—¿Por qué?— Max necesitaba saber. No quería más mentiras en su vida, deseaba ser feliz.

—No me cuestiones, busca tus cosas y cállate—Snape soltó. La furia lo invadía, estaba muy molesto.

Max quería llorar, quería enfrentarlo. Pero parecía que su padre lo conocía mejor que él mismo.

Max corría por los pasillos y se dirigió a la sala común. Tomo todas sus cosas y las guardo es su maleta.

En ese momento había entrado Draco.

—¿Qué haces? ¿A dónde vas?—dijo sorprendido. Max lo estaba ignorando, hasta que Draco lo tocó.

—No lo sé. Pero mi padre quiere que me vaya, cosas extrañas me están pasando. Escucho voces, tengo miedo.

Todo se puso oscuro para Draco, él sabía que eso no era bueno. Pero tenía un mal presentimiento, había escuchado algo en aquellas extrañas reuniones. Cosas que no había querido escuchar y algo sobre una profecía.

Sintió un miedo terrible, empezó a temblar.

—No- no te preocupes—solo eso pudo decir.

—¿Te sientes bien?— pregunto Max acabando de empacar.

—Si, escapa lo antes posibles, en cuanto llegues envíame cartas con Apolo—dio una débil sonrisa. Quería salvar a su amigo, quería lo mejor para él. Tenía que tomar por una vez en su vida una decisión correcta.

Ambos se despidieron con un apretón de manos.

Max se había ido, no quería despedirse de nadie más o no podía  y no quería que todos se dieran cuenta.

Bajo las escaleras con su baúl y Sabrina había entrado.

—¿Para dónde vas?—pregunto algo curiosa.

—No te lo puedo decir, pero no estaré  por algunos días— ella solo lo observó y no le dio importancia.

Max se giró y en ese instante, Sabrina le puso algo en su baúl. Algo desconocido y extraño, algo que no daba una buena señal.

Él esperaba en la clase de poción, su padre estaba preparando sus cosas y hablando con Dumbledore. Hizo una pequeña carta y la guardo en el caldero de Harry. Esperando que este lo viera, diciéndole que no podía estar en algunas prácticas  para el ejército de Dumbledore.

No le había dicho la razón, pero sí porque estaban pasándole cosas extrañas, escuchaba voces.

Snape había llegado, tenían que irse por el bien de los dos, esperando que nada malo les ocurriera en el camino.

—Adiós Hogwarts.