Capítulo Seis.
"Se despidieron pero por dentro
nunca se dijeron adiós"
~Celeneh.
Olive
-Livie, papá ya encendió la televisión.
Avisó mi hermano Liam, a medida que pasaba por el pasillo vacío con su pijama puesta.
-¡Ya voy!
Terminé de escribir una última palabra en mi cuaderno, tomé mi móvil y me aseguré de conectarlo antes de ir a la sala con mi par de monos de testosterona.
Sí, mi papá y mi hermano.
-¡Yo en el medio!
Me lancé al sillón y me cubrí con la cobija hasta el cuello. Papá rio y negó con la cabeza mientras colocaba el casette. Liam traía un tazón lleno de malvaviscos en sus manos, tomó asiento a mi lado y me pasó el tazón.
-¿Listos, chicos?-ambos asentimos. Papá tomó asiento a mi otro lado y reprodujo el casette.
-¿Qué? ¿Ya está grabando? Olvídalo Alejandro, ya está grabando.
La primera imagen que apareció en la pantalla fue la de mamá, sus ojos cafés demasiado cerca de la lente de la cámara, luego su sonrisa y finalmente su rostro bien enfocado. Su cabello rubio se veía radiante igual que en todas las fotos y vídeos que había de ella.
-Hola familia Santana del futuro-agitó su mano saludando y todos sonreímos.
»Por aquí está Alejandro-enfocó a papá que picaba zanahorias en la cocina-¡Saluda, Alejandro!
-Holaaa Olivia.
-Con ánimos, amor-se acercó y lo abrazó.
-Hola, Olivia-besó suavemente sus labios.
-Uhhh-bromeó Liam y papá se enrojeció.
-Ahora saluda a la familia del futuro.
-Hola familia del futuro...¡Hey! ¡Oye, no! ¡Liam, vuelve aquí!
Papá salió corriendo, mientras una risita aguda se escuchaba al fondo, mamá sonrió y tomó un trozo de zanahoria y le dió un mordisco.
-Ya saben, un día normal en la casa de la familia Santana.
Siguió caminando y mostrando la casa, mientras contaba anécdotas que había vivido en cada rincón de ahí. Cuando llegó al patio la cámara enfocó a un pequeño rubio de cinco años en ropa interior, mientras jugaba en el lodo con Roscoe, la mascota de mamá.
-Y ahí está el pequeño Liam, que no tardará en llenarse de lodo, al igual que Roscoe-la cámara volvió a enfocar su rostro-Pero, la buena noticia de todo esto, es que ni yo, ni Olive tendremos que limpiarlos. ¿No es así, Olive?
Está vez enfocó la cámara a su barriga. Lucia de unos seis meses, no tan grande, pero lo suficiente como para notarse. Mamá sonrió mientras acariciaba su barriguita.
-Ese será el trabajo de papá, porque siempre seremos un equipo, las chicas contra los chicos, y Roscoe, estoy segura que él también estará en nuestro equipo, Olive.
Y se terminó la cinta.
La muerte de mamá era algo que siempre dolería, no importaba que no la hubiera conocido. De hecho, me gustaba creer que en cada cinta, cada foto y en cada recuerdo de alguien, ella vivía por unos minutos, unos minutos dónde podía conocerla.
Mamá era una persona feliz, amable, bromista y animada. Le gustaban las flores, sobre todo las margaritas. Su mejor amigo era Roscoe y amaba la vida en el campo. Su único amor había sido papá, tiempo después Liam y finalmente yo.
-La extraño-Liam suspiró y sonrió.
-Todos la extrañamos-papá le devolvió la sonrisa-a Roscoe también.
-Gracias por aceptarme en su equipo-dije viéndolos a ambos y ellos me abrazaron.
-Todos siempre seremos un equipo, Livie.
-Muy bien, ahora basta de sentimentalismos, ¿Quieren otra de las historias de su madre?
-Papá, esperamos un año entero siempre, claro que la queremos, esta es la mejor parte.
-Entonces, pónganse cómodos.
Ambos nos giramos en dirección a papá y terminé recostandome encima de mi hermano, apoyando mi cabeza de su pecho, mientras él me rodeaba con sus brazos.
Papá como cada año al terminar de ver las cintas de mamá, nos contaba alguna de sus divertidas historias. Mamá era muy alocada en su juventud y para su mala -o buena- suerte, papá había sido su mejor amigo desde que se conocieron durante años y tenía muchas locas aventuras con ella.
Mamá había fallecido unas horas después de tenerme, no había podido soportar el parto y una hemorragia causó su muerte. Pero ella siempre estuvo consciente de que aquello pasaría y nunca dudó en traerme al mundo.
Eso me hacía pensar que mi propósito era algo más importante.
Crecí toda mi vida rodeada de mi padre y Liam, ellos han estado para mí desde entonces y siempre me han apoyado en todo. No importa cuan difícil sea o si no tienen la menor idea de lo que están haciendo, siempre dan lo mejor de si mismos.
Liam me ha peinado desde que tengo memoria y me enseñó como sentarme bien con un vestido. Papá me enseñó a maquillarme y siempre jugaba a las muñecas conmigo.
Pero mi mejor recuerdo con ellos será la pubertad.
Recordar cómo Liam casi se desmaya al ver mi pantalón con una mancha de sangre, pensó que moriría y corrió a llamar a papá, lo cual fue peor. Papá me cargó en brazos y dijo que iríamos a urgencias de inmediato.
Gracias al cielo, me escucharon cuando les dije que era mi primer período y que era normal, que sólo necesitaría toallas femeninas. Entonces ahí inicio otra trifulca.
Reía al recordar cómo Liam no quería quedarse a cuidarme mientras papá iba a la tienda, sólo porque decía que al verme sentía que me veía como Carrie. ¿Y papá? Casi se trae todo el pasillo de higiene femenino de la tienda.
Y luego estaban allí viendo un vídeo de "Esta es la forma correcta de usar tus toallas femeninas" y "¿Cómo sobrevivir al terror de tu período?".
Recordarlo junto a ellos era lo mejor, escuchar a Liam decir una y otra vez "Ése día algo dentro de Lotso cambió", haciendo referencia a sí mismo me mataba de la risa.
No serían ni remotamente parecidos a lo que hubiera sido estar con mamá, ella era demasiado relajada y confiada. Pero era lindo no ser la única inexperta en conocer como es ser mujer.
Era una aventura día a día y me alegraba tenerlos a ambos allí.
Pasamos el resto de la noche escuchando la historia de papá sobre mamá, agregando bromas y chistes. Una bonita noche de risas y recuerdos que nos hacían sentir más cerca de ella.
De hecho, tenía la certeza de que en cualquier rincón de la casa podía estar viéndonos con una sonrisa en su rostro mientras acariciaba la cabeza de Roscoe.
***
Al día siguiente desperté con el cuello adolorido por la forma en la que dormí ayer en el sillón.
Al parecer papá y Liam no habían querido despertarme y prefirieron dejarme ahí tirada, aunque bien cobijada debía de admitir.
Me levanté en dirección al baño, no sólo quería lavar mi cara y cepillar mis dientes, mi vejiga estaba pidiendo ser vaciada ya.
De regreso fui a la cocina por algo para desayunar y aproveché a revisar la hora. Apenas eran las diez de la mañana, así que luego de empinarme un vaso de jugo de naranja me dispuse a colocar algo de música y limpiar un poco antes de irme.
Ése día sólo tenía clases en la tarde, por lo que me iba muy bien organizar la casa y tomarme todo el tiempo para arreglarme sin apuros. Además, papá y Liam no tendrían tanto que hacer al llegar a casa.
Todos felices.
Corro por la sala mientras salto algunos cojines regados por el suelo hasta llegar al reproductor de música y cambiar una canción que no iba con el ánimo que traía hoy, mientras cambio intentando encontrar una que me llene de aún más energía me doy cuenta que soy un alma triste, escuchar demasiadas canciones tristes está haciendo algo conmigo.
Rio por el pensamiento y retrocedo al encontrar la canción perfecta para trapear mientras bailo y canto.
Recojo los cojines de antes mientras finjo tocar el violín dramáticamente, cierro los ojos y me detengo, entonces llega el golpe de ritmo y es momento de sacar los pasos prohibidos.
This is what falling in love feels like de JVKE, es una canción que simplemente te transporta con su juego de distintos ritmos.
-¡¿Acaso no te has dado cuenta? De lo bien que me complementas!-canto mientras trapeo el suelo.
¿No les pasa que hay veces en que no disfrutan lo suficiente una canción? ¿O sienten que la canción no dura lo suficiente? Tanto así que se ven en la obligación -más bien, necesidad- de reproducirla hasta que se sientan satisfechos.
Pues justo me pasaba eso cada vez que escuchaba esa canción; sobretodo ahora y hoy, el día se sentía distinto, como un buen día y sorprendentemente andaba de un muy buen humor, cosa que no pasa cuando duermo mal.
Lo siento, pero creo fielmente que si no duermo bien, los días no son buenos. Sobretodo porque elijo el camino de la violencia y trato mal a todos.
Claro que no tienen la culpa, pero tampoco tienen que tentar mi paciencia cuando no duermo bien.
Termino de limpiar y organizar hasta donde el tiempo me da, para mi alivio solo faltaron unas pequeñas cosas, nada del otro mundo; me dirijo a mi habitación con la voz de Dua Lipa resonando por toda la casa, tiendo mi uniforme encima de la cama, busco mis accesorios y arreglo mi mochila.
Me dirijo al baño para darme una larga ducha en la que aprovecho para lavar mi cabello, mi piel y carita muy bien. Enrollo una toalla alrededor de mi cuerpo, otra en mi cabello y con otra seco mi rostro.
Voy al espejo y comienzo a secar mi cabello para finalmente alisarlo, mi cabello era de ondas pero los demás me veían bonita cuando lo llevaba liso y por eso trataba siempre de mantenerlo lacio. Luego preparo la piel del rostro antes de hacerme un maquillaje muy básico y natural.
Salgo del baño, me visto y calzo mis zapatos, tomo mis cosas y voy a la cocina otra vez. En este caso para hacerme algo de almorzar, ya que mi "desayuno" había sido un vaso de jugo.
Y no porque no tuviera tiempo o ganas de cocinar algo, sólo no tenía tanto apetito y con un vaso de jugo bastaba.
Ahora en cambio sí o sí debía comer algo, el calor y el sol mientras camino al instituto probablemente causen estragos en mí, y no quiero llegar casi muerta, desmayada y deshidratada a clase.
Contando con mi mala suerte estoy casi segura que me caigo a mitad de calle delante de un montón de personas y luego querrán darme respiración boca a boca o quién sabe qué, y no gracias.
Reviso el refri y encuentro todo lo básico para prepararme una ensalada de lechuga, después de haber picado todos los ingredientes y estar lista la ensalada me siento a desayu-almorzar, mientras me encuentro pensativa.
¿Es normal que después de que hayan pasado muchos minutos de algo que pensaste rebobines y eso te haga recordar algo más? Eso me pasa siempre.
En tantos de mis pensamientos mientras el crujir de la lechuga resonaba en la cocina, recordé lo de la respiración boca a boca, lo cual me hizo reír y bajar mis ojos al tazón de vegetales, pero justo eso me hizo recordar algo más.
En el beso.
El beso con Farley.
Por alguna razón pensé en que si llegaba a desmayarme y necesitaba respiración boca a boca -algo que no pasaría- me gustaría que fuera Farley el que se encargara de hacerlo.
Es decir, unos labios conocidos, además éramos amigos y se trataría de algo de "vida o muerte" ¿Quién mejor que uno de mis mejores amigos al que le tengo mucha confianza?
Pero... Diego también es uno de mis mejores amigos y le tengo mucha confianza. ¿Qué tendría de malo que fuera él? Me pregunté y automáticamente en mi cabeza apareció la respuesta.
No tendría nada de malo, sólo no sería Farley y eso... No lo sé, ¿Me decepcionaba un poco?
No es que quisiera besar a Farley de nuevo...
¿O si?
No, no, no.
Definitivamente no era eso.
¿Cómo se me ocurría pensar en eso? ¡Por Dios Olive! ¡Es tu amigo! Me regañé.
Quizás era por esa fantasía interna e infantil que guardaba desde pequeña con la idea de tener un príncipe azul que me rescatará como una damisela en peligro -aunque no lo fuera- ¿Y por qué Farley? Fácil, era el más caballeroso de todos, tan amable y atento, respetuoso y cariñoso.
Quizás no tenía un título, una capa o una espada, o quizás no tenga un linaje real que lo demuestre. Pero Farley era todo un príncipe encantador, como los de cuentos de hadas.
Una vez que pensé en él, también recordé que debía buscar a su abuela hoy en el instituto, pues era la única forma en la que había sabido algo de él éstos últimos días. Ya había pasado casi una semana desde la pelea y la última vez que le ví.
Y todo lo que había sabido por parte de su abuela era que estaba bien y muy ocupado organizando algunas cosas, definitivamente el tiempo de expulsión le estaba sirviendo de algo y que estaba aclarando algunas cosas en su cabeza, cosas que involucran serias decisiones.
Le había dejado un recado con ella, pidiéndole que le saludara de mi parte, que también le dijera que lo extrañaba, que nada era igual sin él, que cuando regresará le prestaría todas las clases y apuntes que tenía y que lo quería mucho, que contaba con mi apoyo en todo.
Después de saber su respuesta decidí no enviarle más recados, sólo darle su espacio, quizás quería tiempo para él y estar sólo. Sin embargo, en ocasiones venían a mi cabeza las palabras de Camilo sobre él, pero intentaba mantenerme positiva y pensar que todo estaba bien.
Sí, todo está bien.
Terminé con mi ensalada, ví la hora y tomé una botella de agua. Corrí por mi mochila y llaves, cerré la casa y me apresuré a llegar al instituto.
Al llegar saludé a aquellos que me cruzaba en los pasillos como de costumbre, pero me detuve al encontrarme a Pilar conversando animada con el resto del personal de limpieza.
Saludé al resto y le pedí un momento para hablar, accedió disculpándose con los demás.
-Linda, no te vi en la mañana-acarició mi brazo con su mano.
-No, es que no tuvimos clases-asintió comprensiva-Bueno, creo que se imaginará de qué quiero hablar, de nuevo.
Reí nerviosa y ella sonrió.
-Claro linda. Está bien e igual que todos éstos días hoy estuvo aún más ocupado.
-Entiendo... De verdad, no quiero sonar entrometida, ni nada de...
-Olive, cariño. Sabes que puedes preguntar con toda confianza, conoces a mi nieto aún más que yo.
-Je, je. No lo creo, pero... ¿Sabe si ya resolvió esas dudas y decisiones que tenía?
-Sí, ya todo está resuelto-sonrió-Solo ha estado organizando sus cosas en la habitación y todo eso, por eso se ocupa tanto.
Vale, vale. Ahora todo tenía más sentido.
-Ahhh, ahora sí entiendo, ya me preocupaba-suspiré aliviada.
-¿Qué? ¿Pensabas que Farley estaba molesto contigo?-sonreí inocente y ella rió-Linda, eso no pasaría, mi nieto te adora.
-Es que... Sí lo llegué a pensar cuando le mandé el recado, usted dijo que sólo asintió y no respondió, que más bien cambió de tema e ignoró mi mensaje-jugueteé con mis dedos-Pero luego pensé un poco más y asumí que como tenía tantas cosas en la cabeza, era mejor darle su espacio.
Ella asintió estando de acuerdo conmigo.
»-Pienso que detrás de ése asentimiento guarda muchas palabras.
-Creéme, detrás de ése asentimiento guarda muchas palabras, sobre todo para ti.
Mi ceño se arrugó y la miré con confusión.
-¿A qué se refie..?
-¡OLIVEEEE!
Ambas giramos a un costado, en el cual venía Mara corriendo hacia mí para jalarme del brazo.
-Mara, ¿Qué pasa?
-Hola, abuela de Farley-dijo intentando controlar su respiración-Vamos ya Liv, estamos en clase.
-¿Ya?
-Siií.
Me volví a Pilar y ella hizo un ademán con la mano, restándole importancia.
-No pasa nada, ve a clases, luego hablaremos.
-Pero...
-Anda, linda.
Asentí inconforme y Mara me arrastró hasta el aula de clases, dónde mi rostro se iluminó y sorprendió al ver a Farley charlando tranquilo con algunos de los chicos en un rincón del aula.
Me acerqué hasta su sitio y saludé al resto de mis compañeros y amigos, nuestros ojos se cruzaron y sonreí.
-Hola perdido, ¿Qué tal va todo?
-Todo bien. ¿Y tú cómo vas?
-Mejor ahora que te veo-los chicos aullaron bromeando-¿Podemos hablar?
-No lo creo, estaré enfocado en la clase, si te parece podemos hablar luego.
No me lo esperaba, he de admitir.
-Oh... Pues, vale, no hay problema.
Él asintió y continúo en su conversación con los chicos ignorandome por completo, no me quedó de otra más que tomar mi asiento y más atrás Mara se situó a mi lado.
-¿Acaso Farley Reyes ha pasado de ti?-la miré mal.
-Hablas como si yo fuera alguna deidad.
-Eh, ¿Hola? Para Farley sí.
-Claro que no.-ella rodó los ojos-Además ha pasado días sin ver a los chicos y no es la gran cosa que no quiera hablar conmigo ahora, no siempre tenemos que estar juntos.
-Si tú lo dices...
Se giró para buscar sus cosas en su mochila y yo me quedé en silencio pensativa, mientras veía a Farley conversar muy tranquilo y animado con los chicos.
Quizás Mara tenía razón y algo no andaba tan bien. Quería creer que todo seguía igual, pero tenía un presentimiento.
Y ése presentimiento se convirtió en una realidad justo antes de la última hora de clase en esa tarde.
Farley había pasado todo el tiempo ignorandome o inventando excusas para no hablar. No quería presionarlo, pero también merecía una explicación, me tenía muy confundida.
Claro que todas las piezas encajaron cuando iba por los pasillos de regreso, había ido al baño y antes de llegar a la puerta del salón ví como la señora Pilar hablaba apurada y con un brillo de emoción en su rostro con Farley, que no paraba de asentir a todo lo que le decía su abuela.
Traté de apresurarme para intentar una vez más hablar con él, pero regresó dentro del aula y Pilar se dirigía a la salida.
-¿Todo bien?-pregunté cuando pasó a mi costado.
-Excelente, linda. Estoy de afán, hablamos luego.
Iba con paso apresurado, casi que saltaba de emoción y con una gran sonrisa en el rostro.
-Claro...
Al regresar al aula, todo estaba hecho un revuelo y todos se apresuraban a guardar sus cosas, confundida revisé la hora y aún era temprano.
-¿Pasó algo mientras no estaba?-pregunté a Mara apenas me senté.
-¿Por qué no me contaste que Farley se va?
Espera.
¿Qué?
¿Se refería a que...?
-¿Qué quieres decir con qué Farley se va?
-¿Qué se va del país?-mi cara le dijo todo-¿Tú tampoco lo sabías?
-Pero... ¿Cómo qué se va? ¿A dónde? ¿Por qué? ¿Cuándo?
-Pensé que lo sabías...
-¿Y tú cómo lo sabes?
-Literalmente la profesora lo acaba de anunciar y se creó este caos, porque saldremos más temprano. Al parecer su abuela lo vino a buscar para ir por su pasaporte.
-¡¿Qué se va ahora?!
-Es lo que creo.
-Esto no puede ser.
El resto de mis compañeros de pie, no me dejaban ubicar a Farley, intenté buscar con la mirada pero me era imposible.
-Por un demonio...-murmuré.
-Olive, siéntate y espera a que los salvajes se calmen.
-No, necesito hablar con Farley ya, que deje de hacerme a un lado e ignorarme.
No sólo estaba algo molesta, sino también triste, decepcionada y confundida.
Cuando me empuje entre el círculo que rodeaba a Farley, justo él salía de el recibiendo buenos deseos, algunos abrazos, felicitaciones y golpes amistosos en el hombro.
Volví a empujarme, pero está vez hacia afuera. Logré ver cómo estaba a punto de cruzar la puerta y Mara lo detuvo para que ganará algo de tiempo.
-Farley, aguarda un segundo, por favor.
-Lo siento Mara, me tengo que ir.
Intentó acorralarlo, pero él la esquivó fácilmente, salió con sus cosas en los brazos y con una sonrisa en su rostro. Afortunadamente, yo también logré salir del tumulto, corrí fuera del salón y lo alcancé.
-Farley.
Se detuvo, quedándose inmóvil, como si estuviera siendo congelado el tiempo. En otro de los pasillos a una retirada distancia, esperaba su abuela y Franco, su hermano mayor.
»-Tenemos que hablar-volví a hablar.
-Lo siento, Olive. En serio, debo irme.
Se giró y aunque no iba llorar, mis ojos picaban por hacerlo. Su rostro había cambiado, ya no estaba feliz, ahora había duda y pena.
-No, Farley. No puedes irte, no así.
-¿Y cómo quieres que me vaya?
-¿Por qué no me dijiste? ¿Por qué no hablaste conmigo? ¿Por qué te vas? Deja de evitarme, no seas cobarde y dime lo que tengas que decir.
Rio amargamente y nego con la cabeza, se acercó un poco más a mí.
-Me voy, porque es una gran oportunidad para mi vida, toda mi familia irá y no hay nada que me aferre a quedarme aquí-dijo viéndome a los ojos.
-¿A dónde vas?
-Argentina, parte de mi familia está allá.
-¿Por qué no me dijiste?
-Porque era algo en lo que estaba pensando, pero la decisión está tomada y no hay vuelta atrás.
Mis manos temblaban y demasiadas cosas pasaban por mi cabeza, había tanto que quería decirle pero no sabía ni por dónde empezar, mis ideas estaban hechas un lío y todas mezcladas, así que me lancé a sus brazos y lo abracé con fuerza.
Tardó un poco en asimilarlo, pero apenas lo hizo no dudó en corresponder el abrazo.
-Espero que seas muy feliz y que todo lo que te propongas y sueñes se cumpla. Cuídate mucho y no pierdas el contacto.
Asintió.
-Siempre serás mi mejor amiga, Livie. ¿Lo sabes?-asentí y nos separamos.
-Estaré aquí siempre, cuando regreses y cuando me necesites, no lo olvides.
Sonrió y yo también.
-No lo olvidaré. Te quiero-dejó un beso en mi mejilla y siguió su camino.
-Yo también te quiero.
Se giró y me regaló una última sonrisa mientras se dirigía a su familia y ahí estuve de pie, hasta que mis ojos perdieron su silueta.
Y ahí me quebré, no había nadie en los pasillos así que me ahorraría los comentarios condescendientes y las miradas de lástima.
Corrí al árbol donde solíamos pasar algunas tardes hablando sobre todo y nada, me senté al pie de éste y me eche a llorar sin parar.
Pensé en todo lo que tenía atorado, todo lo que quería decirle y no le había dicho. Pero ¿Al fin y al cabo qué hubiera cambiado? La decisión ya estaba tomada y no podía ser tan egoísta como para pedirle que se quedará, no por mí.
Si Farley decidía quedarse debía ser por él mismo y no por alguien más, mucho menos por mí. Era su futuro, sus sueños y su felicidad lo que le aguardaba en ése avión, no sería yo quién se lo quitará.
Jamás lo haría, no sería capaz.
¥
Capítulo triste, lo sé.
Seguramente no pensaban que mandara a volar a alguien tan rápido ¿verdad? Pues sí, así debe ser mi gente, sería una forma de decirles que... La historia de Farley y Olive, nunca empezó, nunca tuvieron una oportunidad. ¿Y saben?
No es lo mejor, no ahora.
Bueno, bueno, mejor me callo, no quiero spoilers. Se me cuidan, los tqm y besitos en el mil arrugas.<33
~Jai.
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