Capítulo Nueve.
"Búscate la excusa más
tonta de todas y háblame".
~Ferrer.
Olive
Bueno, quizás no había llegado aún mi etapa emo, pero sí que se sentía muy distinto ser una adolescente ahora, a como unos meses atrás.
Hace un mes estábamos de vacaciones y aunque no había hecho nada para cambiar mi estilo de vida o algo brutal en mi apariencia, me sentía diferente.
Me gustaba creer que se debía al cambio de entorno. No es que no me gustará la escuela, o ver a mis amigos, es más bien la otra parte de la escuela, el lado oscuro.
Los chicos reunidos en algún pasillo esperando que pasen las chicas para mirarlas por detrás o hacer comentarios "buenos" o malos sobre sus cuerpos. Las chicas que murmuraban cosas mientras te criticaban con sus miradas y algunos profesores que solo les gustaba "bromear" o reírse de los comentarios que hacían los demás, normalizando ésas conductas.
Pero éstas mini vacaciones me habían dado un respiro, justo lo que necesitaba. Pasar más tiempo con papá y Liam, incluso con el demonio de Tasmania, aunque no nos lleváramos bien y le encantara regar mis cosas a propósito.
Y a ver, no es que tuviera algo en contra de los animales o los perros, específicamente mi problema era con esa chiquilla y ni siquiera era mi problema, ella siempre andaba odiandome y yo solo existía.
Cuando papá y Liam no estaban en casa, pasaba casi todo mi día entero con la chiquilla, en un débil intento de sobrevivir ambas bajo el mismo techo.
-Te ves mejor desde que pasas más tiempo en casa.
-Me alegra no ser la única que lo haya notado.
Justo era la hora dorada y con Liam decidimos sentarnos en el césped frente a la casa, mientras veíamos a los niños correr sus bicis o jugar, y claro la chiquilla recibía una gran cantidad de mimos y caricias por parte de mi hermano.
-Supongo que es todo el estrés de la escuela. ¿Segura que lo llevas bien?-asentí.
-Excelente, sigo siendo la mejor de la clase.
-Esa es mi hermana, arriba los cinco-levantó su palma y choqué la mía correspondiendo.
-No sólo son las tareas, sabes que el ambiente escolar siempre va a ser tóxico. Sobretodo si hablamos de adolescentes recién pubertos que quieren novios y novias distintos cada día.
-¿Y tú haces parte de esos adolescentes pubertos con ganas de una relación?-giré a verlo-Digo, es algo normal.
-¿Qué? No, Dios, no.
-Venga ya, Olive, ¿Ni un sólo pretendiente? Mira que eso lo tenemos en la sangre-forcé una sonrisa.
-Nada de nada, querido hermanito-me miró-No soy como las demás chicas del instituto.
Él me regaló una sonrisa de lado. Quizás habían cosas que me guardara para mí o que no veía adecuadas compartirlas con mi hermano, sin embargo, la opinión que tenía sobre mí misma era algo que todas las personas cercanas a mí sabían.
-No, eres única, sencilla, delicada y eso es hermoso.-sonreí-Ahora dime, ¿De verdad no tengo cuñado?
-Que no-reí.
-¿Y qué tal todos esos chicos que siempre te acompañaban a casa? ¿O con los que siempre andas?
-Ehm, todos son mis amigos.
-Hay uno en particular, es de baja estatura, mucho más pequeño que tú-rió-usa brackets.
De inmediato pensé en Farley, pero luego vino a mi mente la imagen de Camilo.
-Conozco dos con esos rasgos.
-Ha venido varias veces.
-Ah, Camilo-asintió.
-Yo no lo soporto-rió una vez más.
-¿Seguro? Tus risas me hacen creer otra cosa.
-Me rio porque es muy inmaduro, se ve que es de esos chicos a los que les gusta la atención.
Farley... Él siempre decía lo mismo de Camilo.
-¿Y tú cómo sabes eso?
-Creeme hermanita, conozco muchos de esos y a él se le nota que es un idiota.
Asentí y miré mis pies en el césped, mientras Liam reía a mi lado, se volvió a mí y se calló al notar mi expresión.
-No me jodas.
-¿El qué?
-El te gusta.
-¿Qué? Claro que no.
-Ay no puede ser, sí te gusta. Estás coladisíma de él.
-Cállate-lo apunté.
-Entonces... Te gusta-me miró y yo asentí-No me estás pidiendo un consejo, pero no es un buen lugar donde empezar tu aventura en el amor.
-¿Eso es todo? ¿No vas a regañarme?
-¿Por qué?
-¿Por qué me gusta alguien?
-Olive, es algo normal. Estás creciendo y algún día pasaría, no puedo regañarte por algo que no es tu culpa, son cosas que pasan-colocó una de sus manos sobre mi hombro-lo único que puedo hacer es aconsejarte y rezar porque nunca rompan tu corazón, porque si lo hacen yo destruiré el suyo.
-Pero, igual le dirás a papá.
Hizo una mueca y vió al cielo.
-El cielo está muy lindo hoy y me siento tan bien... Hoy no le diré, tu secreto está a salvo conmigo-me guiñó un ojo-pero, eso sí, dime qué tendrás en cuenta mi consejo y es un trato.
-Trato-estreché su mano y ambos sonreímos.
-Bien, ahora creo que iré adentro a ayudar a papá...-intento levantarse pero lo detuve.
-Espera, Liam.
-¿Sí, qué pasa?
-¿Crees que soy linda?-suspiro.
-Liv, creo que eres muy hermosa, pero que jamás lo vas a notar hasta que dejes de comparar tu belleza con la de otras y te des el valor que mereces, empieza por ti y verás magia a tu alrededor.
-¿A qué te refieres?
-A que nadie va a amarte si no empiezas a hacerlo tú, y si llegará a pasar, sería imposible que le creyeras a esa persona cuando tú no te ves de esa forma. Acabarás lastimandote y lastimandolo.
Lo que decía Liam era cierto, pero eso me hizo pensar en como muchas personas que me conocían o mis amigos, siempre decían que era linda, solía pensar que lo hacían por lástima.
-¿Crees que nadie pueda amarme así como estoy ahora?
-Sí, pero nunca verías los ojos de alguien llenos de amor por ti, cuando los tuyos tampoco están llenos de amor al verte en el espejo.
-Pero está Camilo-puso los ojos en blanco-¿Que me guste y lo quiera significa algo, no?
-Olive-se arrodilló a mi altura nuevamente-Que te guste alguien o que quieras a alguien, no está ni cerca de ser parecido a lo que es el amor.
-Entiendo.
Él asintió y se marchó.
Y así era, lo entendía. Entendía todo lo que tenía que hacer de ahora en adelante y también entendía que debía buscarle mi propio sentido al amor, mi propia definición sobre el amor.
¥
Bajaba y bajaba el inicio de mi Facebook, buscando algo "bueno" o entretenido, o quizás solo esperaba recibir un mensaje de Farley como algunas veces las últimas semanas.
Y la verdad es que no habíamos hablado, sólo alcanzaba a contestar los "Hola" que me enviaba o yo a él cuando el otro no estaba conectado. Incluso había intentado encontrar un patrón o un horario predeterminado y no había ninguno, solo aparecía y ya.
La verdad, es que extrañaba un poco a Farley, más bien, a lo que éramos antes, cuando él estaba aquí.
Quizás Mara tenía razón cuando decía que se había olvidado de mí y que me estaba evitando.
Fuera lo que fuera, era algo que tarde o temprano sucedería, solo que me hubiera gustado creer que Farley sería distinto a los demás, no solo otro chico más que en el corto tiempo que compartimos logramos tener una bonita amistad y que cuando se marchó sólo desapareció.
Claro que tampoco podía ser dramática y armar todo un escenario solo porque Farley no me haya buscado, él no me debía nada y tampoco debía de hacerlo.
Quizás pasar tanto tiempo con Camilo me estaba cambiando para mal y ahora también tengo la necesidad de recibir atención de los demás.
Mm, no lo sé, no lo creo.
O quizás... Sólo lo extraño.
Extraño cada clase, cada abrazo, cada risa, cada consejo y tarde juntos. Farley siempre daba mucho de él por mí...
Espera.
Eso es.
Más bien, eso puede ser.
¿Qué tal si Farley cree que no me importa tanto como en realidad lo hace? ¿Qué tal si quiere que lo busque?
Sí, eso es.
Dirigí la flecha del mouse hasta la bandeja de mensajes, busqué nuestro chat e hice click ahí, el último mensaje había sido mío y mientras comenzaba a redactar un nuevo mensaje para saludarlo, preguntarle cómo está, desear que todo esté bien y decirle lo mucho que lo extraño, me percaté de un gran detalle que quizás podría marcar la diferencia.
Había colocado una foto en su historia, era él, frente a un espejo y estaba igual que hace unos meses, solo algunos pequeños cambios, el cabello un poco más largo, sus hombros más anchos, pequeños detalles. Pero pequeños detalles que marcaban la diferencia, al menos para mí.
De eso siempre se trataba Farley, tanto en su apariencia como en su personalidad, los pequeños detalles, era una cualidad preciosa que siempre me hacía mucha ilusión de su parte. Por eso, me gustaba decir que Farley no era como el resto de los chicos que conocía, él era muy diferente.
Mientras que otros chicos se fijarían en tus "atributos físicos" solo por sus tamaños o formas, Farley no. Él solo... No era así.
A Farley le gustaba fijarse en esas cosas que nadie nunca notaría. Era único en su especie y eso lo hace tan inolvidable para cualquier chica.
Un hombre que pueda hacerte un cumplido sobre tu belleza o tu cuerpo está bien, pero uno que pueda ver más allá de lo físico y que se fije en tu cerebro o en quién en realidad eres, es algo de otro mundo.
Me decidí por responder la historia de su foto con un "Estás muy lindo", con un corazón al final del texto.
Por alguna razón que no logro comprender, estuve algo dudosa y nerviosa antes de enviar el mensaje pero, ¿Por qué? No era ni la primera, ni la última vez que le hacía un cumplido a Farley.
Al contrario, era algo totalmente normal entre nosotros, ser cariñosos también era algo normal.
Me quedé en pausa, solo viendo al computador justo en el chat donde había respondido a su historia, con el manojo de nervios que traía de quién sabe dónde y quién sabe porqué. Parpadeé y sólo me ocurrió cerrar la sesión -algo que nunca hacía- luego la pantalla, apagar todas las luces y echarme en la cama.
Me cubrí con la cobija hasta los hombros, aproveché una esquina de la tela y comencé a mordisquearla mientras veía a un punto fijo de la habitación intentando vagamente conseguir el sueño.
Luego giraba nuevamente, cambiando de posición a cada dos por tres, enfocándome en distintos puntos de mi habitación y descubriendo algunas manchas y telarañas que no conocía.
Decidido, mañana haría limpieza.
Me fue imposible pegar un sólo ojo, así que me levanté por un vaso de agua que siempre dejaba en la misma mesa del computador, algo que debía dejar de hacer -lo sé, mi paranoia nocturna también me dice que es algo peligroso-.
Después de empinarme toda el agua, miré el computador mientras repiqueteaba mi pie en el piso de madera.
¿Qué hago? ¿Lo reviso? Es que... ¡Dios! Para empezar no sé porqué actúo así, ya basta.
Tomé todo el valor que tenía y mandé al diablo los nervios, me senté y abrí el computador, inicie sesión y al parecer, mi suposición había tenido resultados.
Farley Reyes:
Igual que tú. ❤️
Hace casi media hora había contestado... ¿Respondo de nuevo? Claro que sí, Olive. No seas tarada.
Pero... ¿Qué contesto? ¿Gracias? Luego el diría "De nada" y yo enviaría un emoticón, a lo que él no contestaría nada y no quiero eso. Quiero hablar con él, pero no sé cómo hacerlo.
Piensa Olive, lo conoces, debe haber algo con lo que al menos puedas empezar una riña con él y extender la conversación, o algo que puedas preguntar y hacerte la interesante.
¿O que tal si sólo eres sincera? Y le dices como te sientes. Sí, eso es.
Olive Santana:
Awww, te quiero.❤️
Bien, eso está perfecto, porque sí... Lo quieres y lo extrañas. Pase lo que pase así será, siempre lo querrás, siempre será importante para ti.
Quizás no sepa que será de mi en un futuro, o ni siquiera sepa si habrá un futuro, o un mañana, o que carrera elegiré, o si seguiremos siendo amigos por el resto de nuestras vidas, tampoco sé si algún día nos veremos de nuevo.
Vale, tengo que parar con la paranoia.
Solo puedo asegurar que yo jamás, dejaré de quererlo, ni ahora, ni nunca.
Tengo la certeza de eso.
Nota de autora:
Llámenme loca, pero yo amo la paranoia de la Olive hajhskzhs, hay muchas cositas de este capítulo que me gustaron, espero que a ustedes también les vaya gustando la cosa.
Me imaginaba que ya comienzan a extrañar a Farley y su narrativa, yo también un poco, pero para aclararles, en esta segunda parte que está a poco de comenzar, no tendremos mucha interacción de su personaje, pero no va a desaparecer ¿Okey? Calmaos.
Espero que estén disfrutando muchísimo, los amo, cuídense, no se olviden de votar y nos leemos el próximo sabadito. Besitos en la cola.<333
~Jai.
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