Los chicos caminaban por todo el ministerio en busca de Sirius.

—Creo que es por acá, chicos—comentó Max.

—No lo creo—dijo Hermione.

—Nadie pidió tu opinión, sangre sucia—respondió Max. Todos lo miraban sorprendido. Ron le apuntó con su varita...

—No vuelvas a decirle eso a Hermione ni a nadie otra vez—agregó Ron furioso...

La víctima que seguía secuestrado veía en aquella bola de cristal todo lo ocurrido.

Trataba de hablar, y salirse de aquel hechizo que lo tenía atado. Pero era muy fuerte. Llantos de dolor salían de sus ojos.

Voldemort llegó donde la víctima... Y se puso al frente de él.

—Tu brazo, por favor—se negó la persona—Dije tu brazo.

El brazo de la persona salió donde él y Voldemort con su varita le dio a la marca tenebrosa. La marca donde estaban convocando a los mortifagos, se puso muy roja. Voldemort cortó lentamente un poco del brazo del chico, haciendo que este derramará mucha sangre.

Luego dio un movimiento en su varita y la sangre desapareció en un humo negro...

Snape estaba en Hogwarts, le habían avisado que su hijo no estaba por ningún lado. Y lo había visto hoy temprano.

Trató de calmarse y quería terminar una conversación con él. Mientras se preparaba un té, vio un humo negro entrar por la ventana.

Un destello de pánico llegó hacia él, ya era tarde para sacar su varita.

Aquel humo se introdujo en su marca escondida, haciéndole sentir mucho dolor. Era algo indescriptible.

Gritó y gritó, hasta que sin pensarlo, se convirtió en lo mismo que había visto, llevándolo a la nada.

—Chicos, ya llegamos—dijo Harry mirando alrededor. Veían muchas bolas de cristal.

—No me siento bien—dijo Max a punto de vomitar.

—Ahora no, tenemos que acabar con esto—respondió Ginny algo cortante por lo que le había dicho a Hermione.

Max solo corrió, desapareciéndose, unos hombres con capucha aparecieron alrededor de todos.

Harry consiguió lo que buscaba, todos corrían para salvar sus vidas...

—Devuélvemelo—decían los mortifagos apareciendo de la nada.

—No.

Entre hechizos y hechizos lograron salir de todo, necesitaban encontrar la salidad.. Vieron un pequeño camino donde se metieron todos.

Los chicos no veían a Max, y temían que le hubiera ocurrido algo, no tenían opción... Lo tendrían que dejar.

Estaban a punto de salir, cuando los mismos humos negros habían tomado a cada uno de los participantes del ejército de Dumbledore.

Todos estaban atrapados, aguantados por los mortifagos.

En ese momento llegó Max, que se veía muy tranquilo.

—Escapa—gritó Luna.

Él solo sonreía, caminando a donde uno de los mortifagos, le dio un pequeño beso en la mejilla.

—¿Qué rayos está pasando aquí? Por las barbas de Merlín—Neville estaba confundido.

Max caminaba donde cada uno de ellos y los observaba.

—Traicionero—gritó Harry—Nunca debimos confiar en un Slytherin.

No le respondió.

Max se acercó a Harry y también le dio un pequeño beso, solo que estaba vez en los labios del joven.

Este escupió del asco..Trató de escaparse de las manos del mortifago y no pudo.

—Ahora te mato, yo si te mato—Ginny decía furiosa.

Max seguía caminado cada vez más con una risa inquietante.

Les enseñó el brazo a todos y estaban muy sorprendidos...

Voldemort se pegó a la bola de cristal para ver la escena, reía con maldad.

Entre gritos de los mortifagos y de los chicos.
Max empezó a cambiar, su piel se movía, su pelo crecía y su estatura empezó a disminuir.

Un mortifago se lo quiso llevar, pero no le dio el tiempo.

—¡Sabrina!—todos gritaron sorprendido.

—Hija—gritó un mortifago para llevársela.

—¡Qué Estupida la chica!—Voldemort dijo furioso rompiendo aquel medio de comunicación.El plan no había servido del completo—Oh Max, creo que te salvaste por ahora... Veremos si tus amigos te salvan esta vez—Max no pudo ver que había pasado, solo escuchó el nombre de Sabrina muy alto .

¿Vino a ayudarlos? No sabía, solo que Voldemort estaba muy molesto y venía hacia él...

Max trataba de gritar cada vez más fuerte, y más aún cuando vio como un humo negro iba a entrar por la ventana de aquel extraño edificio.