Maldición final
Un grito desgarrador salió del interior de Max. El cuerpo de la persona que más quería, iba cayendo lentamente al piso.
El joven no sabía cómo reaccionar, Snape lo observaba a Max con un dolor inmenso. No entendía cómo había todavía sobrevivido a aquel hechizo.
—Papá, no te vayas. ¿Quién me cuidara después de todo este tiempo?
—Después de todo este tiempo, Siempre te cuidaré.... Siempre—dijo con su último aliento.
Voldemort reía sin parar, Max cayó al suelo. No tenía ganas de vivir más, su padre se había muerto. Se sentía débil, sintió como su corazón se rompía en miles de pedazos.
No escuchaba nada a su alrededor, solo tenía un extraño pito que retumbaba su oído.
Su cuerpo ya había cambiado físicamente al de él. Estaba acostado encima del cádaver de su querido padre.
—No te preocupes, Max—Voldemort le sonrió—La profecía no acaba aquí, tienes que cumplirla.
Voldemort agitó su varita y sacó de la marca de Snape aquel humo negro que se le había introducido. Con unas breves palabras se introdujo todo ese polvo a los adentros de Max.
Una magia oscura estaba evadiendo todo su interior. Trataba de deshacerse de ella, pero no tenía fuerza. Veía a su padre con sus ojos oscuros mirándolo con una sonrisa un poco triste.
Max se dio por vencido, ya no tenía con que luchar, ya no era nada. Se había convertido en un huérfano de nuevo. Y a nadie le importaría que le fuera a pasar de aquí en adelante. No tenía nada, no era nada y no sabía a dónde ir.
Max se levanta y levanta sus manos, recibiendo todo el poder que Voldemort le estaba pasando.
La mente de Max tenía un montón de hechizos siniestros, listos para invocarlos.
Max no era ya el chico bueno que deseaba ser toda su vida, tenía pensamientos malos y tenía en su mente una persona... Harry Potter, listo para acabar con él.
En un solo segundo, Max se convirtió en un humo negro llegando a otra parte del ministerio.
Allí estaba el chico, Max se escondió.
Voldemort había llegado atrás, pero este se dejó ver.
—Harry Potter, el niño que vivió y que estará a punto de morir hoy.
—Mataron a Sirius, y no se los perdonaré—Harry estaba a punto de atacar cuando Dumbledore se le cruza al frente, defendiéndolo y batallando con Voldemort.
Entre hechizos y más hechizos, Max escuchó aquella voz de antes.
"Ahora".
Salió de su escondite mirando a Harry...
—Max,¿eres el verdadero?—sospechó Harry por lo ocurrido antes.
—Si—le respondió—tenemos que salir de aquí.
Harry afirmó—Busquemos a los demás.
—Tenemos que salir de aquí, todos menos tú—dijo Max como si lo estuvieran controlando aún más— Mi misión es matarte. Lo dice en la profecía.
Max sacó su varita y dejó salir un hechizo.
—Avada Kedavra..
Harry reaccionó enseguida,—Expelliarmus.
Los dos hechizos se cruzaron y un destello de luz salía de ambas varitas, una luz inmensa se estaba creando.
Harry escuchaba las voces de sus seres queridos, vio a su alrededor a su padre y madre y a su padrino, Sirius.
Max tenía tanta maldad adentro.
—Cariño, se fuerte—era una voz angelical—Mamá te quiere.
Y la vio, su madre le sonreía. Le traía mucha paz, Max trataba de deshacerse de nuevo de aquel hechizo. La maldición que tenía se estaba dando cuenta, y no lo dejo ir tan fácil.
Su padre Snape apareció a su lado,—Hijo, estamos bien ahora, tienes que hacer tu parte. Busca la fuerza en ti y has el bien. Estamos orgullosos de ti, no te rindas ahora.
Max vio algo extraño que no entendía. Vio diferentes objetos en diferentes partes del mundo mágico. Buscó en su interior aquella fuerza y dejó fluir sus habilidades.
Quería decir una palabra, y trataba de controlar su cuerpo.
—H-Ho-Horrocrux—lo logró. Y de su mente salían donde estaba cada uno de ellos.
Los espíritus de ambos familiares se desaparecieron, solo unos segundos habían pasado y estaban con cada uno de los extraños objetos.
Max no dejaba de invocar el hechizo que hacía, Harry estaba cada vez más debilitado, no daba para más.
El rayo de luz de la varita de Max, estaba arrasando con la de Harry. Estaba a punto de cumplir la profecía.
Los espíritus de sus familiares, se observaron. Con solo una mirada, cada uno de los objetos se detuvo.
Un humo inmenso se formó, dejando a un lado cada hechizo invocado. Los familiares se despidieron mientras se desvanecían junto a aquella oscuridad.
La varita de Max salió para otro lado, al igual que la de Harry. Cada uno fue en busca de ella...
—Accio varita—dijeron ambos.
Y tras el humo, siguieron con sus hechizos. Voldemort aparece al lado de Max y Dumbledore al lado de Harry.
Voldemort estaba debilitado.
"¿Quién me pudo hacer algo así? ¿Cómo es posible?" Le dijo a Max por la mente.
—¿Qué esperas, mátalo?
Max mandó la varita de Harry al otro lado del largo pasillo.
Voldemort atacó a Dumbledore, y Dumbledore esquivó el hechizo con facilidad.
"Mátalo". Fue lo único que escuchaba en su mente.
Max lo iba a hacer. Vio en su mente su familia, a sus amigos, y a su gran compañero Draco.
Y en solo segundos lo hizo. Aquel hechizo había salido de su varita.
Harry no caía al suelo, Dumbledore tampoco, Voldemort si.
Todos los horrocruxes habían sido destruidos, por sus familiares que ya no estaban con ellos físicamente, pero si en sus corazones.
—¿Cómo pudiste? Nooooo—gritó mientras se despellejaba en cantos y se desaparecía.
Max controlaba su cuerpo perfectamente, estaba agitado, con una respiración pesada. No escuchaba voces ni nada igual. Sintió un alivio en su corazón.
Se tiró al piso y se quedó allí por un buen tiempo, lo mismo hizo Harry.
Dumbledore estaba como una diva esperando que todos llegaran, los del ministerio habían visto todo. Y creyeron por una vez lo que sucedía.
Todos los chicos, habían aparecido y comentaban de lo ocurrido.
Los otros dos, Harry y Max estaban agradecido por una parte, pero tristes por otra, porque cada uno había perdido lo último que le quedaba en la tierra. Severus y Sirius.
Draco había aparecido de la nada, se dirigió donde Max y le dio un gran abrazo. No le importaba si los chicos de Gryffindor lo observaban. Había sacado esa parte tierna de él que no podía sacar en Hogwarts.
Max necesitaba el abrazo, se levanto y ambos se quedaron juntos abrazados.
—No te preocupes, me salvaste la vida a mi—dijo Draco entre lágrimas—Ahora yo te cuidaré y te salvaré la tuya..
La prensa y todo había llegado.
Se había acabado todo, Max sentía pena, pero sabía que había hecho lo correcto y había salvado al mundo entero.
Voldemort ya no estaba más con ninguno de ellos. Y no dominaría a otra pobre víctima, ni con profecía ni con nada.
Max solo se dejó caer en el abrazo de Draco y dejó olvidar todo lo ocurrido por algunos minutos. Ya era libre de aquella maldición.
Ahora tenía que decidir qué hacer con su vida.
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Falta el Epílogo , espero que lo hayan disfrutado y gracias por leer mi historia. Por sus comentarios y votos. Gracias por todo el apoyo.
Seguiremos juntos después de todo este tiempo. Siempre
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