° Prólogo °
— Y esta es mi casa. Lo escuchaba y miraba con atención a todo lo que me decía, caminábamos por un largo pasillo, su casa es enorme, la mía solo tiene dos cuartos y mi sala es la cocina y el recibidor también, miraba con asombro todo a mi alrededor mientras caminaba aun lado del Señor Desconocido, asi es como le llamo ya que no se cual es su nombre.
El Señor Desconocido es muy callado, cuando me habla siempre me dice lo necesario y es de muy cortas palabras, es callado, reservado y tranquilo, pero es muy observador, atento y muy listo ya que siempre me previene de todo, el me cuida o bueno eso me dijo.
— Señor, ¿Podría decirme que dice aquí?. Pregunté temerosa, ya que a el Señor no le gustaban las preguntas, me miro por encima de su hombro sin ninguna expresión de interés en el y seguido de eso soltó un suspiro corto.
— ¿En dónde pequeña?. Sonreí levemente al escucharlo, si me respondería.
— Aquí. Respondí con una sonrisa de entusiasmo mientras me apresuré a tocar el vidrio de la repisa dónde tenía en exhibición todos esos premios y medallas y en el medio de todo se encontraba un cuadro muy bonito con una pintura de dos hombres uno mas viejo y el otro mas joven.
En los ojos del joven pude ver algo conocido...
El Señor Desconocido me miro con recelo a los ojos para luego mirar mi dedo índice en el vidrio bien pulido que ahora estaba sucio con la marca de mi dedo en el... Se ve molesto pero no tanto, retiro mi dedo del vidrio y me limpio mis manos sudadas y llenas de tierra en mi vestido andrajoso, bajo la mirada a mis zapatillas desgastadas y lo escucho soltar otro gran suspiro.
— Niña. — Me llama con un tono de voz desinteresado, lo miro temerosa a sus ojos oscuros y espero a que prosiga. — ¿Puedes volver a señalar me el lugar en el que quieres que te lea?.
Su tono de voz es más suave y lento, asentí con la cabeza no muy segura, pero como es algo inevitable para mí el no saber y mi curiosidad de niña es muy grande así que me sobrepasa la curiosidad.
— Es allí en dónde está ese trofeo dorado con los lobos y el hombre arriba. Le explico.
— El cazador arriba,— Me corrige. — Es un premio de casería...
¿Cazar?...
— ¿Y qué fué lo qué cazó?. pregunté inocente de todo.
— Zorras. Respondió sin interés alguno en sus palabras mientras miraba atentamente el trofeo con expresión vacía, parecía que recordaba algo, se veía pensativo.
— Ah, está bien. Le respondí sonriente, pero tenía curiosidad de saber que eran las zorras y no podía aguantarme las ganas de preguntar. Asi que imite su misma posición que era espalda recta y con las manos detrás de su espalda, una hecha puño mientras la otra la sostenia y sus pies un poco juntos. lo miraba de reojo para no incomodarlo pero tambien lo miraba por su reflejo en el cristal, así que aventuré a volver a preguntar. — Y... podrias decirme que son las zorras?.
— Eres muy curiosa ¿No es asi?. Soltó una risita burlona mientras me miraba entre divertido y desinteresado.
asentí apenada mientras dejaba caer mi cabeza hacia abajo y sentía ese ya muy conocido para mi ardor en mis mejillas. Solté un suspiro pesado y mordí mi labio inferior.
— Y... va a decirme qué es lo que dice en el trofeo?. Vuelvo a preguntar.
Vuelve su mirada a la vitrina y comienza a leer.
— Trofeo de primer lugar en casería de zorras, es otorgado a... El Hombre Oscuro. Vi un cambio radical en su semblante, se veía como un hombre diferente. Como si estuviera viendo un recuerdo, estaba perdido en sus pensamientos y se veía molesto ya que su ceño fruncido y su mandíbula apretada y tenza más ese semblante serio me daban a entender que no quería ser molestado.
— El Hombre Oscuro. Susurré a voz tan baja que creo que el Señor Desconocido a mi lado no me oyó.
— ¿El Hombre Oscuro es un alguien o es un qué?. volví a preguntarle.
— Es un alguien pequeña. respondio risueño, vaya logré sacarle otra sonrisa y eso es muy raro ya que no suele hacerlo a menudo.
— Ah en serio. — Le respondo curiosa y entusiasmada a la vez. Él solo se limitó a asentir con su cabeza de forma firme — ¿Y quién es?.
Hubo un largo silencio, lo miraba por el reflejo del vidrio y parecía pensar su siguiente respuesta.
— Soy yo.
¿Que le les pareció?.
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