contaste que estudias ingeniería en sistemas, como ves, no tienen nada que ver.

—He, he, pues eso sí, pero viendo como a veces son las cosas, ¿quien sabrá...? Aun así, espero que te vaya genial, y voy recordando, ¿Laura y Fiora qué estudian? Ya ves que cuando dijeron salí por una llamada.

—Cierto, ¿tus padres no te dejan un respiro? —chisto.

—Pues es natural ¿no? Saber que su único hijo está en otro país donde no sabes cómo le irá, no es algo que se tome muy a la ligera; eso es para demostrar que les importo, además de que, bueno, no he tenido la mejor de las suertes cuando viajo, si sabes a lo que me refiero —con su mano simula una pistola, poniéndola en su frente.

—Ya lo sé, no tienes que ser tan explícito —aparto su mano de su frente—. Al menos espero que los hayas calmado diciéndoles que acá el ambiente se ve más tranquilo. A decir verdad, me alivia no escuchar tanto ruido en las calles.

—Sí, les dejé claro que no tienen por qué preocuparse, pero igual les llamaré todos los días para tenerlos tranquilos —hace una pausa para apreciar el silencio de afuera—. La verdad es que sí es raro no escuchar mucho ruido, estoy acostumbrado a escuchar carros, incluso a altas horas de la noche, es muy peculiar.

—Es agradable si me lo preguntas; pero bueno, ahora sí contesto tu pregunta —río—. Fiora dijo que estudia ciencia de datos y Laura está enfocada en derecho. Son buenas carreras, aunque eso me hace pensar que la universidad en la que estaremos tiene muchas áreas de especialización.

—Bueno, muchas de las universidad más centradas tienen carreras más enfocadas en áreas determinadas, uno de mis primos estudió diseño y decoración de interiores y exteriores, por poner un ejemplo; al parecer aquí si te quieres dedicar a una sola especialidad no tendrás que hacer una carrera aparte.

—En ese caso, felicito al fundador —me despego de la pared y saco mi celular para revisar la hora—. Ya son las siete, quizá ya deberíamos concentrarnos en desempacar todo —guardo mi teléfono y me estiro—. Ha sido un día largo y lleno de sorpresas, ya toca un merecido descanso...

—Vaya que sí —suelta un largo bostezo—. Será mejor ir empezando de una vez, de ese modo podré conciliar el sueño al fin, solo espero que mi horario de sueño no se vea afectado estando aquí.

—Solo son tres horas de diferencia, tranquilo —abro la puerta de mi habitación—, no creo que te llegue a afectar mucho.

—Bueno, espero. Solo déjame sacar mis cosas para llevarlas a mi cuarto, si quieres te echo la mano para acomodar lo tuyo, Jayden.

—No es necesario, ya has hecho mucho. Solo enfócate en acomodar tus cosas para que puedas dormir todo lo que no pudiste durante el vuelo.

—Va, igual gracias, Jayden. Será divertido estar contigo, para lo que necesites, cuenta conmigo —alza el pulgar.

—Lo mismo digo..

Compartimos una sonrisa amistosa. Josué recoge sus cosas y sale de mi habitación, antes de cerrar, me despido de él.

—Descansa, Josué. Te veo mañana.

Josué asiente con su característica sonrisa y cierro la puerta.

Es un hecho innegable lo increíble que puede ser la vida, ¿quién podría haber imaginado que pasarían tantas cosas en un solo día? Conocí a un chico muy agradable y ahora somos muy buenos amigos, y también hice dos nuevas amigas muy agradables; la mayor de las sorpresas fue el guía estudiantil.

Admito que me llamó mucha la atención, no niego que es un hombre muy atractivo; sin embargo, no me dejo encantar con cosas tan triviales, mis padres me han enseñado a ver siempre el interior de las personas antes de dejarme llevar por lo que demuestran en la superficie y es notorio que Yasir tiene algo oculto dentro de sí, tal vez se trate de una marca que lo ha orillado a ser tan perfecto en todo ámbito, es incluso posible que no sea su voluntad, sino la de alguien más, ¿acaso será que vive bajo la tiranía de un padre obsesionado? A pesar de que suena trillado, no puedo descartar esa idea; pero su actitud gentil y amena con las personas me hace dudar, porque no muestra ningún signo de descontento con todo lo que hace, aunque cuando le hice aquella pregunta lo dejé callado.

No sé porqué, pero no puedo dejar de pensar en él y el motivo que lo lleva a ser como es, quizá solo me preocupa. De cualquier modo, no debería estar tan distraída con eso, Yasir se ve feliz con quien es y lo que es, además, tampoco lo conozco del todo, tan solo he convivido con él unas pocas horas. No sé quién es, no sé nada de él, solo estoy juzgando sin saber el contexto que lo rodea, justo como Josué que era criticado por su color de cabello y nadie nunca se tomaba la molestia de platicar con él antes de opinar sobre quién es. ¿Estaré siendo muy prejuiciosa?

Niego con la cabeza, haré a Yasir de lado. Lo mejor será empezar a desempacar mi equipaje. Inicio con la maleta más grande, en donde había puesto toda mi ropa y la coloco en la cama, de entre mis prendas saco mi pijama para dormir; no suelo usar esto en casa, pero ya me imaginaba que el frío de aquí sería abrumador, lo que sí no esperaba es que la habitación contara con calefacción; a pesar de eso, decido cambiarme para ya dormir una vez que termine de guardar todo.

Mientras me cambio, dejo mi celular en el escritorio. Coloco mi ropa usada en el bote correspondiente y me pongo mi pijama. Ahora sí me dedico a abrir el guardarropa, que para mi sorpresa cuenta con un paquete de ganchos nuevos.

—Es muy considerado, señor Darek —digo para mí misma con una sonrisa.

Rompo el plástico que rodea a los ganchos y lo desecho en el bote de basura. Me dirijo a la cama para comenzar a guardar mis vestidos y playeras, mas el sonido de mi celular en el escritorio me interrumpe.

—Seguro mis padres me están llamando —dejo mi ropa en donde está y tomo el celular, pero el número no corresponde a ninguno de ellos—. Número desconocido... —es lo que leo.

La llamada me toma desprevenida, puedo llegar a pensar que puede tratarse de esas llamadas fastidiosas de la compañía celular que te ofrece paquetes mensuales; sin embargo, el número que me está marcando no es de Uruguay, sino de aquí, Londres, algo que reconozco porque los primeros números son iguales a los de Fiora y Laura. Yo sé que lo correcto es dejar pasar la llamada, después de todo, no es adecuado hablar con desconocidos, aunque, ¿qué tal si solo se está equivocando? Bueno, a decir verdad, suena improbable pensar eso, ¿por qué llamaría a un número de Uruguay? ¿Será que me está marcando Fiora o Laura desde otro número? ¿Quién más podría tener mi contacto?

Perdida en mis pensamientos, me percato de que mi celular ha dejado de sonar. La notificación de llamada perdida no tarda en aparecer en mi pantalla. Me quedo pensando en que podría llamar de vuelta, pero al mismo tiempo me causa desconfianza, no hay razón para que Laura o Fiora me llamen de otro número que no fuera el suyo, sus padres no les prohíben el celular, por lo que lo tienen a la mano a toda hora.

Por ahora, me reservo a la idea de regresar la llamada y mejor continúo guardando mi ropa. Paso alrededor de una hora guardando todas mis prendas, también doblando mis pantalones y acomodando mis zapatos en un pequeño estante que hay al lado del ropero. Suspiro llena de alivio, toda mi ropa ya está en su lugar y por fin puedo tomarme un pequeño respiro, aunque todavía me falta desempacar mi otra maleta donde guardé algunas cosas útiles, nunca están demás unas cuantas herramientas.

Me recuesto en la cama, cansada. Es la primera vez que voy a dormir en una litera, a pesar de que no hay nadie en la cama de arriba, se siente como si tuviera compañía. No me animo a dormir en la cama de arriba porque me da una sensación de peligro el hecho de estar tan despegada del suelo, puedo dar un mal giro y terminar con los huesos rotos, me agrada estar más abajo. Cierro los ojos un momento, dormitar no es tan malo si lo haces por poco tiempo; sin embargo, mi celular vuelve a sonar.

Me veo obligada a salir de la cama para revisarlo. Agarro el teléfono y sonrío, ahora sí son mis padres, quienes me están haciendo una videollamada. Contesto de inmediato.

—¡Jayden, mi niña! ¡¿Cómo estás?! —mi padre me recibe con efusividad, aunque un cierto tono de preocupación es notable en su rostro.

—¡Bien, papá! Ha sido un viaje increíble, pude ver la rueda de la fortuna desde el avión.

—¿Le tomaste foto?

—¡Sí! ¡Deja te la envío! —me dirijo rápido a la galería de fotos y le mando la que tomé de la rueda de la fortuna.

—La vista es espléndida desde el avión, ¿eh?

—Como no tienes idea, papá.

—¿Y cómo te sientes, tesoro? ¿Nos extrañas? —mi madre se asoma con una sonrisa tierna.

—No me podría sentir mejor, mamá, ¡y claro que los extraño! Quisiera darles un fuerte abrazo ahora mismo —simulo dar un abrazo.

—Ay, mi pequeña. También te extrañamos, extrañamos tu energía en esta casa.

—Sí, ¿ahora quién me va a abrazar cuando regrese del trabajo?

—Puede hacerlo mamá —respondo con gracia, lo que saca unas pequeñas carcajadas de su parte.

—Eso puede funcionar —dice él abrazando a mi mamá con cariño. Sonrío por eso.

—¿Y ya has hecho amigos, mi amor? Estoy segura de que sí, por como eres, no me tomaría por sorpresa.

—¡Sí! Hice dos nuevas amigas, se llaman Fiora y Laura. También hice un amigo, lo conocí en el aeropuerto de Montevideo.

—¿Conociste a un chico? ¿Y cómo es? A ver, ¿por qué no me lo dijiste de inmediato? —mi padre se pone alerta, lo cual me hace reír.

—¡Papá! Te envié una foto juntos en el aeropuerto en Londres, ¿lo olvidas?

—Ah, caray —mi padre se pone a revisar sus mensajes.

—Ya ves como es tu padre, Jayden —ríe—, me alegra que hayas hecho nuevos amigos, ¿cómo se llama el chico, por cierto?

—Es Josué de la Cruz.

—¿Y es guapo?

—Mamá, ¿tú también?

—Bueno, ya estás en edad de tener un novio, ¿cuándo fue la última vez que intentaste algo?

—Ya tiene más de tres años y nunca fue nada, solo eramos mejores amigos —desvío la mirada.

—Ya, ya. Tampoco es para que te sientas mal, hija.

—¿Este es el chico? —muestra la foto y yo asiento con la cabeza—. De acuerdo..., se ve que tira para el otro lado por ese cabello que trae...

—¡Papá, Josué no es gay! Vaya, no creí que fueras a juzgarlo tan rápido por su cabello.

—Ay, hija, por favor...

—Ramiro, sabes bien que está mal criticar a las personas por su aspecto —mi madre lo mira con cierto enfado.

—Lo siento, querida. Perdón, hija.

—Está bien, papá. Lo dejaré pasar por esta vez.

—Aunque ya que dices que no es gay, ¿se te ha insinuado o algo?

—No, tranquilo. Solo somos amigos, y no siento nada de atracción por él, así que todo está bien.

—Te estaré monitoreando —entrecierra los ojos.

—Tampoco exageres, amor.

—Es mi pequeña, tengo que cuidarla.

—¿Y qué pretendes hacer a kilómetros de distancia? —un pequeño silencio se presenta.

—Ganas esta vez —su discusión me hace reír.

—Todo estará bien, ya verán. No tendrán que preocuparse por nada, además, le prometí a mamá que la mantendría al tanto todos los días.

—Eso espero, hija.

—En ese caso, veo que todo está en orden —su expresión se relaja—. ¿Ya acomodaste todas tus cosas?

—Solo me falta mi maleta donde traigo algunas cosas valiosas para mí.

—Que bueno, hija. También ya deberías descansar, aunque aquí son las cinco, allá ya deben ser las ocho, ¿verdad?

—Sí, así es —chisto—. Ahora que lo pienso, siento como si estuviera tres horas en el futuro.

—Puede ser —bromea mi padre—, ¿qué tal si nos dices qué haremos tu madre y yo dentro de tres horas?

—No tengo idea —río.

—Yo sí puedo hacerme una...

—¡Papá!

—Tu padre solo está de broma, no lo tomes en serio.

—Pues más vale, no quiero imágenes bizarras dentro de mi mente.

—Será mejor que ya no te molestemos más, entonces —dice mi mamá con calidez—. Termina de desempacar todo y procura no dormir tan tarde, ¿está bien?

—Sí, mamá. Lo prometo.

—Descansa, hija. También quiero que me notifiques todos los días a mí, no solo a tu madre, ¿eh?

—Lo haré, lo haré.

—Entonces descansa, hijita. Hasta mañana.

—Hasta mañana, los amo.

—Te amamos, Jayden —mis padres cuelgan la llamada.

La llamada de mis padres resultó ser gratificante. Sus ocurrencias siempre me sacan una sonrisa, me pregunto si yo también llegaré a tener algo así en el futuro. Pongo el celular en el escritorio de nuevo y me siento en la cama.

Me sentí tentada a platicarles sobre el inusual guía estudiantil, pero por como reaccionó mi papá por la simple mención de Josué, no me imagino que pudo haber dicho cuando le dijera que ese hombre se me quedó viendo fijamente por minutos enteros. Creo que fue buena decisión haberlo ocultado, quizá podría decirle a mi mamá después, pero lo haré cuando esté ella sola, así no habrá ninguna molestia incómoda por parte de mi papá.

Por otro lado, abro el cierre de mi tercer maleta, la cual contiene objetos valiosos para mí. Lo primero que sale es una fotografía enmarcada de mis padres y yo en un evento navideño de mi otra escuela, es un bonito recuerdo de lo que viví en mi último año escolar de preparatoria y lo mucho que mis padres significan para mí. Pongo la fotografía en el escritorio, procurando que no esté a las orillas para que no se caiga. Sonrío, aunque mi sonrisa se va en cuanto mi teléfono suena de nuevo.

—¿Y ahora...? —me levanto y miro el número de nuevo, se trata de la misma persona que me estaba llamando hace una hora.

El teléfono sigue sonando en mi indecisión por contestar. A estas alturas, lo más adecuado sería responder el llamado, aunque admito que me pone nerviosa hablar con un desconocido; sin embargo, solo hay una manera de saber quien es el que me está marcando.

Insegura, tomo el teléfono y contesto la llamada. Lo coloco en mi oreja para responder.

—¿Hola...? —dejo una pausa, estoy nerviosa. Me siento en la cama esperando una respuesta.

—Buenas noches, Jayden... —esa voz, la reconozco.

—¿Yasir? ¿Eres tú? —una gran sensación de temor e incertidumbre me rodea, ¿cómo es que tiene mi número y por qué me llama ahora?

—Que fortuna que me hayas reconocido tan fácil —ríe. Me molesto un poco.

—¿Cómo es que tienes mi número? ¿Acaso me estás espiando o algo así? —corro a la ventana que hay en mi habitación y me asomo, pero no hay nadie.

—Deberías calmarte, tu número está en el registro que hiciste en la convocatoria, fue sencillo conseguirlo.

—¿Cómo sé que no me mientes? Además, ¿por qué te darían acceso a esa base de datos?

—En primer lugar, no miento. La mentira se me hace un recurso innecesario, siempre es mejor hablar con la verdad; en segundo lugar, tengo influencia, si no mal recuerdas.

—No lo sé, no terminas de convencerme, además, de hablar siempre con la verdad, ¿por qué ocultar la respuesta a la pregunta que te hice hace rato?

—Hay verdades que la gente no comprendería.

—Estoy segura de que yo podría entenderlo.

—No es fácil decirlo, Jayden. Además, no siempre fui quien soy ahora; he cambiado con el tiempo, aunque siempre tengo presente que hay algo que puede complementar mi vida en su totalidad.

—¿Dices que algo te hace falta para sentirte completo? —de ser así, puedo descartar fácilmente su aparente perfección.

—En lo absoluto, solo digo que mi vida sería aún mejor.

—Parece entonces que tienes todo para ti... —ruedo los ojos.

—Podría ser.

—A todo esto, ¿por qué me llamas? Creí que eras una persona ocupada.

—Mi rutina en las calles suelo terminarla a más tardar a las ocho y media de la noche, también tengo cosas que hacer en mi casa, y te llamo porque te dije que teníamos una conversación pendiente...

Me quedo en silencio, la verdad esperaba que esa conversación se diera cuando nos volviéramos a ver, pero ahora me doy cuenta de que Yasir se toma su palabra muy en serio.

—¿Entonces robaste mi número telefónico de los registros solo para tener esta charla?

—Me doy cuenta de que siempre escoges palabras muy acusatorias, Jayden. Yo no diría que robar sea el mejor de los términos para describir mi intercepción legal a la base de datos y solicitar un número telefónico.

—Eres muy perspicaz.

—Y tú eres muy obstinada —escucho con atención—. Debes saber que me llamó mucho la atención tu aspecto, no sé las demás personas, pero hoy en día, es un hecho que los ojos de color son raros y únicos en su especie. Tus ojos grises me atraparon, pero también me alertaron.

—¿Qué?

Es la primera vez en mi vida que alguien me señala por el color de mis ojos, quiero decir, sí, acepto que es un color muy inusual; sin embargo, nunca ha pasado más allá de halagos y piropos de mis viejos compañeros de clase o incluso mis amigos. Escuchar esto por parte de él me pone tensa.

—Ya han habido personas que me han cuestionado, pero tú lo has llevado más lejos que los demás. Solo quiero saber si puedo confiar en que dejarás ese juego sin sentido.

—Yo quisiera saber qué tiene que ver el color de mis ojos en esto.

—Esa es información que no me corresponde darte ni te corresponde saber.

—Eso solo me hace sospechar de ti.

—¿Por qué tanto afán conmigo? ¿Acaso no te es suficiente lo que te he demostrado?

—Para mí no es más que una simple fachada...

—Eres una joven muy insolente, Jayden...

—Siempre me he destacado por mi orgullo y también por no dejarme llevar por imágenes tan superficiales como la tuya.

—Así que esas tendremos, Jayden. Creí que podrías ser una amiga agradable.

—Claro que puedo serlo, pero solo con quienes me demuestran su verdadero rostro.

La tensión es palpable, al menos de mi parte. Yasir me ha demostrado ser una persona bastante segura de sí misma, inmutable ante la adversidad; si ni siquiera piensa en pedir disculpas ante acciones que podrían parecer ofensivas para los demás, ¿puedo esperar realmente que él se sienta inconforme o atacado?

Una pequeña risa del otro lado de la línea me saca de lugar. No puedo creerlo, no deja de sorprenderme sus reacciones ante las respuestas tan agresivas que he dado. Mi cuerpo se intranquiliza y mis dos piernas se mueven ansiosamente. ¿Qué quiere de mí? ¿Por qué me orilla a esto?

—Pero, Jayden..., ya te he mostrado mi verdadero yo...

Esa confesión me desconcierta por completo, me siento muy confundida ahora. ¿Cómo fue que me metí en esta situación? Yo solo soy una chica con la ambición de conocer el mundo, ahora mismo me siento un poco asustada.

—¿Qué quieres de mí, Yasir?

—Ya te lo he dicho, chica. Deja atrás tu curiosidad.

—¿Por qué me pides eso? ¿En verdad ocultas algo turbio para los demás? ¿Tratas de esconder algo malo de tu persona?

—¿Por qué ocultaría una de las mejores creaciones que Dios ha hecho en esta Tierra? Te digo ahora que soy lo que la gente necesita y eso lo has visto con lo poco que te he mostrado.

El tono de su voz cambió por completo a uno más siniestro. Por la tensión, aprieto la cobija de mi cama con fuerza.

—Déjame decirte una última cosa, Jayden...

Tal vez nunca debí entrometerme en la vida de este chico, es posible que ahora tendría una mayor tranquilidad y estaría enfocada únicamente en vivir mi época universitaria junto a mis nuevos amigos, pero ahora estoy implicada.

Jamás creí que unas cuantas palabras serían capaces de encender una llama abrasadora dentro de mí; un fuego que anhelaba detener la gran mentira que acechaba en la mayoría de los estudiantes de Prince College, pero ahora esto se había vuelto personal.

Yasir está muy equivocado si cree que soy una simple chica citadina que se deja llevar por las palabras de un líder autoritario y presuntuoso, a partir de hoy conocerá de lo que puedo ser capaz cuando me lo propongo. No sé qué es lo que oculta o por qué es cómo es, pero sea como sea, estoy dispuesta a hacer todo lo necesario para averiguarlo y darle a ese sujeto lo que se merece.

Voy a mostrarle al mundo que Yasir Dagger no es en lo absoluto el hombre perfecto.



To Be Continue...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top