La mansión de los Malfoy
¿Por qué tenían que escogerle su vida? ¿Por qué tenían que controlarlo de una forma cruel? Era como si fuera un elfo domestico recibiendo órdenes por el resto de su vida.
El joven rubio se dirigió arriba. Observó a un chico abajo, que ignoró por algunos segundos. Su mirada estaba perdida en sus pensamientos.
Max estaba listo para escapar. Lo siguió disimuladamente hacia la puerta y al abrirla habían unos guardias parados al frente. Estaba rodeado, no podía hacer nada, solo tenía que esperar hasta la noche.
Miró un reloj que había en una de las paredes y este marcaba las tres y media de la tarde. Habían pasado varias horas allí encerrado.
Tenía que volver hacia arriba y quedarse encerrado en uno de los cuartos hasta que todos se fueran.
Subió las escaleras disimuladamente y lo siguió por el largo pasillo en busca de la puerta correcta donde se había escondido.
Al subir estaba a punto de entrar cuando el chico rubio lo sorprendió por detrás.
—¿Así que tú eres de la familia Montleys? —comentó estrechando su mano. Max se quedó pálido del asombro lo habían cachado, pero esa era la excusa correcta para escapar de allí.
—S-si.—respondió Max temblando. ¿No sabía quiénes eran los Montleys ni siquiera.—Sí, pero me tengo que...—lo interrumpió Draco.
—¿Cómo que te tienes que ir? Me dijeron que te quedarías un rato, tus padres están en la reunión. Por cierto, me encanta tu camisa de Slytherin. Me dijeron que vendrías de traslado de Durmstrang—Draco sonrió por aquella camisa.— Yo tengo una igual.
Max estaba más que nervioso, iba a ser su fin, se empezaba a poner muy rojo. No sabía qué responderle y menos que era Durmstrang.
—Si, es- esta mar-marca de ropa está de moda.—su voz temblaba, ¿y si se daba cuenta que él no era ningún Montleys?¿Y qué la camisa era de él?
—¿Marca? Esta camisa no las dan en Hogwarts, no las dan cada año, pero bueno, olvida eso, vamos para mi cuarto quiero enseñarte unos trucos que he practicado para el regreso a clases mañana.
Los dos chicos entraron a aquel cuarto que Max conocía. Pues ya había estado allí antes y había tomado la ropa más leído el diario.
El joven se sentó en el borde de la cama verde, mientras que Draco tomaba un palo negro.
— Se supone que si agito mi varita de esta forma, salga el hechizo.
Max no aguantaba la risa, este adolescente tenía la cabeza afectada, creía en la magia a esa edad. Y con los trucos de magia que le iba a enseñar, esto iba a ser muy divertido para Max.
Solo le importaba hacer por lo menos feliz al chico por una vez, había escuchado aquello de que tenía que ayudar a matar a un Harry y eso no le gusto. Max solo afirmó y le siguió el juego.
—Mira.— a continuación , Draco movía la varita y una luz roja salió de ella. Max tenía la boca abierta, qué rayos estaba pasando. Estaba confundido... Tenía que ser una broma.
No creía lo que estaba viendo. Sintió como su cabeza daba vuelta, estaba aún más confundido. ¿Cómo hizo aquello?
—Im-Impresionante.—comentó con voz entrecortada del asombro.
—Lo sé. Lo hice yo, ahora hazlo tú.
Max no sabia como hacer nada de eso. Podía limpiar el patio, arreglar carros, cocinar, hasta curar personas, pero hacer un movimiento con la supuesta "varita" y que saliera la luz roja, no...
—¿Qué esperas? Hazlo.—Draco decía impaciente mientras esperaba que Max sacara su varita mágica.
—Es que no tengo...— un silencio se formó en el cuarto verde.
—¡Cómo que no tienes! —el asombro de Draco, asusto a Max.—Todo mago tiene una...
—Si, pero la mía ... La mía está en casa.—agregó rápido y parece que funcionó. Porque Draco guardó la de él decepcionado y se sentó al lado.
Los minutos pasaban y ellos hablaron de varias cosas. Max estaba más confundido aún, el chico actuaba diferente a como lo había visto antes... Lastimado, tranquilo, pero ahora era egoísta y solo pensaba en lo que debía hacer así creyéndose que su familia era de las mejores.
Max estaba apunto de darle un golpe para que no mintiera con él. Si podía ver cómo sufría el chico de ojos grises.
—¿Oye, cuál es tu equipo favorito de Quidditch?
¿Qué era un Quidditch? Tenía que ser un tipo de asociación o deporte ya que era como un equipo.... Max no entendía nada de eso, estaba en el mismo mundo de ellos, pero no entendía nada de lo que hablaban, ni lo que hacían.
—Eh, no lo sé.
—¿Cómo que no lo sabes? Necesitas ayuda en serio, amigo. ¡Que muggle eres!
¿Muggle? ¿Era un nuevo tipo de insulto?
"¡Tock, Tock!" La puerta gris había sonado, Max no quería que lo descubrieran...
Mientras la puerta se abría lentamente vio aquella criatura que había visto antes.
Un gran brinco dio del susto, ¿qué era aquella criatura baja de ojos grandes y brillantes?
—Joven Malfoy, lo están esperando abajo.— la criatura antes de irse, hizo una reverencia exagerada casi tocando el piso.
—Espérame aquí, toma lee el profeta mientras verifico quien me busca.—Draco le tiro un periódico. Max lo empezó a leer y no creía lo que veía, las fotos se estaban moviendo. Max parpadeó , no se sentía cansado. ¿A caso la comida que había ingerido horas atrás estaba drogada?
Tenía que salir pronto del manicomio donde estaba. Abrió la puerta lentamente y camino de cuclillas hasta las escaleras. Allí abajo estaba Draco y otro niño más o menos de su edad.
—No es posible. Si el hijo de los Montleys está arriba conmigo.
—Pues te habrás confundido, que bruto eres Draquito. —decía el joven que Max se hizo pasar con desprecio.— Como yo, ninguno.—Eran muy diferentes a la verdad.
—No creo, aquel tendrá un mejor apellido por lo que veo. Era inteligente y genial. Tú con tu apellido no llegas ni a Crabbe y Goyle y esa categoría es muy baja.
Max no pudo aguantar la risa. Estos dos chicos se voltearon en busca del ruido, pero no dejo que lo vieran. No sabía porque se reía, ahora sí estaba en apuros.
Los dos chicos mientras seguían peleando, subieron por las escaleras...
¿Dónde está el otro chico? ¡Te tomaron el pelo! Eso era lo que escuchaba por los pasillos. Trataba de abrir algunas puertas y estas, estaban cerradas. Además se veían muy siniestras . Peor que la casa donde se estaba quedando.
Al final, llegó a donde estaba aquel baúl donde se había metido, aquel que lo llevó a esta casa de locos.
Max solo se quería ir, tenía miedo, estaba en una casa de locos mafiosos que si lo veían por impostor lo mataban.
Entró al cuarto de visita y buscó por donde esconderse. Debajo de la cama era el más seguro, rápido se tiró y acomodo la sabana que había arriba para tapar su cuerpo.
Ya era de noche porque todo se puso oscuro. Escuchaba ruido de que alguien se había metido a la casa y era un Slytherin.
Max tenía miedo y tenía muchas ganas de ir al baño. No sabía dónde estaba y tenía que orinar...
Sentía que iba a explotar. Asomó su cabeza y pudo observar un recipiente , era un frasco...
Salió de su escondite y rápido fue donde el.
...
Todo se puso feliz, ya se sentía mejor. Se volvió a esconder, y unos pasos se aproximaban.
La puerta se abrió y Max sostuvo la respiración.
Solo por un pequeño espacio, pudo ver unos zapatos negros brillosos.
Sí, era el tal Snape, uno de sus vecinos.
Los zapatos lo siguieron a la mesa y Max pudo ver cómo este sostenía un vaso. Sus ojos se abrieron más grande que la criatura que había visto horas atrás.
El tal Snape empezó a probar un poco de el líquido, específicamente orín del chico.
Max hacia muecas con su lengua. Al ver cómo este se lo tomaba. Luego se dio cuenta de lo que tomaba y dejo caer todo.
—¿Quién rayos hizo esta broma? Se las va a ver conmigo. Suerte que tengo mejores cosas que hacer y me voy mañana.—dijo muy enojado y fríamente. Max sintió como la cama se empezaba a bajar. Tenía que esperar varias horas más, para así esconderse en aquel baúl. Donde lo llevarían a Cokeworth.
Las horas pasaban y solamente Max escuchaba pasos de afuera. Un elfo de esos había venido a traerle comida a el señor que dormía.
Max estaba completamente seguro de que Severus estaba durmiendo. Así que salió cuidadosamente de debajo de la cama y fue a aquel gran plato. Devoró las galletas y vio que la ropa del hombre de pelo negro estaba afuera. No tendría que usar el baúl, ¿pero para qué arriesgarse? Se escondió de bajo de la cama y trató de coger un sueño. Tenía que escapar, y muy pronto.
La mañana llegó y Severus se despertó. Se cambio de ropa y guardo todo en el baúl. Salió del cuarto mientras le decía a alguien que ya podía sacar su maleta.
Ese era el momento perfecto. Max rápido salió cansado de la cama, unas horas más y tendría claustrofobia. Se metió en aquel baúl , lo cerró y espero.
La puerta se volvió a abrir y no se escuchó nada. Max sintió como el baúl lo cargaban de nuevo. Y vio que era hasta la salida, pero allí se detuvo.
—Sev, ¿no vas a desayunar?— comentó una voz femenina.
—No puedo, muchas gracias Narcissa pero me tengo que ir. Solo necesito algo, Polvo Flu para llegar a Hogwarts. No quiero coger el tren.
—Sí, hay. Pero recuerda que no son seguras, sabes que la están velando y van a sospechar de nosotros.
—Tendré mucho cuidado.
Max vio mejor a la señora que estaba hablando y se parecía un poco al chico, tal vez era la madre de Draco. Ella le dio un especie de polvo. Max sabía que era un droga, o eso pensaba. Eran mafiosos, también vendían aquella droga llamada polvo Flu.
El baúl se volvió a mover y lo metieron junto a Severus en la chimenea. El olor a carbón quemado le pasó por la nariz a Max otra vez.
—Hogwarts.
La luz verde volvió a salir. Max pensaba que iba de vuelta a su hogar, pero no era así. Un nuevo mundo estaba por llegarle a su vida. ¿Lo podría soportar? No se sabía, solo que tenían que afrentarse a las consecuencias.
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