Descubrimiento
¿Qué le ocurría? No podía ser aquel débil de nuevo, por lo menos tenía que disimular. Por más difícil que fuera. Snape se levantó y trató de disimular y cambiar su rostro. La primera parte de la profecía se había cumplido, había acertado. Ese era su Max, ese era su hijo que tuvo que abandonar y ahora estaba aquí, en Hogwarts donde menos quería que estuviera.
Snape miró hacia arriba, para ver qué podía hacer. Observaba en el cielo como su esposa y Lily los miraban. Rápido bajo la vista y observó al joven de nuevo. Este le estaba preguntando si se encontraba bien.
Severus solo afirmó.
—¿Qué haces recorriendo estos pasillos? Tendrías que estar en la sala común.— comentó fríamente, pero casi no podía. Veía parte de él allí, veía parte de su esposa allí. Estaba colapsando y sintió un mareo, estaba a punto de caerse, pero fue fuerte.
—Soy nuevo en esto de la magia. Además no me dijeron donde quedaba mi habitación o una sala común. Unos chicos me ayudaron Hermione, Ron y Harry.— Snape abrió los ojos.
—¡No!—gritó.— No puedes estar con ellos.—comentó de una forma paternal.
Max se sintió confundido.
—Usted puede ser mi profesor. Pero yo me puedo pasar con quien yo quiera, ni que usted fuera mi padre.— Max, no sabia como actuar. Y mucho menos Snape, que al escuchar la contestación se quedó pálido. Mirando a la nada, perdido en aquella palabra, "padre".
—Aquí en Hogwarts somos tu familia. — trató de arreglar las cosas y parece que funcionó. Eres nuevo, solo te aconsejo que te pases con los de tu casa por tu bien.
Max sonrió. Era la primera vez que le decían eso y se preocupaban por él, aunque le molesto un poco eso de que le dijeran con quién pasarse. Nunca en su vida le habían dicho cosas así, ya no se sentía solo en este lugar. Había conseguido un lugar genial en donde estudiar y quedarse, había descubierto que era un mago y aún no se lo creía. Todo pasó tan rápido, de una manera muy extraño, pero genial.
—Ahora , señor Max, me dirá usted su apellido.
—No tengo. Nunca me adoptaron, nunca me dijeron quién era, nunca supe de mis verdaderos padres. Lo siento, soy solo Max.— agregó triste. Tenía razón, había descubierto solo una parte de él. No sabía con plenitud quién era en serio, ni una pista de sus padres al menos. ¿Qué otras cosas tenía que saber de él?
Snape le había dolido mucho aquellas palabras, Max había sufrido demasiado. No tenía a sus padres y era doloroso, pero ahora lo tenía y Snape no lo podía decir.
El adulto de ropa negra se llevó al joven. En el camino llegaron a una pared de mármol.
—Esto es lo que tendrás que decir cuando llegues aquí, detrás de esto, está la sala común.—Max observó asombrado, ¿cómo iba a estar detrás de una pared? Estaba ansioso por seguir descubriendo asombrosas cosas en el castillo.— Sangre limpia.
La pared se empezó a abrir y un gran cuarto plateado y verde se observó.
—Hasta aquí te dejo, los cuartos están arriba. Por ahora queda una cama vacía en los del quinto curso. Busca la puerta y listo.
Max estaba tan sorprendido, tenía hasta un cristal para ver el lago, veía criaturas nadar por ahí. Los sillones eran tan lindos, tan finos, tenía grandes mesas y era algo agradable para Max. Era el lugar más asombroso o por lo menos el cuarto más asombroso que tuviera en su vida.
Snape iba a irse y Max lo llamó.
—Snape, muchas gracias, en serio. —Este se acercó donde él y le dio la mano. Snape sintió una corriente, quería sonreír por lo menos, su piel pálida y dura se ablandó un poco, se limitó a darle la mano dudando. Era algo mágico, el joven necesitaba más y lo abrazó. Estaba tan agradecido, y todos gracias a él. Si no se hubiese metido en el baúl no estuviera allí.
Snape, dio una sonrisa, su hijo lo estaba abrazando en vivo y a todo color. Su corazón negro se empezó a aclarar de nuevo, ya no veía todo negro, veía blanco, veía luz.
Snape no podía ablandar demasiado, rápido lo soltó.
—Buenas noches—así mismo salió.
Max pensó que había hecho algo malo. No sabía, se había sentido despreciado, solo de nuevo contra el mundo. Lo que él no sabía era que aquel sujeto extraño, aquel hombre sin sentimiento lo quería más que nada en el mundo.
Snape se había ido y tenía que hablar de esto con Dumbledore.
Max se había quedado en la sala común de Slytherin. Se sentó en uno de los sillones negros luego brincó en ellos de la felicidad y luego fue a ver dónde estaban los cuartos.
Iba caminando por unas puertas y llegó al del quinto año. Max sabía que aquel era el cuarto y si no lo bajaron de grado, sabía que allí era donde pertenecía en quinto año.
Abrió la puerta lentamente y se encontró para su sorpresa varías ropa y cosas en una de las camas vacía.
Sonrió por todo lo que le habían dejado, pero para su sorpresa dejó la sonrisa atrás y miró a Draco y sus amigos que estaban durmiendo.
No quería tener problemas con ellos. Lo que tenían que tener claro era que si se metían con él, se las iban a pagar muy caro, no le gusta los problemas. Siempre deseaba ser lo más bueno posible con todos, si los demás no querían eso con él...Adiós inocencia. Además, él observaba la caras de todos aquellos chicos de papi y mami, sabía que ninguno era pobre y todos tenían un buen hogar.
Max se cambio con un pijamas. La camisa que tenía de Slytherin , la doblo y se la puse en el baúl de Draco.
Luego se acostó en la cama y se arropó con la sabana verde. Pensando en las grandes aventuras que iba a tener en Hogwarts.
...
—¿Qué hace este aquí?— Max estaba escuchando como peleaban o discutían con alguien. Se sentía tan cómodo en aquella cama y no deseaba salir. Luego sintió como unas manos le empezaban a dar.
—¡Despierta!—Max se despertó encontrándose con el chico rubio.—¿Qué haces en nuestro cuarto?
—Snape me envió aquí, además estoy en tu mismo curso y estoy en tu casa también, entiendo yo.—le decía tranquilamente, de una forma obvia.—Ahora sí me disculpas, me tengo que ir.
Max dejó a Draco que siguiera peleando solo, tomó su ropa y lo necesario para estar limpio. Buscó los baños y lo consiguió. Se lavó los dientes y se fue a dar un baño, hace tiempo que no se daba uno normal. Se cambio con una ropa que había y lo siguió perdido hacia el gran comedor.
Durante varios minutos buscando el lugar, se encontró con una chica rubia y algo extraña. Esta leía una revista distraída, decía: "El quisquilloso".
Ella choca con Max haciendo que la revista cayera al suelo.
—Oh, lo siento.— dijo Max aunque la culpa fuera de esa chica.
La chica se quedo mirándolo fijamente. Max se sentía acosado y se ruborizó.
—Hola, soy Luna. Tú debes ser Max. —dijo mientras le daba un ejemplar de la revista que estaba leyendo.—Léela cuando puedas.
Luna se alejó dejando al chico algo extraño. Solo tomó aquella extraña revista de locos y vio cómo se movían las imágenes. Seguía pensando que en el aire había un tipo de droga. No sé lo creía. Max pudo llegar al gran comedor, mientras sostenía su revista del quisquilloso. Se sentó en su mesa, habían tantas cosas por desayunar, tocino , huevo, avena, galletas, emparedados, panqueques y muchas cosas que Max nunca había probado.
Él decidió por unas tostadas de mermeladas y luego unos tocinos. Mientras comía, Draco se le sentó al lado.
—Estas en mi espacio, por si no lo sabias.
Max dejó su comida al lado. Y lo observó enojado.
—Que yo sepa, aquí no dice Draco Malfoy...
Todos los chicos del comedor lo observaban. Entre ellos, Harry, Ron y Hermione que se acercaron.
—Si, déjalo Malfoy.—dijo Ron furioso.—Ni porque es de tu misma casa.
—Nadie pidió la opinión de gente pobre y traicionera de la sangre—dice mientras mira a la chica.
Ron, Hermione y Harry seguían allí y más furioso.
—No le digas así, será pobre, pero es una de las más geniales personas que he conocido hasta el momento. No te burles de nadie, porque no piensas en ti, en el trabajo que no quieres hacer...¿Te recuerdas?—Draco abrió los ojos y se quedó sorprendido por lo que había escuchado. ¿Cómo él sabía del trabajo? ¿Cómo él sabía que Draco no quería ser un mortifago?
El chico rubio cambió rápido su cara a una de enojada y se fue amenazándolo de que se lo diría a su padre. Los otros tres chicos se quedaron también sorprendidos.
—¿Cómo lo hiciste?— preguntó Hermione.
—El punto es no seguir insultándose entre sí. Hay personas que eso es lo que buscan, si tratan de hablar tranquilamente o recordarles algo que ellos no quieren recordar . Tal vez se den cuenta del daño que están haciendo y la causa que eso conlleva.— los tres chicos se sorprendieron aún más.
—¡Wow! Eres tan bueno y sabes mucho que lastima que no estés en nuestra casa—agregó el chico de espejuelos.
—La vida me enseñó. Ahora me tengo que ir, ¿saben dónde queda la oficina de Dumbledore?—Harry miró enojado, parece que Dumbledore tenía que ver algo con él.
—Sí.—Harry le explicó donde quedaba y que tenía que decir. Max se dirigió hasta allí, y entro por una gárgola luego de haberle dicho la clave. La puerta estaba cerrada y se puso a escuchar dos voces.
—Ya no aguanto más, lo veo y me mata.
—¿Pero, estás seguro, Severus? Estas seguro que es ese Max.
—Si, estoy seguro que ese Max es mi hijo.
Max se perdió en sus pensamientos. No era posible, ¿había otro Max en la escuela? ¿Hablaban de él? Sintió un fuerte dolor de nuevo como el del día anterior. Se empezó a debilitar, y tropezó. Parece que Dumbledore y Severus se dieron cuenta. Max salió como pudo por aquellas escaleras, esperando que no se dieran cuenta de quien había escuchado la conversación.
Así salió corriendo, tratando de olvidar aquello.
¿En serio Snape era su padre? ¿Estaba en el mundo mágico haciendo nada por irlo a buscar? ¿Tanto le costaba?
Solo paso dos días y descubrió algo tan grande. ¿Cuántas cosas le estaban ocultado? Deseaba saber todo, aunque fuera muy doloroso..sí de verdad era él a qué se referían o a otro Max.
Las lágrimas empezaron a salir y trató de escapar antes de que lo vieran llorar por aquellos pasillos del castillo.
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