Capítulo 11 "¿Celos?"

Habían pasando algunos minutos desde lo sucedido y yo seguía tratando de recuperar el aliento, para poder volver a la fiesta como si nada hubiera pasado. Después de lo que parecieron horas, decidí salir de la habitación para seguir con mi papel falso, pero realmente quisiera no haberlo hecho, pues Honrixs se estaba abrazando alegremente con Bin, quién se aferraba a él como si su vida dependiera de ello, a los ojos de los demás, parecían más pareja esos dos que nosotros.

No pude evitar sentir algo extraño en mi pecho, algo que realmente nunca había sentido ¿Acaso estaba celosa? No, eso no podía ser así, no podía estar celosa de un imbécil que ni siquiera conocía y que aparte de eso, siempre buscaba la manera de burlarse de mí, aunque pensándolo bien, él también se había puesto extraño cuando me vio a hablando con Felix, realmente no entendía nada. Rápidamente sacudí mi cabeza alejando todos esos pensamientos y me dispuse a irme de allí lo más pronto posible, pero mis pies torpes no tardaron mucho en hacerme caer al suelo, llamando la atención de esos dos tontos.

—¿Ves lo que te digo? Escogiste la prometida más estúpida del planeta. —dijo Bin con voz chillona.

—Tal vez tienes razón. —murmuró sin ningún sentimiento en su voz— mejor sigamos con la fiesta Bin Bin.

—¡Por supuesto My Honrixs! —exclamó con emoción.

Ambos empezaron a alejarse de mí, sin la más mínima intención de ayudarme a levantar, realmente eran unos imbéciles, uno igual al otro, realmente no sabía cómo es que aún no eran una pareja estable, pareciera que estaban cortados con la misma tijera. Mientras los maldecía mentalmente, alguien me ayudó a levantarme del suelo, rápidamente giré mi cabeza, encontrándome con esos ojos cafés, cálidos y bondadosos.

—Felix. —susurré— te lo agradezco.

—Ven, volvamos a dentro. —propuso mientras me arrastraba con él, pero fue en ese mismo instante que nos dimos cuenta que uno de mis tacones se habían roto.

—¡Demonios! Solo eso me faltaba. —bufé.

—Ven aquí. —susurró mientras me cargaba en sus brazos.

No pude evitar mirarlo fijamente, sintiendo mis mejillas sonrojadas por su acto, mientras que él me miraba con una sonrisa serena e interesada, haciendo que ambos estuviéramos en una burbuja de la que no podíamos salir. Después de unos minutos así, ambos salimos de nuestro contacto visual, dándonos cuenta que a lo lejos, se encontraba Honrixs mirándonos fijamente, como si fuéramos una presa a la que está lista para cazar, incluso, Bin estaba haciendo todo lo posible por retenerlo, ya que al parecer estaba viniendo hacia nosotros.

Félix le dedico una sonrisa de superioridad y luego empezó a caminar al interior de la casa conmigo en brazos, a lo lejos podía ver como Honrixs estaba muriendo por dentro, lo cual era extraño, pues era él el que me había dejado allí tirada sin importarle nada, incluso se había alejada felizmente con la tonta de Bin, a la que él llamaba Bin Bin de cariño, ambos me daban ganas de vomitar. 

—Vamos a tu habitación, estoy seguro que tienes muchos zapatos allí. —propuso mientras me cargaba por las escaleras, ignorando las miradas interrogativas de los demás.

—Gracias nuevamente. —susurré— eres muy amable.

—Y también guapo. —bromeó.

Ambos reímos ante sus ocurrencias, aunque antes de estar alejado, estaba en lo cierto, Félix era un chico muy guapo, además, su personalidad lo complementaba, haciéndolo un chico casi que perfecto, después de todo, nadie es perfecto en esta vida, así que sí, era casi perfecto. Félix me ayudó a elegir unos nuevos tacones, incluso me propuso que me cambiara de ropa, pues ya casi era media noche y nada llamaría más la atención que un cambio de look repentino, yo dudé por unos segundos, pero al final accedí.

Era un vestido largo, con una rajadura en la pierna derecha, mostrando más de lo que debería, el cuello era hermoso, estaba sujeto solamente por dos lados, amarrados en la parte de tras del cuello, dejando mi espalda desnuda, Félix ordenó que me hicieran una cola alta, para que mi espada se viera en todo su esplendor, luego aplicaron una crema con brillantina, haciendo que mi piel se viera con brillo propia. Una vez lista, Félix me tomó de la mano haciendo que sujetara su brazo, luego salimos de mi habitación hacia la sala.

—Todos nos miran. —susurré mientras bajaba agarra del brazo con Félix.

—Te equívocas —susurró—. Te miran a tí, estás hermosa.

No pude evitar sonreír un poco, ante el alago de Félix, pues aparte del papá de Honrixs, él era el único que me había dicho algo lindo en todo el día y toda la noche. Ambos nos dirigimos por algo de tomar, mientras hablábamos alegremente sobre diferentes temas, haciéndome ver nuevamente que tenía demasiadas cosas en común con Félix, era como si estuviera viendo mi otra mitad ahora mismo, realmente era algo maravilloso, Félix era maravilloso.

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! —exclamó Honrixs mientras me agarraba del brazo—. Nos vamos.

—¿A donde crees que vas? —cuestionó Félix mientras tomaba mi otro vaso— ¿No estabas muy feliz con Bin?

—Deja de meterte donde no te han llamado. —dijo entre dientes mientras me jalaba.

—Ella está conmigo ahora. —informó mientras me jalaba hacia su lado.

—¡Es mi prometida! —gritó.

—¡Es tu prometida, no un objeto! —gritó Félix de vuelta.

Ambos empezaron a gritarse, mientras me jalaba de un lado a otro, como si fuera un juguete al que estaban a punto de romper, los demás nos miraban con curiosidad sin saber lo que estaba pasando y yo, yo estaba que los mataba a los dos, pues mi paciencia estaba al límite y ambos me estaban tratando como un objeto por el que se podían pelear.

—¡Ya basta! —grité con todas mis fuerzas.

—Mandalay... —llamó Honrixs.

—¡Dejen de hacer eso! —exclamé para luego señalar a Honrixs—. Tú, soy tu prometida, pero me dejaste tirada para irte con tu mejor amiga, haciendo que felix me encontrara y me ayudará.

—Mandalay. —susurró.

—¡Tú! —miré a Félix—. Te agradezco tu ayuda, pero realmente no tienes ningún derecho a pelearte por mí. —después de decir eso, me solté de ambos y me aleje de allí.

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