Entonces conocí a Mina Ashido.

Esa chica era el positivismo y la energía de cuatro cafés cargados acumulada. Tenía el cabello rosado y sus extraños ojos de pupila amarilla.
Era justo lo contrario a mí en ese entonces, un pequeño niño de cabello azabache, sin amigos, poco sociable, callado y tímido.

Estábamos en la primaria si mal no recuerdo, yo estaba sentado en una banca del patio buscando a mi "Alma gemela". Ella se me acercó con tres amigas suyas de las que no me acuerdo bien y comenzó a platicar conmigo como si fuésemos amigos de toda la vida.

Por años su presencia alegraba hasta mi día más "emo", entonces empecé a sentir como si fuera ella. Como si fuera ella la que estuviera en el extremo de aquel hilo rojo.

Cambié mi personalidad y mi apariencia, a mitades de secundaria, teñí mi cabello de rojo y me intenté volver más como ella; alegre y energética.  El pequeño Eijiro miedoso y con cero habilidades sociales no le volvería a molestar. No mientras siguiera con la idea de encontrarme con mi otra mitad.

Fue la primera persona de la que me llegué a enamorar y sentí una necesidad bastante fuerte de seguirla a donde fuera.

Incluso a la prestigiosa preparatoria U.A.