||Capítulo 5: Entrenamiento||
Se encontraba llegando a la playa junto a su padre, con muchas ganas de seguir durmiendo, pues por primera vez asistiría a los entrenamientos policiales.
Al llegar pudo ver a varios agentes allí.
Aunque le causó un poco de gracia y envidia como unos dormían plácidamente sobre la arena mientras esperaban.
–Levanten el culo nenas–
El Superintendente ya había llegado, y su voz ocasionó que todos los que estaban en la arena se levantarán tan rápido como pudieron.
–Formen fila–
Gustabo estaba alejado de Conway y solo miraba a los demás agentes para imitar lo que hacían.
–Muy bien, Volkov–
–Bien, primero van a calentar trotando por la costa–
Mencionó el de cabello gris.
–El que llegue de últimas se gana un par de porrazos–
Dijo Greco divertido.
–Joder, muevan el culo, ¡Ya!–
El Superintendente y los dos comisarios subieron a un todo terreno para dirigirse al otro extremo.
–Siempre es lo mismo–
Mencionó molesto uno.
Rápidamente todos comenzaron con el trote, disimuladamente empujándome entre ellos y metiéndose el pie, pues claro estaba que nadie quería ganarse un par de porrazos.
Gustabo estaba tan concentrado en su ritmo constante y respiración, que no reaccionó al sentir un pie haciéndolo caer de cara a la arena.
–¡Corramos todos!–
Gritó Brown y comenzaron a correr sacándole ventaja a Gustabo, era el nuevo, así que no les importaba mucho.
Se notaba que no sabían quién era aún.
–¡Gus!–
Horacio que se había percatado ayudó a Gustabo a levantarse.
–¡Joder!–
Se quejó el omega colocándose de pie apoyándose en Horacio.
–¿Estás bien?–
–Si si, gracias Horacio–
Le sonrió.
–Vamos juntos, y cuando lleguemos yo recibiré el porrazo, ya estoy acostumbrado–
–Hombre no, no hace falta, vamos a alcanzar a esos cerdos–
Gustabo tomó la mano de su nuevo amigo.
–¡Vamos!–
Juntos comenzaron a trotar coordinados para ir igual, miraban a sus compañeros a lo lejos, pero igual los notaba que perdían fuerzas para seguir.
–De puta madre–
Dijo Gustabo al pasar frente al cabeza hormiga que le puso el pie y fue el primero en correr.
–¡Vamos Gus que lo logramos!–
Gritó emocionado Horacio.
–¡Recuerda el paso constante!–
Mientras más avanzaban, más compañeros pasaban que ya no podían con ellos mismos, hasta el punto de ser los primeros.
–¡Mira allá está el coche!–
A lo lejos se veía una casita de salvavidas y el todoterreno aparcado, pero no sé veía a los superiores.
–¡Mira un carrito de helados!–
Gustabo miró a Horacio y Horacio a Gustabo, miraron atrás, nadie venía.
Sonrieron cómplices.
–Vamos por un helado–
Corrieron hacia el carrito comprando un par de paletas de fresa.
Siguieron el camino mientras comían sus paletas, al llegar notaron el coche solo.
–¡Llegamos!–
Dijo energético Horacio con Gustabo de la mano.
–¿Y los comisarios y el Super?–
Cuestionó Gustabo con curiosidad.
–Bueno, no lo sé–
Dijo Horacio metiendo su paleta a la boca.
Gustabo solo por ver si estaba abierto el auto, intentó abrir la puerta, y ésta cedió.
–¡Vamos!–
Dijo emocionado Gustabo.
–Aire acondicionado aquí voy–
El alfa y el omega se miraron cómplices y entraron en el coche, poniendo el aire acondicionado y la radio sin pensar en las consecuencias.
–¡Qué coño hacen!–
Se escuchó a los minutos la voz gruesa del Super fuera del coche mientras sacaba su porra.
–Emm, estábamos muy cansados–
Horacio y Gustabo sonrieron nerviosos con los palitos de paleta en la mano, ya las habían terminado.
–Bajen del coche–
Dijo amenazante Conway.
Gustabo y Horacio bajaron mientras Greco y Volkov solo disfrutaban un agua de coco.
El Superintendente estaba apunto de darle con la porra a Horacio cuando Gustabo se interpuso.
–¡No le pegue está chiquito!–
Rápidamente se aferró en un abrazo al de cresta sintiendo el instinto de protección como si Horacio fuese un cachorro, siendo correspondido rápidamente.
–Capullos–
Murmuró.
–Después de esto vendrá algo peor, así que prepárense muñecas–
Dijo Conway acomodando sus gafas de sol.
–Joder–
Dijeron a la vez para sentarse en la arena después de su casi muerte.
Volkov miraba discretamente a Gustabo, Greco le había dicho que él era el pequeño Gustabo de la fotografía, como había crecido el niño.
[•••]
–¡100 más!–
Los agentes se quejaron, ya no podían más con sus vidas.
–Joder–
Dijo Volkov con los brazos cruzados.
–Y así quieren un aumento–
Dijo con molestia el Superintendente, aunque a quien miraba más era a su cachorro, se miraba que ya no podía, pero Gustabo debía hacer el entrenamiento como todos los demás.
Jack Conway es Jack Conway y no tenía piedad.
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Buenasss cómo tan?
Hoy limpié la cocina de mi casa que era un desmadre mientras mi mamá andaba en la Coppel, ahora se ve hasta más grande y me siento feliz uwu 6 horas limpiando a la ñonga JAJA me dolían cabron los pies y la espalda x'd
Pero ya toi bien sisi
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