El hilo rojo
Es por la mañana y como siempre Ranma se despierta el primero de la casa. Como buen practicante de artes marciales, suele despertar pronto para hacer sus ejercicios matutinos.
Bosteza y se estira, y luego frota sus ojos, pero algo le molesta a la vista. Entonces nota que hay algo atado en su dedo meñique. Lo mira extrañado y ve que su dedo tiene un hilo rojo y, cuando intenta quitárselo, se da cuenta que es intangible y que no lo puede asir, por lo que tampoco lo puede desatar. Entonces se levanta y una vez vestido se dispone a ver hasta donde lleva ese hilo rojo, pues se alarga lejos de él.
Está deambulando por la casa cuando un ataque sorpresa de Ryoga, su principal contrincante, lo tira como siempre al estanque, donde por acción del agua fría Ranma automàticamente se convierte en una chica pelirroja. Eso le pasa desde que un tiempo atrás cayó en una fuente maldita donde se había ahogado una chica pelirroja como esa. Que tonto, no?
- ¡Sal del agua y pelea, maldito cobarde! ¡Ya sabes que aunque te conviertas en una chica yo no me frenaré! - le grita lleno de energia Ryoga.
- ¡Ven aquí si te atreves! - le grita Ranma aun en el agua, enseñándole los puños. - Aunque como siempre te ganaré.
- ¡Esta vez, no! - lo ataca de nuevo Ryoga.
Ranma lo esquiva mientras el otro sigue atacando. Así llegan a la calle, sin parar de pelearse, hasta que chocan de bruces con alguien. Cuando se recobran descubren que se han topado con Kuno.
- ¡¿Se puede saber...??! ¡Chica pelirroja!!! - pasa del enfado a la alegría en un instante el rico practicante de Kendo, abrazando a Ranma que se eriza como un gato.
- ¡Suéltame!
De un golpe, Ranma-chica se lo saca de encima y luego lo mantiene a distancia, poniéndole un pié en la cabeza.
Entonces se da cuenta de algo.
Su hilo rojo inexplicablemente termina su recorrido en el meñique de Kuno. Este, también se fija en ese detalle.
- ¿Qué es esto...? - dice intentando sacárselo en vano.
- Ni idea, ni me importa. - dice mosquedo Ranma, aun como pelirroja.
- A mi sí. ¡Porqué me une a ti, mi querida pelirroja! - la intenta besar, con lo que se lleva un buen coscorrón.
Para que lo deje en paz, Ranma se escabulle hacia una casa de té que sabe cercana y se tira agua caliente de una tetera en la cabeza, recuperando su aspecto original a tiempo, pues ya vuelve a ser alcanzado por Kuno.
- ¿Donde está la chica pelirroja?? - le pregunta Kuno. Curiosamente ya no lleva el lazo rojo en su meñique.
- Se fue... por ahí. - lo engaña.
Kuno se larga en esa dirección y aparece Ryoga en su lugar. En ese momento Ranma está observando su propio hilo rojo, el cual aun no ha desaparecido.
- Que raro es esto.
- ¡Ranma! ¡Retomemos nuestra pelea! - vuelve a la carga Ryoga.
- Déjame en paz. Debo resolver esto. - dice mostrándole el hilo rojo en su dedo. Y acto seguido se va siguiendo su rastro, mientras Ryoga lo sigue de cerca, enfadado porque no le hace caso.
Curiosamente vuelven a casa, y más concretamente, esto los lleva hasta... Akane, del dedo de la cual pende el otro extremo del hilo rojo.
Ella no los ve, está de espaldas. Tampoco parece haberse percatado del hilo. Ranma toma aire y se dispone a avanzar hacia ella para decirle, pero tras él Ryoga está sacando humo por las orejas porqué ve como el extraño hilo que hace rato ve en Ranma, ahora también ata a su amada a su eterno contrincante, por lo que por celos reacciona lanzándose contra Ranma, cayendo los dos al estanque, y otra vez Ranma se convierte en chica. Y Ryoga en cerdito. (Siguiendo y atacando a Ranma él también acabó cayendo en uno de esos estanques malditos, en donde se había ahogado un cerdito muy mono).
Debido al ruido, todo el mundo en la casa va a ver qué ocurre, incluido el viejo maestro Apu que se fija en el hilo rojo que ata a Ranma.
- ¿Desde cuando tienes este hilo en el dedo?
- Desde esta mañana al despertar. ¿Acaso tú, viejo, sabes que es?
- ¡Más respeto, jovenzuelo! - dice propinándole un golpe de bastón en la cabeza al Ranma-pelirroja. - O no te contaré nada.
- Pero nosotros queremos saber que es... - dicen los papas de Ranma y Akane, discípulos del viejo maestro.
- Está bien, hoy me siento de buen humor para contar una historia. Este hilo es El Hilo Rojo del Destino. Es una leyenda china que dice que quien lo tenga atado en su meñique, encontrará en su otro extremo a la persona destinada. O dicho de otra manera, a su media naranja.
- ¡Oooooh! - dicen todos.
- Entonces deberíamos averiguar a donde lleva el hilo.
- Y espero que lleve a una de mis hijas, o se romperá el trato que tenemos y tú y tu padre no podréis seguir viviendo aquí. Recuerda que debes casarte con una de ellas y heredar el dojo. Esa es la promesa de tu padre.
- Eso no es problema: precisamente lleva a... - pero antes de terminar, Ranma-chica se da cuenta de que el hilo rojo de Akane a desaparecido, y el suyo sale de nuevo de la casa. - ¿¿Cómo es posible??? ¡Si antes...! - mira extrañado y contradecido a todas partes. - ¡Yo he visto como el hilo llegaba a...!
- ¡Ninguna de mis hijas tiene tu hilo rojo! ¡Entonces, ya os podéis largar de inmediato de mi casa!
- ¡¿Qué??? ¡Eso no es cierto! ¡Antes...! - pero se calla al ver la cara triste de Akane, que abraza al cerdito-Ryoga y se da la vuelta en dirección contraria a él.
Discutiendo, él y Gemma, su padre, son echados de la casa a patadas por el padre de las chicas.
Ahora van por la calle preocupados por lo que les pasará ahora, sin un techo bajo el que dormir y sin apenas dinero, cuando son interceptados por Kuno, que aun va en busca de la pelirroja.
Entonces Gemma ve como el hilo rojo de Ranma, aun convertido en chica, lo une a Kuno.
- ¿Cómo es posible eso?? ¡Ranma, estás destinado a este chico...!
- ¿De qué habla este hombre tan extraño?
- Del hilo rojo en tu meñique. - sigue hablando Gemma. - ¿Sabías que, según una leyenda china, te une a tu persona predestinada?
- ¡Papá! ¿Porqué le cuentas eso...?
- ¡Lo sabía! Sabía que debía escogerte a ti, chica pelirroja, me lo decía el corazón. Debería decirle a Akane que se olvide de mi, aunque me duela. Es obvio que mi corazón ya ha elegido... - lo abraza bien fuerte con lágrimas de felicidad en los ojos.
Otra vez Ranma está erizado como un gato.
- Debéis venir a mi casa. - continua diciendo Kuno. - A partir de ahora somos familia, por lo que lo mío es vuestro.
- ¿Quieres decir que vayamos a vivir contigo? - dice incrédulo Gemma.
- ¡No! - grita asustado Ranma.
- Sí. Si Ranma va a ser mi esposa, tu vas a ser como otro padre para mi. - y luego le dice a Ranma con mirada de galán seductor: - Aunque aun se me haga raro que lleves el mismo nombre que mi odiado enemigo, tu belleza me lo hace olvidar.
- Entonces vamos gustosos contigo. - dice Gemma.
- ¡Eh! ¡No decidas por mi! - protesta Ranma.
- Soy tu padre y harás lo que te mande. - y por lo bajini añade: - Además, este tío está forrado. Con él nos vamos a pegar la vida padre; mejor que con ...
- ¡Pero eso a mi no me importa!!
- Pues debería, hijo, digo... hija. Vas a tener un buen casorio con este chico y yo, como tu padre, lo apruebo. - dice todo digno, el muy traidor. "¿Cómo no se me ocurrió antes? ¡Esto sí que es un buen partido!", piensa ya ilusionado con disfrutar esas riquezas.
Kuno, inmediatamente se los lleva a su lujosa casa (y menos Ranma, todos bien contentos) para preparar la boda.
Al principio, Gemma consigue que Ranma les siga el rollo, pero cuando ve que lo de la boda va en serio y demasiado rápido, sea asusta. Y no es para menos: las sirvientas de la casa de Kuno ya han traído todo de vestidos para que se pruebe y no hacen más que preguntarle cosas sobre la boda sobre la comida, el pastel, el lugar donde viajarán de luna de miel..., hasta que lo ahogan tanto que se escapa de ellos llevando aun el último vestido que se ha probado.
Tras una persecución acérrima por toda la casa (a cual es enorme, hay que decir), Ranma consigue escapar de ahí, ya que su dignidad finalmente ha ganado al hecho de subyugarse a los deseos de su padre, y se encamina de nuevo a la casa de Akane para aclarar el malentendido. Pasando, eso sí, por el salón de té de siempre para echarse agua caliente y volver a ser un chico. Por suerte, aun conserva bajo el vestido los pantalones.
Una vez en la casa, en la que se cuela por el jardin, busca a Akane, y cuando la encuentra, el cerdito-Ryoga está con ella y obviamente intenta evitar a toda costa que Ranma le diga la verdad, pero como Ranma se lo espera esta vez consigue esquivarlo antes de que de nuevo lo moje con agua fría. Obviamente, los dos se han dado cuenta de que el hilo une a Ranma con personas distintas según sea chico o chica.
Así empieza una ridícula pelea entre Ranma y el cerdito, siendo claro que Ryoga, debido a su forma actual, no tiene nada que hacer. Sólo cuenta con que Akane lo proteja como siempre, pero eso ahora no le sirve.
Al final, los separa y lo toma en brazos.
- ¡Ya basta! ¡¿Qué haces aquí, Ranma?!
- Vengo a explicarte...
- ¡Yo no quiero saber nada de ti! ¡Ya no eres nada conmigo!
- Eso no es verdad. El hilo...
- ¡El hilo lo ha dejado claro! No estás destinado a mi...
- Mentira. Mira tu mano. Sí lo estás...
Los ojos de Akane brillan, está a punto de llorar. Contradecida, mira su mano mientras Ryoga intenta que no lo haga, pero es en vano.
Entonces, cuando ve el hilo rojo en su meñique, y que este se alarga hasta el de Ranma, que se lo está mostrando con una sonrisa, rompe a llorar por la alegría y el alivio.
- Sólo no estamos unidos cuando me convierto en chica. - le cuenta mientras la abraza. - Tiene su lógica. Siendo dos chicas... ¿no seríamos una extraña pareja?

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