Humo negro

—Ava..,—Sabrina lo detuvo.

—¿Qué te pasa?—quiso saber.

—Eso deseo saber yo, ¿te encuentras bien?— pregunto Harry algo confundido.

Max solo corrió, fue a su cuarto y se encerró. No deseaba salir, tenía miedo de causar más daños.. Se odiaba aunque no tuviera la culpa de lo que le pasaba.

No era él completamente. Mientras estaba en su cama, leía un libro que había conseguido en la biblioteca, en una pequeña área muggle que había.

Leía El principito... Trataba de meterse en la vida del personaje y olvidarse de todo, se le hacía imposible despejar la mente. Dejó el libro y se acostó mirando el techo.

No le importaba mucho la final de Quidditch que tanto estaban anunciando para hoy. Quería imaginar que todo era una gran pesadilla y cuando abriera los ojos, estuviera en la casa de CokeWorth tirado tratando de sobrevivir y sin saber nada de la magia.

Minutos pensando en la final, se recordó que Draco jugaba y se animó a ir, algo le debía. Sin ánimo, se dio una ducha y se cambió de ropa para apoyar a Slytherin.

Caminaba lento por el pasillo, tratando de no encontrarse a nadie, no quería ser una amenaza para nadie. Además de que quería evitar encontrarse con su padre. No quería escuchar diferentes tipos de preguntas.

Estaba a punto de salir para el patio, hasta que Sabrina le apareció al frente.

—Hola—fue lo único que dijo.

—¿Hola?—Max dio una pausa a punto de explotar de la rabia,—Me abandonaste no sé dónde, estaba al frente de la persona más mala que puedes ver y te vi allí. Espero que no tengas que ver nada con esto.

—¿De qué hablas?—dijo confundida, luego empezó a sollozar—Es- es mi hermana gemela.

—¿Tú qué rayos?

Ella solo observaba el piso de mármol,—Si. No estudia aquí, es una larga historia, de la cual no puedo hablar,—Sabrina se le lanzó a Max dandole un fuerte abrazo.

Max solo se atraía más a ella, como si fuera un imán. No controlaba sus impulsos, ni su mente. No quería hacer lo que iba a hacer adelante. Se iba a arrepentir, pero necesitaba hacerlo. No sabía si lo que sentía era por su corazón o era una jugada mala.

Y sin pensarlo, le dio un beso lento a Sabrina.

La chica lo disfrutaba con pasión.

—¡Qué rayos pasa aquí!— ambos se separaron, observando a un Draco enojado.—Max, como pudiste hacer esto.

Draco corrió furioso... ¿Qué le pasaba?

Eran amigos, aunque Max sabía bien claro que a Draco no le caía nada de bien Sabrina.

Max se fue y Sabrina solo sonreía con una sonrisa de victoria. No sabía lo que tramaba la chica, pero pronto lo iba a descubrir.

Max mientras se alejaba de ella, iba tomando conciencia. ¿Acaso le di un beso? Pensaba. Él no sentía casi nada por ella, sabía que era linda, pero no para llegar a esos extremos.

Luego pensó en algo...

"No podía ser, Voldemort está enamorado de Sabrina... Voldemort y Sabrina estaban sentados en un árbol,besandose, se quieren, se aman, se adoran, se besan, se pasan el chicle, se tocan sus partes, son novios". Cantó en su mente Max con una canción muggle que decían en el orfanato que estuvo. Tenía que sacar algo bueno de todo esto.

"Claro que no, basta". Le respondió Voldemort en la mente.

"Claro que si....
Que no.
Que si.

Ya verás, el que ríe último, ríe mejor"...

Max en busca de Draco, perdió su sonrisa de repente. Unas palabras se escucharon y Max salió en un humo negro a no sabía dónde...

...

Días pasaron, los de el ejército de Dumbledore estaban listos para ir a su misión. Tenían que adelantarla por Sirius..

Max estaba preparado, todos lo que iban estaban listo para ir al ministerio de magia.

—Hermione, querida, ya nos vamos—Max le dijo mientras todos estaban escapando.

Los minutos pasaban y ellos habían llegado al ministerio de magia.

—Yo sé dónde queda el lugar de tu sueño, Harry—. La voz de Max sonaba extraña.

Todos lo observaron atentamente..

—Estoy enferma, perdón, enfermo...

Luna se quedaba mirándolo detenidamente.. Se le hacía raro algo.

Los chicos iban llegando a su fin mortal...

—Suéltenme, suéltenme... Déjenlos libres..

—No, querido amigo...,—Tus lindos amigos tendrán que morir pronto, y tú me ayudarás..—Voldemort comentó mientras que veía a los chicos caminar por la bola de cristal,—Ay Max, gracias por conducirlos.

Un grito se escuchó y Voldemort usó su varita para cubrirle la boca a la víctima amarrada..

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