•09•
¿Qué? Acababa de decir... ¿Qué?
-¿Por qué?- Pregunté anonadado.
-Al parecer no era suficiente para satisfacer sus patéticas necesidades y Deku si lo hace.- Su voz peligraba en romperse aunque sabía que no dejaría que nadie lo viera así.- Y lo hizo por un año entero mientras salíamos.
-Oh...- No sabía que decir. ¿"Lo lamento"? Pero...en parte me sentía bien. Me odiaba por sentirme así.- yo... creo que es mejor, él no te merece.-
Declaré con firmeza. No tenía ni idea de lo mucho que le dolía pero le diría la verdad. No lo merecía nadie.
Ambos nos quedamos en silencio, gracias a aquel aparato ruidoso pude notar que mis latidos iban lento. Era un sonido demasiado molesto.
-Fui un idiota por alejarte ¿Sabes?- Sonreí con la fuerza que tenía.
-No, no lo eres.- Interrumpí lo que fuera que iba a decir.
-Maldita sea Ei, déjame terminar, estuve toda la noche escribiendo y recordando esto.- Su mirada molesta no me provocaba ningún miedo, en su lugar solo sentí que la calidez en mi pecho aumentaba y nuevamente esas "mariposas" en el estómago regresaban a molestar. Era tierno que me llamara así, no lo había hecho en años.
Me encogí de hombros e hice un gesto para que siguiera. Él suspiró.- Fui un verdadero idiota al pensar que podía alejarme de lo que pasaba en mi cabeza, que los pensamientos se irían con el paso del tiempo. Estaba equivocado. Muy estúpidamente equivocado.-
Lo vi bajar la cabeza. Esto me dolió un poco.
-Me di cuenta de lo mucho que te necesitaba ese día, hacemos un buen equipo.- Dudoso y asustado de su reacción estiré un poco el brazo para tocar su mano. Al ver que no se movía y no hacía ningún movimiento brusco traté de llamar su atención alzando más la mano hasta dar un suave tirón a su oreja.- ¿Me vas a dejar terminar de hablar o vas a seguir jodiendo?- Gruñó mirándome con los ojos cristalizados.
Le sonreí de lado y di otro tirón esta vez un poco más fuerte a su oreja para acercarlo a mi. Lo abracé dejando su cabeza cerca de mi clavícula.
Siempre había adorado su cabello, extrañamente suave y esponjoso.
Sentí que me devolvía el abrazo tomando con fuerza mi espalda.
Dolían las heridas abiertas pero poco me importó.
-Tranquilo Suki.- Comencé a acariciar su cabeza. Escuché cómo trataba de no sollozar.- Tranquilo.-
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